Partida Rol por web

Nueva York, 3 de enero de 2012

La nieve caía suavemente cubriendo la ciudad de un manto blanco digna de una postal de navidad. Desde la lejanía, la urbe podía parecer silenciosa y tranquila, con los edificios cubiertos de una capa de blanco parecida a la cobertura de azúcar de una tarta. Pero a medida que uno se acercaba, el ruido del tráfico, el sonido de los claxons y las conversaciones en decenas de idiomas distintos rompían la aparente tranquilidad. El 2012 había comenzado con un hecho insólito: el descubrimiento de la existencia de seres que desafiaban las leyes de la física y la razón. Los comics habían cobrado vida. Los personajes que en algún momento alguien soñó una vez eran, efectivamente, reales. Algunos habían aprovechado para afirmar que el fin del mundo tal y como lo conocíamos estaba cerca y era un hecho real. Otros lo veían como la posibilidad de un futuro mejor, del fin de las desigualdades y el comienzo de una realidad utópica. Sólo el tiempo diría quién tendría razón y quien no...

Rachel sonrió a salir de Grand Central Station. La Estación era como se veía en las películas: enorme, dorada, bulliciosa... Un músico tocaba el violín en una esquina y los neoyorkinos pasaban junto a él, ignorandolo. A Rachel, recién llegada de Oklahoma, le parecía la música más bella del mundo. Se acercó al violinista y le dejó un dólar en el sombrero de fieltro que tenía en el suelo. Acababa de llegar y ya estaba perdiendo dinero.

No importa -se dijo. Pronto tendré tanto que no sabré qué hacer con él.

El violinista se lo agradeció con gesto cansado y Rachel salió al exterior. La nieve aún flotaba en aire en copos ligeros, casi deshechos, y caia sobre el manto blanco que ya cubría Manhattan. Una persona normal cogería el metro o el bus para llegar hasta donde estaba el albergue juvenil de Rachel. Ella se quitó los tacones y sintió el asfalto helado bajo sus pies. Una señora sin hogar la miraba extrañaba y parecía pensar: "paleta".

Rachel sonrió una vez más y se lanzó a correr. Al cabo de dos segundos, cruzaba Times Square y enfilaba Broadway (qué ganas tenía de poder ver un musical allí). Esquivando coches y taxis amarillos, alcanzó la 9ª avenida, la cual enfiló a más de 200km/h, casi a plena carrera. Llegó al parque, inmenso y ominoso pero civilizado, no como los de su tierra natal, salvajes, frondosos y desiertos. Se desvió ligeramente para sentir la hierba bajo sus pies descalzos y deceleró en una zona sin gente. Sentía la energía del anillo recorrerla de arriba a abajo. La energía cósmica y aquella sensación que despertaba en ella. Aquella excitacion. Se sorprendió pensando en el violinista. Era mono, tendría que haberle dicho algo...

Volvió a acelerar y en poco tiempo llegó a Holland con la 9ª, su destino, a las puertas del Bronx. Se alisó el vestido, dejó su maleta en el suelo y llamó a la puerta.

DING DONG!

Nueva York. Una ciudad bonita. Hoy me recuerda a mi querida Omsk, sólo que mucho más cálida. 

Creo que nunca me acostumbraré al calor de este país.

He pasado los últimos días transcribiendo las notas de Legión. Sólo que esta vez, las he copiado en clave. Así dará igual que alguien las encuentre, pues lo primero están en ruso, y lo segundo se necesita una palabra clave para descifrarlas. 

La palabra clave es "Génesis", pues de esas notas nací. Nacimos.

Me he ocupado de quemar las notas originales. Las transcritas se encuentran bajo una tabla suelta en el apartamento que he alquilado.

He decidido no volver a Rusia. Allí sólo me quedan malos recuerdos. Sin embargo, en algún momento de mi vida, regresaré a Omsk, y saldaré las cuentas pendientes con la mafia y con las farmaceúticas. Y visitaré la tumba de mi padre.

Sin embargo, el presente es lo que cuenta, y estoy en Nueva York. Una ciudad enferma. De las más enfermas. Es hora de curarla.

Salgo a la calle, y comienzo a caminar despacio hacia el barrio con mala reputación más cercano. Las manos en los bolsillos, ya que aunque tengo manga larga, no me interesa que por lo que sea se me vieran los implantes de las muñecas. 

Seguro que en esta ciudad hay mafias, traficantes y de esas cosas. En todas las hay. Sólo tengo que encontrar un camello y subir en la escala hasta llegar a los jefes.

Luego, los mataré a todos.

 Me levanté de mi cama, mientras la bella adolescente que la compartía conmigo seguía dormida, como un angelito, mientras las sábanas cubría su cuerpo desnudo. Me acerqué a las cortinas, sin llevar nada encima, y me asomé lo justo, para poder ver fuera, sin peligro de que la luz del día despertara a mi apetitosa amante.

 - Un día precioso, me encanta la nieve. - Pensé alegremente, mientras volvía a cerrar las cortinas, tras ver el jardín nevado de mi mansión, que se encontraba en Westchester, condado de Nueva York.

 A continuación volví a la cama y me acosté despacio, para no despertar al pajarito que dormía, boca abajo y con la cara a un lado, mientras respiraba con regularidad... Todavía. Con una sonrisa maliciosa, aparté despacio las sábanas, para admirar su cuerpo desnudo y acariciarlo con suavidad...

 - Hora de desayunar. - Pensé con malicia, mientras me acerqué despacio a ella y pegué mi cuerpo al suyo, para a continuación penetrarla despacio, procurando que no se diera cuenta todavía.

No tarda en acudir a abrirte la puerta una mujer de mediana edad vestida de manera informal. Se te queda mirando de arriba a abajo sin ningún recato antes de decirte.

-¿Desea algo?

Rachel se aparta un mechón rebelde que se empeña en ponerse delante de su ojo derecho, sonríe y contesta:

-¡Si, señora! Me llamo Rachel y he reservado una habitación por internet. ¿Puedo pasar?

La imagen de Rachel es al de la pura candidez. Como si acabara de caerse de un rayo de plata.

Tu caminar sin rumbo te lleva por la calle 68 Oeste hasta llegar a la Central Park Oeste. La larga avenida que transcurre paralela al parque rebosa con el tráfico nocturno de la ciudad. Según decían Nueva York era la ciudad que nunca dormía ¿o era Las Vegas? No estabas seguro. De lo que sí estabas seguro era de que el tipo de mirada huidiza que se encontraba sentado en un banco de la acera, con los árboles del parque a su espalda, no estaba allí por casualidad. Habías visto demasiados de esos cerdos en tu Omsk natal, vendiéndole veneno a los niños.

No había mejor forma de empezar la mañana que de esa manera. Sin embargo, había algo que no te permitía concentrarte del todo. Había algo allí, una presencia en la casa.

Tus sospechas se vieron confirmadas cuando una voz que parecía venir de ninguna parte dijo:

-¿Así es como piensas pasar todo los días en este planeta? -la voz era profunda, retumbante, como el sonido del trueno. La chica a tu lado dio un respingo y soltó un gritito.  

El semblante de la mujer cambió de inmediato a uno mucho más amable.

-¡Claro, Rachel! ¡Te esperábamos para hoy! -la mujer se apartó a un lado para dejarte pasar. El interior del edificio no parecía estar en las mejores condiciones, pero así era en la mayoría de los albergues juveniles-. Disculpa la brusquedad, pero aquí se aprovechan enseguida para intentar colarse y conseguir habitaciones gratis.

La mujer te condujo por un pasillo corto hasta un recibidor hablando para sí misma. Una vez allí, consultó un viejo ordenador que parecía que iba a colapsarse en cualquier momento.

-Aquí está, Rachel Malowitz de Oklahoma. Vienes de muy lejos jovencita ¿qué te trae por aquí? -preguntó mientras buscaba la llave de tu cuarto.

 Miré a mi alrededor, mientras abrazaba a Anne para tranquilizarla... Detestaba que me interrumpiera:

 - Lo que haga en mi tiempo libre es asunto mío, seas quien seas. ¿Quien eres y que quieres, aparte de asustar al personal?. - Pregunté molesto, pero en guardia.

Rachel entró dando saltitos detrás de la señora y tomó buena nota del estado del albergue. Lamentablmente, era todo lo que podía permitirse, y no durante mucho tiempo.

-Bueno, ya sabe... el sueño americano. Quiero triunfar aquí! Tengo que confesarle que es todo como sale por la tele! No lo hubiera imaginado nunca, señora...señora...¿Disculpe, su nombre?

Bueno, es igual, queria preguntarle...¿El desayuno viene incluido en el precio?

Era temprano en el abarrotado laboratorio de Steven. Habia trabajado toda la noche haciendo los ultimos ajustes en la armadura y por fin estaba operativa.

Habia conseguido una sincronizacion mente-maquina de un 96%. Algo para estar orgulloso. 

Por fin estas lista-dijo con satisfaccion- ¡Tu me daras mi venganza!

Tengo el arma, ahora he de buscar con quien emplearla. Lo primero que hare sera sintonizar la radio de la policia por si encuentro alguna pista de algun metahumano operando en mi zona.Mientras intentare buscar en la red todo lo referente a metahumanos. Con un poco de suerte encontrare alguna pista (sobre todo de los 2 responsables de la muerte de Ann) y podre hacer la primera prueba de campo.

Parece que he encontrado lo que buscaba. Parece. Este señor tiene toda la pinta de ser un vendemierda común. Obviamente, puede que sea un vagabundo o un tipo cualquiera, no es plan de partirle la mandíbula nada más verlo. 

Así que lo que hago es ir hasta donde se encuentra y sentarme a su lado con mi típica sonrisa de labios. Es increíble lo seguro que me siento desde que tengo a Legión. Antes no me habría atrevido siquiera a acercarme a un tipo así, por miedo a un navajazo. Ahora se que no puede hacerme nada ¿por qué iba a tener miedo?

Él debería tener miedo.

-¿Que hay, amigo?-digo con mi marcado acento ruso mientras le miro, cuando me siento a su lado, y sin perder mi sonrisa sin dientes. 

Supongo que es ahora cuando me ofrecerá su mierda o me amenazará. Si es una personan normal, que lo dudo, símplemente reaccionará como es debido y me iré a buscar un camello a otro sitio.

Por la calle, en dirección al callejón de la Tercera con Barner St. se dirigía el detective Somerset a tener el último encuentro que necesitaba para uno de los trabajos que necesitaba, porque después del accidente seguían necesitando dinero, no había más verdad que esa.

Y ya no es que durmiera demasiado. Oh, antes no dormía mucho, pero ahora permanecía despierto las 24 horas del día si se le antojaba y podía simplemente "desconectar" sin que su cuerpo hiciese nada parecido al sueño más que relajarse, desacumular el estrés y usar esa función que es una especie de cloaca de todo lo malo del día a día según los expertos. Ya se le había pasado en la mayoría el shock de acostumbrarse a su nuevo y cambiado sistema y se había acostumbrado a regular la fuerza necesaria. Apenas se daba cuenta en determinados detalles como la casi completa insensibilidad al frío y que podía tocar los copos y aun así no sentirlos en las yemas de sus dedos sin un esfuerzo consciente; regular los sentidos había sido una pesadilla en un primer momento, los cinco sentidos y un discutible sexto habían sido magro comparado con los casi 36 que disponía ahora.

"..."

Hay un crío meando en un callejón a cinco manzanas, tres televisores que amenazan con reventar y puedo regular mi vista para captar el calor, enfocar periscopios o adaptar una visión de rayos x mucho menos erótica de lo que sale en las películas. Puedo hacer todo esto y sin embargo no puedo impedir que a veces cuando me levanto me de una rampa donde el músculo se cruce con el metal y vea las estrellas en cinco colores. Penny. Penny y sus amigos, el club de los genios. "Mi pequeña adoptiva me convirtió en Robocop" era algo que no iba a comentar demasiado, sobre todo porque seguía recordándolo demasiado bien. Había sido terrible para los dos, y había tenido que ser una prueba horrible para ella, verle mientras estaba allí, manteniéndole vivo para... para...

Estaba bajo mucha presión, y casin no se acuerda de haberlo hecho. Supongo que es mucho mejor así, no es un recuerdo que creo que quiera tener. Yo no querría tenerlo, con mi edad.

Víctor se encontraba en un lujoso almuerzo, donde se encontraban figuras importantes de negocios, encontrándose caminando entre los demás presentes, buscando evitar perderse un excelente bocadillo que se brindaba.

Una vez tomado el mismo, fue asaltado por una pareja, el joven era un recién iniciado abogado hijo de algun funcionario importante, luego su hermosa esposa, hija de un poderoso empresario. La extremadamente rápida expresión que víctor pudo observar de la joven al saludarla, fue algo que produjo en el satisfacción. No era raro que este se viera rodeado de hermosas jóvenes, que sin razón aparente sienten un ardiente deseo por el Sr. Víctor.

Platico con estos por un momento, para luego dirigirse tranquilamente a una de las mesas donde se encontraban bocadillos, siendo reconocido inmediatamente por una reportera, la cual emocionada por encontrarlo en dicha actividad muestra su dicha y súbitamente inicia un interrogatorio de su vida amorosa, negocios y otras cuestiones, a lo que el joven Víctor respondía con naturalidad y fluidez sus preguntas para cerrar con -Eso es todo por hoy, si desea continuar esta entrevista, favor haga una cita- le paso una tarjeta guiñando un ojo y saliendo disparado para otro lugar.

Ya en un lugar apartado, solo pudo pensar -La próxima debo solicitar a Mariana que me acompañe, así me deshago de estos problemas sin tener que lidiar directamente con ellos-

Se sentó en uno de los sillones cerca de la ventana, tomándose una copa y analizando la factibilidad de un negocio que tendría lugar en unos días.

Aquel día, como cualquier otro, me encontraba escondida en uno de los múltiples callejones que nos brindaba la ciudad de New York. En un periódico húmedo y destrozado pude leer, con bastante dificultad, que se había descubierto que existían personas con poderes extraordinarios y que no sabían si eran una bendición o una maldición <Para mi, una maldición...> me repetía continuamente cada vez que se oían rumores de que podría ser algo bueno para la sociedad. 
Ese día comenzó a caer una fina capa de nieve mientras yo, arrodillada contra la pared húmeda y mohosa del callejón, devoraba un mendrugo de pan que había encontrado en el cubo de la basura de la panadería que estaba al otro lado de la calle. El simple hecho de comer se me hacía difícil pues tener la mano derecha vendada no era de ayuda para alguien diestro, a pesar de llevar tantos años sin poder usarla en condiciones no me había acostumbrado a manejarme solo con la izquierda y eso me frustraba. 
Un pequeño granito de nieve calló en mi nariz y me entristecí al no notar su frío roce. Miré al cielo con tristeza deseando poder sentir el frío de la nieve en mi piel sana, pero sabía que eso nunca pasaría. Cada día maldecía mi mísera vida y deseaba haber muerto al nacer. 
Me revolví incómoda al notar como otros vagabundos me observaban. Cada vez que me sentía nerviosa los horribles bultos de mi espalda temblaban y las correas que los mantenían ocultos se tensaban y me hacían daño, tenía que defender lo que era mío y yo sabía perfectamente como hacerlo. Si alguno osaba acercarse solo tenía que mostrarme agresiva, mi apariencia hacía el resto, muchas veces esa estrategia me había ayudado.

<Héroes...>pensaba mientras recordaba las opiniones del periódico <Seguro que son todos guapos y fuertes... no monstruos como yo...> y pensando cosas por el estilo devoré el mendrugo de pan, a pesar de haber comido mi estómago rugió como una bestia hambrienta y me llevé ambas manos a ella para ocultar el sonido, una de mis uñas rasgó ligeramente las vendas <mierda...>pensé.

Mientras veo las noticias matutinas apuro el café para no llegar tarde al trabajo. Busco rápidamente mi chaqueta y escucho a lo lejos cómo hablan de los nuevos descubrimientos de "gente con poderes" como si de héroes de cómics se tratara, sin embargo, yo sigo pensando que todo es fruto de la imaginación del pueblo llano, sin lugar a dudas estos últimos años han sido muy duros para el país y la gente necesita buscar su fe en diferentes lugares para conseguir un motivo por el que vivir.

Son muchos los que alardean de haber visto a personas volando o con otras habilidades aún más asombrosas, sin embargo, la prensa está sacando una buena tajada de todo esto, y llegará el día en que se descubra que simplemente se trata de ilusiones de gente desesperanzada, de frikis intentando convertir sus sueños en realidad. En algún momento de nuestras vidas, todos hemos llegado a soñar con ser "La Mujer Invisible" "Spiderman" o incluso el temible "Hulk", pero todo tiene sus límites y esta tomadura de pelo se está pasando de la raya.

El trabajo no queda muy lejos de mi piso, así que cada mañana voy caminando hasta él, pero ahora debo aumentar mi dosis de cafeína diaria. Desde hace siglos no soy capaz de dormir bien, me despierto con fuego a mi alrededor constanemente, y a pesar de que ese elemento no me produce daño (sin duda alguna inmunidad desarollada en mi infancia de la cual no tengo constancia) duermo con el miedo constante de poder incendiar el piso,...o incluso la comunidad. Cada vez me resulta más difícil desempeñar mi trabajo con eficiencia en la Industria Química, e intento ocultar mi cansancio constantemente ante mis superiores, pero temo mucho que no podré sostener la situación durante mucho más tiempo

El fuego siempre ha sido mi aliado, de hecho mi familia adoptiva, de la cual hace eones no sé nada, siempre me intentaba mantener alejada de todo lo que puediera ser  combustible. Desde muy niña aprendí que el fuego... simplemente no me hacía daño, es más me produce un agradable cosquilleo en mi cuerpo, como si se tratara de un baño reconfortante, pero eso no significa que no sea consciente de sus consecuencias, y el hecho de que cada vez que me despierte encuentre fuego a mi alrededor está acabando con mi salud.

Sin lugar a dudas se tiene que deber a algún problema con mi subconsciente, tal vez sea sonámbula... si, sin duda debe tratarse de eso, tal vez lo mejor sería acudir a terapia con hipnosis o algo así y descubrir qué ocurre realmente...

La puerta de la habitación estaba abierta y por ella apareció una figura. Tenía forma humana y era bastante alta. Se cubría con una túnica de la cabeza a los pies y su cara estaba cubierta con una capucha donde sólo se veían sombras. Sin embargo, tenía un aura de poder que podías percibir sin problemas. Entre tus brazos, Anne empezó a temblar.

-Tranquilízate. Sólo soy un mensajero. El nuevo año ha empezado pero puede ser el último de la humanidad si no intervienes. No estás en la Tierra sólo y únicamente para entregarte a tus placeres... a pesar de que seas quien eres. Tienes una misión que cumplir. El equilibrio de poderes está cambiando. Un ser de terrible poder amenaza con llevar al mundo al caos si no se le detiene. Has de actuar... Baphomet.

Dicho esto la criatura simplemente se desvanece ante tus ojos...

-Me llamo Jeanne, querida. Y sí todo está incluído, no te preocupes. Tu habitación está en el tercer piso -te dice entregándote una llave-. Pero me temo que el ascensor no funciona...

Satisfecho porque la armadura ya está lista, te enfrascas en una búsqueda a través de la red de cualquier posible actividad sospechosa que pueda tener origen metahumano. Detrás tuyo, un potente ordenador rastrea las frecuencias de la policía listas para activarse al encontrar cualquier referencia a palabras clave programadas anteriormente. Pero parece que sólo pasa lo usual de una gran ciudad: Atracos, incidentes de tráfico, algún episodio de bandas, etc.