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Distrito V: Suburbios (Sur-Suroeste)

El viaje desde la Insensatez de Haarlock es rápido hasta llegar a la entrada del distrito V. Los suburbios de aquella zona crean calles tremendamente estrechas, conectadas entre sí como una red u hormiguero desorganizado, formando una suerte de laberinto de callejuelas. La mera llegada de un vehículo de los arbitradores basta para que los escasos viandantes se oculten, aunque aún se pueden notar ojos curiosos desde las ventanas.

Finalmente el vehículo atraviesa un bloqueo formado por más cuerpos del arbites y termina por detenerse frente a unos bloques de habitáculos con buhardillas ricamente decoradas, aunque habían perdido su color hacía muchos años. Un transporte blindado Rhino está situado en la intersección, vigilando los caminos con un par de ametralladoras pesadas gemelas. Hay una ligera neblina y os llega el olor del agua salada proveniente del mar, mezclado con un ligero aroma de mezclas perfumadas y comida rancia.

En cada piso del edificio hay al menos un arbitrador, cerrando el paso y asegurándose de que sus ocupantes no salgan a curiosear. La víctima vivía en el cuarto piso, en un modesto habitáculo de dos habitaciones, pero el propio rellano del cuarto piso está cubierto de sangre seca y lo que podéis identificar como trozos de carne. Lo primero que se puede notar al entrar es el terrible hedor que sale de la habitación, una de las 3 del piso, cuya puerta esta colgando únicamente de una de sus bisagras. El cuerpo del asesinado está en mitad de la habitación, vestido únicamente con unos sucios pantalones militares de camuflaje, en un estado irreconocible: su cráneo y su torso superior están completamente aplastados, su brazo izquierdo yace a varios metros y el resto de extremidades están retorcidas por diferentes sitios en posturas antinaturales, el cuerpo entero está totalmente teñido con su propia sangre; a un lado hay una escopeta de corredera con el cañón destrozado.

Cuatro arbitradores están situados en diferentes puntos de la habitación, contemplando la escena sin tocar nada y compartiendo miradas nerviosas. Al ver llegar a Constantine acompañado por los acolitos se adquieren una pose firme, y uno de ellos se adelanta para cederle a su mariscal tercero unas placas de identificación. Según esas placas, el cadáver se llamaba Bal Grey, y era un antiguo agente de las Fuerzas de Defensa Planetaria.

Nero contempló la escena como si de rutina se tratase. No podía decir lo mismo de aquellos tipos que aguardaban dentro de la estancia.

-Espero que no hayan contaminado toda la escena del crimen- Pensó con acritud, mientras se dirigía a Constantine. Ahora tocaba trabajar, y eso era suficiente para aparcar las diferencias, al menos durante un rato.

-Señor- Comenzó, de la manera más marcial posible que pudo, mientras continuaba contemplando la escena.

-Necesito que estos hombres salgan fuera, con el mayor de los cuidados, para que no interactuen más de la cuenta con todo esto, espero que no se haya perdido nada por culpa de manos nerviosas- Comentó neutro, sin acusar específicamente a nadie.

-¿Han averiguado algo más? ¿Un informe preliminar, algo? Cualquier dato es importante, por nimio que sea, desde que el muerto iba todos los días a tal sitio, o pedía la cafeína con crema de alcohol, da igual, todo cuenta- Ya estaba entrando en materia, por lo que su voz sonaba como la de un profesional, nada más.

-Necesitamos preguntar a los vecinos, aunque ninguno haya dicho nada, con menos presencia policial quizás puedan acordarse de cosas, saber si hay cámaras de vigilancia por la zona, o algún registro que nos pueda ayudar con las entradas y salidas, averiguar sus círculos cercanos, si alguien sabía algo, este hombre no puede ser un fantasma, y debemos de empezar a tirar de hilo, ya, señor- Se colocó sus guantes y miró a Gianna e Isolda, aunque a la sororita de manera un poco más velada, buscaba en ellas la aprobación de autoridad suficiente para comenzar con la tarea que se les venía encima.

Una vez nos despedimos de nuestros compañeros nos encaminamos con rapidez a la escena del crimen, lo que allí teníamos era un cuerpo destrozado, partes de su cuerpo estaban esparcidas por toda la estancia, o se habían tomado su tiempo en dejarlo todo macabramente preparado o habían utilizado un arma muy potente, mientras escucho a Nero asiento con la cabeza, con cuidado de no tocar nada me dirijo al cuerpo, lo examino con detenimiento intentando averiguar si su estado había sido causa de un disparo explosivo o no, ademas busco por las paredes restos del posible disparo y por el suelo huellas manchadas de sangre del posible asesino...

Lo primero que pensó Isolda del lugar al que les llevaron era la cantidad de puntos de emboscada y de huída que tenía ese lugar con tantas calles enredadas como una red de pescar. Alzó la vista a las ventanas esperando francotiradores como en el enfrentamiento con las embarcaciones, entrecerrando los ojos para intentar fijarse más. 

Mientras subían por las escaleras de camino a su destino, Isolda miró esa sangre de alguien herido o de otro muerto, o tal vez la que dejaron a modo de rastro las amputaciones.

Asintió ante el gesto de Nero otorgándole el mando de la investigación, pues él era arbitres y de ese planeta, así que él sabría perfectamente mejor como funcionaban las cosas de ese lugar.

-Y si pudiéramos saber quién encontró el cuerpo o avisó, sería interesante hablar con quien fuera -apuntó con sencillez la sororita

Constantine asintió con la cabeza, y a un gesto suyo los arbitradores abandonaron la habitación, esperando obedientemente justo más allá de la puerta a ser requeridos.

-¿Han averiguado algo más? ¿Un informe preliminar, algo? Cualquier dato es importante, por nimio que sea, desde que el muerto iba todos los días a tal sitio, o pedía la cafeína con crema de alcohol, da igual, todo cuenta-

El más cercano de los arbitradores se adelantó un paso para contestar - No ha pasado mucho tiempo, señor, solo tenemos información superficial: su nombre y su antiguo rango. Por el resto de habitantes del bloque tan solo hemos sabido que vivía solo y se relacionaba con gente de baja estofa. Sin embargo, hace apenas unos instantes nos han notificado que otra escuadra ha descubierto un segundo cadáver en el callejón. -

-Y si pudiéramos saber quién encontró el cuerpo o avisó, sería interesante hablar con quien fuera -

- Fueron los propios vecinos del bloque quienes avisaron de que estaba sucediendo un altercado. No fueron precisamente sigilosos; prácticamente todos en los 2 pisos superiores e inferiores a este escucharon golpes violentos y disparos. -

Una vez respondidas algunas de las preguntas comenzó el examen de la escena del crimen: La puerta, que estaba semidoblada y desencajada, era de madera reforzada con metal, muy resistente. Por toda la habitación hay signos de lucha, y de una estantería volcada se han desperdigado unos pocos libros de lectura obligada para un miembro de las FDP, incluida una copia del manual del perfecto soldado imperial. Aún huele a pólvora en el aire, y buscando el origen del olor los acólitos notan varios impactos de proyectil en el interior de la habitación, alrededor del marco de la puerta; así como una docena de cartuchos vacíos desperdigados por el suelo. También hay una caja de munición abierta sobre el suelo, junto a un agujero donde se han levantado los tablones.

Nero escuchó las explicaciones de aquel arbitrador, y mirándole tras ello, le respondió.

-Pues creo que tienen trabajo- Finalizó antes de empezar aquella búsqueda de algún detalle oculto.

-Por favor Gianna, ponte guantes, por seguridad profesional- Comentó a su compañera en un tono amistoso, él había hecho aquello muchas veces, y extremar las precauciones era básico. Él seguramente no se metiese con ella en asuntos de táctica y combate militar.

 Comenzó a repasar la escena de manera metódica, intentando no pasar nada por alto, concentrándose en su tarea. En aquel momento se sintió extrañamente a gusto y feliz. Volvía a desempeñar aquella profesión que amaba antes de que su vida se torciera.

Miro con detenimiento todo la escena del crimen, asiento con la cabeza ante las palabras de Nero, - no te preocupes, no pienso tocar nada -, desde luego las palabras del arbitrador solo hacían que confirmar lo brutal de aquel asesinato, - entonces tenemos otro cuerpo cerca de aquí, quizás alguno de los asesinos no salio muy bien parado, supongo que aun no lo habrán podido identificar?-

Otro cadáver a la vez, no sabía si eso era normal en ese lugar o no.

No quiso entrar a buscar porque sus compañeros ya estaban en ello y si entraban los tres puede que se estorbaran más que ayudar, así que optó por quedarse un poco a un lado y preguntar a los arbitradores.

-El otro cuerpo, ¿también está mutilado? -preguntó- ¿está muy lejos de aquí?.

Gianna: entonces tenemos otro cuerpo cerca de aquí ¿quizás alguno de los asesinos no salio muy bien parado, supongo que aun no lo habrán podido identificar?-

El arbitrador que había hablado se revolvió un momento, como si no supiera bien qué contestar. - En realidad... no. No llevaba nada que lo identificase, y sobre si se trataba de uno de los asesinos tampoco parece probable. Algunas cosas coinciden, pero es que ese cadáver... en fin, tal vez sería mejor que lo viesen ustedes mismos. -

Isolda: -El otro cuerpo, ¿también está mutilado? -preguntó- ¿está muy lejos de aquí?.

- Tiene heridas de bala, pero por lo demás está entero. Se encuentra apenas pasados un par de bloques.

Mientras las mujeres continuaban interrogando al arbitrador, Nero examinaba la escena con la habilidad de quien lleva haciéndolo toda la vida. Los agujeros de bala que rodean la puerta del edificio coinciden con los de una escopeta estándar, seguramente la misma que se encuentra retorcida cerca del cadáver, sumado a eso que se encuentran por dentro de la habitación deja evidente que el tal Bal Gray se defendió de sus agresores.

El agujero en los tablones no está totalmente vacío, en su interior hay una cajita con dos compartimentos. El primero contiene un puñado de tronos imperiales, apenas suficientes para pagarse un paquete de lho, mientras que el otro contiene un elegante trozo de gruesa tela roja que aún conservaba los dobleces de haber sido usada para guardar algo no muy grande; no obstante, el objeto de su interior no estaba por ninguna parte.

Por último, una revisión del urinario reveló un escondite secreto tras el lavabo. Una docena de viales de cristal cuidadosamente conservados y un inyector. Un examen rápido reveló que se trataba de extracto de polen de fuego fantasma*, una potente y cara droga de combate. Aunque no es ilegal, su uso por parte de las organizaciones del Imperio ha sido prohibido, debido a que el más mínimo error en su procesamiento tiene dolorosos efectos secundarios sobre la salud del consumidor.

Nero terminó de observar aquella escena sin emitir juicio alguno, explorando cada detalle y cada rincón con una extraña templanza profesional, incluso cuando encontró la caja llena de drogas.

-Miren- Comentó a los presentes. -Este hombre se defendió, a juzgar por los agujeros de los perdigones en la entrada, son de escopeta, no equivocaría al decir que provienen de ese arma- Señaló la escopeta que estaba al lado del cadáver.

-Pero lo más importante es esto- Enseñó la caja rodeada con tela -Extracto de polen fantasma, una rara y cara droga de uso militar, no es ilegal, pero su uso está prohibido para cualquier tipo de organización imperial, además si su fabricación es defectuosa, tiene peligrosos efectos secundarios- La dejó encima de una mesa -Ya tenemos un posible móvil, ¿Alguna información al respecto que pueda ser de utilidad?- Le preguntó al oficial de los arbites -Esto no es normal, quizás haya rumores en las calles o los bajos fondos, sea como sea, lo precintaremos y escoltaremos hasta su sede, si no es mucha molestia-

Aquello podía ser una bomba de relojería a punto de estallar, más aún teniendo en cuenta como había quedado el cadáver de aquel pobre desgraciado.

-Necesitamos un equipo de limpieza que se lleve el cadáver, para poder hacer una autopsia, por si pudiera decirnos algo más, aunque lo veo difícil, seguiré investigando a ver si encuentro algo más-

Isolda asintió y se quedó mirando un momento la zona, pensando en como podrían proceder. ¿Hablar con los testigos o los que llamaron? ¿Observar el otro cuerpo?. Se giró para mirar los lugares que indicaba Nero mientras que él explicaba lo que parecía haber sucedido. Frunció el ceño cuando vio la droga que había encontrado el arbitres, como si no entendiera que la gente necesitara de ese tipo de sustancias. 

Son unas almas descarriadas que necesitan una sustancia que les de lo que daría la auténtica Fé -pensó mientras continuaba mirando.

-Entonces, ¿deberíamos de preguntar a los residentes o vamos a ver el otro cuerpo por si acaso tiene algo que ver con esa... sustancia? -Nero estaba al mando en esta situación, así que ahora ella daría un paso atrás.

Escucho atentamente lo que Nero tenia que decir, claramente se le veía cómodo en la escena del crimen, estaba claro que en su pasado esto seria un día normal, - creo que deberíamos ir a ver el otro cuerpo, quien o quienes lo asaltaron estarían buscando algo, el que buscaban es la incógnita, Nero si tu quisieras esconder algo donde te se ocurriría esconderlo..., intento escudriñar el apartamento pensando donde podría esconder algo.

Nero: -Necesitamos un equipo de limpieza que se lleve el cadáver, para poder hacer una autopsia, por si pudiera decirnos algo más, aunque lo veo difícil, seguiré investigando a ver si encuentro algo más-

De forma diligente los arbitradores envolvieron el cuerpo en una tela plástica, lo cargaron en una parihuela portátil y lo bajaron para introducirlo en un vehículo del adeptus, hasta que los adeptos quisieran volver a la torre con él.

Nero (sobre las drogas): ¿Alguna información al respecto que pueda ser de utilidad?

Los arbitradores negaron con la cabeza, pero en esta ocasión Constantine se adelantó y examinó los viales antes de responder - Bueno, esto no se consigue en una tienda cualquiera, no es una droga para el entretenimiento y el paquete de viales está completo, no parece que nuestro hombre los haya usado. Si los guardaba para sí mismo debía de tener miedo de algo, o tal vez se tratase solo de un proveedor para otros. En cualquier caso debía de tener relación con los bajos fondos, seguramente con Resaca, ya fuese como cliente o como colaborador. -

La habitación no contenía más pistas de utilidad. Los acólitos parecían haber encontrado todos los escondites de Bal Grey en su habitáculo, de modo que pidieron a los arbitradores que les guiasen al otro cadáver.

De nuevo golpeados por la lluvia, el grupo acompañado por Constantine siguió los pasos de un par de agentes que los guiaron por los callejones cercanos. Tras un par de giros llegaron a una callejuela estrecha sin acceso a los habitáculos adyacentes donde un par de arbitradores se habían apostado cubriendo cada una de los accesos, y un tercero permanecía de pie junto a un depósito de desperdicios.

El olor era horrendo, y golpeó tan súbitamente que los acólitos y el propio Constantine tuvieron que detenerse unos segundos antes de continuar. Parecía que el olor proviniese de los desperdicios acumulados, pero al acercarse quedó claro que el causante era el cadáver que se encontraba tras ese depósito, tirado en posición fetal casi como si durmiese, solo que con mucho peor aspecto. En cierto modo ese cuerpo estaba peor que el del propio Bal Grey, hinchado y había perdido todo rastro de color, tal vez a causa del prolongado tiempo que había pasado a la intemperie expuesto a lluvia. Aparte de su ropa solo estaba cubierto por un desgastado abrigo con capucha que le daban aspecto de pescador, tenía la carne del pecho abierta por varios impactos de un arma de fuego y uno de sus brazos estaba doblado por varios sitios, evidentemente roto.

Primero respondió a Gianna -Si escondiese algo, con tiempo, es probable que no lo encontrase nadie- Una sonrisa pícara se dibujó en su rostro, pero pronto la cortó, encarando al oficial del arbites.

-Gracias oficial, cogeré cuatro muestras, anótelo usted en el informe, el resto puede llevarlas al cuartel general para su almacenaje y constancia de pruebas, deberían de llegar 8 viales, nuestro Mechanicus analizará la sustancia, así que puede que uno o dos viales no vuelvan nunca, anótelo también en el informe- 

Escuchó a Isolda y tuvo que pensarse bien durante un momento el como abordarla, pues a pesar de ser compañeros, su respeto hacia ella no disminuía ni un ápice a pesar del transcurrir de los días.

-Hermana- Empezó con voz seria y respetuosa -Yo iré a ver el cuerpo, creo que es donde puedo ser más útil, y por Emperador que jamás se me ocurriría darle instrucciones a...- Pensó bien sus palabras -...Una honorable hermana de las órdenes- 

Nero metió mano a la caja y sacó las cuatro muestras, antes de ponerse con el otro cadáver, tras sus palabras a Isolda.

El arbitrador arrugó la nariz, pues el olor era bastante nauseabundo, estaba claro que las bacterias post mortem habían empezado su trabajo con rapidez, pudriendo primero sus tripas, como solía pasar en estos casos, más aún si estaba expuesto a la intemperie, y luego el resto de órganos. O de lo que quedase de ellos. 

Encendió una varilla de lho, protegiéndola de la lluvia con la mano en la habitual forma de cuña, y tras esto, se ahumó el rostro, dejando aquella barrita de cáncer cercana a sus fosas nasales, para disimular el olor.

-Un truco barato, cosas del oficio- Dijo sin mirar a las dos mujeres, mientras comenzaba a explorar con detenimiento el cadáver.

-A ver que tenemos aquí, está en peor estado que el anterior, y esta lluvia ha hinchado el cuerpo- Miró fijamente aquella masa de carne.

-Veamos que tiene que decirnos- 

No puedo por menos que arrugar la nariz ante aquel horrible olor a descomposición, desde luego aquel insensato había encontrado una muerte horrible, con cautela de no intoxicar la escena del crimen me mantengo a unos pasos del cuerpo dejando que Nero se aproxime intentando descubrir alguna pista de aquel individuo, -Nero, quizás sea muy obvio, pero mira a ver si su cuerpo tiene algún tatuaje o signo de pertenecer a algún grupo de esta ciudad, o algún documento...

-Déjenos las especulaciones a nosotros, señor Constantine, no porque no tenga razón, sino porque parece que señalan muy rápido a los Resaca y, en mi experiencia, hay muchos que aprovechan esos prejuicios para salirse con la suya o provocar problemas a mayor escala -la sororita miró fijamente al arbitres- puede que tenga razón y puede que no, hasta que no haya pruebas, las drogas son un hecho y su origen o destino una incógnita a resolver.

-Mejor no nos dividamos más. Ya volveremos a hablar con los vecinos cuando nos hayamos ocupado de los cuerpos -esbozó una ligera sonrisa- respecto a las instrucciones, lo hablaremos más tarde en privado -no lo dijo con malicia, solo que no quería hablar de esas cosas delante de desconocidos. La paranoia de la sororita solo hacía crecer misión tras misión.

Descendió por las escaleras escoltando el cuerpo y mirando a todo su alrededor. Quería hablar con los vecinos, pero tendría que venir en otro momento porque ahora lo que tenían era otro cadáver que tenían que averiguar si estaba conectado de alguna manera al primero. Seguía lloviendo como si esa ciudad quisiera ser más triste todavía y tras unos pocos pasos llegaron al lugar donde estaba el depósito de desperdicios.

Isolda se llevó la mano a la nariz ante el olor y no pudo evitar un par de toses por el golpe que le dio este. Se asomó para ver el cuerpo del que procedía ese olor y no pudo evitar fruncir el ceño. Miró a Nero y no pudo evitar sonreír ante el gesto de la cerilla para acabar con ese maldito olor, era un hombre con recursos, eso seguro.

-Parece que este cuerpo lleva mucho más tiempo aquí -comentó mientras miraba los agujeros del pecho y las fracturas del brazo. 

A lo mejor lo retuvieron y ejecutaron -pensó mientras miraba por todos lados.

Mientras que Nero examinaba por un lado, Isolda intentó mirar por otro; pero estaba más pendiente del olor y de taparse la cara para evitar vomitar por la peste que de otra cosa.

Isolda: -Déjenos las especulaciones a nosotros, señor Constantine... -

El mariscal de tercera pareció avergonzarse de su aportación tras las palabras de la soróritas. Murmuró una disculpa y apartó la mirada mientras retrocedía para dejar a los acólitos hacer su trabajo. Al mismo tiempo, uno de los arbitradores rasos tomaba nota de lo que le decía Nero (un poco rezagado, al tener que detenerse a buscar algo donde anotar lo que le pedía).

A pesar del olor y el estado del cadáver el examen del cuerpo se realizó en profundidad, mientras Gianna indicaba desde un lado lo que creía ver, arrugando la nariz. El desdichado desconocido no parecía llevar absolutamente nada encima; como habían apuntado los arbitradores, ni identificación ni ningún objeto relevante. Sin embargo el consejo de la soldado de la guardia imperial había resultado casi premonitorio, aunque no exacto.

No se trataban de tatuajes y costaba identificarlos con su carne tan hinchada, pero visto de cerca el cadáver tenía varias marcas de tajos y heridas de filo ya cosidas por la totalidad de su cuerpo, así como un patrón de cortes e incisiones en la base del cuello, demasiado superficiales para causar daño, sin significado ni propósito aparente. Además, alrededor del cadáver había muy poca sangre para las heridas que había sufrido.

Durante el examen al cuerpo Isolda intentó ser de utilidad examinando la zona, pero el olor era demasiado penetrante, y, poco acostumbrada como estaba a situaciones como aquella, terminó apartándose un poco para evitar marearse.

Gianna y Nero estaban demasiado concentrados en el cadáver, así como los pocos arbitradores cercanos, como para percatarse de lo que ocurría a su alrededor. En cierto modo fue una suerte que Isolda no pudiera soportar la visión del cadáver, ya que al apartar la mirada notó algo que no esperaba.

Un relámpago había estallado en el cielo y, recortada contra la luz que se reflejaba en las nubes, pudo vislumbrar una figura inclinada al borde del tejado de un edificio cercano. Estaba demasiado alejada para reconocer algún rasgo distintivo, pero la sororitas estaba segura de reconocer que aquél individuo desconocido llevaba un abrigo largo y un sombrero de ala ancha. Incluso bajo la lluvia y en aquella semioscuridad, quien quiera que fuese estaba claro que les estaba vigilando.

Isolda paseó la mirada por todo el lugar, buscando algún tipo de circunstancia mientras intentaba luchar por el olor que desprendía ese cuerpo e impregnaba todo el lugar. Entrecerró los ojos para que la lluvia no cayera en ellos y entonces se fijó en un punto en concreto.

-Ahí hay alguien -dijo sin apartar la mirada- esperadme aquí, voy a ver que hay. Tú y tú -señaló a dos arbitres- conmigo. Ya.

Nero se puso de inmediato alerta, pero no lo evidenció en su posición corporal ni por sus actos, simplemente continuó mirando al cadáver, quedándose bien guardadas aquellas marcas con patrón del cuerpo que tenían allí. 

-¿Donde, hermana?- El arbitrador no había logrado ver a aquel infiltrado, y eso le había molestado en lo personal. Queróia abandonar la escena del crimen y salir de caza.

-Quizás podía ir yo con Gianna a cortarle la retirada por otro camino, si nos indica donde se encuentra- Sentenció Nero. Visualizó rápidamente la escena de nuevo, quizás había algo por allí referente al visitante escondido...O sus compinches, por no mencionar el asunto de la ausencia de sangre ¿Sería a causa de la lluvia? Quizás.