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Marchorys Illstone

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10/05/2008, 00:29
Director
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27/05/2008, 23:36
Director

Marchorys había sido junto a Robin Gudsues uno de los pilares de aquel nuevo asentamiento. Los dos habían estado varias veces en presencia del mismo Robert de Scofferi, transmitiendo la opinión del pueblo a aquellos que no lo vivían tan de cerca. Habían asistido a las reuniones, sin voz ni voto, en las que se hablaba del futuro emplazamiento del pueblo. Sin duda, el nuevo rey parecía haber consolidado su vasallaje, un vasallaje que venía de tiempos de su padre, al que destronó. En aquellas reuniones se oía de todo, incluso las tonterías más grandes. Sir Robert siempre se mostraba muy atento, sobre las cosas que tanto a él como a Robin les eran permitidas decir, y tras varias reuniones la decisión fue que el nuevo pueblo, iba a construirse cerca de la muralla exterior del castillo. Se estaban haciendo ya los planos y a aquellos que pagaban una fianza se les dejaba elegir donde iba a estar su casa y que dimension tendría, al estar construida debería empezar a pagarla a Sir Robert el precio que fuera estimado. Las casas aún tener aquel suelo lujoso, iban a ser baratas por estar construidas en madera. Marchorys ya había dado su paga y señal, había discutido sus dimensiones, ya que el necesitaba un taller suficientemente espacioso y finalmente había elegido el lugar. Su casa sería una de las alejadas del tumulto, eso le daría tranquilidad, además, de unas buenas vistas al lago.

Durante el tiempo libre que esto le dejaba, había acabado de construir una cabaña con la ayuda desinteresada de Hake Strobur, el cazador proveniente de un desaparecido Woltown. En aquella cabaña no tenía mucho espacio para sus experimentos. Aún así, había preparado una mesa de estudio con una plancha de madera, donde tenía colocados algunos de sus utensilios, con los que acostumbraba a trabajar.

Sus constantes idas y venidas de Castillo, cosa que no solía hacer antes de todo aquello, habían despertado su interés de nuevo en aquel edificio que tan pocas veces había visitado en los últimos quince años. Allí encontró a un Lambertus ya crecido. Lambertus era el regente en esos momentos de aquel lugar y lo era desde hacía diez años, cuando su maestro Victus había muerto. Marchorys conocía muy bien a Victus, habían sido tan amigos que llegaron a aborrecerse, y esa era una de aquellas razones que le hacían no pensar en aquel sitio. Lambertus parecía diferente a Victus y eso hizo que ambos empezaran a conversar, cada vez siguiente la conversación les llevaba a subir a otro nivel, y llegaban a veces a estarse días casi enteros discutiendo de eso y de aquello. Más de una vez, se les juntaba el filósofo Dewekinus, quien ahora vivía dentro del castillo en una casa ligeramente derruida que el señor les había ofrecido. Dewekinus aportaba siempre la pizca de sal que hacía que la conversación llegara a no tener límite.

El estar tanto por el castillo, le hacía estar informado sobre el avance de la construcción. Si bien habían venido albañiles varios de Hillbrig y Southernfield; los soldados del ejército que acampaba fuera de las murallas, ayudaban a talar árboles y a hacer el trabajo más pesado, muchos de ellos, se lo tomaban como entrenamiento para lo que les vendría en breve. Se estaban poniendo los cimientos de las casas, iban a ser de piedra, y eso era cosa de Sir Robert, que dijo que eso no haría elevar el precio de las casas. Marchorys estaba contento viendo como sus futuros taller y vivienda, tenían ya suelo.

En uno de aquellos viajes a castillo, Lambertus, prestó al alquimista varios rollos que había encontrado y que pensó le podrían resultar de interés. Dos de aquellos tomos hicieron resucitar de nuevo la pasión por aquella idea que tanto le había rondado la cabeza, aquella fórmula que no dejaba de aparecerse en sus sueños ¡el agua de la vida! Tras la lectura del primer rollo había tratado de re-formular todo lo que ya tenía hecho, pero tras días de fallidos intentos, decidió ir a por el segundo rollo, pensando que claro, el primero estaba incompleto.

En ese preciso instante, Marchorys cerró el segundo rollo y suspiro mientras daba vueltas a los últimos datos que su cerebro acababa de asimilar. AAAAAAHHHHHHH... ME FALTA UN ÚLTIMO ROLLO... musitó. Y se levantó para acercarse al taburete de madera en el que se sentó para dedicarse a escribir aquello que le había parecido de interés para su meta.

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04/06/2008, 18:11
Machorys Illston
Sólo para el director

Y se levantó para acercarse al taburete de madera en el que se sentó para dedicarse a escribir aquello que le había parecido de interés para su meta.

Aquellos rollos le habían vuelto a poner en la linea de salida de la carrera más importante que llevaría a cabo en su vida; la de encontrar la preciada "Agua de la Vida". En esos manuscritos había visto confirmados algunos de los ingredientes que, casi por inspiración divina, manejaba en su mente. Otras teorías sobre aquella fórmula que venían en ellos expresadas distaban mucho de sus creencias pero eso no le importó lo más mínimo. Muchos otros alquimistas se encontraban encerrados en sus prósperos talleres rodeados de los más caros y sofisticados aparatos y utensilios en busca de de aquella fórmula entre intrincadas expresiones matemáticas y laberínticas reacciones químicas. Pobres! El Agua de la Vida no era sino un elixir que alargaría la vida de aquel que lo tomase y para llegar a ella no había más que estudiar precisamente eso: la vida. La vida que brotando de la mano de nuestro Señor Jesucristo había inundado la naturaleza. Por tanto, bastaba con analizar concienzudamente nuestro alrededor para traducir el lenguaje natural que se había empleado en la Creación, y esas letras estaban entre nosotros, en forma de animales y plantas. Habría que conseguir una mezcla homogénea y completa de vis, de vida, extraida de distintas fuentes y conjugada en sus justas proporciones.

Larga sería aquella labor y, aunque las prisas nunca fueron compañeras de Marchorys, decidió emprender su cometido aquel mismo día.

Lo primero era, como no cabía esperar de otra forma, conocer los ingredientes que compondrían su fórmula. No llegó nunca a escribirlos en ningún sitio pero sería capaz de recitarlos uno a uno sin olvidarse de ninguno de ellos de tantas veces que los había manejado en su mente.

Aunque gran parte de los ingredientes los extraería de las plantas decidió comenzar por la parte animal, ya que debía esperar a la primavera para conseguir la mayor esencia vital posible de éstas y potencias aún más sus resultados.

No necesitaba muchos materiales, sólo una gran olla de latón que le llegaba hasta la cintura y había conseguido rescatar entre otras pertenencias de su derruida casa de Woltown y fuego.

Llenaría ésta con dos partes de vino por una de miel para llevar a cabo una curiosa fermentación. Necesitaba la carne de cinco víboras, la sangre de diez sapos y el cuerpo de una diminuta especie de lagarto. Por suerte, la cercanía de su nuevo emplazamiento con el lago le facilitaría la búsqueda de aquellos animales por los que, porque no decirlo, sentía verdadera repulsión. Solo le restaría añadir las escamas de seis barbor que él mismo debería pescar y la añadidura de un par de pedazos de corteza de sándalo, veinte grandes cucharadas de mirra y la mitad de canela y azafran, ralladura de jengibre y raiz de ruibarbo.

Necesitaría de muchas escapadas a la orilla del lago y numerosos días de "caza" infructuosos. Cuando conseguiera todo aquello, debería hervir a fuego lento aquella amalgama sin parar de remover hasta que se deshiciera en esa mezcla de vino y miel y quedar reducido todo ese volumen a un pequeño pegote de color oscuro pegado al fondo de la olla. Lo recogería y lo mezclaría en un mortero de marmol con castóreo. El castóreo era la segregación que utilizaban los castores, fuertemente oloroso, el cual se obtenía macerando la piel de unos cuantos de ellos en aceite. Había decidido solicitar la ayuda de su amigo Hake Strobur, el cazador, para que los cazara y desollara por él, a fin de ahorrarse ese mal trago.

De esta forma, si todo iba bien obtendría un espeso líquido con el que llenaría la mitad de un pequeño frasco.

Restaría por tanto la otra mitad, la obtenida a partir de los aceites esenciales de las plantas. Necesitaría para ello su alambique, el cual lamentablemente no podría montar en su cabaña actual por ser demasiado voluminoso. No podía esperar a que los maestros albañiles acabaran de construir su taller por lo que debía encontar un lugar adecuado y rápidamente le vino a la cabeza: la iglesia!

A pesar de ser alquimista, Marchorys era un profundo creyente en Dios. Puede que su forma de actuar no fuera demasiado ortodoxa con la dictada por el clero pero su fe nadie podría ponerla en duda. Estaba por encima de las rencillas y conflictos entre la Iglesia y la Alquimia. No los entendía pues para él, ambas ciencias hablaban de una misma cosa: el lenguaje de Dios. La Iglesia, la vertiente espiritual...la Alquimia, la material.

Así que, preparando un pequeño atillo de comida partió hacía la iglesia con un doble propósito. Uno, obtener un lugar donde montar su alambique y culminar su proceso. Otro, pedir permiso al padre, como representante del poder divino en el feudo, para llevarlo a cabo. Dios le había dicho la formula en sus sueños pero no le comentó lo que esperaba que hiciera con ella una vez la hubiera materializado. El padre le guiaría en el uso apropiado que debía darle a ésta.

- Ave María purisima!
- Sin pecado concebida.
Se había arrodillado en uno de los laterales del confesionario y hablaba a la sombra que intuía tras la celosía de madera.- Dime hijo, cuales son tus pecados?- se le preguntó desde el otro lado- Padre, lo que me trae aquí no es ningún pecado, nada más lejos de la realidad. Quiero confesarle...un milagro!

Notas de juego

Voy bien? Marchorys estos tres meses los dedica a conseguir los ingredientes dichos y en la Iglesia busca que le dejen un lugar para montar el alambique y que el padre le oriente sobre lo que tiene que hacer con su Agua de Vida.
Con la Iglesia hemos topao!!!!XDDDD

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25/06/2008, 22:07
Director

La primavera fue pasando con relativa calma a la vez que Marchorys re-emprendía su proyecto principal. El Agua de la Vida era un proyecto de tamaña dimensión, sin precedentes en su época. Aquel era el secreto más escondido de la Torá judía y no era apto para cualquier principiante o maestro, que no tuviera la mente capaz de ver más allá de aquellas palabras. Si bien Marchorys no había sido instruido en aquella práctica hebrea, sus estudios en base a aquellos rollos que su anciano maestro le traspasó al morir y su gran capacidad de abstracción, permitieron que tras muchos años diera con aquella fórmula.

Tras haber leído los dos primeros rollos, no tardó en ir a buscar el tercero. En la biblioteca, Lambertus ya le dejaba pasear a sus anchas. Era un tipo peculiar que trataba de acercar la cultura a cualquiera que se lo pidiera. No eran pocas las veces que Lambertus dejaba la Biblioteca para ir a llevar unos libros a alguien que se los había pedido. Su entrega a aquel almacén de sabiduría era total, y conocía cada rincón del lugar, y cada escondite de libros y rollos. Gracias a su gran organización, no tardaron en encontrar el tercer rollo, el que permitiría a Marchorys dar con la última pieza de ese rompecabezas. Así fue, que en una semana lo había leído detenidamente y estaba ya metido en la elaboración de aquel brebaje de pies a cabeza.

Tardó toda la primavera en conseguir todos los ingredientes necesarios, y todo gracias a la buena ayuda de su amigo Hake, que se ocupó de la parte animal de la búsqueda. Mientras Hake cazaba y trataba de localizar a la vez aquello que Marchorys le había pedido, éste iba en busca de la parte vegetal y mineral que todo ello requería. Su morada se había quedado ahora pequeña con todos aquellos utensilios. La misma olla, ocupaba un cuarto de la casa, la mesa otro cuarto, ya era imposible colocar el alambique y el resto de utensilios que requería para seguir con el proceso. La dificultad de ello, era que las dos partes que componían aquella fórmula, debían ser preparadas durante el mismo tiempo, su mezcla debía ser hecha mientras ambas partes estuvieran calientes, y luego, debía tomarse fría como el agua de un manantial de montaña. Marchorys aún no había dado con qué helar aquel brebaje, pero tampoco con cómo podría conseguir un lugar donde montar sus utensilios y realizar el proceso, que no tardaría más de dos días. Pensó en la iglesia, y trató de hablar con el padre Wybert, que no aceptó aquello que aquel hombre le pedía. Por un momento llegó a sentirse incluso enojado tras escuchar la larga lista de razonamientos con la que aquel hombre le avasallaba, y bajo ningún concepto permitiría que se diera tal práctica en la casa del Señor. ¡Eso es como blasfemar!¡En la casa de Dios no se viene a trabajar, se viene a orar!¿En que diablos estás pensando Marchorys? fueron las últimas palabras en boca del padre. Tras ellas, se acabó la discusión, y no volvió muy contento aquella noche a su choza, no había otra forma de llamar a aquello donde vivía, dónde no podía ni desarrollar la función que Dios mismo le había dado en la vida.

Notas de juego

Puedes rolear y decidir que hacer con aquello que te falta antes de postear tu siguiente turno, el cual ya avisaré cuando se deba postear :D

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28/06/2008, 15:31
Machorys Illston

Notas de juego

hombre, pues lo que me haría falta es encontrar algún sitio donde colocar mi alambique gigante y Marchorys podría pensar pedirle algún favorcillo a Sir Robert, el castillo debe ser muuuuy grande así que algo habrá que pueda usarse. Tu dices como lo relato o si tengo que esperar ya al proximo turno pues espero a que me digas cuando ponerlo.

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28/06/2008, 17:06
Director

Notas de juego

Rolea, rolea, si quieres ir a ver a sir robert, explica como marchorys se reune con él, y yo te haré aparecer a sir robert o a quien sea necesario :P

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01/07/2008, 18:14
Machorys Illston

Ese era el tipo de cosas que Marchorys nunca llegaría a entender de la Iglesia. Por que no le había dejado el padre Wybert montar su alambique en su iglesia? Era grandísima y seguro que debía haber estancias que llevarían cerradas lustros cuya única finalidad era la de acumular polvo en gruesas capas. Además, no se lo había pedido para hacer tareas rutinarias ni propias de su oficio, se trataba de llevar a cabo aquella fórmula con todo lo que eso supondría debido a la magnitud de la obra.

El alquimista refunfuñaba enfadado en la orilla del lago mientras tiraba piedras al agua descargando así su furia hasta que, con su brazo cansado, se cruzó de hombros y se dejó caer sobre la verde hierba, pudiendo ver en esta posición por el rabillo del ojo una de las torres del castillo de Sir Robert.
- Eso es!- exclamó incorporándose de pronto. Sin duda, Sir Robert le ayudaría. En el tiempo que había pasado tras el diluvio había estado muchas veces en contacto con él y había logrado trabar una relación respetuosa con su señor feudal por la que había comprobado que éste era un buen hombre y estaba siempre abierto a colaborar con sus ciudadanos. Además, según se iba acercando al castillo iba pensando que, quizas, en el castillo encontrara un objetivo mayor para la formula que le había sido encomendada pues, no hace muchos días, había visto partir la comitiva que se encaminaba a las cruzadas y había deseado en ese momento poder hacer algo por ellos para ayudarles a volver a salvo. Puede que eso estuviera en su mano. Si conseguía llevar a cabo su experimento y funcionaba finalmente podría utilizarse dicho elixir para ayudar a sus gentes en la dura batalla que tendrían que enfrentar pues el Agua de la Vida no solo conseguiría la longevidad de aquel que la tomase regularmente sino que sanaría las heridas del organismo cuyo interior bañara, por mal que fuera el estado de éste.

- Deseo hablar con Sir Robert!- sin darse cuenta había llegado a los aposentos de su Señor y, con ilusiones renovadas, pidió con una sonrisa a los guardias que custodiaban su acceso poder pasar...

Notas de juego

jefe, desde este viernes hasta el día 20 estaré out. viene mi novia a verme y voy a disfrutar de su compañia, jejeje.

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03/07/2008, 22:54
Marius

Marius hizo apartar las armas de los guardias para que Marchorys pudiera pasar Buenos días Marchorys, te veo muy decidido hoy... se rascó el mentón Cuéntame, ¿para que has venido? Sir Robert no está, y estoy a cargo de los asuntos que surjan...

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30/07/2008, 19:05
Machorys Illston

- Vaya!- exclamó mientras se rascaba la cabeza al enterarse de que no podría hablar con Sir Robert- No se deberá a más problemas que amenacen de nuevo el feudo, verdad?- preguntó de veras preocupado- a perro flaco todo se le vuelven pulgas...el caso es que venía a pedirle un pequeño favor pero si no esta...quizá pueda usted ayudarme. El caso es que, como usía estará al tanto, mi laboratorio aún dista mucho de acabar de construirse pero ya estoy harto de pensar en el pasado y lamentarme por todo lo que dejamos atras. No quisiera abusar de la generosidad de Sir Robert pero pienso volver a trabajar y necesitaría una estancia lo suficientemente grande como para poder montar mi alambique...teniendo alguna ventana para una correcta ventilación me sería suficiente...incluso entendería la imposición de alguna cuota en concepto de arrendamiento...- pidió esperando con semblante anhelante una respuesta afirmativa

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30/07/2008, 19:14
Marius

Marius atiende con interés a las palabras de aquel hombre parece nervioso de verdad, como si eso de no tener un lugar donde montar su laboratorio le quitara el sueño Claro, claro, no habrá problema amigo Marchorys, acompáñeme, le mostraré donde puede instalar su laboratorio, no tendrá que pagar nada, no se preocupe, siempre que siga tan dispuesto a ayudar a la comunidad como hasta ahora... son tiempos difíciles, y Sir Robert me haría azotar si le impusiera un pago, si cuando nos hayamos recuperado todos de esta calamidad, aún quiere su espacio, en ese caso si que negociaremos una cuota. Por el resto puede estar tranquilo que no hay problema alguno que nos venga encima ahora. Marius le acompañó a una pequeña estancia a la que daba a la parte exterior del castillo, antiguamente usada por guardias en los turnos de guardia. Ahora a falta de muchos esa era una de las estancias vacías. Aquí lo tiene, ¿que le parece?

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31/07/2008, 18:19
Machorys Illston

Marchorys se adelantó unos cuatro o cinco pasos desde la puerta al interior de la habitación y le hechó un buen vistazo dando un par de vueltas sobre sí mismo llevando su cabeza agilmente de arriba a abajo haciendose una idea general de si podría montar su alambique allí dentro. No dijo nada, pero se acercó a Marius, que lo esperaba dubitativo en la entrada, pero con aquel fuerte apretón de manos y la resplandeciente sonrisa que el alquimista lució, el consejero supo que había logrado satisfacerlo.
- Tenga por seguro que Dios aún sigue acordándose de nosotros- le dijo en un extraño tono- y que no hay puerta que se abra sin que otra, mucho más grande y con un mejor destino, se abra. El feudo se recuperará y, sin duda, Sir Robert y todos los que aún seguimos habitando esta tierra seremos los protagonistas de su resurgimiento, no habrá de pasar demasiado tiempo para que llegue ese día, se lo dice un servidor, señor...- y como si hubiera vuelto en sí de pronto tras sus fantasiosas elocubraciones preguntó entusiasmado- cuando puedo traer todas mis cosas?

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06/08/2008, 21:55
Marius

Cuando vos queráis buen Marchorys, sea bienvenido al castillo y sepa que es usted un hombre muy apreciado por Sir Robert de Scofferi. Tras decir esto se despidió con un ligero movimiento de mano Me marcho ahora, tengo mil cosas a hacer todavía, en estos días y tal como están las cosas entienda que soy un hombre muy ocupado. Si cree que necesita ayuda con sus utensilios, diríjase a aquellos guardias, les avisaré de que le presten ayuda si la necesita. señala a dos guardias que están sentados en una mesa fuera de la Taberna de Admus. Esta es la llave de la puerta ahora alarga el brazo para darle una pesada llave de hierro. tenga un buen día

Marius se aleja y se para ante los dos guardias a quienes parece dar una orden inaudible por Marchorys.

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07/08/2008, 18:53
Machorys Illston

- Muchas gracias señor!- dijo enormemente contento el alquimista mientras extendía su mano, la palma hacía el cielo, para recoger la llave que le era tendida- Dios le guarde también a vos y le acompañe en su jornada y no tenga preocupación por mí que yo mismo me encargaré de traer todas mis herramientas hasta aqui, pues no quisiera importunar más de lo debido con mi presencia tras estas puertas que tan amablemente me han sido cedidas. Permitame que insista en agradecerle este gesto que ha tenido y suplico que haga llegar mi gratitud también a Sir Robert, por favor- y, bajando la cabeza en una especie de reverencia que surgió de forma improvisada permaneció en esa posición hasta que dejó de ver, en un primer momento, y de oir, en un segundo lugar, como los pies de Marius se alejaban de la estancia.

Marchorys sonrió satisfecho y se dirigió al ventanuco que daba al exterior del castillo. La postura que adoptó junto a él no era del todo cómoda pues la altura del ventanal le obligaba a colocarse de puntillas si quería apoyar los codos en su hueco pero estuvo un buen rato asomado en él viendo como distintas personas iban de un lugar para otro.
A decir verdad, el bueno de Illston no prestaba mucha atención a esas figuras...más bien estaba enfrascado en sus pensamientos. Todo seguía fluyendo de forma natural y no había ningún impedimento para continuar con su labor. Tenía los ingredientes, los utensilios...y, por fin, el lugar donde trabajar. A que esperar? Aunque algo lo demorara no conseguiría frenarlo pues sus ganas de probar la fórmula eran tan grandes que no habría nada que pudiera detenerlo pero, por suerte para él, ningún obstáculo tenía ante él.

Incurso en sus pensamientos, algo parecido a un problema nubló por un instante su mente. El problema que tenía ante él era precisamente aquello que buscaba. Si estaba en lo cierto, que bien sabía Dios que así era, el brevaje resultante tendría un valor incalculable debido a sus increibles propiedades. Lamentablemente,a lo largo de la historia del hombre, siempre que éste había topado con semejantes encuentros había surgido la discordia entre ellos, la lucha por hacerse con ello y que el otro no pudiera usarlo y la posibilidad de destinar esos objetos a fines que distaban notablemente del objetivo con el que fueron creados.

No tenía porqué preocuparse. Al menos eso pensaba Marchorys. Nadie sabía lo que estaba tramando, nadie había oido hablar del Agua de la Vida, nadie sabía para lo que servía. Es más, aunque lo supieran, no cambiaría nada. Jamás nadie creerían en el alquimista como un ser capaz de llevar la hazaña a cabo. Más bien, lo tomarían como una más de sus locuras, de sus excentricidades, uno más de sus tontos experimentos que no serviría para nada...

Notas de juego

TEn cuidado con el aire acondicionado que luego pasa lo que pasa, jejeje, que te pones malito.
Me alegro de que volvamos a la carga, por cierto, como seguimos, pasamos de nuevo a los tochos en los que explico lo que voy haciendo en mi nuevo laboratorio?
Tu dirás...

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07/08/2008, 22:57
Director

Notas de juego

si, toca el tocho, ya ha empezado el segundo turno, el que corresponde al VERANO!! así que tras haber conseguido un lugar que te sirva de laboratorio, empieza a sacarle partido a los próximos tres meses :)
sigue así, Marchorys está siendo un gran personaje que me da pie a mucho :D

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25/08/2008, 13:25
Machorys Illston

Notas de juego

perdon por la tardanza. esta semana prometo colgar mi turno que voy a ver si me documento un poco sobre algo que quiero hacer, jejeje.

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26/08/2008, 00:20
Director

don't worry, be happy dude!

No problemo, bienvenido por si estabas de vacaciones o fiesteando :D

Cargando editor
28/08/2008, 13:39
Machorys Illston

Me llamo Marchorys Illston y esta es mi historia. La historia de unos hechos que acontecieron alla por el verano de 1190 y que marcaron mi vida. Si para bien o para mal, querido lector, no lo sabra hasta el final de estas lineas.

Ardua fue la tarea pero el fin merecia dicho esfuerzo. Todo empezo cuando al fin consegui el lugar donde trabajar, protegido por las murallas del castillo y conseguido gracias a la generosidad de Sir Robert. Varios dias tarde en convertirlo en mi provisional laboratorio, los dias que tarde en transportar todas las herramientas y materiales necesarios con mis propias manos en caminatas que se repetian por cinco o seis ocasiones al dia en las que iba llevando poco a poco y en una plataforma de madera con ruedas y tirada por una soga mis pertenencias.

La parte animal habia sido elaborada casi por completo. Solo faltaba reducir aun mas la mezcla para concentrar sus propiedades y unirla a la parte vegetal cuando esta estuviera recien preparada. Para ello seria esencial mi viejo alambique de cobre en cuyos trescientos litros de capacidad verteria las materias primas, todas ellas plantas que, aprovechando los periodos de luna llena recogia justo al despunte del alba. Esa luna llena atraia toda la savia de las plantas hasta sus mas tiernas hojas, las cuales recogia antes de que esas plantas utilizaran la preciada energia vital en sus fotosintesis. Cada maÃ+/-ana, un gran saco llenaba de plantas, cada maÃ+/-ana, una especie concreta...arbol de te, por sus propiedades antibioticas, albahaca, para revitalizar la mente, bergamota, para elevar el espiritu, cedro, por su efecto sobre el sistema nervioso central, eucalipto, que recompone el sistema respiratorio, jengibre, para el dolor...y asi hasta una treintena de variedades distintas que llegaron a llenar cada rincon de mi laboratorio.

Todos los dias, encerrado con llave, ponia en marcha mi alambique sobre unos buenos leÃ+/-os de encina con los que obtenia un calor constante y moderado. Habia aprovechado el exceso de vapor que dejaba escapar el alambique para accionar las aspas de un extractor que habia colocado en el ventanal para asegurar la ventilacion del lugar. Solo treinta litros de agua y el contenido de aquellos sacos en su interior. Asi fue como fui obteniendo los aceites esenciales de cada una de las plantas, conservando las propiedades de estas en pequeÃ+/-os frascos de cristal. El vapor ascendia de la cuba a traves del serpentin donde se enfriaba y provocaba el magico proceso en el que el insolubre aceite se separaba del agua que lo habia arrebatado a la planta portadora y salia en forma de lagrimas al otro extremo del aparato. No bastaba eso...habia que decantar ese producto resultante hasta quedarse con la parte mas pura del aceite que era la que quedaba flotando en la parte superior.

Solo faltaba la union de todos y cada uno de esos aceites, la fusion con la que conseguiria resumir el lenguaje de las plantas. Para tal refinamiento, tendria que limpiar de nuevo el alambique haciendolo funcionar con una mezcla de agua y vinagre en el que este ultimo ascendiera junto con el vapor e hiciera el recorrido de cobre limpiando cada rincon del complejo entramado. Despues, la primera luna llena de un nuevo ciclo seria testido del acontecimiento. En la cuba del alambique nadaban todos los aceites esenciales que habia elaborado. A la par, en otro caldero, la parte animal de la formula se llevaba a ebullicion. Ambos procesos se desarrollarian de forma simultanea. Por un lado, un aceite esencial universal goteaba al interior de un frasco de cristal. Por el otro, el contenido del caldero era reducido a apenas una cucharada de una especie de pasta que introduje en el fraso de cristal del aceite llenandolo por completo y agitandolo para mezclar ambos componentes. Solo quedaba un proceso que me habia traido de cabeza durante todo este periodo: el enfriado de la formula.

Mas alla del castillo, justo bajo mi ventana, otro gran caldero de cobre reposaba tapado sobre el fuerte sol que ya ocupaba el punto mas alto de su privilegiada balconera. Nadie habia osado a acercarse ni siquiera para fisgonear, pues el hedor que emitia era insoportable. Todos mis orines de los dos meses que duro el proceso de recoleccion y elaboracion de aceites se cocian al sol, los cuales habian sido cuidadosamente almacenados en botellas hermeticas y conservados en jaulas de alambre dentro del lago para frenar su proceso de evaporacion que ahora forzaba.

Me acerque al caldero conteniendo el vomito que ascendia por mi garganta. Aun no. Humedeci una tabla de madera con agua pues, llegado el momento, la necesitaria. Tras otra media hora el hedor que emanaba del caldero cambio. Era igual de repulsivo pero el aroma era diferente. Era la hora, el amoniaco que formaba parte de los orines se estaba evaporando. Ese proceso, a diferencia de los mas comunes que hacian combustion y provocaban llamas, consumia calor. Abri el caldero y coloque flotando sobre la superficie de orines la humeda tabla que casi cubria la totalidad de la superficie liquida, obligando a que el amoniaco tuviera que usar esa tabla como medio de escape. Sobre ella, el pequeño frasco que contenia la mezcla.

No pude reprimir la sonrisa que afloro en mi rostro cuando vi como el cristal del frasco comenzaba a empañarse. Incluso tuve que esperar un poco pues el frasco se habia pegado a la tablar al congelarse el agua que la empapaba. Me sente en el suelo sujetando aquel frasco entre unas temblorosas manos como lo que era, una joya, mi bien mas preciado en este mundo. Entre mis manos, un sueño se habia hecho realidad...

(Extracto de unas notas encontradas en unos viejos manuscritos descodificados recientemente)

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06/09/2008, 23:23
Director

Marchorys tenía entre sus manos la fórmula más larga en la que jamás había trabajado. Desde su descubrimiento y posterior estudio, habían pasado varios años. Ahora todos esos años estaban ante sus ojos, dentro de un frasco de cristal congelado. Aquel lodo oscuro podía haberse sacado de cualquier ciénaga, pero él, la había creado con un propósito. Miró el frasco con ansia de abrirlo y beberlo, o engullirlo.

Notas de juego

Necesito saber una cosa que no he entendido. La cantidad de material que has sacado de todo el montaje ¿es sólo un frasco?¿lo que has sacado se puede diluir de forma que lo que saques puedas hacer varias pócimas?¿El frasco es una pequeña prueba para no joder todo el material en caso de que saliera mal? No quiero tomar yo esa decisión pq puede cortarte el rollo si estás pensando en algo en concreto y yo te cambio toda tu historia (en otros casos ni preguntaría, pero es tu pócima y no quiero desvirtuarla) :P

Cargando editor
07/09/2008, 00:15
Director

Marchorys tenía entre sus manos la fórmula más larga en la que jamás había trabajado. Desde su descubrimiento y posterior estudio, habían pasado varios años. Ahora todos esos años estaban ante sus ojos, dentro de un frasco de cristal congelado. Aquel lodo oscuro podía haberse sacado de cualquier ciénaga, pero él, la había creado con un propósito. Miró el frasco con ansia de abrirlo y beberlo, o engullirlo.

Notas de juego

Necesito que me indiques lo siguiente para poder narrar lo que pasa. :D

La cantidad de material que has sacado de todo el montaje ¿es sólo un frasco?¿lo que has sacado se puede diluir de forma que lo que saques puedas hacer varias pócimas?¿El frasco es una pequeña prueba para no joder todo el material en caso de que saliera mal? No quiero tomar yo esa decisión pq puede cortarte el rollo si estás pensando en algo en concreto y yo te cambio toda tu historia (en otros casos ni preguntaría, pero es tu pócima y no quiero desvirtuarla) :P

Cargando editor
07/09/2008, 17:26
Machorys Illston

Notas de juego

se supone que solo obtengo un frasco con todo ese proceso y para usarlo bastaria con solo una gota del brebaje, sería todos esos ingredientes concentrados al máximo.