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Yda

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02/06/2008, 23:06
Director

Después de conseguir llegar a castillo y darle aquel brebaje a Sighard, Yda logró pasar una tarde con su amado. Luego, ya al anochecer, su hermana la despidió de la corte con exquisitos modales y no sin que antes, le dieran de comer en las cocinas. Al no saber donde ir, caminó hasta ver que no podía cruzar el puente pues ya no había quien hiciera mover la balsa. Por lo que decidió ir hacia la orilla del lago, donde podría descansar recostada a un árbol o entre unos matorrales. Allí encontró un cobertizo, su puerta estaba abierta. A unos metros de esta, cercana a la orilla, había una barca tumbada en el suelo. En el mismo, había la marca que había dejado la barca al ser arrastrada desde el cobertizo. Estaba claro que no estaba abandonada, pero aprovechó para dormir dentro de la barca.

Un día, el estrepitoso ruido hecho por miles de hombres pisando al unisono el suelo la despertó. Aquel ejército del que se hablaba había llegado. Acamparon lejos de las murallas. Se oía a decir que estos hombres ayudarían a construir el nuevo pueblo.

Visitaba el castillo a diario, pero no logró que la dejaran entrar, su vestido se había ensuciado y no daba el mismo aspecto de antes, ni tenía las maneras de una cortesana como para llegar a confundir a los guardias. Por lo que siguió haciendo cada día aquella ruta, con el dinero que aún le quedaba compraba el sustento y no tardó en dejar de dormir en la barca para acabar viviendo en el cobertizo, ya que nunca aparecía nadie. Durante el día iba a castillo e intentaba sobremanera conseguir encontrar a Ghela o alguien que la condujese hasta Sighard, para que este dijera que la lavaran, la vistieran, y le dieran una alcoba. Tenía muy claro después de esa tarde que iba a ser su mujer, y aquello que tenía en la pierna, esa herida, no confiaba en que pudiera acabar con aquel hombre tan vigoroso. Fuera de las murallas, era asombroso ver como aquel ejército trabajaba, unos cortaban madera, otros la lijaban, los artesanos les daban órdenes de como hacerlo y estos obedecían. El pueblo empezó a tener calles cuando los suelos de piedra estuvieron colocados.

Finalmente, una mañana, logró encontrarse a Ghela. Esta quedó consternada por la situación en la que Yda parecía estar. Ghela, con gran soltura, y mucho aplomo, se acercó a los guardias, y les advirtió que cada vez que viniera esta mujer y les pidiera paso, la acompañaran a la habitación de Sighard, y que si tenía hambre, la acompañaran a las cocinas. A Yda, aquella sobreprotección no le molestó, pues pensó que se perdería por los pasillos de aquel castillo. Tras reunirse con Sighard ese, día, éste le contó que era imposible que por ahora, tuviera alojamiento en el castillo. Eso la entristeció, creía que Sighard podía hacer lo que se le antojara, pero parecía que ella estaba muy por encima de las permisividades que tuviera el hijo de Robert de Scofferi. Hubo algo, que le produjo una leve chispa de alegría, la pierna de Sighard tenía mejor aspecto, y él, ya no se quejaba del dolor. No despertaba empapado en sudores fríos, ni tenía esos malos ratos en los que el dolor le hacían retorcerse sobre la cama.

Siguió visitando el castillo, aprovechaba para comer ahí, de forma que no gastaba dinero en manutención. Visitaba a Sighard a diario, cada tarde la pasaba con él. Esperaba nerviosa a que este le pidiera matrimonio, mas parecía no llegar el día.

Con el paso de las semanas, Sighard logró ponerse en pie. Toda la corte brindó por ello en la cena que se hizo en su honor y en la Yda estuvo presente. Esa fiesta fue lo que cambió la vida de Yda. Sighard la presentó a su padre, dándole los méritos de su curación, los cuidados excesivos que Yda había tenido con Sighard, eran la razón de aquella curación casi milagrosa. Ghela, que no tardó en verse inmiscuida en medio de aquello, asintió, indicando que cada día esa mujer había estado atendiendo cada necesidad, petición de su hermano, y que sin lugar a dudas eso había salvado a su hermano. Sighard pidió a su padre casarse con la joven, y este accedió a ello sin discusión ante la alegría de saber que su hijo estaba bien gracias a esa muchacha. Eso si, puso una condición, la boda se celebraría cuando Sighard volviera de las cruzadas. La muchacha se quedaría en la corte esperando que éste volviera y sería de mientras instruida para ser una mujer de corte.

Desde ese día la recuperación de Sighard fue acelerándose hasta estar bien de nuevo una semana antes de partir. Esa última semana fue la mejor semana de la vida de Yda. Aprovecharon para hacer el amor cada día, y dar largos paseos por el castillo e ir cogida de su brazo en público, cosa en la que había soñado muchas veces. La gente les miraba, algunos la reconocían pero no se atrevían a soltar palabra alguna ni mueca. Desde la muralla del castillo pudo observar como aquel ejército gigantesco, seguía trabajando en la construcción del pueblo, allí fuera de las murallas del castillo, y seguirían haciéndolo hasta la noche antes de partir, o eso parecía. Al llegar aquella noche, el mundo se le derrumbó encima. No había sido consciente dado a la ilusión que todo aquello le daba, que no le volvería a ver en mucho tiempo, y lo peor, iba a la guerra, y quizá no le volvería a ver. Decidió no estropear la noche a Sighard y que partiera con la mayor moral al día siguiente. Hicieron el amor como animales hasta caer rendidos, sin apenas poder mover un músculo y durmieron abrazados.

Notas de juego

Avisaré cuando sea el priemr turno de tres meses. Por ahora lee la intro y planea lo que harás, puedes preguntarme lo que quieras y puedes hablar con Ghela en la escena privada que tenéis las cortesanas. :D

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16/06/2008, 15:18
Yda de Warndorf

Antes de partir, Sighard había prometido casarse, por fín mi sueño se cumplía y sería feliz para toda la vida, pero aún debía esperar mucho tiempo a que las cruzadas por fin acabasen y él regresara sano y a salvo...
Las primeras semanas después de su partida fueron las más duras para mí, si bien había compartido un tiempo en el castillo, era junto a mi prometido, o Ghela, ahora debía manejarme sola en todo este nuevo mundo en el que me encontraba, Sighard no sólo había dejado un hueco en mi corazón, sin su presencia no tenía la seguridad y la confianza que solía presentar, no me sentía tan cómoda, lloraba muchas noches recordando los momentos que tanto me habían hecho feliz, pero ahora no tenía la certeza de si volvería para continuar con nuestras vidas.
Cada día debía despertar muy temprano para presentarme tímidamente en el desayuno, conversar correctamente con el padre de Sighard, y contarle mis avances en las clases de etiqueta, porque había comenzado las clases de etiqueta, con un profesor particular, por supuesto siempre contaba con la asistencia de Ghela, aconsejándome e instruyéndome, al principio me costó mucho acostumbrarme al modo de vida de una costesana, aprendía muy lentamente, pero poco a poco comencé a sentarme correctamente, a caminar de ese modo tan peculiar como lo hacen las damas de la corte, a vestirme adecuadamente, porque para cada ocasión hay un vestido particular, lo que menos me gustaba era llevar aquel corsé tan ajustado, muchas veces me faltaba el aire, pero todo era por ser una digna esposa para Sighard, también aprendí a utilizar los cubiertos más importantes y a pronunciar correctamente las palabras, me decían que, si aprendía pronto lo más básico, más rápidamente me enseñarían a leer y a escribir, que serían el próximo paso. Había tanto por aprender!
Las señoritas del castillo me trataban dulcemente, a veces me sentía como una niña perdida y ellas me ayudaban a encontrar mi rumbo nuevamente, nos reuníamos cada tarde a tomar el té, allí pasábamos a charlar de muchos temas. Al principio no entendía demasiado de qué hablaban, pero pasados dos meses ya participaba en la conversa amenamente, reíamos y cotilleábamos.
Ya no era posible reconocer a la Yda de antes, a pesar de haber pasado tan poco tiempo, lo que había aprendido en el castillo cambió mi vida, aunque ella no olvidaba lo que había sido, lo que había hecho tantas veces, a mi madre, y a mi antigüa pobreza, no podía olvidarlo…
Así pasaron los primeros tres meses después de la partida de Sighard, sólo espero tener noticias de él pronto, cada noche rezo porque salga con bien de todo esto y que regrese. Repaso las lecciones del día, esperando a la vez, con ansias la siguiente clase, pronto aprendería a leer y a escribir, y podría tener aún más conversaciones interesantes, sentía que me convertía en la mujer ideal para mi prometido, eso me hacía feliz, y dormía con ese pensamiento rondando mis sueños…

Notas de juego

por cierto, Terresia aún esta en el castillo?, es porque creo que tendía algunos problemillas con ella :P

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29/06/2008, 12:04
Director

La primavera pasó lenta para Yda, tenía muchas cosas que aprender todavía, y se sentía normalmente cohibida e intranquila delante de cualquier persona del castillo. Las únicas personas ante las que no afloraban esas sensaciones eran los sirvientes del castillo, que la trataban con extrema delicadeza. Yda tuvo varias oportunidades de acercarse al resto de cortesanas, donde gracias a la ayuda de Ghela y Letta, fue ganando aceptación. Aún no estaba muy acostumbrada a sus modales y solían usar palabras en franconio en medio de las conversaciones. Yda debía aprender bien su idioma y aparte de su idioma el franconio también debía aprenderlo. Por las mañanas recibía lecciones junto a las demás cortesanas. Durante esas lecciones profundizaban en el estudio del trivium, que abarcaba: la gramática, la ciencia del uso correcto de la lengua; la dialéctica, la ciencia de la expresión y la retórica, ciencia del pensamiento correcto.

Solía dar largos paseos en sus horas libres, al igual que otros días estudiaba junto a Ghela. Vio que Letta, no se despegaba de la otra muchacha, parecía su sombra, y Ghela, adiestraba a la niña en todo aquello que hacían, parecía que Ghela fuera la tutora de Letta en todos los aspectos. Ghela era una mujer excepcional a sus ojos, era hermosa, inteligente, correcta y además, tenía mucha mano y peso dentro del castillo, se notaba que había crecido allí. Sus decisiones eran aceptadas sin ningún tipo de contrariedad y sus órdenes eran acatadas al isntante. Que Ghela estuviera de su parte era un respiro para Yda, pues sabía que estaba segura y que no le faltaría de nada.

Los domingos acompañaba a toda la corte al misal del padre Wybert. Ir a la iglesia era obligación en aquella corte. La devoción de Sir Robert era infinita. Nunca le pareció una persona muy religiosa anteriormente, pero después de tres meses en aquella corte no albergaba duda, de que Robert de Scofferi era un fervoroso siervo de Dios.

Había también conocido a varias personas aparte del circulo de cortesanos: Dewekinus, Meeus, Denid, Marius, Lambertus, Berwhol, Lucius e Isabella.

Dewekinus era un filósofo, o eso decía él siempre. Era quien les impartía clases a diario excepto el domingo, día de descanso para todos. Era un hombre ya de cierta edad, muy inteligente y astuto, a la vez de buena persona. Con él vivían un niño a su cargo y un tipo un tanto extraño del que todo el mundo decía que estaba loco, pero que era inofensivo.

Meeus, era un pillo. Un machacho de diez u once años que vivía con Dewekinus. No era su hijo, pero Dewekinus lo había cuidad por lo visto desde muy pequeño. Solía pasar el día con Denid con el que charlaba mucho y jugaba.

Denid, era un hombre fornido con la madurez de un niño de cinco años. Estaba claro que el pobre estaba loco. Era asustadizo, tenía miedo que le robaran o le hicieran algo, por ello siempre llevaba colgado un saco relleno con piedras que colgaba de su espalda. Solía caminar hacia atrás diciendo que así evitaba que alguien le pudiera venir por las espaldas.

Marius era el consejero de Sir Robert. Era alguien muy correcto y frío, nunca dejaba aflorar sus sentimientos y se mostraba imparcial siempre. Marius solía atender a todo el que viniera al castillo, haciendo de puente entre cualquiera y el señor de aquel feudo. Otro de sus aspectos interesantes era su fidelidad, si Robert era un gran devoto de Dios, Marius era un gran devoto de Sir Robert.

Isabella era la ama de llaves del castillo. Era una mujer mayor que Ghela y dirigía el trabajo de los sirvientes del castillo. Aunque Isabella fuera también una sirviente, ostentaba una posición más alta quela del resto, lo que le proporcionaba ciertos privilegios.

Lambertus Odlic, era el bibliotecario. Un hombre bonachón, de la edad de Dewekinus o quizá un poco más joven; hablaba por los codos e intentaba siempre que la gente se llevara un libro recomendado por él.

Bernwhol Watacook, era el responsabble de cocinas. Él era quien discutía con Isabella las diversas comidas de la semana, pues era Isabella quien sabía como estaban las cosas en el castillo, si las tripas de Sir Robert no andaban bien, era Isabella quien avisaba al cocinero. Bernwhol tenía unos cuantos aprendices que eran los que bajo sus órdenes cocinaban y atendían todo aquello que requería la cocina. Por otra parte, era él quien hacía el inventario de productos y quien se dedicaba a ir a comprarlos o a hablar con los mercaderes que ya le suministraban.

Por último Lucius era el joven chico de las cuadras. Su función se limitaba en mantenerlas limpias de las heces de los caballos, de alimentar a dichos animales y a examinarlos por si alguno estaba herido o si se necesitaba un cambio de herraduras. Lucius siempre estaba contento, tocara lo que le tocara hacer, era un sirviente pero todo el mundo le tenía aprecio por su corta edad.

Finalmente llegó el día que marcaba el fin de la primavera. Se notaba pues el calor en el sur de Britania se intensificaba y también por que el día se alargaba. Yda estaba peinándose delante de su tocador, le encantaba, pues nunca había podido peinarse de tal forma, para arreglarse solía ir al lago y usar el reflejo del agua. Oyó una lejana corneta, siempre sonaba cuando llegaba alguien a castillo. Siguió peinándose cuando su puerta se abrió levemente.

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29/06/2008, 13:01
Marius

Asomando la cabeza por la puerta, mientras Yda se peina delante del tocador de madera del que cuelga un espejo ¿Puedo entrar milady?

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30/06/2008, 22:40
Yda de Warndorf

Estaba apoyada sobre la butaca, frente al espejo de mi habitación, la ventana estaba abierta y dejaba pasar una leve brisa que provenía del norte, a estas alturas el tiempo era caluroso y las cortesanas aminoraban las actividades diarias a modo de no sudar como un obrero. Por la maañana había asistido a las clases con Dewekinus, era un exelente profesor, compredió perfectamente mi situación dedicandome especial atención para lograr mi aprendizaje, ahora sabía muchas cosas que nunca imaginé, una vez que avancé en mis estudios de protocolo y buenas costumbres comencé con las clases más avanzadas donde participaban todas las cortesanas, con el tiempo podía leer y escribir sin muchos errores, hablaba correctamente y razonaba mis respuestas, nunca llegaría a ser tan buena como Ghela, y esque esa mujer tenía el don de ser cortesana desde su nacimiento, a mi me gustaba escucharla, razonar junto a ella aunque fuera sólo fingiendo que la comprendía porque le gustaba escucharla, y aprendía de ella, la imitaba todo lo que podía y sólo así me sentía como una dama...
Escucho las campanas del castillo, me inquieto al oirlas porque sé que cuando llegue Sighard de aquella cruzada las campanas sonarán de nuevo, sólo que con mucho mayor estruendo que ahora, porque mi prometido regresaría como un heroe y sería venerado por todo el reino. Unos pasos se acercaban a mi puerta y es entonces cuando veo el rostro de Marius asomado a mi puerta reflejado en el espejo, entonces dejo el cepillo sobre la mesa y me vuelvo hacia él con las manos cruzadas sobre mis piernas y la cabeza ligeramente inclinada
no le han enseñado señor a tocar la puerta antes de entrar a la habitación de una Cortesana?... en ese momento pienso si lo mejor habría sido decirle ¿que desea señor Marius? aunque esta frase no me gustaba decirla no estaba para cumplir favores de nadie, eso ya había pasado Pase usted le hago un gesto con la mano autorizándolo a entrar y deje la puerta abierta por favor A Marius le tenía toda la confianza, era el consejero del Rey y le era leal a éste, pero sabía que no era correcto estar a solas con ningún otro hombre que no fuera mi prometido

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03/07/2008, 22:37
Marius

Milady, perdonad mi osadía, pero la puerta estaba entreabierta. Vengo a decirle que han llegado noticias de Outremer. Un emisario del rey de camino a la corte las ha traído. La flota ha tenido que cambiar su rumbo por orden del rey, y se dirigen a Missina, la capital normanda. Van en rescate de la princesa Sarah de Lyoncourt, cautiva a manos del malvado Tancrid de los normandos. Nos ha dicho también, que el barco donde viaja Sighard no ha tenido problemas por ahora, y sigue viento en popa. Marius suspira. Aún no lo sabe Ghela, no le diga nada, deje que su padre le informe.

Notas de juego

Marius no es el consejero del Rey, es el consejero del Señor de Scofferi, un vasallo del Rey.

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08/07/2008, 20:08
Yda de Warndorf

Cuando Marius me da la notición contengo el aliento ante sus palabras, pero al nomberar que el barco de mi amado se encontraba aún en buenas condiciones no puedo más que suspirar y contener mis lágrimas. Todos aquellos nombres que había dicho el consejero no le sonaban para nada a ella, aún no conocía las tierras más allá de su Feudo natal y pensaba que esa parte de sus estudios no comenzarían hasta que avanzara lo suficiente, tal vez Ghela podría darme algunos detalles de aquellos parajes pues deseaba conocer el rumbo de Sighard aunque fuera sólo por referencias dictadas que tal vez no eran ciertas... trate de memorizar aquellos nombres para preguntar a su amiga y confidente, aunque seguramente ella me lo diría antes de poderle preguntar, sonrío ante la idea, feliz de haber tenido noticias por fin, me acerco a Marius, le tomo de las manos y le doy las gracias por el aviso
muchisimas gracias Marius no sabeslo feliz que me he puesto, por favor, mantenme informada dde cualquier noticia sobre la cruzada que llegue a nuestro señor, por supuesto, si el así lo considera correcto, ahora ve a hacer tus quehaceres que el Señor puede que te necesite sonriete y radiante le hago una reverencia con la cabeza a modo de despedida.
Cuando cierra la puerta y el sonido de sus pasos ya no llegan a mis oídos recuerdo cada palabra que me dijo, me siento nuevamente frente al tocador, cepillándome de nuevo el cabello hay algo que me preocupa, que aquella señorita a la que deban rescatar me robe el corazón de sighard, era una inquietud latente antes de que él se fuera a las cruzadas, pero ahora que sabía que estaría luchando por una mujer sentía más fuerte la angustia, sumada a la inminente amenaza de que perdiera la vida...

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20/07/2008, 22:47
Director

Yda oye unos pasos ahora. Los pasos atraviesan el pasillo donde está su cámara. Se acercan cada vez más hasta pararse delante de su puerta. Los pasos eran rápidos y apenas hacían ruido, por lo que debía ser una sirvienta. Llaman a su puerta. Antes de que tenga tiempo de contestar, la voz de una mujer atraviesa hacia la estancia. Señorita de Warndorf, Sir Robert la hace llamar a la sala de las cortesanas. tras esas palabras se oyen de nuevo los pasos alejándose.

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21/07/2008, 17:40
Yda de Warndorf

Termino de cepillarme el cabello y me levanto del tocador, en ese momento escucho los pasos de la sirvienta pues se sabía mover por el castillo con rapidéz y sigilo... Al instante siguiente me hace llegar el mensaje del Señor y se marcha, debía aparecerme por la sala de las Cortesanas algo que me parecía extraño puesto que nunca lo había visto por aquella estancia, sólo en las comidas y en su despacho, me preguntaba porque me habría llamado, seria algo de Sighard? tal vez estarían las demás cortesanas aunque no creía soportar el humor de Terresia una vez más.
Me coloco las zapatillas y me arreglo el corsé con un poco de prisa, no había que hacer esperar al Señor, por último cojo las joyas de mi repisa y me las coloco con la mayor delicadeza posible para salir de la habitación hacia la sala de las cortesanas

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22/08/2008, 00:39
Director

Notas de juego

Hey baby! no te he abandonado, no creas. Ya estoy preparando el texto de tu viaje. Piensa que vas a pasar por francia e italia, así que si quieres ir pensando en cosas que quieras adquirir por el camino o cualquier cosa que por el camino hayas podido hacer, no te cortes, el viaje es de tres meses en un buen carro y con escolta, y te acompañará una cortesana alemana, Astiria. Así que ve maquinando y cuando lo tengas posteame para que tenga en cuenta el partido que quieres sacarle al viaje.

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22/08/2008, 02:37
Yda de Warndorf

Notas de juego

Hola cielo, pues que bien! voy a viajarrr jajaja esta bien, dame un adelanto de mi compañera y pues los parajes a visitar, si paso por ciudades o si tomo algún tipo de barco, hay tantas cosas que hacer en tres meses!! :D

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22/08/2008, 08:00
Director

Notas de juego

ok! este finde te hago el resumen del plan de viaje que se ha preparado para vosotras así como todo lo que sabes de astiria.

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24/08/2008, 21:45
Director

Durante las primeras semanas de aquel caluroso verano. Las clases se triplicaron para Yda. El castillo entero parecía movilizado para preparar a la muchacha para aquel viaje. Yda comprendía el peligro que suponía, pero su deseo de ver a su enamorado era mayor que cualquier otra cosa. Durante las mañanas se preparaba con Dewekinus, después de la comida recibía las clases que Ülrich, les impartía a tanto a ella como a Astiria, quien la acompañaría en el viaje por orden expreso de su padre Adhus de Kriegghar, el noble germano que rondaba por el castillo. Ülrich les explicaba todo aquello que podrían encontrarse durante el viaje, así como aquellas ciudades importantes que visitarían. Les enseñó también modales y costumbres típicos de las diferentes regiones así como lo más útil de sus idiomas para que pudieran comunicarse un mínimo. Ya a plena tarde, un sargento de la guardia enseñaba a las dos muchachas a defenderse con un arma. Esas clases eran divertidas, y tanto ella como Astiria las disfrutaban. Esperaba con ansias a diario el día que su cuerpo se fundiera de nuevo con el de Sighard, notar su musculatura apretada contra su espalda. A tiempo de salir de viaje, Astiria e Yda eran ya buenas amigas. Astiria era menor que Yda, pero se notaba que era de alta cuna de nacimiento. A Astiria realmente no parecían importarles los rumores que se oyeran en castillo, Yda había sido encantadora con ella, y había logrado alejar el fantasma de su recién fallecida hermana. Astiria había perdido a su hermana en el incendio de la torre hacia ya unos meses. Yda por otro lado, había perdido a su hermana, y después de aquello todo había dado un vuelco enorme y su vida estaba cambiada por completo. Se había cruzado alguna vez con alguno de los hombres con los que alguna vez se había acostado, estos no osaban mirarla de manera lasciva o pícara como alguna vez antes lo hubieran hecho. Por otro lado, Astiria tenía un hermano, Otto. Otto había marchado junto al ejército al lado de Sighard en dirección a Tierra Santa. Era normal que su padre la mandare junto a ella, para tratar de traer noticias de primera mano sobre el estado de su hermano. Aunque ambas eran la misma cosa, la opción de Adhus de Kriegghar le pareció injusta y egoísta, a diferencia de lo que le pareció a ella la de Robert.

El carro estaba preparado, y las jóvenes se despedían de todos. Un sequito de quince soldados las acompañaban todos montados a caballo, en el carro, dos soldados protegían al conductor sentados uno a cada lado de éste. El carro era espacioso por dentro y realmente cómodo. Tras haberse despedido, ambas subieron al transporte y cerraron la puerta. El carro empezó a moverse y alejarse del castillo siguiendo el camino que daba al puente.

Iban a pasar por cuatro ciudades importantes durante el camino. Parens, Maselle, Milani y Roma. Desde roma zarparían hacia la isla de Sibilia y una vez allí proseguirían el camino hacia Missina.

Notas de juego

OBTIENES +2 CULTURA +2 IDIOMA +1 VIGOR (recuperando a parte los puntos que tenías de menos).

Bueno ya tienes la ruta, si quieres saber cosas de esos sitios medievales, o ver en un mapa la ruta que harás, te haré buscar en interné :P Por si no te suenan los nombres (que se parecen mucho al nombre real de la ciudad) te los he dejado en el spoiler de abajo :D Si necesitas más info (no me he extendido mucho en la que te he dado) pídemela, estaré encantado de responder a lo que pidas.

Spoiler (marca el texto para leerlo):

Parens=París
Maselle=Marsella
Milani=Milan
Sibilia=Sicilia
Missina=Messina
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31/08/2008, 03:59
Yda de Warndorf

Notas de juego

Hielito esta semana me voy de viaje (el único en todas las vacaciones -.-) hasta el 8, en cuanto llegue posteare mi turno disculpa el retraso! además quería preguntarte qué tan conocido es SCOFFERISHIRE o que tan "noble" pueden ser pues pensaba asistir a algun banquete o evento social por ejemplo las justas donde podríamos ser doncellas invitadas, aprovechando asi para dar a conocer a la prometida de Sighard (jua jua) y que Astiria conozca a otros caballeros nobles, pero como dije todo esto depende de el grado de "nobleza"...
Otra cosa, ya estuve investigando sobre los paisajes y esas cosas que atravesaremos pero realmente no estoy ubicada en qué época del año estamos, lo quiero saber por todo aquello de las estaciones, además de cuánto durará el viaje... puf, por ahora no se me han ocurrido otras cosas que preguntarte ;P tal vez en la semana me conecte para preguntarte otras cosas...
En fin que tengas una exelente semana y espero no molestarte con la tardanza...

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01/09/2008, 15:59
Director

Notas de juego

don't worry lady, have fun!

A ver, Scofferishire es un feudo que pertenece a un vasallo menor del rey. Es baja nobleza, por lo que fuera de la Britania, no será apenas conocido. De todas formas y siendo cortesanas, siempre seréis bien recibidas en paises con intereses en común, y aunque no lleguéis a ser un centro de atención social, podéis permitiros perfectamente asistir a un banquete. Por otra parte, una buena cortesana puede hacer que una tierra desconocida, empiece a ser conocida através de: su buen hacer, hablar bien, prometer pactos ( en tu caso no muy arriesgados pues vuestro poder es ínfimo), etc... ya te iré añadiendo información durante estos días que estás de vacas :D

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10/09/2008, 15:53
Yda de Warndorf

Habiamos partido de Scoferishire preparadas para todo lo que veríamos en el mundo exterior, Astiria, mi compañera de viaje era un chica bastante adorable, inocente e inteligente, viajaba para tener noticias de su hermano y aunque al principio habia habido incorfomidad sobre esa desición la chica estaba encantada pues conocería la vida más alla del feudo y de Britania, mientras que yo agradecía la suerte que tenía al poder viajar por nuevos lugares, haber conocido a Astiria y el pronto reencuentro con Sighard. El carro en el que viajaban era bastante cómodo a pesar de que tropezaba con las rocas del camino haciendo que saltasemos de nuestros asientos, esto provocaba muchas risas entre nosotras al principio, pero al pasar los días comenzaba a ser molesto para finalmente acostumbrarnos y aceptar aquella fortuna.

Todos los dias al alba nos levantabamos, aseábamos con el agua que se llevaba en la carreta y comiamos de las proviciones, cada dos o tres días pasabamos por diferentes pueblos del reino donde nos abastecíamos de comida y bebida para los días de viaje siguientes, luego de cumplir estas tareas partíamos nuevamente. Las horas en aquel carro pasaban largamente y nos quedaba ocupar el tiempo en leer y repasar las lecciones de idioma y cultura que el tutor nos había impartido, esto seimpre era divertido pues final terminabamos bromeando y riendo de todas las palabras y las expresiones que tendríamos que utilizar, esto nos ocupaba la mayor parte de la mañana y ya para la hora del mediodia el carruaje se detenía para almorzar y descansar un poco, en esos momentos nos gustaba espiar a los soldados mientras descansaban o hacían cualquier tipo de actividad, desde juegos de apuestas con cartas o dados hasta luchas improvisadas sin armas. Esos momentos solían ser muy calurosos por lo que tratabamos de no movernos del carro. Ya por la tarde tomabamos la siesta si nos apetecía o podíamos recurrir a la lectura, Astiria me ayudaba a comprender los libros que me había llevado del castillo para leer en el viaje, la mayoría eran textos que había visto leer a Ghela o que recordaba cuando los señalaba y me decia "este es muy interesante incluso para ti Yda, yo solía leerlo aún estando más jóven que tu... . Al anochecer nos relajaba contar hechos de nuestras vidas, así como imaginar el futuro que nos deparaba el destino...

 Así transcurrieron los días mientras viajabamos por las tierras de Britania, admirando la naturaleza reverdecida, las flores de los campos, los arbustos llenos de frutos, la temperatura siempre cálida, conociendo la extensión de todo aquel reino.

Un día por la mañana, uno de los guardias que iban a caballo nos indica desde la ventanilla que ya estábamos arrivando a la costa y que, si no había ningún inconveniente estaríamos zarpando al siguiente día a la luz del alba, pues en este día debian revisar y aprobar que la embarcación estuviera en condiciones de navegar.

Después de aquel instante mi corazón comenzo a latir con rapidez pues me emocionaba saber que pronto llegaríamos a la playa y vería el mar, conocería aquellas aguas de las que tanto había oido hablar en las tabernas del fuedo, mi madre habría dado muchas cosas por estar en aquellas costas pues también conocía las historias fantásticas que se decían por aquel tiempo... Por otro lado, me angustiaba saber que tendría que navegar pues así como existían historias maravillosas sobre el mar había escuchado también las más terribles, desde las espantosas tormentas por las que se veían obligados los barcos a superar hasta los naufragios de los que no sobrevivia ningun tripulante, sabía que el mar era peligroso y temía por las criaturas que allí existieran, era una experiencia totalmente nueva y se acercaba cada vez más.

El primer día en aquel barco fue intenso pues en todo momento me sentía mareada y con ganas de abandonar aquella locura, Astiria sentía lo mismo pero sabía que terminaria en algún momento y que debía acostumbrarse a aquello, en esos momento la admiraba pues era firme y toda una doncella... En los días que transcurrieron en la navegación me mantenía en pie el hecho de pensar y recordar que pronto estaría una vez más con Sighard y que no importaba lo que me sucediera pues necesitaba sentir de nuevo aquellos músculos apretandome dulcemente, su mirada posada en mi cuerpo con aquellos hermosos ojos, sus labios, su voz. En el mar los días transcurrian aún mas lento y la espera era larga, por las mañanas podíamos dar un paseo por la cubierta y econtrarnos con el capitán al desayuno donde nos explicaba todos quehaceres que se hacían en el barco, sobre la carga que se transportaba, sobre los diferentes rangos y cargos, las millas que debian cubrir este día y eventualmente nos narraba con detalle las hazañas que tuvo que hacer una que otra noche para mantener el barco a flote durante las tormentas, por las tardes solo estabamos en nuestros camarotes tratando de tener alguna distracción, y por la noches, en la cena se contaban todo tipo de enécdotas, desde encuentros con grandes animales, pasando por las batallas navales hasta las cosas fantásticas como las sirenas y las islas encantadas. En esa rutina pasaron los dias hasta que, por fin una tarde podíamos escuchar los gritos en la borda "tierra a la vista", subimos a toda prisa para presenciar aquel espectaculo, eras las costas francesas, el barco se acercaba lentamente y faltaba muy poco para poner a prueba todo lo que habíamos aprendida una vez en Scofferishire...

 

 

 

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11/09/2008, 13:01
Director

Notas de juego

si para salir e britania tomáis un barco.

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15/09/2008, 23:18
Director

El barco era un pequeño navío, tripulado por el capitán Hernst Godefrey. El tipo era un marino gruñón que no callaba un sólo momento. La mayor parte del día, Yda y Astiria lo pasaban en el gran camarote que compartían. Delante del camarote siempre había dos guardias que las acompañaban si salían de éste. Dese el camarote podían ver el mar a través de un ventanal.

Habían atravesado espesos bosques y vastas llanuras como las que había visto durante toda la vida. Sin embargo, el mar era algo nuevo a sus ojos. La brisa marina entraba durante todo el día por el ventanal y podían ver cómo éste relucía bajo los rallos del sol. Pasaban las horas hablando y estudiando, no solían subir a cubierta más que en las noches y en compañía de su escolta personal. A la semana de haber zarpado se avistó la costa Franconia, y no más de un día, tardaron en desembarcar y dejar aquel barco para adentrarse de nuevo en los bosques, montañas y praderas.

Estaban siguiendo el camino que según Hernan, el hombre que hacía de guía, les llevaría al pueblo de Mossanet Pouçon. Mossanet sería la única parada antes de llegar a Parens. Parens era atractivo a vista de ambas cortesanas. Mil historias había contado Ulrich sobre aquella ciudad que no dormía. En la ciudad además, según últimas noticias que habían llegado a los oídos de unos, se iba a celebrar un gran banquete al cual ellas, con un poco de suerte podrían asistir. Al anochecer llegaron a Mossanet y allí descansaron en una posada que reservaron entera para ellos esa noche. Astiria estaba nerviosa desde que habían parado a comer ese día. Se les acercó un chico. Poco le faltó al pobre de ser echado a patadas por los soldados en el mejor de los casos. Astiria ordenó a los guardias que dejaran que les acompañase en la comida. Victor parecía ambriento, y no atravesaba un buen momento, o almenos eso decían sus ropas. Fuera de la dejadez en la que estaba sumido y en aquellas ojeras que ya habían invadido su faz desde los ojos, era atractivo. Decía ser poeta y más tarde lo demostró componiendo rápidamente un corto poema para Astiria.

Dulces y hermosas, sus gracias,
honran la fe del divino,
salvando vida y destino,
de un ser caído en desgracia.

Formado por hilos de oro
su cabello al sol reluce,
acompaña al viento en coro,
!vuela¡ y me seduce.

Le había dado el papel que escribió en un corto rato que había estado separado de ellas apoyado en un árbol. Astiria no dejaba de mirarle disimulada y tras leer lo escrito, no pudo contener la sonrisa ni la alegría de sentirse dichosa y deseada. Al tiempo de llegar a Mossanet, no dejaba de pensar qué sería de él y si le volvería a ver. Ambas cayeron rendidas sobre las camas de paja de aquella posada, y durmieron hasta que el gallo cantó. Hoy proseguirían hacia Parens.

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17/09/2008, 00:25
Astiria de Kriegghar

Astiria se despertó con el canto del gallo. Abrió las ventanas de la posada y sacando el papel doblado que seguía guardando en el pecho lo releyó. Aquellas palabras eran tan bonitas. espero poder encontrarle de nuevo en mejor situación.

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08/11/2008, 13:13
Director
Sólo para el director

El viaje se reanudó hacia Parens. Aquel viaje empezaba a cansar a las dos muchachas, y se notaba en la falta de conversación, entre ellas. Antes se pasaban horas hablando, ahora, apenas se miraban aburridas de todo. El camino era tortuoso y el carro brincaba cada vez que su rueda daba con una piedra por pequeña que fuera. Tenían el culo dolorido de sentarse y con un tono un poco rojizo, como si se lo hubieran pellizcado. El ruido de las ruedas sobre el terreno, ya era molesto y aquel silencio lo hacía más notable. Fuera, los soldados seguían a pie, mientras el explorador se alejaba para divisar aquello que había por delante.

Tardaron seis días en llegar a Parens, retrasados por una tormenta de verano que les hizo tener que cobijarse de ella durante un día. Luego los caminos empantanados fueron más lentos de recorrer ya que el carro, se quedaba encallado con frecuencia. Parens era una ciudad gigantesca comparado con aquello que Yda había conocido. A medida que el carro avanzaba por las calles, se fijó en que los aldeanos, no vestían muy diferente a sus compatriotas de misma clase. El color de todo era cenizo, un gris que se extendía por doquier, incluso en las pieles de sus habitantes. El olor era insoportable cuando no era nauseabundo.

Astiria no parecía estar tan sorprendida como lo estuviera Yda. Astiria hacía días que vivía en su nube particular de ensueño, donde imaginaba su futuro junto aquel poeta, pero bien vestido y de porte más galán.

Yda siguió fijándose allá por donde pasaban. Gracias a su aprendizaje previo con Ulrich, fue capaz de atender a las sutilezas arquitectónicas de aquella ciudad. Realmente era distinta a todo cuanto se encontraba en Scofferishire. Aquella ciudad estaba también plagada de obras majestuosas, y finalmente llegaron a castillo. Las cadenas chirriaron y dieron paso al sonido del mecanismo mientras subía la puerta de entrada. Tras cruzar el umbral de aquel portón, no pasó un instante cuando ya tenían a alguien que las recibía.