Partida Rol por web

El frío líquido recorre tu cara, despertándote de tu letargo. El aire enfría si cabe aún más tu piel y tus ropajes mojados. Miras a tu alrededor, abriendo y cerrando los párpados, molestos los ojos por el resbaladizo líquido que se desparramaba por doquier. Estas sentado, atado de alguna manera a una silla.

Alzas la mirada, y mientras tus ojos se acomodan a la penumbra, distingues una figura femenina ante ti, que lanza un cubo al suelo. Es una humana que pone el pie derecho en tu rodilla, mientras con la mano izquierda agarra tu cabellera y tira hacia atrás, obligándote a alzar la cara y quedar rostro contra rostro.

- Mira que eres feo… - dice mientras escruta tus facciones. – No sé si la falta de belleza es un cánon para ser un Sith, pero en tu caso serias un portento.

Con desdén suelta tu pelo mientras levanta el pie y libera tu rodilla de la presión que ejercía, si bien no te causaba daño. Ves cómo da unos pasos atrás, separándote de ti, lo que te permite prestar atención a tu captora. Rubia, mediana estatura, viste una túnica con capucha, y colgando de su cinturón ves un objeto cilíndrico que te resulta familiar… tu sable láser.

-Eh, ¿Qué miras? – dice ella con desconsideración - ¿Miras esto? – señala tu sable láser. Lo coge y lo pasea delante de tus ojos - ¿Quieres recuperarlo? ¿Quieres encenderlo y partirme en dos con él? Estoy segura de que sí… - sonríe con sorna – Todos los Siths sois iguales, sólo pensáis en matar…

Cruza los brazos sin dejar de mirarte.

-Pues te vas a quedar con las ganas, guapito. Ahora quédate quietecito mientras voy a buscar algo para transportarte. Y no intentes escapar… aunque no me importaría que lo hicieras… - se acerca más a ti, dejando su cara a unos centímetros de la tuya - … así tendría la excusa para matarte, y recuerda que lo hará Amaia Lightman – dice susurrando a tu oreja.

Dicho esto, ves cómo se dirige hacia la puerta, y justo después de traspasarla, gira la cabeza y sonriendo ves como tira tu sable al suelo, cerrando de golpe con un portazo. Distingues como se aleja por el sonido de sus botas al repiquetear el suelo.

¿Amaia Lightman? ¡Mierda! No se cómo voy a salir de ésta pero tengo que intentarlo. Y seguro que no tengo mucho tiempo que perder.

Forcejeas con las ataduras, te retuerces pero no logras nada. Te intentas levantar con la silla, pero pierdes el equilibrio y caes, quedando de lado. No te haces mucho daño, sólo el golpe, pero te ayuda a acabar de despejarte.

Las ataduras no son simples cuerdas o esposas, sino unos grilletes bien fuertes.

Tirado en el suelo y maniatado con grilletes. Capturado por el Clan Lightman. La situación era embarazosamente peligrosa. Me concentré en la Fuerza para llevar al límite mi cuerpo e intentar dislocar parte de mi mano para reducir su anchura pero el dolor que conllevó fué irresistible y no pude lograrlo. Un dolor lacerante me recorrió por todo el brazo hasta el cuello. Sonreí con lágrimas en los ojos. ¡No hay victoria sin sufrimiento!

Casi lo logras... eso es lo que sientes en tu alma. En tu cuerpo el dolor del hueso movido de sitio pero que no es suficiente para poder sacarte los grilletes.

Sigues tumbado en el suelo, hace frío y se te entumecen los brazos. Necesitas un poco de descanso para poder volver a intentarlo.

Los dientes apretados me ayudaba a soportar el lacerante dolor que estaba soportando. Pero no era el suficiente como para liberarme por lo que tenía que sufrir aún más. "El Lado Oscuro estrangula pero no satura". Si no fuera por la situación me haría gracia el pareado. - ¡Vamos Guîdron! ¡No lo intentes ahora! ¡Consíguelo! - Y con un nuevo y poderoso esfuerzo consigo dislocarme lo suficiente para liberarme de los grilletes. Respiro entrecortadamente mientras intento recuperarme físicamente volviendo a recolocar mis articulaciones en su sitio.

Poco a poco vas situando los huesos de la mano en su sitio, y ya libre de los grilletes te incorporas y puedes observar mejor a tu alrededor.

La habitación está completamente vacía, a excepción de la silla donde estabas preso, y en las paredes no se ve ningún panel ni terminal de datos. Luego recuerdas que tu sable láser está fuera de la habitación, la tal Amaia lo tiró al salir y cerrar la puerta, por lo que ahora te encuentras desarmado y con la dificultad de tener que salir del habitáculo para recuperar tu arma.

Te concentras en la Fuerza, tu mejor aliada en estos momentos.
Fijándote bien, descubres un pequeño panel al lado de la puerta. Obviamente era para abrirla desde dentro de la habitación, pero parece que alguien lo ha inutilizado, para convertir la habitación en una celda sin salida.

Estas ensimismado buscando alguna alternativa cuando te parece oír el sonido de unos pasos en el pasillo afuera de la habitación.

¡Es mi oportunidad! Tengo que conseguir que abran la puerta. - ¿¡Hay alguien ahí? ¿alguien me escucha? ¡FUEGOOO! ¡ME ESTOY QUEMANDOOO! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE! ¡ME QUEMOOO! - grito con toda la intensidad que puedo y me preparo para atacar si se abre la puerta.

Sigues vociferando cuando de pronto oyes una voz a través de la puerta.

- ¿Me oye? ¡No se apure, le sacaré de aquí!

Te parece la voz de una mujer, pero bastante joven, no de niña, sino de adolescente. Te parece oír como teclea nerviosamente el panel para encontrar la combinación para abrir la puerta.

- ¡No se preocupe, le voy a abrir la puerta!- oyes que grita.

Sigues vociferando cuando de repente oyes una voz a través de una puerta.

- ¿Me oye? No se apure. ¡Le sacaré de aquí!

Te parece una voz femenina, pero de alguna humanoide bastante joven. Te parece sentir como teclea ferozmente el teclado del panel para introducir la combinación necesaria para abrir la puerta.

- ¡Tranquilícese, ya casi estoy!- oyes como intenta calmarte.

¡Una niña! ¡Perfecto! Parece que la suerte me vuelve a sonreir. Tendré que aprovecharlo. Me preparo para golpearla en cuanto aparezca. Entra cuando quieras pequeñina que tio Guîdron te está esperando para saludarte.

Tras una no demasiada larga espera, ves como se abre la compuerta, y por fin ves a la chica que te ha estado hablando.

No muy alta, esbelta, y con una cara sonriente al liberarte de tu cautiverio. Viste ropajes normales, con una túnica con capucha, aunque en estos momentos no la lleva puesta y tiene su melena libre y suelta. Unos ojos brillantes y vivos te miran mostrando la alegría de haber liberado a quien necesitaba ayuda.

- ¡Al fin libre! - exclama entusiasmada la chiquilla. - Me llamo Hannah, pero... ¿y el incendio? ¿No gritaba que había fuego?

En cuanto se abre la puerta aparezco delante de la sorprendida niña y le lanzo un derechazo en plena cara con la intención de dejarla inconsciente.

- Ayyyyyyyyyy - grito al recibir el puñetazo del extraño que acabo de liberar.

El ataque me pilla desprevenida y caigo sobre mis posaderas en el frío suelo.

- ¿Porque me has pegado? - chillo entre sollozos - ¡Yo te he salvado del incendio, he venido en tu ayuda!

Un hilillo de sangre cae de mi nariz. Con la manga de la túnica me limpio, mientras no dejo de mirar con furia al que tengo delante.

- ¡Deja de gritar y quédate ahí mismo o tendré que volver a golpearte! - le digo señalándole con el dedo índice y cara de pocos amigos. A continuación recojo mi sable de luz y escucho si hay alguien cerca. - Y ahora dime pequeña ¿conoces a Amaia Lightman? - le pregunto mirándola fijamente.