Partida Rol por web

Claro de luna

Sala de billar

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23/12/2009, 09:23
Reginald Feisman

El señor Feisman encamina la marcha hacia la sala de billar acompañado de los varones dispuestos a jugar y charlar. Puede parecer que Reginald se tome demasiadas "libertades", pero no lo hace con mala intención, suele ser amable con todo el mundo y tampoco le importa compartir con los demás sus cosas. Y por tanto, su caracter resuelto hace que tome la iniciativa en todo momento, aunque además, conoce desde hace tiempo al tímido Arthur, y sabe que no le importa demasiado esa actitud. Si no le gustara no le habría invitado.

Reginald mira la mesa de billar y silva:

-Bonita sala tienes preparada, Arthur, vas a hacer que me retire del ejército para comprarme una casa como esta y disfrutar de la buena vida.

Notas de juego

He puesto como destinatarios a todos los hombres, ya que las mujeres no han dicho nada de jugar al billar.

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23/12/2009, 23:25
Arthur Adler

Lord Arthur observó como el señor Feisman cogía la delantera hacia la sala de billar. No le importó, era un hombre que aunque sabía como comportarse, el protocolo no era una de sus mayores pasiones.

Al llegar a la sala de billar, como buen anfitrión que era, abrió uno de los cajones de un armario que había por alli y sacó los puros mas caros que tenía. Contestó al comentario del señor Feisman con aquella falsa modestia que tanto irritaba a su esposa.

- Bueno Reginald, tampoco es para tanto. Esta casa solo es mi capricho personal para desentrañar los misterios que posee - comentó con misterio - pero no es mas que una casa lujosa para gente rica.

Hizo una pausa.

- ¿Cuando planeas retirarte? puedes contarmelo mientras que jugamos. Ahora William traera algo especial para beber, lo hubiera sacado antes, pero tenemos que cuidar a nuestras mujeres - sonrió.

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24/12/2009, 11:22
Reginald Feisman

-Oh, no se preocupe amigo mío- decía Reginald mientras cojía uno de los puros que le servían- No se que haría el reino de Inglaterra sin mi, hay demasiado trabajo ahora, las cosas se están poniendo tensas... lo decía en broma. Lo que pasa es que me das envidia, una casa lujosa, una mujer preciosa, pocas preocupaciones en la cabeza... Y eso a veces me dan ganas de pensar mi retirada del ejército, pero mientras este país me necesite, seguiré dando lo mejor de mi.

El señor Feisman tomó asiento y esperó a que alguien empezara la partida y le dió una calada al puro. Fumar no le seducía tanto como una buena copa, pero un puro de calidad es algo a lo que no se puede negar.

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24/12/2009, 13:22
Carl Louis Ferdinand von Humboldt

 El barón, gustoso, se sirvió de otro puro. Sentía cierta curiosidad ante la soltura y desparpajo con la que Reginald Feisman hacía gala frente al excéntrico anfitrión. No cabe duda de que en otro tiempo fueron muy amigos.

La verdad es que el mundo occidental se está volviendo loco. Son tiempos difíciles para todos y todos defienden sus intereses... - Decía mientras cortaba el habano - Le admiro señor Feisman. Usted es de la clase de personas que moriría con las botas puestas defendiendo los intereses de su amada patria, ¿me equivoco?... Dónde he puesto mi encendedor..

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24/12/2009, 15:42
Reginald Feisman

Le ofrece su encendedor al barón mientras le dice:

-No sabe la razón que tiene usted, daría mi vida por Gran Bretaña, pero no creo que aún me toque, soy demasiado joven para morir- dijo Reginald mientras se reía- Así que aún me queda por delante mucho trabajo. Menos mal que la vida me ofrece buenos momentos como éstos, acompañado de buena gente- dijo mientras miraba a todos los presentes, cerciorándose de que todos los varones estaban allí, a gusto.

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24/12/2009, 16:52
Alexander Pevsner

- Estos hombre de guerra... -dijo Alexander entre risas- ¡Siempre hablando del trabajo!

Nunca llegaría a comprender la pasión que sentía algunos por eso de la guerra, con todo lo bello que hay en el mundo. Donde estuviera un buen piano...

En estos casos, rodeado de Alejandros Magno, se sentía un poco al margen, por lo que intentaba siempre cambiar de tema.

- ¿Quién tendrá la bondad de comenzar este singular combate sobre el fieltro?

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24/12/2009, 17:40
Reginald Feisman

-A mi me encantaría jugar- dijo Reginald. Luego se echa las manos a la cabeza como si se le hubiera olvidado algo- pero hay algo de lo que me gustaría hablar a solas antes con el señor Adler, hace tiempo que no nos vemos y me gustaría decirle algo.- Se dirige a Arthur y dice.- Si tienes algún despacho o alguna habitación en la que podamos hablar, mejor.

Reginald observa el desconcierto en algunas caras, y pone una expresión relajada para restarle importancia a sus actos. Espera a Arthur para ver qué le dice.

-No se preocupen, no me llevará mucho tiempo.

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25/12/2009, 11:19
Carl Louis Ferdinand von Humboldt

Carl von Humboldt quedó muy intrigado por la petición de Reginald Feisman.

 
- Me pregunto de qué hablarán... ¿Qué será lo que le tiene que decir el viejo militar, que tiene que ser en privado? - Se preguntó. Para restar importancia a esa situación el barón propuso comenzar la partida:
 
- Aquí les esperamos caballeros. Señor Montesco, anteriormente me sugirió ser mi contrincante. Veo que ya tiene pareja, el señor Winter... Señor Pevsner, ¿sería tan amable de ser mi compañero? Seguro que sus delicadas y ágiles manos son ideales para usar el taco con destreza, además yo le podré instruir en el juego del billar americano...
 
El barón dispuso las 15 bolas sobre la mesa. Luego se dirigió hacia el armario de los tacos. Durante esa acción, no dejaba de mirar de reojo a los dos viejos amigos...
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27/12/2009, 03:51
Ismael Montesco

-no debería preocuparse amigo mío -dijo Ismael mientras seguía los ojos de von Humboldt y se acercaba al armario buscando un taco, miro críticamente uno y lo tomo, luego se aproximo a la mesa-, mientras los caballeros atienden sus asuntos le ayudare a instruir al señor Pevsner.

Miro unos instantes al joven músico y luego sonrío afablemente.

-quizás como pago-continuo-podría ofrecernos un pequeño concierto privado; no suelo tener la oportunidad de escuchar a un buen concertista en el cairo y el viento soplando sobre la arena es una canción bella, pero sin duda monótona comparada con los matices inigualables del piano de cola...

Acaricio descuidadamente su anillo de oro con forma de escarabajo y parpadeo repetidas veces

-disculpen, suelo dejarme atrapar por las palabras; señor von Humboldt, seria un honor que comenzara usted...

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28/12/2009, 15:16
Arthur Adler

Arthur se extrañó de la proposición de su amigo Reginald.

- Sí, sin ningún problema. Podemos ir a la sala de estar.

Con paso firme se encaminó a la puerta. En el umbral se gira y dice a los que se quedan jugando.

- No tardaremos mucho. Comiencen ustedes la partida.

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30/12/2009, 18:02
Carl Louis Ferdinand von Humboldt

El barón sonrió, con cierta soberbia en su mirada, después de oir las palabras del arqueólogo. Colocó por ultimo la bola blanca y se preparó para el golpe inicial con un taco esquisitamente decorado con marfil. - Clack!!! - El sonido del tremendo choque retumbó por toda la sala con una fuerte reverberación que dejó a todos impresionados, y en especial a Alexander Pevsner. Seguramente hasta Lord Adler y Feisman se dieron cuenta desde la otra sala del inicio de la partida...

Las bolas quedaron bien repartidas por el tapete, pero sin llegar a meter ninguna en las troneras. La bola 8, estratégicamente, terminó en el centro de la mesa.

- Su turno, caballeros - Dijo Von humboldt con su habitual talante - Espero no haberle molestado Mr Pevsner... Es un juego que requiere a veces algo de fuerza bruta.

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30/12/2009, 19:05
Ismael Montesco

-lo mismo dije una vez cuando un respetable catedratico me acompaño a la apertura de una tumba- sonrio y se acerco a la mesa, mirando aqui y alla hasta dar con un angulo adecuado-,deberian haber visto la cara de ese hombre cuando comenzamos a derribar el gran portal de piedra con mazas de diez kilos

se agacho levemente y con un golpe seco del taco mando la bola 3 a la tronera de la izquierda. enderezo los hombros, reprendiendose a si mismo por la mala posicion en la cual dejo la bola blanca

-lo malo de la brutalidad-continuo- es que se corre el riesgo de malograr algo que luego es irrecuperable- tiro para dificultarle la labor al rival, escondiendo la bola blanca detras de la 7- cuando este buen hombre fue a visitarme hace dos años me encontro comodamente sentado frente a otra puerta similar, picando los bordes con un cincel, dijo algo sobre los años que restan coraje o algo similar ¡me gustaria que pudiera escucharlo a usted querido amigo, para demostrarle a ese caballero que el ardor del corazon no se apaga con el tiempo!

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31/12/2009, 15:26
Alexander Pevsner

- Hace siglos que no juego a esto -dijo con una sonrisa- Además, parece que el señor Montesco no tiene piedad por sus contrincantes.

Después de sopesar sus posibilidades, decidió que lo más fácil era atacar a la bola 2, que no estaba muy lejos de una tronera. Golpeó con cierta habilidad la bola blanca, pero ésta pasó rozando la bola 2, que no se movió ni un ápice.

- Lo ven, señores? Me falta dar con acierto a la bola. Creo que debería haber estudiado Física en vez de música... quizáz así podría ganarles a este juego infernal.

Se rió y después añadió:

- Solía jugar con mis primos de Oxford en un café muy elegante de Baker Street, pero de esto hace ya demasiado tiempo. El reloj pasa factura, y eso se nota en mi habilidad, ya de por sí escasa, para el billar.

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04/01/2010, 16:26
Edward Winter

Edward estuvo pensativo durante desde el comienzo de la partida, observando ciudadosamente el juego de los demás. Dio una vuelta completa a la mesa antes de decidirse por una de las bolas que había en una esquina. La golpeó con delicadeza, de tal modo que su objetivo se coló por la tronera y la blanca salió disparada al centro.

- Gracias señor Pevsner, me la ha dejado perfectamente colocada. -dijo con una sonrisa.

después, se decidió por una bola algo alejada del resto. El golpe en no surtió el efecto deseado, y la bola golpeó en uno de los cantos de la tronera.

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05/01/2010, 17:09
Alexander Pevsner

- Ha sido un palcer, cabellero.- dijo mientas hacía una profunda reverencia, luego añadió entre risas- Luego dirán que no pienso en ustedes.

 

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11/01/2010, 21:39
Reginald Feisman

El viejo militar aparece en la sala de billar con un gesto relajado.

-Disculpad, caballeros, hacía tiempo que no veía a mi amigo Arthur y teníamos que ponernos al día. Espero no haber disgustado a nadie.- Y poniendo una sonrisa en su cara añade- ¿Me he perdido algo interesante en mi ausencia? ¿Cómo va la partida?

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12/01/2010, 21:38
Carl Louis Ferdinand von Humboldt

El cariz que estaba tomando la partida no le agradaba en absoluto, ni aún jugando a un juego tan trivial como es el billar. No soportaba perder... - Parece ser que el pianista anda un poco perdido. - Pensó.

- Caballeros, mi turno... Tenga cuidado Herr Pevsner, acuérdese de que en billar americano cada jugador debe eliminar de la mesa el grupo de siete bolas que le haya tocado en suerte... - Dijo, con un cierto tono pedante y poco delicado - Y usted, ha intentado meter la número 2, que es lisa... Me va a hacer pensar que se ha aliado con el enemigo. - Le sostuvo la mirada durante una fracción de segundo y acto seguido soltó una leve risotada para restar importancia a sus palabras. Se oyeron risas de fondo en contestación a la pequeña broma.

Con suma maestría y ayudándose de las bandas, consiguió entronerar las bolas 9 y 10.

- Vaya... señor Feisman, ¿Dónde ha dejado a nuestro anfitrión? Nos estaban preocupando. Como ve, la partida no nos está siendo propicia. Habrá que arreglarlo, ¿no cree usted? ¿Desea probar suerte en un par de turnos? ¿Y Lord Adler? ¿Se encuentra bien? Me apostaría toda la colonia de el Camerún si le digo que ha ido a reunirse con su bella esposa. Con mujeres así, es difícil concentrarse en asuntos importantes, ¿no es verdad?

Dicho esto, dio una fuerte calada a su habano y lentamente hizo expulsar con delicadeza todo el humo, como queriendo expresar así una contestación del militar a varias de sus preguntas.

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13/01/2010, 01:04
Reginald Feisman

-Si, una bella dama la señora Adler... mi amigo tiene buen gusto. Pero aun así no creo que tarde en llegar, no se atrevería a dejar plantados a un grupo de varones que están acabando con su bodega.- Soltó una risotada y se fijó en que el alemán le ofrecía jugar un turno o dos.- Bueno, si no les importa lo podría hacer, pero no se si es acertado meterme en una partida que está en marcha.

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14/01/2010, 03:45
Ismael Montesco

ismael miraba la mesa con penetrante mirada, casi ausentemente contesto:

-señor Feisman, las partidas comienzan cuando los contendientes comienzan a tomarse en serio las cosas, asique no veo razon para que no pueda acompañarnos-miro de reojo a Humboldt y le sonrio agriamente mientras se acercaba a la mesa; un diestro golpe mando la bola dos a la tronera, luego la 7 y la 4 corrieron la misma suerte. sonrio para si y le coloco un poco de tiza al taco

-señor von Humboldt, voy a intentar un tiro y espero que mi pierna mala no me entorpesca, pues es un golpe que solo un docto en este juego como usted llegara a apreciar-se inclino sobre la mesa y contorciono el cuerpo mas de lo que su edad le permitia; conteniendo el dolor de la rodilla apunto hacia la bola 5, pero al momento de dar el golpe se enderezo subitamente, presa de un agudo dolor y la bola blanca se dirigio directamente a una de las troneras centrales.

-caballeros-dijo disimulando su incomveniente-creo que la edad me jugo una mala pasada-y rio al tiempo que tomaba disimuladamente su baston y se servia otra copa de brandy.

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14/01/2010, 22:02
Arthur Adler

- Siento que hayan tenido que llorar por mi ausencia- bromeó lord Adler- Me he encontrado con el ama de llaves en el pasillo y por eso me he demorado.

Se acercó a la mesa de billar.

- Parece que han avanzado mucho en nuestra ausencia, ¿no es así Reginald, viejo amigo? Espero no haberme perdido ninguna gran jugada de nuestro joven Alexander.

Y sonriendo se acercó a la chimenea y se sentó en un sofá cercano a ella.