Partida Rol por web

El dolor que aquellos jóvenes sentían era casi indescriptible, superado unicamente por la peste que se había adueñado del lugar; lentamente ambos jóvenes se despertaron y trataron de reconocer dónde se encontraban, sin éxito. A simple vista parecía ser el comedor de un pequeño restaurante al pie de la montaña, al lado del camino. Un restaurante de carretera.

Mirandose mutuamente, se percataron de la falta de Akihiko en aquel grupo. Hasta que una voz familiar les despertó...

¿Se puede saber qué diablos habéis hecho?

No, mejor no me lo digáis, yo sé lo que habéis hecho.

¡NO VUESTRO TRABAJO!

¿Se puede saber porqué estabais tomando la siesta en un charco rojo?

No, no hace falta que me respondáis a esto tampoco.

¡Tuve que asaltar a una anciana para poder robar este disfraz!

¿Ingenioso, eh?. Pero el caso es que me llevé un par de bolsazos...

¡Por vuestra culpa!

Bueno, al menos Kronk me ayudó a traeros hasta aquí...

¿Y sabíais que este restaurante no se permiten llamas?

¡Racistas!

Un hombre con portentosos músculos aunque aparente falta de sesera se acercó a los dos jóvenes y a la llama disfrazada de mujer; en sus manos traía una pequeña bandeja con lo que parecía ser unos buñuelos de espinacas; dejándolos sobre la mesa, se sentó al lado de Kuzko la llama y habló con una sonrisa en sus labios.

¡Oh! ¡Al parecer tus criados se han despertado justo a tiempo para comer!

¡Qué feliz debes de estar, Señora Kuzkina!

¡Ahora todos podremos disfrutar de estos buñuelos de espinacas!

Me llevo las manos primero a la cabeza y después al resto del cuerpo, me duele absolutamente todo -Arrgghh, que... ¿que ha pasado? ¿donde esta Akihiko?-  tenía demasiadas preguntas en mente, pero el intenso dolor (y olor) no me dejaban concentrarme lo suficiente como para formularlas correctamente.

Por lo visto, ya no estabamos en la jungla, Kuzko se había travestido por alguna misteriosa razón y nos atendía un tipo alegre y fornido.

-Espera...¡como que criados!-.

La chica abre los ojos con dificultad, tenía agujetas y dolores por todas partes, la paliza había sido brutal.

Rika:

Akihi...ko... ataca al mono verde... 

Se levanta como si estuviera bajo el efecto del balancín, de sopetón sobre la cama

Rika:

¿¡Eh?! ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos?... ¿Archival, estás bien?

Estáis en Mudka's Meat Hut, la mejor zona para comer en toda la selva.

¡Anda! ¡Animaros a probar la comida del lugar!

Kronk os ayuda a sentaros en vuestros respectivos asientos mientras reparte los platos sobre la mesa y comienza a servir la comida que ha traído un poco a cada uno de los cuatro comensales, incluyéndose a él mismo, por supuesto. Al parecer o sabían donde se encontraba Akihiko, o directamente a Kuzko ni le parecía importar mientras comía sin esperar a nadie.

Suspira con pesadez, la responsabilidad de sus fallos recaía sobre su consciencia y no encontrar a Akihiko la ponía aún más nerviosa.

Rika:

Está bien, supongo que no podemos decir que no a unos buñuelos de espinacas, nos ayudarán a recuperar las fuerzas para poder salir a buscar a Akihiko-kun.

Rika también se había despertado, parecía tan confusa como yo, pero al menos aún estaba aquí. Lo cierto es que el olor de aquellos buñuelos hizo que me rugieran las tripas, después de todo ya hacia tiempo desde mi última comida y el cuerpo humano necesita recargarse de vez en cuando.

Me calle y me sente junto al resto del grupo, comence a comer con rapidez pero teniendo cuidado de no caer nada al suelo, tampoco quería parecer deseperadamente hambriento.

-Me duele un poco todo, pero creo que estoy bien, ¿y tú?- respondí a Rika, ya que ella había tenido el detalle de preocuparse lo más caballeroso era corresponder -No recuerdo muy bien como salimos de aquella selva, ¿tu recuerdas algo?, no parece que aquí nuestro amigo el "emperador" vaya a sernos de mucha ayuda- seguía preocupado por Akihiko, aunque apenas le conocía uno no puede quedarse tranquilo cuando uno de sus compañeros de viaje desaparece tras un combate, ¡joder, ni que fuera de piedra!.

Para de comer un segundo y comienzo a masticar más lentamente mientras miro poco a poco a Kuzko, tras esto le susurro a Rika -Lo que esta claro es que nunca debímos hacerle caso, si realmente es el soberano de este lugar y hasta ahora nadie le ha buscado, la gente no debe de echarle mucho de menos, y no me extraña...-.

En un abrir y cerrar de ojos, los buñuelos de espinacas desaparecieron de la mesa, mientras Kronk con una sonrisa en el rostro se levantaba para pedir más a la camarera, dejando vía libre para que Kuzko pudiera hablar en confidencia con sus dos protectores que no hacían el trabajo excesivamente bien.

Supongo que pensarán que estoy durmiendo en mis aposentos, tienen prohibido la entrada, y no sería la primera ^{_{-ni será la última-}} vez que me quedo en mis aposentos por un día o dos. Y es completamente normal que no entren...

¡Al último que me cortó el rollo lo lancé por una ventana!.

Kuzko rió por lo bajo, ocultando su boca, o fauces de llama, detrás de aquel improvisado abanico.

¡Y sí, te he oído!

El ser una llama me ha dado poderes. ¡Quizás pueda hacer más cosas que las llamas pueden!

Como... tener super-fuerza de llama o... echar fuego por la boca.

Kuzko trató de comprobar su teoría abriendo la boca y tratando de exhalar alguna que otra llamarada sobre Archival, aunque para desgracia del emperador venido a menos, o venido a llama, esto no fue posible... para fortuna del rubio.

No he visto muchas llamas en mi vida, realmente.

Disculpadme.

Con eso dicho, Kuzko se levantó y se dirigió hacia los aseos, probablemente para aliviarse, retocar el maquillaje, o quizás para practicar escupir fuego por la boca para finalmente quemar las pestañas del rubio. Sea como sea, ahora los dos aventureros estaban solos.

Mientras Kuzko se encontraba fuera, lo que parecía ser una momia andante vestida de purpura entró en el restaurante de la jungla, agarrando a un Kronk que venía con una nueva bandeja de espinacas rellenas, lo atrajo a la mesa que se encontraba detrás de los dos aventureros y habló con el musculitos.

¿Sabías que he encontrado el bote de veneno de lento proceso intacto?

¿Sabías que he encontrado el bote de lento proceso de "Convertirse en llama" vacío?

¿Sabías que no estaba el cadáver de Kuzko en su habitación?

¿Sabías que hay rumores de una llama parlante por la Capital?

^{_{Esa mujer estaba aterrada...}}

¿Qué crees que significa todo esto, Kronk?

El musculitos de Kronk trató de responder a aquella pregunta planteada por la momia de morado; pese a ello esta le cortó antes de que dijera una sola palabra, agarrándole de la solapa de su camisa y acercándole a ella.

¡Kuzko está vivo! ¡Y es una llama parlante!

Dime Kronk, ¿Has visto alguna llama parlante en el camino hasta aquí?

Kronk negó con la cabeza en silencio, a fin de cuentas, eso era tecnicamente cierto, pues cuando Kronk se encontró con el grupo, Kuzko ya estaba vestido de mujer; puesto que había asustado a una para robarle sus pertenencias.

Los buñuelos de espinacas calentitos estaban riquísimos, tanto que a la chica casi se le olvidaba el disgusto de no encontrar a su querido amigo Akihiko.

Rika:

¿Qué hacemos ahora, Archie? Deberíamos ir a vigilar a Kuzko, se lo prometimos...

Quiza fuera porque llevaba tiempo sin comer, pero aquellos buñuelos le me supieron a gloria. Cuando vi los miseros intentos de Kuzko por calcinarme la cara descubrí la cruda verdad: Kuzko no solo era engreído, también algo estúpido.

Por fin se marcho y nos dejo un poco en paz -Pff...., pues no sabría que decirte Rika...- a la vez que resoplaba me reclinaba sobre mi asiento, aunque me acababa de levantar de una larga "siesta" aún sentía el cuerpo algo agotado -Al principio pensaba que esto seria como una de esas famosas misiones de escolta de las que siempre he oído hablar, pero empiezo a pensar que tal vez Kuzko... se haya llevado su merecido, quiero decir, ya has visto lo egoísta y prepotente que es con nosotros, imagínate si liderara un país entero, yo por lo menos tendría miedo de vivir ahí...- tras hablar, me quede unos segundos reflexionando, y entonces oí la conversación en la mesa de al lado.

Puede que Kuzko fuera un poco... díficil, pero tampoco se merecía que lo envenenaran, ¿verdad?. ¡Claro que no!, había que sacarlo de allí cuanto antes, y sin que la vieja momia se enterase -Mierda Rika- dije susurrando -Parece que hemos encontrado a quién le hizo eso a Kuzko, o más bien ella nos ha encontrado a nosotros, tenemos que sacar a Kuzko de aquí rápido, voy a buscarle en el baño de caballeros, tu mientras vigila a la vieja esta para que podamos salir sin que nos vea-.

Archival sin dudarlo entraría en el baño de caballeros y estaría dentro en busca del emperador-llama de la forma más discreta que se le pudo ocurrir. Pese a ello, los segundos pasaban y Archival no parecía obtener una respuesta satisfactoria, por lo que Rika no tuvo más remedio que seguir el camino de su compañero para comprobar si en efecto había encontrado a Kuzko y ahora mismo estaban tardando en salir pensando en un plan sin ella, o contorneando la línea de los ojos de "Kuzkina".

Nada de eso más alejado de la realidad, Archival estaba luchando por limpiarse de los zapatos una cierta sorpresita que no había visto cuando hubo irrumpido en el primero de los retretes, o mejor dicho, agujeros en el suelo que conducían directamente con las pocilgas de abajo. Al parecer alguien había pedido algo extra-picante y grasiento, para desgracia de Archival.

Cuando este hubo terminado de limpiar sus zapatos, ante el asco de Rika, ambos volvieron al comedor principal para ver el peor escenario posible, tanto Kuzko como la que parecía ser Yzma, estaban sentados uno frente al otro, en mesas separadas, leyendo sus menús... y bajándolos... y leyéndolos de nuevo...

El asco de Rika era enorme con los restos orgánicos de la llama, cada vez pensaba peor de él, se acerca a Archival y le susurra:

Rika:

Escucha Archie, me sabe mal; pero... ¿seguro que este es un emperador? no tiene las cualidades de un soberano, estoy segura de que nos está engañando, debe ser un rufián que se hace pasar por el rey para conseguir cosas, sólo mira cómo nos trata y en cuántos problemas nos metió y... aún que sí fuera verdad; ¿no sería mejor que alguien más capacitado para gobernar le sustituyese?

-Aaghh, ¿enserio?, ¡esto es asqueroso!- una mierda, una enooorme mierda en mi zapato, definitivamente no estaba siendo mi dia.

Pense en mantener oculto a los demás, pero justo en ese momento Rika entra y me ve restregando la suela del zapato contra la pared para limpiarlo, así que lo de mantenerlo en secreto como que no. Por si fuera poco, al salir Kuzko esta justo en frente de la persona que quiere darle caza, todos los eventos para que se produzca el desastre se suceden uno detrás de otro.

En ese momento se me acerca Rika para decirme algo, a lo que respondo -Yo creo que, presisamente él, tiene las cualidades de cualquier soberano: egoísta y con un sentimiento de superioridad sobre todos. Estoy contigo en lo de que cualquier otra persona seria mejor para gobernar, ¿pero que hacemos con él entonces?, no podemos dejarle solo, duraría menos de dos minuto por su cuenta, además esta luego el asunto de esa vieja que quiere matarle, no podemos dejar que lo haga- miro a Rika, luego vuelvo a mirar hacia Kuzko, echo un vistazo por todo el local como si estuviera buscando algo, y vuelvo a mirar a mi compañera -Debe haber un motivo por el que estamos aquí, por el cual tenemos estas armas, quizas sea porque el universo quiere que salvemos a este mundo, que salvemos a Kuzko; quiza estamos aquí para hacer que se vuelva más humilde y que se preocupe por los demás, además, después de todo...- toda esta conversación había tenido una expresión seria y preocupada en el rostro, hasta este momento en que la comisura de mis labios se inclina y muestro una ligera sonrisilla -... le debemos la vida ¿no?-.

Es entonces cuando veo pasar a la camarera del local, me acerco a ella rápidamente y le comento algo en privado -Mira disculpa, ¿ves a aquella señora mayor que esta allí sentada?- digo señalando sutilmente hacia Yzma -Verás, se trata de mi tía y es que hoy es su cumpleaños, así que hemos decidido traerla aquí para darle una sorpresa, ¿podríais preparar algún tipo de especial "feliz cumpleaños" para esa mesa?, estoy seguro de que a ella le haría mucha ilusión- me aparto un poco de la camarera y con las palmas de las manos juntas como si estuviera rezando le hago una leve reverencia a modo de agradecimiento.

-Bueno, esperemos que esto salga bien, ¿no dicen que pisar mierda trae buena suerte?-.

Archival agarró a "Kuzkina" y se la cargó al hombro mientras comenzaba la huída del lugar, huída que Patricia ya había iniciado cuando vio aquel enorme pastel salir de la cocina y dirigirse a aquella mujer anciana y con un rostro cansado y malhumorado. Pese a sus segundos de ventaja y a la falta de carga, fue rapidamente alcanzada por su compañero cargado mientras Kuzkina perdía a pedazos el disfraz que tanto le había costado obtener, para volver nuevamente a no ser más que Kuzko, la llama parlante y quizás el Emperador de la Región.

El sonido de los pasos irrumpió en el sueño de aquel poderoso y majestuoso león, obligándolo a salir del mundo onírico y a aparecer de nuevo en la realidad. Lentamente levantando sus párpados aquella bestia se percató de dos cosas, la primera y la más evidente, era que el lugar dónde se encontraba no era su hogar y la segunda, en el suelo, al lado de su zarpa, se encontraba una curiosa espada, o quizás llave.

Sea como sea, el león usando sus instintos felinos, se desperezó y a través de aquella maleza de la jungla, atisbó a dos jóvenes, una chica de rosa y con el pelo ondulado castaño y un joven de ojos azules y cabellos dorados cargando a lo que parecía ser a todas luces una llama vestida de señora hortera.

  Una vez mas me despertaba, confundido por estar otra vez en un sitio distinto del que estuve hace unos momentos, esta vez era mas parecido a mi tierra aunque se veía muy distinta pues las plantas habían tomado la tierra bajo su dominio, crecían salvajes y majestuosamente en tamaño, era como la zona mas densa de la selva, quizás me habrían llevado hasta allí o hubiese caminado durmiendo, como en otras veces.

  Inspeccione mi entorno con la vista, desperezandome con unos pocos estiramientos antes de percatar la presencia de un objeto extraño. Parecía algo similar a la espada que había visto antes, bastante distinta en ciertos aspectos pero al menos la forma era similar y hasta tenía un sitio por donde morderla sin tener que cortarse.

  "Yo quería el otro, bueno, servirá para una o dos historias con los cachorros" Fue la idea que cruzo por mi cabeza en el momento que tomaría aquella arma entre mis fauces y me dedicaría a salir a explorar y ver si lograba encontrar el camino de regreso a los territorios del rey.

  Pero en mi búsqueda, un grupo de animales llamo bastante mi atención. Sus pieles eran extrañas y no parecían formar parte de su cuerpo excepto por unas carnosas partes que parecían bastante suaves ante la falta de pelaje o alguna dureza, parecían monos sin pelo, pero mas grandes. Entre ellos había un animal que quizás estaba herido, o quizás era su presa recién cazada, aunque no entendía por que tenía esas pieles adicionales, después de todo tenía pelaje propio. Mi curiosidad pudo conmigo y no pude evitar cruzarme en su camino, saliendo desde un costado del mismo pero frente a ellos para asentar mis posaderas en el suelo y dejar a un costado de mi cuerpo aquella espada, si resultaban ser traicioneros como las hienas era mejor tenerla cerca para evitar que se llevasen mi tesoro.

 -Saludos monos calvos, soy Kamui, estoy buscando el camino de regreso a los territorios del rey, saben como puedo llegar a estos?-

  Esperaba que mi porte humilde y honrado, junto a una sonrisa donde pudiesen ver mi perlada dentadura, bastara para obtener la guía que necesitaba y ya que estaba frente a ellos debía saciar una duda mas al apuntar con una de mis zarpas al animal que cargaba en sus hombros el de melena rubia.

 -Por cierto te vas a comer eso? muero de hambre.-