Partida Rol por web

El otro lado del Portal que aquel encapuchado hubo abierto mostraba un entorno completamente distinto en comparación con el del lado que estos hubieron llegado. Lo primero que los tres recién llegados pudieron notar es la notable falta de animales antropomórficos, ahora solo había humanos con forma humana, lo que suele ser lo habitual.

Otro punto a destacar sería lo avanzado tecnologicamente que estos se encontraban, pese a que lo que veían no se pudiera llegar a equiparar a los avances tecnológicos de su ciudad natal, el hecho de que tuvieran vehículos de un lado a otro, así como el tipo de estos y las vestimentas de los marineros y soldados, hicieron recordar a la etapa de principios del Siglo XX.

Una tercera y última cosa a destacar, sería el hecho de que ellos tampoco eran animales antropomórficos, al igual que los asiduos y nativos de ese mundo, todos eran humanos con forma humana. Por lo que tanto Yae como Pyro recuperaron su apariencia, a la par que este último, de alguna forma, encima de su ropa normal contenía más prendas de vestir.

El enmascarado apareció cruzando aquel portal por el que todos hubisteis pasado segundos atrás, y una vez que el puso un pie fuera el portal desapareció a su espalda. Con su dedo enguantado señaló a aquel navío gigantesco que colmaba la atención de todos los presentes.

-Por desgracia no puedo acercarme más al Cristal, una magia superior a la mía me lo impide. Pero eso no es un problema para nuestros planes, Insomnia aún puede ser salvada... Ese submarino se dirige al lugar dónde está el cristal.

-No creo que encontréis demasiada oposición en ese lugar, así que tan solo haceros con el cristal y yo apareceré para llevaros al siguiente destino. Aún hay mucho por hacer...

Mientras aquel hombre hablaba, pasó un cochambroso carromato repleto de alimentos tales como salmón, orégano, cilantro... A saber qué diablos era ese "ci-lan-tro". Pero lo que más resaltaba eran las lechugas, literalmente, pues de hecho un pequeño anciano y una joven rubia se las lanzaban mutuamente mientras gritaban el uno al otro.

-Supongo que será un viaje entretenido... ¡Buena suerte!.

Antes de que nadie le pudiera rechistar, el encapuchado lanzó al grupo unos cuantos trajes de marinero y soldado de la talla de los tres caza-tesoros, o heroes, o incluso coleccionistas de trozos del gran cristal de energía. Sea como sea, ahora estaban listos para pasar desapercibidos en aquel mundillo, o al menos lo suficiente para no tener que depender de la magia y que uno quedase desnudo por toda la aventura.

Bon Voyage

Y con esta despedida, un nuevo portal apareció haciendo desaparecer al encapuchado definitivamente. Ahora estaban solos, nuevamente, frente a una aventura que probablemente fuera peor que la anterior...

Raanmar suspiró...- Tengo la ligera sensación de que todas estas cosas juntas son al final una trampa, o algo que él no puede hacer y nos utiliza con la excusa de salvar la ciudad...me parece todo movimiento suyo, y la espiral es cada vez más descendente...no sé si me deprimer o estoy cabreado, en cualquier caso, ¿teneís alguna razón para pensar lo mismo?... miré a Yae severo ...es importante...

La verdad es que no sé si es bueno o malo, porque nos está llevando donde están los fragmentos... - al principio parecía pensativa, pero nuevamente volvió a salir su típica actitud enérgica. - ¡Lo que si que sé es que es un capullo por no explicar nada y por no ayudarnos para nada! ¿¡Qué se piensa que somos sus lacayos o que!? ¡UGH! ¡Mala patada en el culo le voy a dar la próxima vez que le vea! - con esas palabras realizó una patada, la cual golpeó a un pilar de hierro, cosa que causó bastante dolor en la pobre chica. Calló. Se mordió el labio. Contuvo las lágrimas como pudo, sin decir nada, mirando al infinito.

Unas sirenas comenzaron a sonar en todo el hangar; las dos personas que estaban peleando por la presencia de lechugas en el almuerzo de viaje, se dirigieron cada uno por su lado, hacia el interior de aquel enorme submarino. Al parecer el tiempo de la charla insustancial tenía que aguardar para otra ocasión, puesto que todo se estaba poniendo en marcha y ese submarino representaba un viaje de una sola oportunidad.

Yae cayó al suelo tanto por el susto de la alarma como por la poca estabilidad que tenía por su pie malherido. - _Ayayayaya... - sollozó, pero no se dejó amedrentar y con una voltereta épica hacia delante se puso de pie, no sin antes hacerse un poco más de daño en el pie en el proceso. - Va... ¡Vamos! - gritó con un falso entusiasmo intentando disimular el dolor que sentía, adentrándose así en el submarino.

Por su parte Pyro, estaba lo suficientemente agradecido por no ir desnudo ni estar peludo que meramente aceptó el traje de soldado, y no solo eso, su agradecimiento y ganas de que no les miraran de forma extraña, ayudó a sus otros dos compañeros a vestirse también antes de estar dispuestos para embarcar, lo cual debería ser pronto, puesto que las sirenas se intensificaban. No hay tiempo para merodear.

- Al menos en esta realidad no doy el cante en exceso, aunque en el nuestro eso sería muy discutible desde luego... había que ser sinceros.

Mientras nadie nos oía me acerqué a Yae...- No tengo muy claro cómo preguntar a si que, lo digo sin más... tras una pausa ...¿esos cambios de humor tuyos son normales, los dominas?.

El grupo se adentró en el submarino sin mayores problemas o inconvenientes, al parecer los disfraces proporcionados por el encapuchado fueron lo suficientemente buenos como para que incluso la pequeña Yae pudiera hacerse pasar por un soldado hecho y derecho de aquel enorme submarino.

Por desgracia, no todo iba a ser tan fácil, una vez dentro del submarino, el que parecía ser el líder de aquella expedición los hizo llamar, y con tan solo un leve gesto con el dedo, les indicó que le siguieran; algo que, irremediablemente tuvieron que hacer si querían mantener su cobertura.

La zona a la que este les llevó, no era otra que la Sala de Mandos, en donde sin siquiera molestarse en hablar, señaló dos posiciones custodiando la puerta desde el interior y una tercera posición al lado del timón. A fin de cuentas, "por si acaso" nunca era suficiente si te ibas a embarcar en una expedición hacia un lugar en mitad del océano.

Las sirenas se intensificaron, las trampillas y puertas se cerraron; el Submarino ya estaba listo para embarcar, y con un par más de gritos por parte del Comandante de aquella aventura, los tripulantes de aquel submarino hicieron lo posible para estar listo cuanto antes y de la forma más eficiente posible. No habrían pasado ni tres minutos cuando este comenzó a hundirse en las aguas.

Mientras el submarino temblaba y se hundía lentamente, los tres soldados disfrazados pudieron ver a un venerable anciano desearles suerte, desde el puerto. Parecía que él no iba a aventurarse, quizás debido a su edad, debido a la peligrosidad o a la importancia de su figura. Sea como sea, ni lo conocíais ni parecía que lo ibais a conocer. Pero aún con todo, os deseaba suerte.

Tras el fuerte golpe todos salvo el Comandante, cayeron de bruces al suelo. Este rapidamente saltaría hacia la zona del timón y con firmeza lo sujetaría, evitando que la nave se estrellara contra ninguna roca o contra el lecho marino. Por desgracia, para la tripulación, el hecho de perder el control por unos segundos no parecía ser el mayor de los problemas.

-¡A LOS PUESTOS DE COMBATE! -Ordenó el Comandante- ¡AHORA!.

Cuando todos se hubieron levantado del suelo, pudieron observar con temor los motivos por los cuales el Comandante exigía tomar contramedidas de inmediato. Puesto que una enorme criatura con forma de crustáceo había aparecido ante ellos, probablemente el causante del ruido y el causante del golpe que sufrieron.

Tirnado para adelante algunas palancas, misiles salieron dirigidos contra el rostro de la bestia, la cual tras explotar y causar gran conmoción en el entorno, levantando más piedras, tierra y roca; el Comandante fue capaz de re-dirigir la nave hacia lo que pensaba él que era la seguridad. Pero nada más lejos de la verdad.

^{_{El monstruo nos persigue, no ha sufrido daños...}}

Apretando los dientes el Comandante bloquea el timón. Agarra al esmirriado estudioso que se encontraba en el suelo y se lo lleva al hombro, a la par que la Teniente ayudaba a levantarse a la operadora de radio. Con voz firme y decidida dió lo que podría ser la última orden a los tripulantes.

-Evacuación. Id a las batisferas y submarinos de emergencia. Ese Monstruo es el perro guardián del Tesoro.

Con esto dicho, salió por la puerta y tras el, los tripulantes del enorme Submarino.

Pero, pero, pero. - la pobre Yae parecía confusa, no sabía donde estaban yendo y menos aún porque les atacaba un bicho gigante. Aún así no se iba a quedar en la nave para encontrar las respuestas.

Cogió a alguien cualquiera de la chaqueta y le habló con una mirada bastante intimidante que a la vez desprendía bastante preocupación. - ¿DONDE ESTÁN LAS BATINOSEQUÉS? ¡NECESITO SALIR DE AQUÍ! ¡LLEVAME FUERA! ¡¡AHORA!! - se la notaba agobiada, que entrara agua dentro de la nave no ayudaba.

Tan pronto como pude cogí a mis dos compañeros (en el caso de Yae aunque se alejó su actitud neurótica la delato para mí) y nos encaminé a esas capsulas de salvamento por las que se iban a lanzar,  que no es tan difícil ver que si todos corren hacia allï no va a ser porque regalen caramelos o sea para tirarse a las fauces del dichoso monstruo, guardan de tesoros o lo que sea esa cosa.

El embarcadero consistía en diversas estaciones donde se podían subir los tripulantes para llevar uno u otro pequeño submarino, algunos eran pequeños de dos plazas y otros podían llevar hasta una veintena de ellas. Sea como sea, quizás por los empujones o por el calor del ambiente. Tanto Raanmar como Yae se montaron en uno de dos plazas, dejando a Pyro atrás para que se montara en uno multitudinario.

No se entendía muy bien cómo funcionaban aquellos mandos, puesto que había demasiados y ninguno de los dos parecía tener experiencia manejando submarinos en miniatura armados hasta los dientes, si los tuviera; por lo que usando la "vieja confiable" de pulsar todos los botones "a ver que pasa" lograron salir al océano y a partir de ahí, girando como podían con los controles se alejaron de la criatura y del submarino grande a tiempo para ver como esta langosta gigante agarraba al submarino de más de 100 metros de largo como si fuera un minúsculo juguete.

La formación de los otros submarinos tomaron acción disparando sus torpedos que explotaron en el lomo de la bestia, moviendo el agua de su alrededor y causando pequeñas explosiones en la dura coraza de aquella abismal criatura.

Como mires algo que no debas, te cruzo la cara. - la chica se tapó como pudo, pues llevando una falda y con la agitación que había, podían verse sus preciosas bragitas de conejito.

Miró todos los botones que había, no tenía ni la más remota idea de que hacían los botones, pero si que sabía más o menos como conducirlo, pues tenía mucha experiencia con los videojuegos de simulación de última generación de Insomnia. Empezó a toquetear en busca de torpedos, ametralladoras o un cañón láser. - ¡HORA DE CAZAR LANGOSTA! NYEHEHEHEHE