Partida Rol por web

Habían pasado tres horas desde los sucesos en la base militar secreta. Goro y Erika habían sido llevados a la base militar que se encontraba al norte de Santa Bárbara, a unos 20 km. Los dos se encontraban en una habitación encerrados. Bastante austera en decoración solo contenía una litera de dos pisos, una mesa con dos sillas, una maceta pequeña con un cactus mustio. Una ventana daba al campo de entrenamiento en la parte posterior. Al fondo hacia la derecha se podía ver un gran hangar donde habían llevado al León Terrestre. A Goro, que mantenía el traje, le habían quitado el Blaster y las armas que llevabais encima, a los dos.

El soldado que se encuentra en el pasillo, abre la puerta. El general entra y os saluda:

Hemos estado verificando vuestra historia. A 1 km del mirador, en el barranco hemos encontrado un enorme hangar con un enorme vehículo de color azul. Ahora mismo lo están trayendo a esta base militar. Al parecer se necesita de un dispositivo para hacerlos funcionar. Revisando la base, encontramos un par de robots humanoides destruidos en un pasillo. Desconocemos su origen o su creador, pero seguimos investigando.

Un hangar enorme, un lugar donde debía estar el supuesto vehículo con forma de halcón. Pero nada, vacío, y sin ninguna pista al respecto. El grupo de tres rangers se mostraban desconsolados, preguntandose que hacer ahora. Quizas la unica mejor solucion era volver.

„Señor el general, ya le hemos contado todo. No puedo añadir más simplemente porque no hay hay más que decir.“

Aki había dado dos veces la misma deposición detallada de todo lo sucedido. Estaba dispuesto a darla una tercera vez, pero no comprendía bien el porqué.

Además, le gustaba nada que los estaban tratando como reos. Este cuarto, ¿qué impresión diferente podría dar? Él mismo podía soportarlo, porque tenía la conciencia limpia, tanto como Erika podía tenerla. Pero esto era el problema: Erika, con todo por lo que había pasado, no se merecía este trato.

Sin embargo, por el momento Aki se calló.

Desde que habian llegado Erika se habia colocado en la cama en una esquina en silencio con las rodillas recogidas y la cabeza metida entre ellas, realmente no sabia muy bien que hacer, se sentia realmente mal y sobretodo culpable por lo que le habia pasado a su madre y a su padre. Ademas estaban ahi encerrados, tambien estaba preocupada por los demas ya que no sabia nada de ellos. No queria estar alli, queria irse, ¿pero a donde? realmente no tenia a donde ir ya que si volvia a su casa esta estaria totalmente vacia, nadie le esperaba alli, ademas, ¿donde iba a ir una chica de 17 años que habia intentado quitarse la vida? sabia que no tenia donde ir ni con quien estar.

Cuando la puerta se abre ella levanta levemente la cabeza, aun sin animos de nada y observa a aquel hombre como hablaba y la respuesta de Aki, ella no dijo nada, simplemente volvio a agachar la cabeza a la espera de lo que sucediera a continuacion

Aunque no se podía ver por la ubicación de la ventana, se escucha el descenso de varios helicópteros. El general sonríe y dice:

Parece que el otro vehículo ya ha llegado. Una especie de vehículo marítimo que imita a los delfines. Ya teniendo dos, ¿hay más vehículos en esa base? ¿Hay más gente con esos mismos trajes? Más tarde vendrá un científico para que le habléis de los aspectos tecnológicos. Querrá ver en funcionamiento el León. Sin duda todo esto es un gran descubrimiento.

Aunque se le había contado la historia, Goro no había precisado en si había más trajes o vehículos.

Aki estaba algo turbado por la persistencia del general de poner sus palabras en duda o de cuestionarle nuevamente acerca de hechos que ya había referido en detalle.

“General, no quiero, de ninguna forma, faltarle el respeto. Sólo quiero decirle que no comprendo porque exige que lo repita todo varias veces. Porque ya le hablado de los dos otros trajes de nuestros compañeros de los que nos separamos en la base. Ya le expliqué y conté todo, cada detalle. De verdad no sé qué más puedo decir.”

La expresión del rostro de Aki traducía su incomprensión y el estupor consiguiente.

Sin duda era extraño en repetir la misma historia por parte del General. Por que preguntaba tanto, si Goro se lo habia contado. Él se retira de la habitación y extrañamente, tanto Erika como Goro ven algo extraño en su pierna derecha. El pantalón estaba algo descosido en la parte de abajo, abierto en una raja dejando ver una zona metálica. Cuando el General los visitó en el mirador, no llevaba esa parte libre. Varias dudas les entran.

La puerta se cierra de golpe y se escucha desde a fuera en el pasillo: Traedles algo de comer. Servidles bien.

Erika permanecia en silencio observando apenas desde su posicion entre sus piernas y su flequillo, sin embargo, algo le llama la atencion en aquel hombre, como una especie de brillo en la pierna metalico. El hecho que tambien le hiciera repetir las cosas a Goro era realmente sospechoso. Erika comprueba como el tipo se marcha de alli y aparentemente ordena que les lleven comida, estaba cansada y harta de aquello, con un hilillo de voz dice a Goro:

¿Nos podremos ir algun dia?... ¿donde estaran los otros?

Aki trató de considerar todo con calma, pero cuanto más tiempo quedaban en esta celda, más sentía que algo iba mal, y ya temía que iba, de hecho, muy mal. A causa de la presencia de Erika, sin embargo, tenía cuidado de no dejar translucir nada de su creciente inquietud.

Evidentemente la pierna de pantalón descosida del coronel, y el reluce metálico, no había escapado su atención. Le había hecho pensar, casi irresistiblemente, a los robots contra los cuales habían luchado antes…

Y había creído hacer lo correcto revelando todo a las autoridades. No se lo había ocurrido que las autoridades mismas podrían ser infiltradas, e incluso hasta el nivel de un coronel del ejército…

No saltes a conclusiones. Una pierna metálica puede significar nada más que una pierna amputada, una antigua herida de combate, se sermoneó a sí mismo.

“No sé donde están los demás”, dijo en voz tranquila y confiada, falsamente confiada, a Erika. “Pero no dudo de que pronto los veremos otra vez. Bueno, …. hay que esperar a partir de ahora.”

Llegar a la zona donde debería estar su halcón rojo, y es "su" halcón porque así lo sentía, y no encontrarlo era absolutamente una patada en los ovarios, Wynn suspiró profundamente para no soltar un improperio y se giró hacia sus otros dos compañeros.

— es mejor que salgamos de este lugar, ellos deben tener el halcón y quizás el resto de los vehículos — suspiró, pero ahora buscó las compuertas por donde una nave como el halcón debería salir, quizás podrían tomar esa ruta para salir de esa base secreta.

Tras observar todo con atención, encontrando distintas cosas, me guardo las placas identificativas y, también, algún repuesto si me parecen útiles, aunque no es que sea el tipo más experto al respecto.

La respuesta de Wynonna me dejó claro que de poco valía preocuparse por ella, así que sin más asiento y me encamino a la escalerilla que daba a la trampilla, para trepar y abrirla con cuidado para ver a dónde da.

Wynnona accionó una palanca al lado de la puerta del hangar. Esta se abrió y dejo verse la ruta que debía seguir el Halcón para salir de la base. Se abrió un túnel larguísimo que giraba hacia la derecha sin verse el final. Hans por otro lado se dedicó a inspeccionar la trampilla que había. Subió por las escaleras y forzándola con su nueva fuerza la abrió. La escalera subía más arriba hasta otra, la cual ya daba al exterior. Al salir pudo ver que se hallaba en el interior de una cueva. No estaba muy lejos de la salida pues entraba mucha luz del exterior. Mirando hacia fuera escuchó el ruido de varios helicópteros. Mirando hacia el horizonte pudo ver un total de tres que transportaban el vehículo acuático.

Paso otra hora más sin poder salir de la habitación. El general no respondió más a las últimas palabras y se marchó. Una voz extranjera se escuchó desde el exterior. Hablaba inglés, pero su pronunciación no era muy buena. La puerta se abre y entra un hombre de mediana edad vestido con una bata blanca. Se dejaba entre ver una camisa blanca a cuadros y unos pantalones negros acompañados por zapatos. El soldado cierra la puerta detrás de él.

Me llamo Yusuke Asamiya. Soy un ingeniero robótico que trabaja para el ejército de los EEUU. Me han comentado que habéis encontrado algo inusual. He podido ver los dos vehículos que se encuentran en el hangar. Es algo que no puede ser diseñado por el hombre normal. Ese traje coincide con el vehículo en forma de León. ¿Lo has podido pilotar? Me gustaria que contarais sobre las características de los trajes y vehiculos. Tenian armas?

Se fijaba en el traje de Goro. Su expresión se mostraba tranquila, sin sorprenderse por el extraño traje, ni tampoco por vuestra reacción apagada.

Durante la hora que paso después Erika no dijo mas, sabia que hacia mucho que no comía ni bebía nada, sin embargo, no tenía nada de hambre, incluso no sería capaz de comer nada que le trajeran, lo notaba, se notaba bastante agobiada allí, no sabía si saldrían algún día y notaba como se agobiaba allí, cuando un hombre con un fuerte acento entra en la sala. Ella le mira y escucha sin apenas levantar la cabeza, el hombre habla y les pregunta, de nuevo les pregunta sobre las maquinas, aunque parece que conoce algo. El hombre sin duda era japonés, y salvo por AKi a ella no le transmitían buenas sensaciones, cosas de la educación de su madre de origen coreano.

Erika le observa unos segundos y con un tono de voz bastante bajo pregunta:

¿Han encontrado… o saben algo de mis padres? ¿Podremos irnos?

Tenía nulas esperanzas de que le respondiera, además no tenia realmente a donde ir mas que a una casa totalmente vacía, aun así se sentía agobiada en aquel lugar

No poseo información sobre el paradero de tus padres.

Empezo a hablar con voz más baja.

Quien os atacó era una especie murciélago alado? Os puedo intentar sacar de aquí. Pero la cosa está bastante complicada. No alceis mucho la voz. Podeis ensañarme los brazaletes?

Su acento en inglés era bastante malo, típico de cualqueir japonés, pero se notaba su dominio dado que lo hablaba de forma fluida.

Chicos, he encontrado una salida por la trampilla. Podemos salir al exterior, pero tambien tengo malas noticias. Unos helicópteros se estan llevando el Aqua Dolphin. Creo que son militares.

Digo mientras bajo las escaleras de vuelta al hangar.

Yo he podido encontrar la palanca que acciona la compuerta. Queda claro que esto es el hangar del mi supuesto vehículo. Podemos ver la rampa de lanzamiento y el túnel que lo lleva al exterior. Si de verdad han venido los militares, de seguro que Erika y Goro están en problemas. No podemos quedarnos quietos.

Digo maldiciendome por dentro.

Por que se complican las cosas? Como han descubierto los militares esta base secreta?

La cosa no esta molona. Primero nos tenemos que enfrentar a monstruos, obtenemos poderes y ahora siguen militares? Si se estan llevando ese vehiculo, quizas el leon tambien lo tengan. Debemos seguirlos como podamos. Allí en el mirador debe estar mi coche aún. O eso espero, aun no he pagado el seguro.