Partida Rol por web

21 de septiembre de 1939, 9:25h. Cuartel Provisional del IV Ejército Alemán en Miatsko, Polonia

El camión militar se detuvo en la plaza central del pueblo dejando que sus ocupantes, que viajaban en la parte trasera, desembarcaran. Del vehículo bajaron los soldados Rudolf Birnbaum y Martin Lanhousen, ambos heridos durante el comienzo de la invasión de Polonia. Ahora, despues de tres semanas en el hospital de campaña, habían sido dados de alta y enviados de nuevo a su antigua unidad.

La guerra marchaba estupendamente en Polonia y las noticias que venían del resto de Europa no parecían preocupar a nadie. Al día siguiente de la invasión del país, Italia había declarado su neutralidad en el conflicto. No había sido así con Francia e Inglaterra, que el día 3 de septiembre le habían declarado la guerra a Alemania. En respuesta, los submarinos de clase U ya habían empezado a hundir barcos en el canal de la Mancha y el océano atlántico. La India y Suráfrica, antiguas colonias europeas, se habían unido a la causa aliada.

El día 4, Alemania sufrió los primeros bombardeos británicos sobre la flota en Kiel. Afortunadamente los daños habían sido mínimos y algunos aparatos británicos habían sido derribados. Si los aliados pensaban que vencer a Alemania iba a ser pan comido, estaban equivocados.

El día 5, otra antigua colonia inglesa, Nueva Zelanda, se había unido al conflicto. Pero lo que realmente importaba era que Japón y EEUU se habían declarado neutrales. Canadá se sumó a la contienda el día 10. El conflicto empezaba a involucrar a bastantes países pero lo único que podían aportar eran materiales y voluntarios ya que la lejanía impedía nada más efectivo.

En cuanto a Polonia, el enemigo había sido sorprendido y en los dos primeros días de la invasión intentaba retrasar el avance alemán preparando una línea defensiva. La primera guarnición atacada por los alemanes, en Westerplatte, había resistido siete días. Después de su caída el avance había sido rápido llegando hasta la misma Varsovia. Mientras tanto, un contraataque sorpresa del ejército polaco por parte de los ejércitos de Pomorze y Poznan había hecho retroceder a los alemanes. Pero la mayor movilidad de las tropas alemanas y la falta de suministros provocó que los polacos no pudieran aprovechar el contraataque y ayer mismo, la denominada batalla de Bzura se había decantado del lado alemán.

Ahora, las tropas estaban concentradas en el asedio a Varsovia, que podía marcar el fin de la toma del país y para acelerar la caída de la capital se había llamado al comando de Von Heiser. Rudolf y Martin entraron en el antiguo cuartel general enemigo, reconvertido para uso alemán donde se encontraron al resto del equipo.

Karl se encontraba encendiendo un nuevo cigarrillo, el décimo de lo que llevaba de tarde cuando vio entrar a sus compañeros heridos en batalla.

¡Vaaaya! ¡Por Berlín que no esperaba veros tan pronto! Que sorpresa... seguro que Von Heisser se alegra de verlos, ¡claro que si! ¿Como les han tratado las enfermeras? ¡Seguro que se han dejado acariciar por esas medallas que lucen! Ja Ja Ja.

Parece que nos vuelven a necesitar... ¿querran que terminemos el Sitio nosotros? susurra Böhm por lo bajo.

Un largo paseo en camión con intercambio de pocas palabras y emociones encontradas. Empezaba la guerra medio desfigurado. Lo único bueno era esa medalla, un paso para acabar de oficial y ganar lo suficiente para que un cirujano experto la dejase decente.

El vehículo se detiene bruscamente, unos soldados cargan un fardo con dirección al frente, posiblemente correo para los muchachos de primera fila. Es agradable saber que hay gente que se preocupa de uno. Seguimos la marcha, algunos tramos parece que por caminos propios sólo de bestias de carga. Aunque parece que tenemos suerte, inumerables unidades caminan a ambos lados de la carretera, nosotros viajamos más descansados. 

Malditos polacos, no saben hacer nada en condiciones.

No guardo buen recuerdo de ningún polaco, y cada vez que mire un espejo, quedará patente la razón.

El camión se detiene otra vez, nos hacen bajar, casi se agradece estirarse. Al descender una presencia amiga nos recibe.

Hola, ¿tan pronto, acaso esperabais ganar esta guerra vosotros solos?. Sonrío con algo de malicia, esperando que no quede como una mueca horrible mientras con un brazo me toco la gorra en un intento de cubrir en parte mi cara. Nos han cuidado bien, eramos pocos al llegar y han tenido muchas atenciones, según pasaban los días era peor. Pero lo importante es que hemos vuelto y según parece justo a tiempo.

El viaje con Martin ha sido tranquilo, casi deprimente. Aunque intente entablar conversación, unas pocas palabras despues estabamos de nuevo en silencio. Martin trata de disimular sus heridas con una gorra ladeada y yo con un pañuelo anudado al cuello. Muchos camaradas parten hacia el frente, y despues de tantos dias atrapados en aquel hospital que poco a poco se llenaba, salir ha sido todo un premio. La insignia de Lahousen brilla despues de la sesión de pulido a la que fue sometida, mientras que la mia cuelga discreta de la mi guerrera.

Cuando por fin llegamos al barracon y nos reunimos con nuestros camaradas, empezamos ha charlar y a gritar, alboroados por vernos de nuevo.

"Gutten Tag" Mi voz es suave y baja, pues intento evitar forzar la garganta; la herida es muy reciente y de vez en cuando duele.

"Disculpadme por hablar tan bajo, pero esta maldita herida todavía me duele" Esbozo una sonrisa "Aunque a las Fraulen les encanta"

Me rio ante las palabras de Lahousen y asiento gravemente ante las de Böhn...

"De nuevo en la brecha, compañeros"

Termino de revisar a ese indisciplinado soldado. Vuelvo a mirarle. Joven, joven e ingenuo.

Bayoneta oxidada. Fusil sucio, una bala en la recámara, sin pistola reglamentaria, los papeles invalidados, y lo que es peor, ¡las botas sucias!Este soldado tiene que espabilar, o la guerrá acabará con él.

¡No quiero vuelva a presentarse ante mí con estas muestros de indisciplina! ¡Jamás! La próxima vez lo lamentará, se lo aseguro. ¡Heil Hitler!

Me alejo del soldado en dirección al exterior del cuartel. Un camión para y de él se bajan dos conocidos.

¡Da gusto encontrar dos buenos soldados!-lo digo bien alto, para que ese joven me oiga-Espero que en casa se esté mejor que en este condenado país. ¿Les han asigando ya una unidad? Espero que sea la mía...

-Gutten Tag.- 

Les digo cuando les veo aparecer. Estoy sentado fumandome un cigarro y limpiando la pistola y el silenciador.

-Con el rifle  en el hombro baje las escaleras, vaya parece que han llegado los heridos. -¿Que tal compañeros, os tratan bien? -¿Que haceis aqui, estais cansados  de mimos y necesitais recordaros que significa ser soldado?

-Al ver por la puerta como entraban los oficiales, decidi dejarme de de infformalidades, y saludarles como es apropiado, para posteriormente sentarme en una de las mesas.

-Suerte que no es mi turno de guardia. Al menos nos dieron un buen descanso despues de la mision.

Al ver a su superior Karl se le acerca lentamente mientras apaga el cigarrillo en el suelo cerciorandose de que no quede nada.

Toma un trago de su cantimplora y habla sin alzar demasiado la voz.

Señor... ¿tenemos nuevo objetivo o nos mantendran en este aburrido lugar mucho tiempo mas?

¿Tan pronto quiere morir Böhm? ¡Ja! No se preocupe le encontraré una ocupación...debo hablar con el mandamás. Estoy seguro de que tiene preparado algo para nosotros, espero que esta vez salga mejor.

Miro las heridas de Martin y Birnbaum. Son afortunados después de todo.

De hecho iba a hablar con él cuando me he cruzado con ese indisciplinado soldado, ¡vaya pérdida de tiempo!

Me recompongo el uniforme, y miro mis botas: limpias. Entro en el edificio y subo al primer piso. Observo una de las ventanas desde las que no disparaban los polacos. Hace veinte días de eso, qué rápido pasa el tiempo en retaguardia. Toca volver al frente. Vuelvo a mirar las botas, miro mi reloj. Llamo a la puerta y entro.

Nefastos recuerdos los que trae este pueblo. Hablando de recuerdos, llega a mi memoria que disparé con el panzerfaust contra el edificio.

Chicos, tengo que echar un vistazo al lado del cuartel donde me encontrásteis, quiero comprobar los resultados de ese arma nueva que estábamos probando y que disparé. Ahora vuelvo.

Dicho esto, me separo algo del resto para comprobar  los efectos sobre la construcción si aún es posible, y si no, trato de preguntar a algún soldado sobre desperfectos en el cuartel.

Cuando los dos oficiales hacen acto de presencia, me cuadro frente a ellos y saludo:

"El soldado de primera clase Birnbaum se presenta de nuevo al servicio, Herr Oberleutnan"

Cuando el teniente sale, me acerco al oficial de las SS y le digo:

"Herr Kruger, quería darle las gracias por salvarme la vida..." Todavia un poco apurado, espero la respuesta del oficial, mientras el teniente se marcha.

Le pongo la mano en el hombro a Rudolf. -De nada, Rudolf. Contar con mi habilidad para sacar vuestros culos del infierno, mientras yo siga vivo, aqui no se muere nadie sin mi permiso.- Comento medio en broma-medio en serio. Una sombra de sonrisa se dibuja en mi rostro.

Entras en la oficina y saludas a tu superior con un "heil Hitler". Después esperas educadamente a que te informen de tu siguiente misión.

-Heil Hitler, teniente. Soy el general Johannes Blaskowitz. Comando el 8º ejército en la zona de Varsovia Occidental. No sé si estará enterado teniente, pero a fecha de hoy, la situación de la toma de Varsovia continúa atascada. Esos malditos polacos se están defendiendo demasiado bien y estamos teniendo demasiadas bajas. Nos estamos preparando para un asalto final que romperá el maldito cerco del enemigo y es ahí donde entra su grupo. He oído que hicieron un buen trabajo en la toma de este pueblucho con sólo dos heridos leves.

Verá. El ejército polaco mantiene aún una franja de tierra a lo largo del río que comunica con el bosque de Kampinos, al sur de la ciudad y con la fortaleza de Modlin. Allí aún mantienen una unidad de baterías antiaéreas que están dando a nuestros cazas bastantes problemas. La Luftwaffe está insistiendo en que eliminemos esa unidad. Parece que el castigo aéreo que hemos sometido a esos pobres bastardos no ha sido suficiente. Pero ese no es el objetivo principal, teniente. El objetivo se llama Coronel Tadeusz Bogdanowich.

En este dossier tiene información sobre él. Quiero que su unidad se infiltre en la fortaleza de Modlin y elimine al coronel. Puede tomarlo prisionero o matarlo, me es igual, pero tiene que sacarlo de la batalla para que la defensa de la ciudad se desmorone.

Se que su unidad está versada en tareas de infiltración y cuento con que sepan llevar a cabo la misión con éxito. En cuanto haya hablado con sus hombres y decidido su plan de asalto, venga a verme. Le estaré esperando. Pero no tarde mucho. Hoy es día 21, está previsto que el asalto final comience el 26.

Se queda un momento en silencio esperando a que digas algo, pero entonces abre un cajón de su mesa, como si hubiera olvidado algo. Saca una pequeña cajita.

-Aquí tiene los galones de cabo para el soldado Birnbaum. Pensé que le gustaría entregárselos usted mismo ¿Alguna pregunta, teniente?

Rodeas el edificio cuartel buscando el lugar donde disparaste el Panzerfaust. No tardas en encontrarlo: un boquete de gran tamaño en la fachada del edificio y a través de él puedes ver parte de una habitación. El cuarto ha sido limpiado y los muebles recolocados, sin embargo la fachada no ha sido reparada. En ese lado del edificio, un joven soldado monta guardia con expresión de aburrimiento. También se cruzan contigo dos aldeanos que regresan del trabajo en el campo y que os miran con desprecio.

Así lo haré, señor...¿cuántas tropas puede haber en la fortaleza? ¿Tenemos fotografías o indicios sobre las instalaciones?

Pensemos, ¿cómo entrar? ¿Cruzando los posibles controles o por el río? Si no hablamos ninguno polaco cruzar los controles va a ser difícil. Ya pensaremos, una vez dentro dos grupos, Böhm, Birnbaum y Martin colocarán los explosivos y prepararán la huida, pero esta vez han de ser puntuales. Hastings y Kruger que son más silenciosos conmigo, iremos a por el coronel, que vayan eliminando guardias... drogaremos al coronel y nos lo llevaremos. Salimos con él subimos a un coche, Birnbaum que conduzca el vehículo, y explotamos las cargas, huiremos aprovechando la confusión, de forma sencilla, en coche, y si cruzamos el río volaremos el puente en la huida...sencillo, difícil de llevar a cabo. Otra opción es huir en una lancha motora, pero eso facilita que nos disparen, demasiado arriesgado.

El problema es que no es un lugar tranquilo, estarán alerta, va a ser difícil sorprenderles...

-No se vosotros, estar aqui en este pueblo, no esta demasiado mal, al principio... claro, Terminas la mision, llegan los refuerzos, toman la situacion y te dan las gracias. -Al terminar estas palabras doy una calada al cigarrillo que tengo en mi mano. -Sin embargo todos los polacos de este pueblo nos conocen, ya os habreis dado cuenta, pero no nos ven con muy buena cara.

-Estoy seguro de que mas de uno si pudiese nos clavaria una azada en la cabeza. Eso claro  si pudiesen.

-Bueno al menos nosotros tenemos un rato de descanso,  un par de medallas colgado de la ropa  de alguno de nosotros, y alguna que otra mujer han pasado por nuestras manos.