Partida Rol por web

Miércoles 1 de noviembre de 1939, 15:38h. Cuartel del IV Ejército Alemán en Varsovia, Polonia

La misión había resultado un éxito y, a pesar de que uno de los oficiales no había sido capturado, la resistencia polaca en Varsovia fue finalmente vencida el 27 de septiembre después de 26 días de vana resistencia. Dos días después, rusos y alemanes se dividían un país vencido y humillado. Francia y Gran Bretaña poco o nada hicieron para salvar a los polacos excepto quejarse por las vías diplomáticas. En el atlántico, los submarinos empezaban a cobrarse las primeras víctimas entre los cargueros ingleses.

Octubre empezó con tranquilidad. El día 3, la primera fuerza expedicionaria británica llegó a Bélgica, en cumplimiento de los acuerdos de ayuda mutua. Tres días más tarde, Polonia se rendía oficialmente al invasor y vuestra unidad tenía por fin un merecido descanso. El día 12 fuisteis trasladados a Varsovia para salvaguardar la seguridad del nuevo gobierno general administrado por fuerzas alemanas. A partir de ahí vuestra vida se convirtió en una rutina compuesta de patrullas por las calles o montar guardia en los edificios públicos mientras que el teniente Dirck trabajaba en los despachos del cuartel ocupándose del papeleo. La guerra continuaba allá afuera pero para vosotros, por ahora, había un tiempo de respiro.
 

El día 16, mientras Finlandia preparaba a sus reservistas ante un inminente ataque ruso, fuerzas francesas invaden territorio alemán pero son rechazadas hasta sus posiciones originales en el Sarre. El artillero Kurt Fleischer destaca en esa batalla y, en premio a sus méritos, es recomendado para su traslado a la unidad de comandos del teniente Dirck Von Heiser. La orden se hace efectiva a finales de mes y el joven viaja hasta Varsovia para reunirse con sus compañeros.

El día había sido largo en las oficinas del cuartel y al final de la jornada, el teniente Dirck Von Heiser tenía ante sí su última tarea. El artillero Kurt se encontraba en su despacho en posición de firmes presentándose ante su nuevo oficial. Por lo que sabía Dirck, el chico había luchado contra los franceses en las Waffen-SS. Después de su última experiencia con uno de esos tipos, el oficial desconfiaba un poco. Afortunadamente era solo un soldado raso y no como Hans, que había regresado a Berlín a la espera de un nuevo destino.

Una nevada ligera cubría las aceras de Varsovia. La ciudad presentaba aún terribles cicatrices un mes y medio después de los bombardeos y era difícil encontrar un local que no estuviera hecho una ruina. Aún así, los cuatro veteranos habían encontrado una cervecería abierta con muy escasa clientela donde poder tomarse unas cervezas después del servicio. Por supuesto aún vestían sus uniformes y el dueño les había servido sin chistar. Varsovia era ahora una ciudad en manos alemanas y eso se notaba en las patrullas de policía militar o algún semioruga que recorría pesadamente la carretera. Aún así, la cerveza estaba buena aunque no fuera alemana. 

La taza de café permanece intacta en la mesa del escritorio, el calor que desprende me hace desconfiar de su contenido y sigo sin probarlo, con la cuchara y el azucarillo a su lado. Paso despreocupadamente las hojas previas del informe y llego hasta los datos personales: 19 años, apenas habrá terminado los estudios y aún es una mente moldeable, ganado para las SS. Eso descarta que sea una amenaza. Demasiado joven para un puesto de responsabilidad. La sección qe trata sobre los méritos en combate es lo que más llama la atención.

Francia...qué afortunado, ha luchado contra un ejército de verdad. Aunque sólo haya sido un tanteo, el invierno no es apropiado para las ofensivas y es posible que el frente se acabe estabilizando en una nueva guerra de trincheras, confiemos en que Italia nos de pronto su apoyo para poder romper las defensas francesas por los Alpes...

¿Lanzagranadas? -es lo primero que le digo al soldado, que se mantendrá firme hasta que le diga lo contrario- Me gustan esos juguetes, hacen mucho ruido y el enemigo se distrae con la explosión. No pongo en duda, por este informe, que sus habilidades son adecuadas para el correcto desarrollo del teatro de la guerra; pero en mi unidad nos dedicamos a algo más concreto y especializado.

Cojo la taza de café y le doy un breve sorbo, aún está muy caliente y la dejo en el plato. Añado el azucarillo y le doy vueltas con la cuchara, mirando el pecho del soldado. La respiración es un eficiente método de análisis.

Favorecemos el éxito de las grandes operaciones. Luchamos tras las líneas enemigas y en sus centros de mando, así que no entiendo muy bien por qué añaden a un artillero a mi equipo; los morteros y las piezas del 88 quedan muy lejos. La orden viene de arriba -y de un ejército paralelo- y los buenos soldados acatamos órdenes, así que le dejaré que sea usted quien me diga qué aptitudes cree tener para formar parte de mi equipo.

El interior de la cerveceria esta caldeado y noto una agradable sensación en el estomago, fruto de la ingesta de cerveza polaca. A pesar de que los parroquianos nos fusilan con la mirada, mantienen una prudente distancia y un respetuoso silencio. Mantengo un mutismo pensativo, bebiendo lentamente, de forma pausada...

"Bien... Esto esta muy bien. Cerveza y camaraderia en una posada polaca. Bien que nos lo hemos ganado, si señor."

Alzando mi jarra, propongo un brindis... por enesima vez

"Señores, un brindis a la salud de Herr Hauser..." La solemnidad conque pronuncio esas palabras queda rota por una sonrisa traviesa "... Por dejarnos hacer nuestro trabajo, de una vez... jajajaja" La espuma de la cerveza salta y brinca durante el brindis, manchando la oscura madera de la mesa a la que estamos sentados.

- Un brindis por el, levanta la cerveza mientras se lebanta para dar mas solemnidas al brindis con una sonrisa en la boca y le da uun trago.- y volviendo a cosas mas cotidianas, compañeros, cuanto creen que nos tendran aqui descansando? a mi me da en la nariz que poco mas nos queda de estar aqui.

que piensas de eso Rudolf? te han contado algo que nosotros no sabemos? dice con una sonrisa mientras seguidamente bebe un buen trago de la cerveza.

Había sucedido todo demasiado rápido. Tres días atrás estaba en Francia, luchando en primera linea, y hoy en las nuevas tierras conquistadas por los ejércitos del Furher, esperando una nueva asignación. La habitación olía a café y el sol de otoño entraba por a ventana. 

-Parece uno de esos niños de papa al que le han dado todo hecho en la vida, no saben lo que es sufrir, ellos son los primeros en caer-

-¿Aptitudes señor?-Kurt seguía en estricta posición de firmes-eso debería preguntárselo a mis superiores, señor. Yo solo  hago todo el trabajo necesario para defender a la nación alemana de la amenazas de as naciones extranjeras, señor-Kurt esbozó una pequeña sonrisa- y le aseguro que se hacer muy bien mi trabajo. 

¿Defender a la nación alemana de las amenazas exteriores? Lo dicho, ganado para las SS. Creo que no se ha enterado de que somos nosotros quienes han invadido Polonia, si al menos invadiéramos Francia tendríamos motivos justificados para aplastarles, pero no teníamos que empezar con este país de mierda en el que todavía combaten a caballo...ah, qué ganas les tengo a los gabachos. ¡Maldito Tratado de Versalles y malditos sean ellos! ¡Alsacia y Lorena son alemanas!

Sus superiores no se preocupan de usted, ni tienen porque hacerlo; ellos me remiten un informe y punto, pero no hay nada relevante en ellos, es por eso que le he pedido a usted que me diga cuáles son sus aptitudes. -Nuevo sorbo de café, esta vez más largo- Creo que es una pregunta sencilla...

Levanto la jarra acompañando el brindis, tomo un buen trago y respiro profundamente.

- Pronto nos sacarán de aquí, todo el mundo está moviendo ficha para sacar tajada de nuestras acciones. Creo que pronto nos veremos las caras con esos perros ingleses. De momento disfrutemos del descanso aunque sea rodeados de polacos.

Bebo un largo trago de cerveza, apurandola, mientras escucho los comentarios de mis compañeros y sus preocupaciones. Con un gesto vago, señalo mi jarra y las de mis compañeros, indicando la necesidad de otra ronda... "La penultima, jejeje..."

"Pues no se nada nuevo, Hastings. Soy un simple cabo, asi que, sabre lo mismo que vosotros en el mismo instante en que lo sepais." Suspiro profundamente antes de seguir hablando "Tampoco se nada de politica, Martin, asi que no se a quien benefician nuestras acciones. Somos soldados. Se nos paga por luchar... Solo que, en este caso, nuestra lucha es justa. Y no sé si nos cruzaremos con los ingleses... pero me gustaria ir a enseñarles modales a nuestros vecinos franceses..."

Dejo en suspenso esa afirmación sumido en mis pensamientos, que me han llevado de vuelta a mi hogar, alla en Renania, no demasiado lejos de la frontera con Francia... "Si nos mandan alli, quizas pueda conseguir un permiso para ver a mis padres..."

 Kurt se puso muy serio.

-Aparte de la magnifica forma física que me ha dado el duro entrenamiento al que me sometieron en las gloriosas SS, como bien ha dicho soy un experto artillero, puedo reparar, preparar y disparar cualquier pieza de artillería, nuestra o del enemigo. Además de morteros, anticarros y bueno...once tanques franceses atestiguan mi puntería con el panzerfaust-Kurt hizo una pausa para tragar saliva-aunque sinceramente señor, esos tanques son de hojalata. Además varios franceses que ahora descansan bajo tierra le darían bueno informes, si pudieran, sobre mi puntería con el fusil y mi manejo del cuchillo-Kurt se dió cuenta de que se estaba creciendo-y soy un buen conductor, señor.

Una leve sonrisa en mi rostro indica mi satisfacción.

Bien, bien. Impresionante, aunque se le ha olvidado nombrar la humildad. Es fundamental a la hora de acatar órdenes que no llegan a comprenderse -maldito Kruger, espero no volver a verle nunca más- o que puedan parecer extrañas. Pronto descubrirá que en la Werchmach somos profesionales con una metodología de trabajo.

Y no unos trogloditas que obtienen su rango adulando a los que mandan en Berlín.

Considero que este encuentro ha finalizado, puede retirarse. Pronto se le asignará un barracón donde conocerá a los dem´s miembros de la unidad, y prepárese para cualquier eventualidad, llevamos bastante tiempo en la retaguardia.

 Humildad dice, soy un soldado del Führer, soy la élite de los ejercitos alemanes,lo mejor de la raza aria. No puedo, no debo ser humilde.

Kurt se cuadró y saludo marcialmente 

-Señor, si señor!

Se giró y salió por la puerta esperando a que le dijeran donde iba a instalarse. 

- No se donde nos llevara el destino, pero seguro que no nos queda mucho de disfrutar del descanso, en cuanto los superiores den los informes y tengan algun sitio complicado, hay seguro que nos mandan, este en Francia, en África o al otro lado del mundo. asi que mientras esperamos bebamos, antes de que nos llamen otra vez.

y levantando la cerveza se la bebio de un trago soltando un sonoro suspiro de felicidad seguido de un ruidoso erupto. riendose de ello, levanto la mano a la camarera y dijo.

-Mas cerveza!!!!!

En el barracón del complejo militar, los soldados regresaron a pasar la noche y se encontraron con que su oficial estaba ya allí junto a un joven con el petate al hombro. Después de que Kruger abandonara la unidad rumbo a Berlín, los intergrantes del comando habían estado especulando sobre a quién enviarían para sustituirle. Pues ya tenían la respuesta. 

Karl se sacude la nieve mientras se aproxima al nuevo y le tiende la mano aun con el cigarro encendido en la boca. En ella hay muchas marcas de cortes y quemaduras malcuradas.

Bienvenido a la mejor unidad de toda Alemania... me llamo Karl Heinz Böhm y soy digamoslo asi el Experto en explosivos... aunque a veces cueste que lleguen correctamente a su destino. Un placer.

Hastings se hacerco detras de Karl y le dijo, mientras le ponia la mano en el hombro de forma amigable.

- y yo soy Hasting, habil con el rifle, bienvenido a la unidad, de donde vienes?

El ambiente era muchísimo mas relajado que en el cuartel de mi antigua unidad, aquellos soldados parecían llevar toda la vida luchando juntos.

-Es un honor compañeros-dijo saludando con solemnidad a ambos- me llamo Kurt Fleischer y nací en Postdam, pero venir, vengo de luchar contra los franceses en el Sarre, aunque mas que luchar lo justo es decir que los machacamos.

Kurt sonrió con satisfacción y dejó su petate en una de las camas vacías que se encontraba cerca, aunque supuso que no estarían mucho tiempo allí.

- Yo Martin. Saludando con la mano.

- Como dice Karl, la mejor unidad, y de las más puteadas del ejército, siempre está bien tener a gente nueva, a los que estamos aquí nos empiezan a hacer muchos agujeros. Sonrio para que el comentario parezca desenfadado, ya le tocará ver las cosas por él mismo.

"Vaya, asi que este es el sustituto de Herr Kruger... A ver como se porta... je"

Me adelanto para saludar al nuevo, despues de que los demas miembros de la unidad le hagan los honores... acariciando descuidadamente el pañuelo que llevoa al cuello.

"Bienvenido, Fleischer. Soy el cabo Rudolf Birnbaum. Acomodate donde puedas, aunque, con un poco de suerte no estaremos mucho tiempo acuartelados aqui. Como ya sabras, esta es una unidad con el culo inquieto, ¡¡jajajaja!! Cuentanos un poco mas sobre el combate en el Sarre ¿Fue duro?¿Tuvisteis muchas bajas?"

Mientras hablamos, busco la cafetera donde hervimos nuestra ración vespertina de agua caliente y achicoria, para ofrecerle una taza a nuestro teniente y otra al recien llegado.