Partida Rol por web

Subes las escaleras que continúan hasta la segunda planta de la torre. Llegas a un nuevo rellano que se abre hacia la izquierda mientras que las escaleras siguen subiendo.

Al salir al rellano puedes ver que de él parten cinco nuevas puertas; Una de frente y dos a cada lado.

Trunxky entrecerró su párpado mientras intentaba guardar silencio, controlando su pesada respiración, e intento escuchar algo que pudiera venir de detrás de alguna de las puertas o de las escaleras, para hacerse una idea de si había algún lutín... o algún otro habitante de la torre por allí cerca. Y actuar en consecuencia.

Examinas cada una de las puertas y pegas el oído. Toda la planta está en silencio. También te llama la atención un cartel que hay en la puerta que hay justo enfrente de las escaleras que pone NO PUEDES PASAR.

Lo que también percibes tras de ti, es una sombra inquietante, que baja desde la planta superior, por las escaleras. 

Aún no había tenido tiempo de pensar por que puerta empezar a fisgonear, cuando la silueta negra de un felino le puso la piel de gallina al diablillo, esperando ser suficientemente rápido, Trunxky intentó de esconderse en el pasadizo, tras los muros que separaban las escaleras del distribuidor, arrojando a la vez alguna herramienta por el hueco de las escaleras para desviar la atención del felino escaleras abajo...

Parece que el ardid de Trunxky funciona, pues el gato no repara en él. El tintinear de un martillo al tropezar con las escaleras empedradas parece llamarle más la atención, de modo que sigue bajando.

El diablillo aguardó un tiempo de seguridad antes de respirar respirar de nuevo (aunque no le hiciera falta), cuando estuvo relativamente seguro de que el gato había pasado de largo, se acercó siguiloso hacia las distintas puertas para intentar escuchar algo por debajo de cualquiera de ellas.

Como antes, no escucho nada que viniera de ninguna. ¿Dónde estarán el resto que subieron? Más arriba supongo, de algún modo se zafaron del gato... como yo, vaya.

Así que fiel a su idea inicial, de no abrir ninguna puerta queno hubiera abierto otro diablillo antes, para poder pasarle las culpas en caso de problemas, Trunxky regresó a las escaleras y subió al siguiente piso de la torre.

Comienzas a subir a la planta superior cuando oyes voces que proviene de la planta de abajo. Te parece percibir la de Zalakatunga sobresaliendo sobre la de los demás.

- ¡Tú, vil criatura jamas seremos tu alimento! -.

También pareces escuchar voces ininteligibles que identificas como las que salían de la puerta de la izquierda, en la primera planta también.

Con curiosidad, y viendo que tal vez sea una buena ocasión para saber más de la torre sin arriesgar su pellejo en el intento, el pequeño cíclope desciende con cuidado los peldaños que le llevarán al piso primero, donde se escucha el jaleo. Procurando bajar sin ruido antes que deprisa.

Seguimos en "primera planta".
 

Subes las escaleras que continúan hasta la segunda planta de la torre que continúa hacia arriba. Llegas a un nuevo rellano que se abre hacia la izquierda mientras que las escaleras siguen subiendo.

Al salir al rellano puedes ver que de él parten cinco nuevas puertas; Una de frente y dos a cada lado. Por lo demás la estructura es similar a la de la planta anterior.

Las crónicas del Tatarabuelo ZalaCortésga citan “Hasta el infinito y más allá”. Y precisamente eso es el punto alcanzado por su descendiente disfrazado de dragón. Llegar adonde ningún Lutin ha llegado. Si es que el segundo nivel de la torre puede considerarse un logro.

Cinco puertas, cinco posibilidades para la gloria (o el rotundo fracaso según el historiador). Al ser todas más o menos iguales Zalamanitossuaves comienza por la inmediata de su izquierda. Primero llama a la misma con tres golpes y luego prueba entrar si nadie contesta.

“Es un pequeño paso para un Lutin, pero un gran salto para sus arcas.” decía el Tatarabuelo ZalaCortésga. 

Nadie contesta a tu llamada. Pruebas con el pomo de la puerta. Está abierta. La puerta se abre con un chirríar que evidencia la falta de lubricación. Al otro lado puedes ver una habitación tan solo iluminada por la luz que entra a través de la única ventana que posee, que da al exterior. Por lo que puedes ver, se trata de la cocina de la torre. En ella puedes ver una cocina de leña de cuatro fogones, un hogar con una olla y leña a medio consumir acumulada debajo y varias alacenas cubriendo las paredes. Huele como si algo se hubiera quemado hace tiempo y no hubiera acabado de salirle el olor.

No hay nadie en la estancia. O al menos, nadie que se haya querido manifestar.

¡Yum, yum! – se relame Zala por encontrar de una vez por todas la tan ansiada cocina. Para empezar el lutin comienza a buscar latas de conservas, embutidos o cualquier cosa comestible. Necesita ir preparando el acompañamiento para la comida principal que descansa escaleras abajo. Solo que sortear al felino come-lutines será un asunto difícil aunque primero es la cocina.

La cocina parece que está bastante bien provista. El problema como todo en esta torre, es que está hecha para un humano, así que tienes que escalar por el mobiliario para comprobar alacenas. Pero sin duda, la comida no es problema en la cocina de Rudesindus. Lechugas, coles, tomates, cebollas, pimientos...carne en abundancia y embutidos que como por milagro, parece conservarse fría en una alacena con la puerta blanca...y por supuesto, todo tipo de menaje. Incluso hay cosas que no sabes para que sirven. Dirías que la mayoría de ellas.

Quizás el problema era el tamaño del mobiliario y sus escasas herramientas para escalar. Lo cual generaba más de un problema a resolver para el Gran Zala-explorador.

El lutin examinó con cuidado y elaboró un plan para llegar hasta arriba. Apilando latas, tarros, ollas y todo lo que encontrase para lograr su cometido: Llegar a las estanterías superiores en búsqueda de las especias exóticas que servirían para cocinar el roedor capturado en la planta baja.

Hasta lo desconocido era llamativo para Zalakatraska, las fragancias de las frutas y el perfume del menaje mal lavado era una combinación extasiante para el draconil lutin.

En su tarea de escalar varios gases malolientes escapan de algún recóndito lugar del Lutin, y a cambio varios alimentos (pequeñas muestras gratis, desde luego) aparecen en sus bolsillos.

El apañárselas para llegar a sitios altos no tenía secreto para un lutín mientras tuviera cosas para apilar. Y aquella cocina desde luego, las tenía. Una pota grande, otra más pequeña, una silla, una ensaladera, una taza...Zala fue reuniendo diferentes objetos hasta hacerse una improvisada...torre/montaña/escalera/cosa que le permitiese llegar a un lugar más elevado. De esa forma llegó hasta la encimera de la cocina. De un lado quedaban los fogones y de otro, el fregadero. En el fondo de la encimera había una estantería con especias y hierbas aromáticas.
 

Muchos héroes exploradores lutin habían perecido en situaciones similares. Escalar aquella torre bamboleante fue tal vez la proeza del día (en realidad de la última hora) y al llegar a la cima la recompensa esperaba por Zala: ¡La estantería de las hierbas aromáticas y especias!

Toda una estantería repleta de perfumes en polvo, clavo de olor y demás menudencias producía nauseas al Lutin. Jamás había olfateado nada igualmente asqueroso (salvo los gases expedidos por el abuelo Kapanga segundo antes de estirar la pata). Quizás en el mercado del quinto infierno aquellas especias tengan un precio razonable.

Sin más tiempo que perder Zala avanzo hacia la estantería dispuesto a elaborar una lista de lo que encontraría y luego vería que llevar consigo.

Minuciosamente Zalkatunga va revisando cada uno de los botes minuciosamente y apunta cada especia y cada hierba. Desde cosas tan comunes como elTomillo, Orégano, Romero; algunas más exóticas como la pimienta, el Curry o el cardamomo y cosas ya más raras, de esas de magos, como Ala de murciélago, polvo de diente de rata terrible...

Sí, los hábitos alimenticios de los magos son bastante especiales. Hay quien dice que el uso de la magia les produce carencias alimenticias que tan solo se pueden compensar con suplementos alimenticios bastante curiosos.

Con los bolsillos (y el calzón también) llenos de especias que van desde el común Orégano hasta el extraño y valioso Bimbimzalabim (en realidad no recuerda el nombre y acaba de inventar uno más bonito) Zalakatunga inicia su avance a la segunda puerta. ¡Si que un mago guarda cosas extravagantes en una alacena! El viejo tio ZalaSamburgo pagará unas cuantas monedas por todo lo que el avezado lutin lleva en sus bolsillos.

Canturreando de la alegría el lutin disfrazado llega a la segunda puerta y llama. Si nadie atiende intentará entrar...

La siguiente habitación parece incluso más trivial que la anterior. Se trata del comedor de la torre. Una habitación alargada, algo más pequeña que la cocina, provista de una larga y gruesa mesa de madera de roble flanqueada por dos bancos corridos a cada lado y una silla más en cada extremo. Es decir, que podría albergar hasta 10 comensales cómodamente. La limpieza de la sala es muy mejorable.

A la derecha de la puerta hay un aparador lleno de vajillas, cuberterías y demás útiles para preparar la mesa, así como una pequeña selección de vinos, mientras que a la izquierda, hay una chimenea que está apagada y parece que no se ha utilizado en mucho tiempo.

Al fondo de la sala, una ventana da al exterior de la torre.