Partida Rol por web

Nota del director: Bienvenidos a esta prueba de las normas de Conan. Hay que tener en cuenta que en este playtest se va a probar directamente la mecánica básica y no habrá ni mucho roleo ni mucha historia ... de hecho es empezar casi al grano.

Lo ideal es que podamos ir deprisa en los encuentros para que nuestras opiniones puedan entrar en el próximo playtest y eso. Cualquier cosa que penséis de las normas y tal lo vais poniendo en algún lugar de la partida (supongo que a la escena de nomas) y yo ya me encargaré de retransmitir vuestros pensamientos XD

Pondré muchas descripciones en ingles (ya avisé que las normas estaban en el), todo depende del tiempo que disponga. 

On the western marches of Koth, in the bleak hills near the border with Argos and Ophir, lies an ugly scar in the earth that men call the Red Pit. From its depths, slaves hack blocks of fine rose-hued limestone from the ground —— stone ultimately bound for the palaces and villas of Khorshemish. The slaves who are sent here rarely last a season; they live at the whim of the elements, toiling beneath the blazing sun by day and huddling together in their rags for warmth by night. Despite all this, some still have dreams — dreams of freedom — though most dream only of the rich red froth of vengeance.

The slaves’ workday draws to a close. The brazen horn has sounded and Abdibaal orders Nazarus and his Trustees to tally how much stone each slave grubbed forth, collect their tools, and mete out punishment to those who missed their quota. Only after will they receive their meagre ration of hard bread, water, and a wooden bowl of herb stew.

A lucky few — you among them — who have demonstrated a willingness to work and who have “kept their noses clean” have their irons struck off for the night ... a luxury calculated to make the balance of the slaves work that much harder.

The last hammer falls with a metallic chink; the sweat-crusted iron rivet pops free, and the cuff of the slave manacle drops away. This is your reward for diligence, for being meek and not causing trouble: a night free from the chains that have plagued you since your enemies tossed you into this Mitraforsaken quarry.

They all watch: the other slaves, clutching their uncollected tools at your back; Nazarus from behind the baskets of hard bread and stew buckets on the oaken table before you; his sneering thugs. Even that pig-eyed fool, Abdibaal, watches, perched like a fat vulture at the lip of the Red Pit and surrounded by eight of his mail-clad hirelings, Pelishtim mercenaries from western Shem. They all expect the meek posturing of broken men. But no more.

You can taste your freedom.

It lies beyond scattered stone blocks, across a field of fist-sized limestone scraps, and up a sheer cliff to the surface. From the middle of the cliff juts the stone outcrop where Nazarus and his cronies climb each night to sleep. They call it the Eunuch’s Ear and twin rope ladders dangle off it enticingly. Yes. Freedom lies at the edge of your grasp. Now, it’s time these dogs know you for what you truly are — not some slowly rotting slaves on death’s threshold, but predators hewn from whalebone and gristle . . .

Ahora mismo os encontráis casi rodeados de esclavos, uno de los matones está sacando los grilletes de vuestros pies mientras otro guarda las cadenas en un cesto que tiene en sostiene en sus manos.

Nazarus, el cabecilla de los matones está mas lejos entre sus allegados y detrás de una mesa que contiene la comida que los esclavos miran con gula.

Parece estar distraído y entre que a estas horas la fosa está en las sombras y que estáis rodeados de esclavos, es un buen momento para conseguir vuestra libertad y actuar antes de que Nazarus reaccione.

Aguardo pacientemente mi turno para que me saquen los grilletes y cuando lo hacen, siento la imperiosa necesidad de fortarme las muñecas, sintiendo por primera vez en varias semanas una sensación de ligereza en el cuerpo. Doy un paso a un lado para no entorpecer la labor del capataz mientras regala migajas de libertad a otros afortunados. Mantengo la mirada fija en el suelo en todo momento, aunque mis sentidos están analizando los alrededores como nunca lo habían hecho hasta hoy. Solo necesito un par mas. Me digo a mi mismo. Suelta las cadenas a dos mas ... y voy a hacer que te comas tus propios huevos antes de matarte.
Me agacho para masajear los tobillos y discretamente me hago con una de las cadenas antes de reincorporarme.

La espera se hace eterna pero el click de cuando se libera la quinta cadena desata mi furia. Ahora o nunca.

Sin mediar palabra santo sobre la espalda del encargado de quitarnos las cadenas. Prefiero dejar que sean sus gritos los que den la alarma. Con las piernas rodeo su cintura y con la cadena hago lo propio alrededor de su cuello para tirar con fuerza y sin parar hasta que oiga claramente como sus vertebras de resquebrajan una a una.

Tanto tiempo había pasado como esclavo, al principio contaba los días, añoraba mi libertad y soñaba con que alguien llegaría a rescatarme. Pero con el pasar del tiempo me dí cuenta, esos eran simplemente sueños. Si en verdad quería volver a sentir lo que es ser un hombre libre, debía conseguirlo yo mismo. A partir de ese momento comencé a prepararme, debía fortalecer mi cuerpo y mejorar mi destreza en combate. Aprovechaba cada segundo que el látigo dejaba de estrellarse contra mi espalda para practicar, aguardando el día en que todo eso valdría la pena. Y al parecer ese día había llegado. Uno de los esclavos se había lanzado sobre el encargado de quitarnos las cadenas. 

¡La revolución ha comenzado! Pienso mientras busco la forma de ayudar. De repente veo que el guardia que sostenía un cesto con las cadenas no salía del asombro por lo que estaba pasando. Esta es mi oportunidad para atacar, el cesto no lo dejará defenderse rápido, y si logro derribarlo quedará a la merced de mis golpes. 

Sin dudarlo corro en dirección al guardia que sostiene el cesto, y me lanzo sobre el con todo mi peso para hacerlo caer. 

El choque es fuerte, pero tanto tiempo entrenando mi cuerpo me dieron la fuerza suficiente para tumbarlo de forma agresiva contra el suelo. Y me apresuro a comenzar a golpearlo con todas mis fuerzas en la cara. Levanto mis puños y los dejo caer como si fueran los colmillos de un animal clavándose en su presa. 

¡Muere!, ¡muere!, ¡muereee! Es el único pensamiento que recorre mi cabeza en ese momento.

Temurbek el Desgraciado, cansado de su inmerecida condena provocada por un desagradecido cortesano al que le había caído la casa encima, observa atentamente la reacción de los mercenarios, y se mueve entre ellos y el lugar de la refriega, buscando algún arma, siquiera uno de esos pedazos de piedra que podrían servir para romperle la cara a alguno.

Si pudiera llegar a las cuerdas.

Me aposto como un prisionero más después de echar la ojeada. Cuando pase el último de los mercenarios que se acerque a terciar en la lucha, salto a por él y le golpeo.

Al estar rodeados de esclavos (muchos encadenados) vuestras acciones no son inmediatamente visibles. Makda salta sobre el primero de los guardias y lo aturde ligeramente con su presa cadenil, pero no logra apretar lo suficiente para romperle el cuello.

A su tiempo Utha salta sobre el hombre del cesto haciendo que tanto el cesto como las cadenas caigan por el suelo, donde empieza a aporrear el rostro del matón.

Temurbek es mas prudente, escondiéndose entre los esclavos y atento a si vendrá alguien.

El mundo que ya era duro de por sí se había vuelto una mierda. Los esclavistas los habían tomado a ella y a su familia mientras dormían en una caravana. Diez hombres habían sido necesarios para poder dominarla, ya que se defendía como una bestia acorralada.
Luego la había pasado mal, aunque esas palabras no describen completamente aquello.

Le había costado acostumbrarse a esa vida, de servidumbre y humillación, privaciones y dolor. Lo que ella pudo resistir, quebraba a otros: quebraba mentes, voluntades, cuerpos y vidas.

Su esposo, su hermana, su hijo y sus dos sobrinas habían perecido allí, enterrados en el horror de las fosas comunes.

Maria ya no deseaba volver a tener libertad, la felicidad y el disfrute eran algo que su corazón no deseaba nunca más.
Ahora quería venganza y sangre. Torturar a esos esclavistas hasta que muriesen simplemente porque su sistema nervioso no podía aguantar el dolor.
Y para ello había aguantado, con paciencia, con sumisión, el momento indicado.

Se agarró el antebrazo y supo que había llegado la hora. Makda era rápido y su movimiento con las cadenas fue difícil de seguir, el bruto de Utha utilizó su lomo para hacer lo que sabía bien, no necesitaba ayuda.

Pero el matón que estaba siendo estrangulado... lo recordaba, era el que violaba regularmente a Mella, su sobrina más joven, hasta que se convirtió en pura piel y huesos.

Mientras luchaba por respirar y sacarse al esclavo que tenía a su espalda, Maria se acercó, tomando la porra de su cinturón y lo golpeó en un golpe ascendente directo a la ingle.

- No podrás usar eso nunca más, hijoputa - le dijo friamente mientras golpeaba una y otra vez allí, sintiendo como todo se volvía una pulpa.

Aunque podría parecer una chiquillada que la mujer golpee en los genitales del guardia ... la verdad es que cuando el sonido de huesos denota la cadera rompiéndose, uno no puede dejar de pensar en huevos revueltos.

En todo caso, con un grito muy agónico, el guardia cae al suelo inerte de las manos de Makda.

Utha termina con su oponente a puñetazos quedando con los puntos ensangrentados y la cara salpicada.

Afktagha vio que algunos de los hombres que allí habían, aprovechando una oportunidad, mataron con rapidez a los dos esclavistas que les vigilaban. 

Momento que aprovecho para persuadir a los demás, los cuales estaban en la misma situación, para que se les unan y se enfrenten al resto de los esclavistas, el era dado a las palabras y las empleo como mejor supo.

Hermanos, amigos, esta es nuestra oportunidad de vengarnos y escapar de la condena a morir en esta tierra bajo el yugo y látigo de estos cerdos miserables. Alzaos y luchad todos, y conseguiremos nuestra libertad!

Haciendo aspamientos, a modo de refuerzo en sus palabras, para ser entendido por aquellos que no conozcan el idioma común. 

Nazarus no ha reaccionado aúna vuestra rebeldía cuando el kushita Afktagha empieza a hablar a los demás esclavos empujándoles a rebelarse. Contra todo pronostico varios de ellos alzan sus martillos y avanzan emparejados - debido a las cadenas que los atan de dos en dos - hacia los matones.

Sin embargo los gritos de los esclavos y el caos generado pone en alerta a todo el mundo. Desde arriba de la fosa los arqueros miran hacia abajo alarmados y el mismo Nazarus se levanta de su silla y sube a la mesa haciendo chasquear el látigo.

La mesa tiene varios cestos de comida y agua destinados a los esclavos y cuando estos se tambalean por el movimiento del capataz de los matones, podeis notar como a la mayoría de esclavos se les corta la respiración momentáneamente.

Luego de acabar con el guardia, Utha toma un manojo de cadenas que estaban en el suelo para de esa forma tener una especie de maso improvisado. Tener ese grupo de cadenas como arma era mucho mejor que pelear solo con las manos. La violencia que se había dado lo estaba haciendo entrar en una especie de frenesí. Sentimiento que aumento cuando Afktagha convenció al resto de esclavos para que se alcen y busquen su libertad. Vaya, si que se le dan las palabras a ese tipo. Podría convencer a un muerto a que se levante de su tumba. 

Observó como el grueso de esclavos avanzaban decididos pero Utha no los siguió, y junto a él quedaban otros cuatro. Volteó hacia ellos y les dijo.-Creo que ustedes piensan lo mismo que yo, debemos matar al capataz. Así consumaremos nuestra venganza y nuestra libertad. No será tan sencillo, necesitaré la ayuda de ellos para lograrlo, así que sera mejor convencerlos antes de que se vayan con el resto de esclavos. .-Yo puedo enfrentar a ese animal, he pasado prácticamente una vida preparándome para este día. Pero para llegar a él necesito que distraigan a los guardias que se encuentran con él. Así mientras ellos se distraen yo podré llegar por  atrás a Nazarus y enfrentarlo. ¿Qué opina? 

Levanto la vista hacia arriba y ... Arqueros. Siempre arruinando la diversión. Vuelvo mi atención a mi alrededor y descubro que el caos de la revuelta se expande con rapidez. Bien, bien, bien.
Me aparto del esclavista con los huevos rotos, el viejo con verborrea e intentando mantener un perfil discreto en medio de la revuelta, intento subir las escaleras sin llamar mucho la atención. Con un poco de suerte estarán demasiado ocupados eligiendo que otros esclavos abatir.

La sed de sangre no se apaciguó ni un poco, sin embargo el sonido de la carne y los huesos rompiéndose fue placentero.
La revuelta que estaba provocando el kushita era perfecta en ese momento. Maria miró a un lado y a otro como las pobres bestias avanzaban con sus martillos, listos para dar su vida o salir de ese antro infecto.

- Nazarus... - la silueta se encaramaba sobre la mesa, cobarde, enviando a sus lacayos a hacer el trabajo sucio - Ahora tu serás mío... -

Makda se acercaba de forma sútil hacia los arqueros, ella lo entendió y sabía que necesitaba una distracción. Se movió por el costado con cuidado, quedando fuera del camino de los matones y se lanzó a la carrera hacia aquella mesa, dispuesta a asesinarlo.