Partida Rol por web

Aunque el profesor parecía abstraído, se encontraba intentando asimilar la situación en la cual se hallaban inmersos.

Probó el agua de la nieve derretida, disimulando apenas un gesto de disgusto.

- Parece normal … aunque se me fue la mano y está algo tibia … eso es algo espantoso en el agua sin infusión – Su mente se perdió por otro instante – A todo esto ¿alguno de ustedes tiene hambre? ¿Sed? Porque yo no siento nada de eso … excepto el frío y algo de cansancio.

No esperó la respuesta. Un comentario de Yoshimitsu le provocó una sonrisa forzada.

- Aunque agradezco su predisposición, espero que no sea necesario ningún sacrificio superfluo.

Luego, se volvió hacia el francés:

- Jean Jacques, si es una prisión creada por pensamientos, alguien nos está pensando. Creo que podemos ir refinando dos grandes conjeturas, o más bien, familias de conjeturas. Por un lado, la de una Mente que ha creado esta Ilusión … un Mundo de Maya, como dirían algunas sectas hindúes. – levantó levemente el pulgar izquierdo, como iniciando una cuenta con sus dedos.

- La otra conjetura … o conjunto de conjeturas – dijo, desplegando su dedo índice – es que nos encontremos en el Alam Al-mithal, el mundo de las similitudes de las tradiciones sufíes, un espacio místico sin limitaciones humanas ni físicas.

Su naturaleza académica parecía estar aflorando e, inconscientemente, se dejó llevar.

- La gran diferencia es que mientras el Mundo de Maya requiere de un Soñador que nos sueñe, el Alam Al-mithal es un mundo real, pero metafísico, que no necesita de la mente de ningún sujeto. Por supuesto, posiblemente ambas alternativas sean la misma, si el Soñador es, al mismo tiempo, el Demiurgo creador … pero este trabaja con la materia, no con la mente.

Hizo una apenas perceptible pausa, con el doble propósito de tomar aire y de ordenar las ideas que acudían en su mente:

-  Cada una de estas hipótesis genera sus propias preguntas: si es un sueño, ¿quién es el Soñador? ¿Dónde estamos realmente, físicamente? En cambio, si es uno de los infinitos planos metafísicos ¿Cómo llegamos aquí? – luego, perdiendo su mirada en el frio exterior – Y la pregunta común a cualquier alternativa: ¿Cómo salimos?

A continuación, sin mediar más palabras y con pocas esperanzas, empezó a rebuscar en los archivos almacenados en su celular algún ritual que le permitiera contestar al menos la primera gran duda: "¿Estamos en el Mundo de Maya, en una ilusión? ¿O en el Alam Al-Mithal, el plano de las similitudes metafísicas?"

Jean jaques sonrió ante el ofrecimiento salido de una serie de los 80 ¿Tendría que empezar a llamarlo pequeño saltamontes? De todas formas le gustaba que aquel guerrero se sintiera en deuda con el y se dispusiera a protegerle. no se le daban bien las armas.

- Acepto vuestra oferta con solemnidad y respeto Yoshimitsu-san.

Entonces atendió las cosas importantes, mientras escuchó las diatribas universitarias del profesor. Una realidad construida por un soñador, o un plano inmaterial propio. Ambas conjeturas daban respuesta a las percepciones que había recibido al conectar con aquella realidad. Sin embargo.. 

- El hecho que la materia y la propia vida parezcan formadas por quintaesencia.. me hace pensar más en algo artificial, construido. Supongo que si nos encontráramos en algún mundo espiritual ya habríamos encontrado algún espíritu guía, tótem o ente. A no ser que no podamos verlo, o escucharlo.

Siguió con las reflexiones mientras observaba como Jordi consultaba a su vez su batería de textos antiguos. Le ofreció en silencio su propio móvil con la esperanza que encontrara algún sentido a todas aquellas conjeturas con la suma de ambas bibliotecas digitales.

- El señor Jordi ya ha demostrado que no estamos en nuestro plano. La pregunta es.. ¿Nuestras mentes y quintaesencia son las que están disociadas en esta jaula/reino? ¿O nuestro cuerpo entero ha sido arrastrado a esta existencia? Puede que la falta del hambre se deba a la falta de tiempo, atrapados en un ciclo eterno dando vueltas sobre su propio eje. O a la falta de cuerpo mismo, y este sea una propia proyección de nuestra mente. Algo que se puede resolver con facilidad.

Sacó su navaja y pinchó uno de sus dedos hasta que una gota de líquido carmesí cayó en uno de sus tubos de ensayo.

- La sangre es el código sagrado en la que está contenida nuestra vida. No debería ser difícil saber si este es mi cuerpo físico, o una proyección de mi mente consciente.

Con el dedo dibujó el símbolo alquímico de la vida sobre su frente. Mezcló con el agua que habían puesto a calentar la sangre y poco a poco trasmutó el líquido por el fuego. Empezó a remover el cazo en sentido solar, creando un remolino en el cazo. Tomó un poco de la mezcla tras reducirla a un líquido oscuro y concentrado y la bebió. Dejando que su propia percepción se uniera a la esencia vital destilada de su propio cuerpo, canalizada a través de los símbolos sagrados. Abriendo su visión sublime.

Tras una breve conversación que los había conectado como personas a un nivel poderoso en las circunstancias actuales, los tres Despertados se dedicaron a la búsqueda de una respuesta sobre el estado actual de las cosas, que fuera el puntapié inicial para una posible resolución: salir de allí, dondesea que fuera "allí".

Yoshimitsu se dispuso a meditar, permitiendo que su conciencia recordara que no tenía un límite en el espacio, sino que podía abarcarlo todo. La sensación que tiene es que, cuando expande su percepción del espacio a su máxima capacidad, todo lo que abarca es montaña, bosque, nieve, montaña, bosque, nieve, montaña, bosque nieve...

Jordi disponía de su propia Biblioteca, y su colega le dio acceso a la propia. Y aunque algunos títulos se repetían, el resultado era formidable. El Hermético busca allí, y encuentra no solamente un ritual, sino lo que parece ser una pista: un antiguo escrito del siglo XV de un magus de la Casa Bonisagus, que se vio repentinamente transportado a un desierto del que no parecía haber escapatoria, tras enfrentarse a alguien llamado Azote. El ritual, por su parte, propone una serie de pasos para desprender ciertas "impurezas místicas" que permitan ir abriendo camino hacia el mundo corriente.

Jean Jaques pintó su frente y aplicó fórmulas alquímicas que fueron canal para su esencia exaltada. Confirma con total convicción que ese es su cuerpo, el que ha pinchado, pintado y que siente como cuerpo; que está hecho de carne y hueso, y que su mente está allí también. Allí, sea lo que sea ese "allí".

Pudo sentir la fuerza de la vida latiendo en su interior, resonando con la fuerza de la existencia conteniendo su mente, su espíritu y la chispa sagrada de la creación. Sin duda sus cuerpos habían sido arrastrados junto con cualquier rastro de materia que llevaran puesto. Y sin embrago este plano, tanto en su nivel temporal como dimensional junto a las propias construcciones de vida eran artificiales.

- Hemos sido arrastrados por completo a esta dimensión artificial. Somos el barco en la botella. Y tendremos que buscar como quebrarla.

Tal vez sus compañeros habían tenido más suerte que el, o al menos, mejores noticias que compartir. Y lo peor de todo era el tedioso aburrimiento, encerrados literalmente en la nada. Podía pedirle a aquel yogui que le enseñara a meditar, aunque su mentora siempre le dijo que tenía la capacidad de silenciar su mente de una cotorra puesta de krack.

Solo se le ocurrió un experimento por probar. Había podido vislumbrar el flujo de quintaesencia que construía su realidad quimérica. Quizás, consiguiendo una comunión a un nivel más profundo podrían drenar esa quintaesencia hasta derruir la propia realidad. Aunque eso dejaba una gran incógnita por resolver ¿Qué pasaría a sus cuerpos cuando su realidad colapsara?

- Podríamos tratar de drenar la fuerza que mantiene esta realidad. Pero lo que nos pase cuando esto salte por los aires lo desconozco.

Ahora si que necesitaba algo de gran calado. Pensó Jean Jaques dispuesto a ponerse de éxtasis hasta las cejas.

Todavía en pleno trance e incapaz de entrar a voluntad o quizá porque estaba intentando multi-administrar (la palabra en inglés sería "multitasking", básicamente) sus acciones, dividiendo eficiencias y debiendo atascar en una pila de prioridades, muy como una computadora una antes de la otra, terminó por lograr crear su campo externo de percepción y obtuvo un resultado molesto y que, peor, confirmaba su teoría menos agradable. Las palabras de Jean Jacques solamente hicieron que pusiera un gesto serio, abriendo los ojos en plena pose de loto, mirándole fijamente y respondiendo, todavía no se había quedado "dormido". Dormir no era más que un trance profundo en el fondo.

- Jean Jacques, estamos... En una repetición. He buscado expandir mi consciencia y sentidos enérgicos, esenciales, espaciales y no encuentro más que copia de paisaje tras copia tras copia, como un loop, un bucle inacabable. No quería... -Suspira, cansado.- Nombrar a los hombres del saco, pero esto apunta cada vez más a una trampa Tecnocráctica, simulación o algo peor, pero... -Sacó de su mochila algo, una... ¿Taza de té? Pero forjada de forma algo rústica pero con clara habilidad, si bien experimental, con formas de dragones y un color blanco con dorado y rojos.- Esto lo forjé hoy, bueno, terminé de forjarlo hoy, sé que es real, y está aquí, por lo que fuimos transportados a un espacio de bolsillo. Concuerdo contigo en buscar el error, así que...

Sacó el papel que antes no pudo plegar estando congelado, dejando la taza a un lado con gran cuidado y respeto, y entonces plegó y plegó. Recordó a su padre, encamado pero siempre positivo, lleno de luz, mostrándole como hacer los origamis, contándole que el truco es simplemente "paciencia y dedicación, amor a lo que se hace", sin más ni menos, simple como la existencia. Pliegue tras pliegue formando un círculo, logrando los 16 bordes u "hojas" de la loto y luego ocho más, dejando un agujero en el centro, es uno difícil, pero al final se recuerda, muy como las artes marciales. Al terminarlo, sin cambiar su pose ni un momento, posiciona su dedo en el espacio debajo de la flor de loto, que en muchos aspecto, budistas, hinduístas y otros representa la muerte y la vida, el ciclo eterno, y la empieza a hacer girar, como una pelota de basketball, pero... No solo lo hace de esa forma. Esta flor de loto de papel común ahora mismo es un arma firme, capaz de, si fuese arrojada, cortar o al menos dejarle un ligero corte contundente (como cuando se roza a alguien solo en la piel), solo que no era esa su función. Además, su propio dedo era un arma, con dicho y las técnicas correctas podía reventarle el ojo o una articulación a alguien con la correcta ejecución, si bien tampoco era su intención, no.

Pretendía causar fricción y notable dolor, una confrontación entre el arma de papel y el arma humana, dicha fricción mutua permitiría canalizar otro efecto agregado a su campo de percepción externo, de modo que buscaría descubrir los fallos en este sistema, porque si era una repetición simulada o un espacio encapsulado, tenía que tener alguna fisura, un punto en donde las copias del bucle fallaran, un punto en el que estuviese el núcleo de todo o algún hilo del qué tirar. Aguantaba el dolor y en ese ritual de daño y de, en el fondo, batalla puntual, generaba la miisma entropía necesaria para canalizarla.

Aunque la idea de Jean Jaques es interesante, no confía en su propio entrenamiento y poder para lograr tal cosa. Tal vez, si conjugan sus saberes... Pero mientras el extático piensa en drogarse a más no poder, el colega akáshico, Yoshimitsu, intenta algo más, buscar grietas...

El espacio alrededor es un espacio aproximadamente esférico, como lo es un planeta o asteroide, cuya superficie es aproximadamente esférica. El bosque y las montañas se extienden sobre toda esa esfera, sin haber otros terrenos ni accidentes. Si caminases en línea recta, volverías al lugar de donde partiste... igual que si lo hicieras en la Tierra. Pero no es la Tierra, y no parece tener las dimensiones de la Tierra, sin que es inmensa, inabarcable, o... o... ¿o acaso hay un punto en el que no hay ya nada más, como cuando en un videojuego el escenario se termina y solo queda una imagen a la que no es posible acceder? No, no es esa la sensación, pero sí que es vertiginosa.

Jordi aún permanece enfocado en su propio ritual, cuando el origami cae al suelo, sin previo aviso.

Un ruido en el fondo de la cabaña.

Esa alfombra sobre la cual Jean Jaques había encontrado a Jordi, se mueve; una puerta-trampa se abre, y de abajo surge una figura humana, asomándose primero y subiendo, escalón por escalón.

-¿Quiénes son... ustedes?

El hombre que emerge está vestido con pantalones y chaqueta de estilo militar, camuflado, pero en tonos claros, cercanos al color del bosque nevado que los rodea; tiene borcegos y un cinturón con fundas para armas, pero no lleva armas; su cabello es muy corto, castaño entrecano, y sus ojos oscuros contrastan con su piel pálida y sus mejillas sonrosadas. El gesto sorprendido se mezcla con una expresión de cansancio, como si acabara de despertar; lleva la barba apenas crecida, como de no haberse afeitado un día.

Una presencia, y sin embargo, una que no podía estar viva. No podía tener mente propia que no hubiera detectado en su momento de conexión absoluta. Una que no palpitaba con la propia quintaesencia que formaba su universo embotellado. Y sin embargo allí estaba, lo que solo podía significar una cosa. Se trataba de un espíritu, y uno cuya índole desconocía por completo.

Trató de mantener la mente abierta, y la educación era sin duda su mejor carta hasta reconocer su auténtica esencia. Nunca se le dieron bien los espíritus, pero alguno en su tradición había tenido contacto con ellos. Tenía que mantener una etiqueta antigua y respetuosa.

- Soy Jean Jaques y soy un despertado. Al menos despertamos hace unas horas en este extraño lugar ¿Con quien tengo el gusto de hablar?

Yoshimitsu sintió su propio dedo utilizando una técnica de endurecimiento y ataque, con la cual podría... Ya lo había pensado antes, estaba repitiendo sus propias ideas tal como este paisaje se expandía como la Tierra, sí, la que en cierto modo Colón y Copérnico entendieron como circulante y no rígida, si bien él era el que rígidamente buscaba esa repetición, el "punto final del videojuego" donde la pantalla acababa, y pensó en ir al "fin del mundo" para cortar eso en pedazos y abrirse paso hacia... ¿Donde? Era demasiado para él y no dominaba ciertos aspectos como para dejar en claro lo que esto significaba a mayor escala, por lo demás, pensando que si esto no era una simulación tecnocrática... ¿Qué era? Testarudo como caprichoso, oscilaba en el borde fino del caos y la estaticidad, cuando entonces, el origami de loto convertido en un objeto más firme cual arma cayó de su mano al momento en que se dió cuenta, impactando levemente contra el piso como si fuese de material rígido y no de papel liviano y que no sonaría en absoluto.

Fue un instante cinemático, al ver al hombre ajeno. Pensó en ir con la mano a su katana, envainada y lista apuntando en su espalda y con el mango hacia arriba, preparado para la guerra pero entonces buscó enfocarse, salir de su rigidez y volver al capricho del cambio, de la no violencia, e la paz. Jean Jacques claramente parecía mejor enfocado que él, esperaba que él sí tuviese la solución a esto. Se lo debía, por salvarle. ¿Jordi se había dado cuenta de esto?

Se mantuvo enfocado pero su mano con algo de ligero ardor en el índice tensa, lista, buscando mantenerse cual animal atento. Respirar, adentro, y afuera. Estaba poniéndose de pie de a poco, o ya lo hizo, a veces se movía antes de siquiera saber que hacía algo. Tormentoso existir. Ojalá no le viniera uno de sus convenientes momentos justo... Ahora, digamos. Si había alguien, cambiaba todo, pero no sabía qué decir, excepto esperar.

-Hola... yo... -se frota los ojos- soy Charles, qué... ¿los atrapó la tormenta?

El hombre mira por la ventana que tiene los postigos abiertos, contempla la nieve que choca contra el vidrio y bosteza.

-Habría que cerrar eso, o se puede romper. Seguro mis padres fueron hasta el pueblo a buscar provisiones y quedaron atascados. Pueden quedarse hasta que pase la tormenta, siempre es bueno tener compañía, ellos me dirían eso. Ah, y gracias por mantener encendido el fuego -agrega, acercándose a la salamandra.

Las percepciones de Jean Jaques, desde la aparición de este sujeto, han dado un giro sumamente inquietante. Por un lado, de un momento a otro, donde solamente había tres personas, tres cuerpos vivientes en medio de un inmenso entretejido de vaya-uno-a-saber-qué, ahora hay cuatro. Y es como si siempre hubieran estado esos cuatro. Pero el hombre que acaba de aparecer (o que siempre estuvo allí), resuena de una manera particular con el lugar, la cabaña, el bosque, el mundo donde están. Es parecido a como uno resuena con un sanctum o con un objeto consagrado por uno mismo.

Y Yoshimitsu detecta finalmente la fisura que buscaba: ese mismo hombre, el tal Charles, es una fisura en aquel mundo, el hilo del cual tirar. Pero ¿cómo?

Empero, de lo que se dan cuenta ambos es de que aquel hombre les resulta vagamente familiar, y les da una sensación de profundo desasosiego. Su mente racional opina que parece una persona cordial, pero algo interno les crispa los nervios.

- ¿Me permite? Gracias – el profesor tomó el celular de Jean Jacques, que contenía una excelente complementación a su propia biblioteca digital. Si bien le costó un poco encontrar la lógica subyacente a la organización de los archivos del francés, pronto pudo encontrar un grimorio.

- Esto es interesante – dijo en voz baja, casi para sí mismo – Veamos … sí, esto está en enoquiano y latín … sí, creo que es altomedieval, o tal vez renacentista … aunque algunos giros sintácticos son extraños … hummm … a ver … blá blá blá, sí … magus de la Casa Bonisagus … ¿se transportó? ¿fue transportado? … a un desierto … si bien por el contexto también puede referirse a una extensión helada … enfrentó un azote … aunque por el vocativo puede ser un ser animado ¿alguien llamado Azote?

Sus dedos comenzaban a tamborilear nervioso sobre la mesa a medida que continuaba la lectura del antiguo texto. Finalmente, pareció satisfecho.

- Hay un ritual, algo relacionado con limpiar el espíritu de impurezas para encontrar la manera de regresar. Los pasos del ritual están en enoquiano … conozco algo de la Lengua de los Ángeles, pero necesitaré un poco de tiempo para lograr una traducción adecuada.

Empujó las pocas cosas que había cerca de él en la mesa, tomo su morral, sacó su cuaderno, hojas sueltas y empezó a copiar del archivo digital al papel material. De vez en cuando, consultaba su propio celular, buscando una palabra, una construcción gramatical, algún dato, tachando, haciendo notas a los márgenes, trazando flechas.

- Si consigo una comprensión completa del ritual y sus pasos, podremos encontrar la salida de este sitio. – su voz estaba llena de esa adrenalina que le producía la investigación académica cuando estaba cerca de hallar lo que buscaba; sin embargo, ni Jean Jacques (intoxicado con sus drogas alucinógenas) ni Yoshimitsu (perdido en sus meditaciones) parecen prestarle la mínima atención.

De pronto, algo quiebra la calma del lugar … un nuevo jugador se ha unido al juego.

Jordi levanta su vista y ve al hombre que ha aparecido de... ¿de dónde? Estaba absorto y apenas se enteró al escucharlos hablar. En su mente, se entretejen la historia y los pasos rituales; la complejidad del Enoquiano dificulta ciertas partes, incluso del relato, que no termina de comprender al cien por ciento. ¿Cómo es que la lengua escrita se complica, siendo que es tan fluido el diálogo con los demás? ¿Sería por la naturaleza esotérica del mismo Enoquiano?

El ritual consiste en la depuración de aquello que intoxica al mago, con diversas vías que el autor presume habrían servido de algo de no haber sido por lo problemático del caso. Una primera fase indica limpiezas y purgas con ciertos preparados alquímicos. Una segunda fase consiste en trazar un Árbol de la Vida y transitar los distintos Sefirot, recitando cánticos de liberación y expiación. Al autor, ninguna de estas dos metodologías le resultó efectiva, por lo que avanzó a una tercera: reuniendo elementos propios del lugar, ubicándolos en un pentagrama inscripto en un círculo, donde cada punta plasma el correspondiente elemento, el mago llamó al "espíritu del lugar", así lo denomina, que no resultó ser un espíritu corriente, y al que tuvo que vencer "en combate singular" para poder salir. Cita aquí el caso de la Esfinge que interrogó a Edipo, y al Cancerbero que cuida el inframundo, y también a Caronte que cobra siempre por el viaje, pero dice que no se trató de un viaje al inframundo, para nada, ni un duelo de sabiduría, sino algo diferente.

Jordi, ahora viendo al recién llegado, no parece recordarlo ni sentir nada sobre él, más allá de la habitual sorpresa.

Jean jaques asintió con una sonrisa en el rostro. Se trataba de un espíritu de eso estaba casi convencido, y cuando el profesor nombró al azote la conexión fue casi instantánea, el guardián de esa realidad. Y de nuevo un millar de puertas se abrieron tras ese conocimiento ¿Era un espíritu totémico, uno de la paradoja, un mago perdido? ¿Estaban en un reino del horizonte como el mítico Diossetep? ¿Podía hacerles de guía como el famoso Caronte y de ser así cual sería su precio? Y lo peor de todo es que parecía ser inconsciente de su propia realidad. Tal vez había que despertar su consciencia divina en un ritual alquímico para que pudiera conducirlos fuera de ahí? ¿Qué papel en el gran mecanismo del cosmos tenía aquel reino apartado de todo?

Preguntas y más preguntas daban vueltas concéntricas, como un complejo sistema planetario en la mente de jean jaques. trató de poner pausa y sonreír a aquel guardián, a aquel azote. Se levantó y agradeció poniendo su mejor cara.

- Gracias por dejarnos quedar Charles, la tormenta nos sorprendió en el camino. - Especialmente cuando llevas un Ermenegildo Zeña y no un traje de montaña. Pensó irónico jean jaques.

Se levantó y cerró los postigos, acercándose a la salamandra.

- He visto que no tenéis provisiones en el refugio. ¿Las tenéis en la alacena o cazáis lo que necesitáis como en los realitys de Alaska de la tele?

Con esa pregunta situaría el marco mental de aquel azote. Era consciente de su realidad. O solo vivía en la ensoñación de un adolescente en la casa familiar de vacaciones

No le costaba nada, nada. Se lo imaginó en su mente: Un par de pasos simples de kendo, ni siquiera utilizando poder iluminado alguno y luego una segunda consacración de su espada para poder destruir a este punto clave y con él, esta realidad, cruzándolo de lado a lado sin piedad o incluso decapitándole en un sencillo desliz, como la famosa técnica del legendario y mítico "perdedor legendario" Sasaki Kojiro, el samurai sin identidad, Tsubame Gaeshi, un corte y listo. Pero al final la decisión que tomó de dejar al mucho más inteligente socialmente Jean Jacques hablar fue la correcta, como una proyección de mil imágenes venidas del Akashas hacia él en algo que trascendía al tiempo, menos que un instante, como una gota cayendo en un oceáno infinito o al revés, desde el mismo hacia él.

- Mis perdones. -Inclinó su cabeza hacia el allegado, bueno, más bien hacia el local como allegado, específicamente.- Me recogieron en la nieve estando incapacitado y me han salvado. Permíteme ayudar con eso, soy bueno con los trabajos. Es lo menos que puedo hacer.

"Cortar madera, acarrear agua", el dicho Zen Budista clásico, de trabajar y actuar normalmente entre la iluminación, ser con el mundo, y eso sería por ahora. Se alzó entonces, flectó un poco sus brazos y preparó su cuerpo, luego se dirigió al lugar roto y buscó con qué trabajar, si es que Charles no le proveía alguna herramienta o algo. Se manejaba en esto lo suficiente por su tiempo de juventud con su sensei y con su propia tendencia a las cosas manuales y personales. Se dedicaría a esto en silencio pensando un poco, en particular:

¿Qué haría sensei en mi lugar?

Se hizo esa pregunta mientras se dedicaba a contemplar posibilidades, sobretodo al estar mucho menos informado, por lo que notaba, que sus compañeros. Prometió ser el guardián de ambos y se prometería a sí mismo no cagarla, tanto como pudiese, aún si deseaba respuestas y soluciones tanto como ellos, debía conocer su lugar. A veces actuar significaba hacerlo de distintas formas a lo habitual.

- Bienvenido, señor, mi nombre es Jordi – Jordi estiró la mano para saludar al recién llegado. Luego, como dándose cuenta de la situación, hizo un extraño mohín con su cabeza.

- Por supuesto, es una forma de decir … realmente no es algo bueno estar acá – parecía algo apesadumbrado, como descolocado y sin saber cómo reaccionar.

- Jean, Yoshimitsu, creo que he encontrado algo. Es un ritual, sumamente complejo – empezó a explicar – deberíamos recolectar cinco elementos del lugar, trazar un pentagrama y convocar un espíritu. – A medida que iba mencionando los pasos principales contaba con los dedos de la mano izquierda, chocándolos con el índice de la derecha.

- Pero, y acá está el inconveniente, eso es solo el principio. Deberemos vencer al espíritu en un certamen o combate singular – hizo una mueca – No me queda claro si es un combate físico, mágico, intelectual o de qué tipo; tampoco si podemos enfrentarlo en conjunto o debemos hacerlo de manera individual.

Hizo una breve pausa.

- Si estuviera solo, empezaría con el ritual, pero esto es algo que debemos conversarlo entre todos.

Charles escuchaba con creciente atención a los demás, a medida que se iba espabilando.

- Gracias por dejarnos quedar Charles, la tormenta nos sorprendió en el camino. -Dijo Jean Jaques- He visto que no tenéis provisiones en el refugio. ¿Las tenéis en la alacena o cazáis lo que necesitáis como en los realitys de Alaska de la tele?

- Mis perdones. -dijo Yoshimitsu.- Me recogieron en la nieve estando incapacitado y me han salvado. Permíteme ayudar con eso, soy bueno con los trabajos. Es lo menos que puedo hacer.

Jean Jaques y Yoshimitsu cerraron los postigos, que al parecer solamente estaban un poco atascados, pero entre los dos pudieron hacerlo sin problemas.

-Tengo... -el hombre hizo una pausa, miró hacia distintos rincones de la cabaña, con el ceño fruncido-... es extraño que no haya nada, mis padres... no, ellos ya no vienen... debería haber traído algo, ¿se habrán agotado los suministros?

Jean Jaques, ahora cerca de la salamandra y por ende, de Charles, notó que ese cuerpo, era un cuerpo, hecho del mismo tipo de patrón que el propio y el de los otros dos, pero además su resonancia era idéntica a la del lugar.

Yoshimitsu reflexionaba para sus adentros, ¿qué haría su sensei en una situación como aquella y tras descubrir un ser como aquel? Probablemente, reflexionó, lo desafiaría a un duelo para poner a prueba los límites de su poder en aquel sitio. Tal vez, ese duelo sería sin previo aviso, del mismo modo que el propio akáshico pensó por impulso en el primer momento.

- Bienvenido, señor, mi nombre es Jordi – dijo Jordi, dando un apretón de manos a Charles. - Por supuesto, es una forma de decir … realmente no es algo bueno estar acá. 

- Jean, Yoshimitsu, creo que he encontrado algo. Es un ritual, sumamente complejo, deberíamos recolectar cinco elementos del lugar, trazar un pentagrama y convocar un espíritu. Pero, y acá está el inconveniente, eso es solo el principio. Deberemos vencer al espíritu en un certamen o combate singular. No me queda claro si es un combate físico, mágico, intelectual o de qué tipo; tampoco si podemos enfrentarlo en conjunto o debemos hacerlo de manera individual. Si estuviera solo, empezaría con el ritual, pero esto es algo que debemos conversarlo entre todos.

Jean Jaques pensó que, si podían confirmar que aquel hombre fuera el "espíritu" al que se refería Jordi, tendrían delante de sí la clave para volver a sus vidas.

Yoshimitsu sintió el aguijonazo de su instinto dándole la razón con el primer impulso al escuchar a Jordi hablar sobre el "vencer al espíritu", pero ¿era ese hombre un espíritu? Eso no lo sabía.

Jordi, entretanto, movía su mano, abriéndola y cerrándola, como sopesando la consecuencia de haber estrechado la mano del recién llegado: solamente sentía un poco de frío, nada extraño, dadas las circunstancias, dada la tormenta invernal que había fuera. ¿O acaso Charles estaba tan frío? No le dio esa sensación, y de hecho, no sentía verdaderamente frío, pero... nada, ya no estaba seguro de nada.

Al parecer se trataba entonces de un reino espiritual, con un azote al que debían desafiar. Si lo había logrado entender bien. Pero había muchas impurezas en aquel ser, capas de ilusión superpuestas como un complejo constructo quimérico. y sin embargo el parecía ser el quid de la cuestión su camino a la libertad, el resquicio por el que podían salir de aquella prisión de nieve y hielo.

trató re recordar todo cuanto le enseñaron sobre el tema, aunque lo único que conseguía recordar eran los pechos de su mentora mientras bailaba desnuda relatando el mito de la creación a través de las enseñanzas del Rig-Veda. Nunca se le dieron bien aquellos conceptos más cercanos a la religión que al propio yo. Al fin y al cabo, creía en la perfección del propio ser para alcanzar a Dios. No creía en súplicas ni ofrendas.

Por las palabras de Jordi debían realizar un complejo ritual. Pero para ello necesitaban trabajar con tranquilidad, necesitaba reunir sus fuerzas para revelar el espíritu guardián del lugar en aquel muchacho. Aunque una pregunta cruzó su mente. El propio espíritu podía revelarse a si mismo o la propia prisión había sepultado su esencia bajo el mismo embrujo que conformaba su realidad. 

Cada paso que daban abría nuevas preguntas, nuevas simas insondables que amenazaban con engullirlos. Quizás podía extender su esencia para impelir a aquel guardián a revelarse. No perdían nada por probar, necesitaban entender.

Sacó su petaca para la mente, con el destilado preparado y los sellos forjados para enaltecer su esencia y ser capaz de manipular las mentes de otros como el artista dibujaba con sus colores trazos nuevos, expresando con emociones, pensamientos y recuerdos en lugar de pinturas. Echó un largo trago y dejó que la fuerza de su poción elevara su consciencia, para ver la mente como un complejo tapiz en el que tejer su arte.

Necesitaba percibir las emociones y pensamientos de su misterioso anfitrión e introducir un sencillo impulso.

- revélate en tu verdadera forma

El vínculo podía ser difícil, muchas mentes se cerraban a si mismas como auténticas venus atrapamoscas al notar el contacto de un extraño. debería actuar con delicadeza, dejando que su esencia alterara las mentes más débiles.

Posicionar las partes en sus lugares no era difícil, podría parecer flacucho pero tenía todo el músculo posible, y en sus reflexiones pudo imaginar al viejo allá en los puntos más nortinos de Canadá, sacándose un moco como si nada, arrojándolo hacia la nieve que nunca se agotaba en esos lares y entonces profilerando, con un encoger de hombros algo tan simplón como sabio: "Pues un duelo directo siempre te permite conocer mejor a otros, ¿no, Yoshi? Simple y claro, niño, sin más ni menos, eh." y sonrió para sí mismo, escuchando entonces/luego las palabras de sus compañeros. Él mismo podría ofrecerse para buscar los materiales o incluso proveerlos si los tenía.

- Eh, tengo algunos componentes para simbolismo, líquidos naturales mezclados a mano, preparados en forja y... -No hacía falta omitirlo, tenían que poder confiar mutuamente.- Sangre derramada, mía y de oponentes en batalla. Pero si eso contamina el ritual mejor omito ese último. -Dijo sin ser mucho lo suyo ese tipo de estilo, pero tratando de poner su grano de arena, que era eso, y poniéndole mucho.- Mmmm...

Pero entonces, notó el vibrar de un efecto para él bastante habitual, el de la alteración psíquica o psico-funcional, que en idioma de los iluminados era la mente, el todo, el etéreum, no el que tocaba dimensiones y permitía sentir las almas, pero sí el contenido de las mismas en los que vivían en este lado o cualquier otro, por parte de Jean Jacques. ¿Qué haría? Sintió curiosidad pero ni podía detenele, pensaba, ni quería interrupirle y estorbarle intentando asistirle, era directo. Irónicamente, podría haber hecho lo que pensó antes, pero consideró que de dicho joven misterioso saliese algo peor, que los destruyese de inmediato, una trampa obvia pero sutil.

Fue entonces que decidió concentrarse y... Soltarse. Tomó su reproductor de música y prácticamete por memoria y gracias al dispositivo optó por la música más lo-fi, estilo hip hop japonés, tipo Nujabes y todo ese deleite medio espiritual pero rítmico, fluir junto con eso. No se puso en pose de loto, solo se dejó estar, si bien arrojando un trozo de papel con ligera facilidad en dirección a Jordi, de color más o menos claro, como amarillento, en donde le anotara los materiales que necesitaba, o algo más. Al entrar en ese trance suelto, casi callejero, respiró y buscó entrar en sus sueños, necesitaba ya ir al mundo onírico y encontrar respuestas fuese del mismo Akashas o algo más, aún a costo de los tormentos que sufriría indudablemente al hacer esto. Pagar el precio podría servir a veces, así giraba la rueda, entre paz senderos, entre tormentas, templos.

Jordi aguardó pacientemente la decisión de sus compañeros, pero ésta parecía demorarse y solo Yoshimitsu dio explícitamente su visto bueno y ofreció algunos componentes para el ritual descripto.

- No hay referencias a sangre entre los elementos ... salvo que se me haya pasado por alto y no creo que algo tan importante no hubiera sido mencionado. - 

Por un momento, se abstrajo del mundo que lo rodeaba, si es que se podía llamar mundo donde se encontraban prisioneros.

Tras una larga espera, tomó papel, lápiz, la cuerda que llevaba en su morral, y la tiza, así como una pequeña regla y el transportador. Casi sin tener en cuenta a sus compañeros, despejó un área del cuarto, se arrodillo y empezó marcando una pequeña "x" en el piso, para seguir con algunos puntos en línea recta hasta alcanzar unos ochenta y cinco centímetros, centrar la cuerda en la equis y trazar una circunferencia, aunque no llegó a cerrarla.

Desde el punto en el cual casi se tocaba el círculo, usó el transportador para medir dos ángulos de treinta y seis grados a cada lado de la línea entre el centro y la circunferencia. Mediante la cuerda, utilizó ese punto para marcar un segundo punto sobre el círculo, midió la longitud de la cuerda, y continuó, desde cada punto nuevo, marcando el siguiente, hasta dividir el círculo en cinco partes iguales.

Hecho eso, trazó una línea uniendo cada punto con otros dos, distintos de los adyacentes y formando una estrella con un pentágono en su interior. Luego, midió unos quince centímetro de cuerda, y trazó cinco círculos pequeños continuando cada punta de la estrella.

Finalmente, se levantó, dio un par de pasos hacia atrás y contempló el sello.

- No es de mis mejores diseños, - dijo para sí - pero, una vez tengamos los elementos, servirá. -

Había tomado la precaución de no inscribir el conjuro hasta que sus compañeros no dieran el visto bueno ... o al menos debatieran la posibilidad.

Todo sucedió muy rápido. Jean Jaques pronunció sus palabras al tiempo que Yoshi se enfocaba en proyectar su conciencia fuera de allí; y al mismo tiempo, Jordi les contaba que había concluido su sello.

Charles levantó su mirada directamente hacia Jean Jaques. 

-¿Qué dice...? -la voz se le quedó a mitad de la frase, ladeó ligeramente la cabeza y enarcó una ceja.

El extático, y sólo él [1 éxito por FdV], percibió como un eco en sus oídos, o más bien, un retumbar en su cráneo, "tengo que ofrecerles algo caliente que beber... nos vamos a morir de frío aquí casi sin leña... parecen buena gente, menos mal que encontraron la cabaña...". Pero, como una flor de loto que se abre, había más, detrás.

"¿Por qué papá y mamá no están acá? ¿Cuánto tiempo pasó desde que se fueron?"

"No estoy seguro de hacer esto, Comandante, es arriesgado..."

"El invierno se acerca como nunca antes, esto no puede ser normal"

"Aunque sean subversores no podemos hacer esto, señor..."

Un espasmo recorrió a Charles, como un escalofrío, y Jean Jaques tembló también. Pero no era nada. ¿Qué había escuchado, o sentido, o...? Los recuerdos se borroneaban a una velocidad atroz, eran como una bruma.

Y mientras esto ocurría, Yoshimitsu está en otro invierno. Un sacerdote shinto contempla el cielo, en donde nubes grises comienzan a descargar copos de nieve perfectamente bancos. "Guarda tu espada, niño, que ni con ella podrías cortar un copo de nieve sin perturbar el cielo. ¿Lo ves? Tú estás aquí ahora, ¿quién está allí en tu lugar? Una sombra, eso está, eso son, tú y también los otros; pero no la sombra que proyecta una persona cuando se interpone a los rayos del sol, una sombra hecha de sí misma." El sacerdote mira ahora a Yoshi, quien se ve reflejado en sus pupilas y se distingue no como él mismo se ve frente al espejo, sino como un Oni inmenso y diabólico portando una espada europea. "Guarda tus garras, guarda tu furia, y saca a relucir tu virtud más preciada."

Pero Jordi, que está observando a los otros tres, ve que Yoshimitsu comienza a desenvainar su espada. Y ve que abre la boca y susurra algo... "barajar y dar de nuevo... no cuentes qué hay detrás de aquel espejo... no tendrás poder".

Abstraído en el pentagrama que había trazado para el ritual, Jordi apenas escucha a Jean Jacques murmurar, algo sobre la verdadera forma. Pero no alcanza a preguntar a qué se está refiriendo cuando ve que Yoshimitsu comienza a desenvainar su espada.

Reaccionando casi instintivamente, sin pensarlo, se dirige a él alzando los brazos:

- Hey, hey, hey ... no hace falta sangre!!! No vamos a manchar el tapizado! Prefiero no tener que limpiarme el chaleco, ok?