Partida Rol por web

Coraje y honor.

Malos tiempos.

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03/12/2016, 20:25
Director

Se cuenta que en la antigüedad todo el continente estaba salpicado de pequeños reinos que pugnaban constantemente por un palmo mas de tierra. Las guerras eran constantes, las hambrunas continuas y las epidemias se cobraban las vidas de niños por cientos. En esa época oscura un hombre tomo el mando de su casa, un estratega, un gran guerrero que poco a poco fue aunando provincias y reinos bajo su mando. Un conquistador que tardo cincuenta y dos años en lograr la unificación de todo el continente bajo un único estandarte y bandera. Su hijo mayor gobernó con sensatez a la muerte de su padre, y el hijo de este despues de el, y así hasta nuestros días en lo que se conocería como el periodo de paz mas largo y prospero conocido. No obstante algo sucedió hace veinte años. El rey vigente, Harol Grestmon, descendiente directo de Brago Grestomon el pacificador, reunió a sus hombres en la primera mañana de la primera y se embarco con destino desconocido dejando a su mano derecha como senascal. Harol era entonces un rey joven que dejo la corona sin descendencia y cuya esposa pereció un par de años despues de su partida. Así, sin una mano firme en el gobierno, los antaño leales señores de las casas empezaron a ver la oportunidad de posar sobre sus sienes la corona. Las leyes siguen vigentes pero cada señor las administra a su voluntad, de la forma mas conveniente para sus intereses. Lord Germund Ferom II, señor de la casa Ferom a tenido que adaptarse a estos tiempos tormentosos. Siendo abiertamente leal al rey señalo algunos conspiradores ante el senascal y esto le hizo ganar cierto favor, notando menos la protección real pero ahora el senascal es anciano, aquejado por diferentes males y postrado en una cama casi de sol a sol poco puede ayudar a nadie. Bandidos acosando a las granjeros, plagas en los campos, epidemias, sequías... los últimos cinco años han sido un infierno para la casa de Ferom, asilados por su lealtad a un rey insistente, mientras su entorno conspira por aposentar a uno de sus bastagos en el trono.

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03/12/2016, 21:01
Director

Por todas aquellas razones la celebración y algunas mas, los festejos por el fin del año fueron mas austeros que nunca, limitándose a una cena de obligada asistencia para la familia Ferom y sus mas cercanos o leales. Se dispuso una mesa en el gran salón, presidida por el señor de la casa, acompañados por la musica de una joven virtuosa del arpa. El vino y la buena comida no faltaron pero el silencio entre los presentes creaba una atmósfera tensa y pesada, difícil de soportar.

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03/12/2016, 23:43
Lord Germund Ferom III

Larararará ¡Ra rá! ¡Ra rá! —tarareó mientras pateaba las puertas de los pasillos en cada ra rá, incrementando su tono de voz grave para anunciar que estaba pasando y llegando. Sus largos pasos lo guiaron hacia el salón dispuesto y de repente su voz comenzó a alzarse en una suerte de crescendo que anunciaba su llegada. Para algunos resultaba desagradable, a otros les daba miedo. No obstante ya era tarde para retractarse, el demente se estaba acercando.

Se detuvo frente a la puerta que daba hacia la fiesta y reinó el silencio por un instante.

[...]

Una de las amas de llaves comenzó a abrirle la puerta, pero de nuevo una portentosa voz con un marcado acento se pronunció. —¡Ra rá! —De una patada a la madera, la entrada se abrió de par en par y la pobre mujer voló unos centímetros trastabillando con sus zapatos y cayendo inevitablemente de culo. Pobre condenada.

—¡Bienhallado, milord! Oh qué desdicha la mía, haber llegado tarde. Todos reunidos y este pobre bastardo llegando para la hora del postre. ¿Qué hay para comer hoy? —interrogó a la mujer que se estaba levantando del suelo entre quejidos.

—Es una sorpresa... milord —contestó ella.

—¿Sorpresa, querida? Sorpresa es la que me he llevado yo hoy, que encontrándome en el fregor de una batalla libidinosa con aquella buena moza de caderas anchas, al levantar sus faldas he percibido una protuberancia, una trompa, una espada más larga y más ancha que ni las —mal llamadas— bondades de mi hermano —monologueó, basto. De repente la pobre mujer se ruborizó y desvió la mirada.

—Sí, sí. Ya sé lo que piensas, mujer. Porque sí, porque he estado con varias como tú y las conozco. Aquellas hembras a las que el calor les ataca cuando escuchan salir de una boca masculina algún improperio, cerdas cuyas mejillas se irritan cual piernas de una buena moza en enaguas en pleno verano —agregó luego en lo que se llevaba una mano al pecho y suspiraba, agudizando un poco su voz pero fracasando debido a que tenía una caja toráxica de amplias dimensiones y sus cuerdas vocales emanaban una gravedad propia de su tamaño—. "Oh, pobre soslayado, qué desidia con la que te has encontrado. Aquellas caderas que parecían una buena moza, resultaron ser una polla escabrosa".

Finalmente respiró en todo lo que duraron sus palabras y dando un golpecito de pie en el suelo se quedó mirando a todos. Iba ataviado con la camisa afuera, el moño mal hecho y los pantalones arremangados un poco, mostrando sus zapatos y una media de cada color.

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04/12/2016, 00:10
Director

  Lord Germund, señor de la casa Ferom, presidia la mesa. Apenas había tocado el cordero asado pero iba degustando su tercera copa de vino, ceñudo y sombrío, sumido en sus pensamientos.

 

 

 

   Lady Aurora de Ferom, su esposa, se encontraba sentada a su diestra. Mucho mas joven que su marido, con quien fue obligada al matrimonio cuando solo contaba trece años de edad despues de que la primera mujer de Germund falleciera sin darle hijos. La mujer cumplió su cometido y parió tres varones fuertes con los que asegurar el linaje.

 Al igual que todos, se encontraba ausente, con la mente en otra parte.

 

   Sigmon, el primogenito. Fue un joven de buen corazón hasta que su padre decidió enviarle con la guardia a custodiar las fronteras y limpiar la región de bandidos. Su caracter se a vuelto duro y tosco, cruel en ocasiones.

Era el unico miembro que comia y bebia, disfrutando del banquete, sin importarle nada en absoluto.

 

  Al lado del primogenito su joven esposa, Isolda, en avanzado estado de gestación, comia despacio. Se sentia abrumada por la presión de alumbrar un niño que hiciera feliz a su esposo ya que en más de una ocasión este habia prometido hacerle algo terrible si se le ocurria parir una niña.

 

 

 
  Ictor, el segundo hijo de Lord Germund, el más parecido a su madre. Una mente astuta y despierta que había encontrado en su esposa Meredith la aliada perfecta para sus pequeñas intrigas. Ambos contaban con un hijo de cinco años y una niña de tres, demasiado pequeños para estar despiertos a esas horas.

 

  El tercero era aun soltero, pese a la insistencia de su padre por contraer matrimonio y las muchas doncellas que se le habían presentado. Un joven serio y solitario, amante de la caza.

 

 

 

Por ultimo el bastardo, olvidado hizo su entrada triunfal, como siempre alterando la paz.

Tal vez por ello se dispusiera su asiento junto con la hija de uno de los consejeros reales cuyo padre se encontraba febril y no habia podido acudir a la cena. El hombre no tenía nada que revistiera gravedad, un fuerte resfriado... o una excusa para no sentarse a la mesa junto a alguno de los presentes... De cualquier forma su hija representaba su casa y por tanto no había afrenta en su ausencia.

 

 

Notas de juego

Lo he editado un poco porque te he pisado la entrada.

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04/12/2016, 00:16
Eliane Rosetower

Inspiró profundamente mientras avanzaba por los pasillos que llevaban al comedor. No quería asistir a aquella velada. O, mejor dicho, no quería estar bajo el mismo techo que Sigmon tras el incidente con él. No sabía ni cómo mirar a su esposa. Sentía que le faltaba la respiración y náuseas. Se echó parte del negro cabello sobre un hombro, tapando un tanto el escote de su vestido rojo vino que resaltaba sobre su tez. Apresuró un poco el paso y entró en el comedor, haciendo una pequeña reverencia con la cabeza agachada frente al lord de la casa.
-Disculpad el retraso, milord.
No vio necesario añadir nada más si no se dirigían a ella. Se dirigió hacia la silla dispuesta para ella junto al bastardo, Germund III.

Notas de juego

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04/12/2016, 01:17
Lady Aurora de Ferom

Pudiera ser por el vino de mas pero al señor de la casa le hizo gracia la presentación de su cuarto hijo. Despues del silencio y la tensión en una cena que mas bien pareciera un funeral, la locura del bastardo le resulto refrescante.
No hizo tanta gracia al resto, a quien menos a la esposa de Lord Germund, la cual sentía que la sola presencia del bastardo ya era una afrenta hacia ella.
- No sabéis comportaros, no sabéis vestíos, olvidáis vuestro linaje y lo sumís en la vergüenza.- gruñio la mujer airada.

Notas de juego

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04/12/2016, 01:23
Sigmon Ferom

Mientras Sigmon se paraba a observar a la muchacha que al fin aparecía. Sonrió como una hiena y olvido su plato un momento para veros mejor.
Dirigió sus palabras a la mujer.- Llegáis al mismo tiempo que mi hermano, el cual se diría que no ha tenido tiempo de acomodar sus ropas de mejor manera. ¿Hay algo que nos esteis ocultando?.- pregunto con interés.

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04/12/2016, 01:34
Eliane Rosetower

No levantó la vista de su plato. Se le ocurrían formas de contestarle, muchas, pero debía morderse la lengua. Su posición no era la adecuada para responder como deseaba. Dio un pequeño trago a su copa y la dejó de nuevo sobre la mesa.
-He venido cuando me ha sido posible, estaba algo indispuesta.
Había sido sincera, aunque su voz había temblado un tanto. Le imponía, ahora más que nunca, y sentía que aquello era una tortura. Ni que aquel hombre tuviera algo que ver con la enfermedad de su padre para que ella pudiera estar allí.

Notas de juego

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04/12/2016, 02:20
Lord Germund Ferom III

Él se quedó de pie un momento, vigilante. Repasó a todos y cada uno, bueno... a casi todos porque la morena Eliane Rosetower le pasó justo por sus espaldas, habiendo escuchado previamente su taconeo incesante.

Echó un suspiro y vigiló el espacio que le había tocado. Era al lado de la aprendiz del consejero y por tanto aquella con la que se había criado. No dijo nada en principio, no se sentó tampoco. Pronto pensó, meditabundo cual niño planeando una travesura. Las palabras de Aurora le sacaron una sonrisa pícara.
—Oh vil serpiente, tan malvada como siempre. Desdicha la mía haber nacido como tu hijo —dijo mostrándose apesadumbrado—. ¡Oh, espera!

Luego de esa puya, volvió a revisar el lugar que le había tocado y escuchó la voz de su hermano, su media sangre y también su víctima, su último peldaño a superar y pisotear, aquél que tendría que destruir si deseaba estar en su lugar y hacerse cargo de su casa. No obstante y lejos de mostrarse hostil, sonrió.

—Pues claro, hermano mío y milord; estaba yo en el fregor de la batalla con el portador de la trompa hasta que la señorita cuyas faldas largas me prohiben vislumbrar bien sus empedrados entró en la habitación. Con pavor y premura cerró la puerta para volver luego ataviada en cuero portando uno de esos endemoniados instrumentos, que bondades masculinas imitan, de madera dura y alargada —se explicó, entrecerrando sus pequeños ojos azules y sonriendo con sorna—. Habrase visto una dama tan diestra en el vaivén de pelvis. Si largas melenas no tuviera, con un macho yo la confundiera.

Terminado su soliloquio comenzó a caminar hacia el sitio que le tocó y se sentó.
—Hermano mío, si con la virtud de la hombría usted no hubiese nacido, esta hembra yo le hubiera ofrecido —hizo un ademán señalando a la pobre Eliane exagerando en ademanes y alzando las cejas con sorpresa—, pues para dar embistes parece haber nacido.
Sus rimas eran sobreactuadas, parecía que hasta le costaba hilarlas y teatralizaba en ademanes, moviendo las manos y el rostro.

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04/12/2016, 02:34
Eliane Rosetower

Había empezado a comer lo que en su plato había servido, pero al escuchar las palabras del bastardo se detuvo. Cuando terminó con su incesante verborrea, dejó sonoramente los cubiertos sobre el plato, como muestra de incomodidad frente a sus palabras. Cruzó los cubiertos indicando que ya había acabado y se limpió los labios con la servilleta sobre la mesa, volviéndola a dejar después. Apenas había probado bocado. No tenía hambre, pero aquella palabrería había terminado por arrebatársela por completo. Guardó silencio y permaneció con la cabeza agachada, mas sus mejillas no se habían enrojecido como lo hubieran hecho en el pasado ante el más casto pensamiento de un simple beso. Cualquier mención del acto sexual la habría hecho ruborizar por completo, pero las cosas habían cambiado.

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04/12/2016, 02:48
Lord Germund Ferom III

Sentado y acomodado, se arremangó hasta dejar a la vista sus antebrazos. Se acicaló la melena hacia atrás y se quitó el moño. con un excesivo ademán que comenzó desde su pecho estirándose hacia arriba y casi pegándole a Eliane, volvió a bajar la mano con delicadeza y tomó la servilleta. Actuando como aquel que se encontraba haciendo una operación quirúrgica, se la colocó con delicadeza en el cuello de su camisa blanca.

Carraspeó.

—Eliane querida, cordera y amiga —hizo una pausa mirándola hacia su lado, tomando la cubertería y apostando los codos sobre la mesa como dos alas de avión. Era un hombre grande y alargado, ocupaba espacio—, ¿puedo saber por qué se comporta como una hormiga? Si me permite el atrevimiento —y si no me lo permite me lo tomo igual—, a un hombre le agrada aquella hembra buena en modales, diestra para las tareas del hogar y sensual en las sábanas. Pero no vendría un poco mal algo de carácter, de actitud dominante aunque sea falsa, de calentura y no de bondades. Pasión, querida, pasión. A ese cuerpo le hace falta pasión.

Se comenzó a servir él mismo algo de comida como si de un plebeyo se tratase.
—Si la razón sobrepasa la pasión, el pragmatismo se apodera de nuestras vidas y dejamos de vivir, cordera. Hay que vivir, vivir la vida. Hay que vivir la vida como si cada día fuera el último y celebrar que está viva. Arriba querida, haga a este bastardo feliz y continúe comiendo. Coma —hizo una pausa para respirar, sutil—. Coma tranquila. Cómaselo todo y no deje bocado, que este noble soslayado incómodo se pone si su compañera no prueba un bocado.

Luego de servirse un poco y con una sonrisa sutil junto a su mirada entrecerrada y afilada comenzó a comer ladeando un poco la cabeza y viéndola de reojillo.

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04/12/2016, 03:10
Lady Aurora de Ferom

-¡Como osáis insultarme!.- espeto la mujer roja de la ira, dando un golpe en la mesa y al no ver reacción entre su esposo o hijos les recrimino a ellos.- ¿Y vosotros permitís que se llame a víbora a vuestra madre! ¿No tenéis sangre a caso?

Notas de juego

continua.

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04/12/2016, 03:13
Ictor Ferom

- La tenemos madre, pero al igual que la vuestra es fría como el hielo.- respondió el segundo como si tal cosa, su esposa se rió y la esposa de vuestro hermano mayor esbozo una tímida sonrisa que cubrió con la servilleta.
El señor de la casa rompió en una carcajada atronadora.

El tercero hizo un gesto a una sirvienta para que las copas del bastardo y la aprendiz fueran llenadas.

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04/12/2016, 03:17
Eliane Rosetower

-Os ruego me disculpéis -le contestó en un murmullo-, pues he perdido el apetito mas no la pasión. Sin embargo no deseo darle a vuestro hermano satisfacción alguna al contestarle con el orgullo herido.
Que sus azules ojos se habían posado en Sigmon desde su entrada en la adolescencia no era ningún secreto, y que su corazón se había hecho añicos el día que se prometió tampoco. Se había negado a salir de sus aposentos durante días, hasta que sus ojos se secaron de tanto llorar. Su padre seguía convencido de que aquello había vuelto a afectarla cuando, puerta con puerta, la había oído despertar en mitad de la noche llorando. Ajeno a la realidad de lo que verdaderamente había pasado, como todos los demás. Era preferible que pensaran que seguía teniendo el corazón destrozado a que supieran la verdad de lo que le afligía.
-Me temo que no poseo las mismas habilidades teatrales que vos -volvió a susurrar, esta vez mirándole a los ojos durante apenas un par de segundos antes de volver la vista hacia Lady Aurora y posteriormente Ictor.
No tardó en bajar la vista de nuevo y permanecer en silencio. Cuando la sirvienta se acercó a llenar su copa, la cubrió con la mano para indicar que no deseaba que le sirvieran más.

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04/12/2016, 03:22
Lord Germund Ferom III

El estallido de su madrastra le sacó una divertida carcajada y clavó la mirada en ella con una pícara sonrisa. Sí, rió con comida en la boca y ahora tragó rapidito para poder hablar. Pero ¡antes! necesitaba limpiarse. Con sutileza —tanta como la que un gigantón podía tener— tomó la servilleta y se limpió un poquito. Separó los labios para decir algo, pero sólo quedó en una exhalación con una "a" alargada. Necesitaba beber algo antes, era más importante.
Con una mano tomó una botella que estaba usando la servidumbre, con la otra la copa equivocada. En una mesa siempre habían distintos vasos según la bebida, pues él usó el del agua para el alcohol. Despacito depositó el líquido en la mesa pero cuando estaba llegando al final dio un golpecito en la mesa con la base.

Carraspeó y de nuevo intentó hablar. ¡Ah! Se había servido pero no había bebido.

Bebió. Se relamió los labios. Bajó la copa.
—Querida, querida. Que la histeria no te inunde, pues más bella es usted con una sonrisa por vestimenta. Que las palabras de este noble soslayado no la tomen con el ceño fruncido, pues padre y Milord ya ha cambiado de esposa una vez, una tercera o una cuarta no hace mal a nadie. Después de todo —miró a Eliane un momento a su lado con una sonrisa y luego tomando algo de aire continuó— y espero que usted no se engañe, pero más grácil es el rostro de aquella que parece una doncella.

Luego de sus palabras advirtiendo que las señoras mayores y arrugadas no eran guapas, volvió a ver a su querida amiga.
—Hormiga, ¿es usted una de ellas? —preguntó interesado y siguió comiendo, sonriendo todavía.

Las palabras de Eliane serían respondidas más tarde, las había escuchado y guardado. Ahora tocaba molestar un poco a la otra. Por otro lado, Germund ignoró las palabras de todos y risas, él hablaba y si lo tenía que hacer solo, pues lo hacía solo.

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04/12/2016, 03:25
Lord Germund Ferom II.

-No puedo reñir a quien la verdad dice.- argumento el señor de la casa recobrando la compostura y obligando a su esposa a sentarse de nuevo, evitando así la salida dramática que estaba preparando.- Mas ahora que estamos todos deberiamos tratar un asunto importante.
Se tomo un momento para beber vino y limpiarse despues con la manga.- He encontrado un poderoso aliado, señor de las islas del norte y un emisario de su casa llegara en breve para tratar los términos de nuestra alianza. Sera por enlace matrimonial, yo tengo dos hijos solteros y él una hija casadera. Así pues ¿Cual de vosotros sera el que se case?.- pregunto a sus dos hijos pequeños.

Las islas del norte eran un lugar del que se sabia muy poco, no tenían relación conocida con ninguna otra casa y lo único que las unía era su lealtad al perdido monarca. Cuando el rey partio la casa Draken se aislo como si hubieran augurado las intrigas que llegarian posteriormente. Resultaba extraño que rompieran su aislamiento de veinte años en aquel momento.

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04/12/2016, 03:29
Beren Ferom

Beren estaba bebiendo y trago con dificultad al oír lo que se le pedía. Por un segundo busco cruzar su mirada contigo, como si se estuviera rifando un tortazo.
Durante mucho tiempo había esquivado el matrimonio y esperaba seguir haciéndolo, mas con una mujer de la que se desconocía incluso su edad.

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04/12/2016, 03:34
Eliane Rosetower

Las palabras del bastardo la cogieron por sorpresa, y cuando iba a pedir permiso para retirarse y así evitar permanecer más tiempo en aquel lugar, el lord la salvó de la comprometida situación en ma que se había encontrado sin tan siquiera desearlo. Escuchó con atención y sabía que su padre debería aconsejar sobre la situación, pero prefería mantenerse al margen en su silencio. Al fin y al cabo era aprendiz aún y sus palabras todavía no serían escuchadas, o eso esperaba.

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04/12/2016, 03:36
Lord Germund Ferom III

Luego de su verborrea y mirando a su padre con la boca abierta, extrañado enarcó ambas cejas. ¿Estaba confinado en su propio patio y ahora le querían dar una esposa? Había algo que se estaba perdiendo.
—Imaginogf —aprovechó para tragar antes de continuar hablando con la boca llena—. Imagino que para tal afrenta, a mí no se me tiene en cuenta.

Germund III mantenía una ceja enarcada, curioso. Luego depositó la mirada en su hermano un momento y sonrió con picardía. Se mostró pensativo y como un inminente disparo de fusilamiento separó los labios, pero fue para beber de la copa. De nuevo la bajó y se acomodó hacia atrás para seguir comiendo en silencio, creyendo no tener nada más que decir. Aun así hubo algo y rompio el silencio incómodo de nuevo.
—Beren será a quién los ojos de esa mujer deseen, pues sin conocerla seguro que de una exótica se trata. Y si mi hermanito a ninguna virgen antes ha aceptado, esta podría ser la primera vez que pruebe un bocado. Porque si las mujeres de aquí algo me han demostrado, es que con la histeria siempre han cargado —se tomó una pausa para suspirar suave y tomó la copa para beber. Se terminó el primer vaso bastante rápido y mientras se servía continuó—. Aurora tu sabes bien de lo que he hablado, pues tú me lo has enseñado.

Dejó la copa frente a su plato y siguió con su comida sin mirarlos.
 

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04/12/2016, 13:15
Eliane Rosetower

—Creo que ya habéis bebido suficiente, milord —murmuró educadamente a Germund III.
Separó la copa del bastardo unos centímetros, indicándole a la sirvienta con un gesto que no le sirviera más. Alejó su propia copa tras mojarse los labios, fingiendo dar un trago, y dejarla de nuevo sobre la mesa al lado contrario de su acompañante. Le era indiferente si bebía más o no de la cuenta, pero no deseaba que continuara aquel numerito donde la metía en medio sin más. Maldita sea, ¡se habían criado juntos y siempre se habían llevado bien! Entendía que intentara ruborizar a otras mujeres con su excéntrico papel, pero no a ella y ya se estaba cansando. No obstante, puso en práctica otro plan.
—Si me lo permitís, tal vez debáis casar antes Germund que a Beren, mi señor —dijo levantando la vista hacia el cabeza de familia—. Creo que necesita una mujer que le... domestique —dijo tras un par de segundos en los que buscó la palabra adecuada.