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Personajes pregenerados

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28/09/2015, 23:06
Manuel de Fonseca

Manuel de Fonseca
(Alquimista)

Manuel de Fonseca nacio en la villa rural de Oropesa, Toledo, entre la Sierra de Gredos y el río Tajo. Su padre y mentor fue Don Luciano de Fonseca, natural de Toledo, conocido estudioso de la villa, al cual un capitán castellano le entregó ciertos terrenos en la pequeña población por, según contaba aquel capitán por boca del mismo rey, "sus muchos y buenos servicios a su monarca aquí presente, en labores de conocimiento y sabiduría"... Lo cierto es que que Don Luciano, estudioso mas no de forma oficiosa, dedicaba todas sus horas a la comprensión y expansión de numerosas materias: retórica, didáctica, astrología, las rarezas de la naturaleza y la naturaleza de las bestias. Pero su punto fuerte eran otras cuestiones que muy pocos cercanos al rey conocían...: la alquimia y lo sobrenatural. La pasión por lo desconocido era un plato caliente que muy pocos rehusarían probar, sin embargo, ese afán de conocimiento fue lo que llevó a Don Luciano a la muerte, provocando la continuación de su obra y adquisición de saber por parte de su hijo.

El joven Manuel creció casi toda esa vida bajo la tutela de aquel capitán, el que se había portado con agradecimiento con su padre. El chico, desde hacía cinco años, había estado interno en los conventos de la Madre de Dios y Santa Úrsula, también en Toledo, y desde entonces estuvo interesándose de la misma manera por aquellas ideas propuestas en obras curtidas de piel o desbaratados legajos que su padre exploraba... Pero, ¿qué había sido de Don Luciano? Cuando Manuel salió de aquellos conventos el capitán le contó gran parte de la vida de su padre, cuya fidelidad no era una simple lealtad al a corona, sino la ampliación de conocimientos, de saberes en forma de especialización. ¿Acaso era posible la transmutación de metales al oro?

Querido, tan sólo tu padre podría saberlo... Sin embargo, en una de aquellas campañas reales encontró la muerte de forma lastimosa, mas no te apenes: el querría que conocieras su obra cuando aquello ocurriese." Era el año 14... y el joven Manuel de Fonseca, por entonces hombre instruido, heredó los bienes de su padre, avivó la perspicacia por ahondar en los saberes ocultos que él mismo perseguía y continuó avanzando. Su dedicación continuó siendo el estudio por las transmutaciones, búsquedas imposibles y por qué no reconocerlo, la comprensión de la incomprensible, lo oculto, lo fascinante... Siguió al capitán castellano hasta la mano de don Juan de Luna.

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28/09/2015, 23:16
Fadrique

Fadrique
(Soldado)

El padre de Fadrique, don Francisco, había trabajado toda su vida como copista de escritos en Tarragona. Por eso, Antes de los doce años, Fadrique sabía leer mínimamente. Fadrique contaba con catorce años cuando pasó a trabajar a instancias de un noble en las cercanías de Tarragona, don Petronilo de Ulloa, como porquero. Solía ser buen cristiano en toda su extensión. Como ya decimos, la razón misma de entrar a trabajar con el noble de Ulloa fue a raíz de la repentina muerte de su madre. Desde la edad de catorce hasta la edad de veinte años, Fadrique se instaló con una familia en el feudo y aprendió todo tipo de oficios y tareas: cazar con arcos, desplumar ovejas o espigar los campos. Pero era un chico que había llamado la atención a don Petronilo, y más aún por saber leer y escribir. Pese a que pocas veces mantenía buenas relaciones con sus vasallos, el de Ulloa comenzó un día a hacerle partícipe del entrenamiento militar del hijo de éste. Una vez a la semana hacían contiendas y Fadrique no servía sino como pelele al que todas las estocadas habría de recibir del primogénito del feudo. En muchos de los entrenamientos, búsquedas a caballo o certámenes de arcos el joven salía bienparado. Fue entonces cuando don Petronilo denegó la estancia con el ganado o la tierra para Fadrique y comenzó a moldearlo como a uno de sus soldados personales.

Con el tiempo y hasta la edad de veinticinco, el joven, hecho ya un hombre, manejaba todo tipo de armas, y se convirtió en un ser robusto, coherente e inteligente. Sin duda alguna había adquirido amistad con don Petronilo y su hijo, y había pasado a formar parte de la guarda personal del feudatario. Sin embargo, el de Ulloa era un honorable hombre de Dios y ser pacífico, y pocas veces (casi ninguna) hubo altercados en que hubiera que poner en práctica dentro de sus tierras las enseñanzas guerreras adquiridas. Un año después, Fadrique se casó con la hija de su Señor mediante consentimiento previo, su ahora bella esposa, y pronto tuvo un hijo. Don Petronilo le concedió una extensión de terreno importante para trabajarla para él y su familia, sin degradar su rango de soldado. Desde entonces hasta la actualidad, en la que Fadrique cuenta con veintinueve años, su vida y sus aventuras no han ido más allá del reino, salvo en pocas ocasiones al viajar a Castilla o Portugal. Ahora mismo lleva fuera de casa un tiempo, viajando con el capitán castellano Juan de Luna.

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28/09/2015, 23:27
Laureano Amezaga

Laureano Amezaga
(Marino)

Mi padre, médico navarro afincado en las tierras del sur de Francia pertenecientes al Marques D'enfant, (y casi en los muros de su palacio) no hacía más que ser su recadero, su amigo de confianza, su confesor forzoso cuando no había de mirarle los catarros o las dolencias de espalda. Mi padre, Don Lucencio, se casó con una francesa y en breve tiempo nací yo, sin hermanos que tener, ya que en éstas que tuvo que acompañar en viaje al Marqués D'enfant hacia Francia. Y fue en ese viaje que mi padre, junto a tal Marqués, quedó desprovisto de soldados, según contaron los informes, y le dieron muerte segura en los caminos, heredando mi madre y yo la fortuna de médico que era.

Tiempo después tenía yo menos de quince años, mi madre se casó con un señor que la ennobleció y mandome a mi echarme sin provisión alguna. Cuando salí de Navarra y me dirigí al oeste, al Señorío de Guipúzcoa, la única opción que tuve fue enrolarme en sus frías costas, pues sus astilleros eran grandes y yo niño, aún, me sorprendieron gratamente. Ahí empezó mi vida marinera. Al principio y hasta la edad de dieciocho, me embarqué en un barco pescador de aguas altas, y aprendí a curarme del frío y las tormentas, y del miedo que tenía a éstas; pero luego, uno de los marinos me confió en secreto un negocio que no pude rechazar: sacar tajada de la guerra franco-inglesa. Ambos dejamos de pescar mar adentro y nos hicimos en cubierta de una pequeña corbeta, que enarbolaba bandera francesa y Castellana al mismo tiempo (lo cual era una simple treta para viajar sin peligro por la costa vasco-francesa), apoyábamos las incursiones marítimas de los barcos franceses contra el sur de Inglaterra. Tan sólo hablábamos el euskera para no ser descubiertos ni filtrados por nadie, y en los saqueos que Francia disponía en los pueblos costeros enemigos allá que íbamos; la bandera propia nos daba paso libre hasta tomar lo que podíamos, tras las batallas, y luego volver corriendo a los puertos de Guipúzcoa ¡Y buenos dineros que sacábamos!

Sin embargo, esta situación nos duró pocos meses. Dos galeras francesas se percataron de nuestras picardías, nos abordó y nos sacó su propia bandera, y todas las mercancías. Tan sólo podíamos dar las gracias que estábamos cerca de Guipúzcoa y pudimos salir y salvar la vida en rápidos bateles. A partir de entonces decidí dejar los caminos del mar y viajar al interior. Hace un año me asenté en tierras navarras, aunque por causas del destino me topé con una partida de hombres al servicio del rey aragonés. El capitán era Juan de Luna y prometía a sus soldados buen dinero. No le han hecho ascos a este soldado...

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28/09/2015, 23:32
Xilda

Xilda
(Irmandiña)

Xilda es una mujer gallega pelirroja y de piel blanca, de unos veinticinco años. Sus azulados y al parecer inocentes ojos ocultan bien su poderío y su habilidad: sería capaz de ensartar un cuchillo en la garganta de un hombre en plena oscuridad. Callada, menuda y tímida, contempló la muerte de su marido a manos de la injusticia y sobrevivió para contarlo. No se fía demasiado de quienes ostentan gran poder y en la actualidad sobrevive fuera de su tierra, donde es, a pesar de no cargar ninguna pena sobre ella, una proscrita. Corazón frío pero latente, su duro carácter y exigencia han construido una barrera sobre ella para casi cualquier persona.

Xilda, hija de padres campesinos, nació en la aldea costera de Oia, junto al Reino de Portugal. Su vida se fraguó sin demasiada irregularidad, y durante su juventud, en contadas ocasiones marchaba del lugar. Trabajaba en las parecelas en las que sus padres sembraban hortalizas, y cuidaba de los pocos animales que tenían. Los padres de Xilda pronto la casaron con el joven André, un muchacho hijo de un soldado a las órdenes del obispo de Tui. Los padres de la chica y el soldado conocíanse desde la juventud, y por ende encontraron propicio el enlace de sus hijos. El joven matrimonio se dedicaron por completo al molino, ubicado en el río Tamuxe, y aunque los impuestos que reportaban eran importantes, lograban sacar el suficiente dinero como para sobrevivir con cierta holgura. Claro que, desde la construcción del Real Monasterio de Santa María de Oia, numerosos fueron los donantes de capital para este monasterio cistercense, tanto del obispado de Tui, del arzobispado de Santiago y de familias nobiliarias. Dicho despliegue monetario y constructivo se efectuó gracias además a un buen benefactor: la familia Casteilo. Tenían en Oia una fortaleza en lo alto de un cerro que bien podía vigilar el pueblo día y noche, y pidieron el favor y la bendición del arzobispo de Santiago. Éste movió hilos y les entregó las tierras de Oia en detrimento del obispo de Tui, y a partir de este momento la vida de Xilda y André cambió para siempre. Los monjes cistercenses de Santa María, entre otros menesteres y labores, se dedicaban a la cría de caballos que en estado de libertad que se hallaban en los montes cercanos al propio monasterio. Los Casteilo, enseguida, se adueñaron de esta práctica, que la rentabilizaron y expandieron económicamente. Los impuestos en Oia se elevaron y a sus humildes aldeanos no les gustaron los acelerados cambios por parte de la familia. Entonces llegaron a la conclusión que la única manera de recuperar los pocos derechos que tenían (más bien el afloje de la soga que los asfixiaba) era expulsando a los Casteilo de las tierras donde vivían.

Una noche, liderados por el joven André, la población de Oia se levantó en palas, azadas y rastrillos. En plena noche, unos setenta hombres, hombres y mujeres, se lanzaron contra el castillo. Xilda acompañaba a su marido, y pese a la peligrosidad del asunto, lo único que tenían en esos momentos digno de poder perderse era la vida. Et que entonces los aldeanos irrumpieron en el castillo, y lucharon contra la mesnada que tenían. Los habitantes de Oia fueron masacrados, llevándose consigo únicamente un tercio de las fuerzas de los soldados. André murió esa noche, pero Xilda fue capturada junto otros rebeldes. Logró escapar y marchó hacia el este, hasta que meses después se topó con los hombres de Juan de Luna. Tras contarle su situación, el capitán la acogió como una mujer guerrera para su causa.

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28/09/2015, 23:48
Uloxio Arrugas

Uloxio Arrugas
(Alcaide de castillo)

Uloxio Nació en Curves, en una pequeña aldea Aragonesa cerca de Muel. Era hijo de campesina et de soldado. Su padre servía bajo el mandato de un noble de Muel, que no hacía sino sofocar algunas pequeñas revueltas mudéjares que aún existían en Aragón. El joven Uloxio siempre estuvo rodeado de las armas y el ambiente bélico, sobre todo a partir de los doce, cuando murió su madre repentínamente. Su padre lo llevó con don Ximén, su señor noble, et lo hizo entrar a servir en el castillo, et tiempo después comenzar su entrenamiento de soldado. Padre e hijo llegaron a servir espada con espada a don Ximén, empero que en una de las batallas ante las sucesivas razzias musulmanas de la frontera Uloxio quedó huérfano por completo. En el lance, murió el hijo de Ximén, y desde entonces Uloxio estuvo más y más cerca de su señor, casi convirtiéndose en el hijo que éste había perdido.

El noble depositó toda su confianza Uloxio, y a la edad de veinte y uno fue guarda personal de castillo y de séquito de don Ximén, el cual no se separaba del muchacho: se había convertido en su mano derecha. Cuando contaba con veinte y cuatro, el castillo y casa del señor, ubicado cerca de Muel, sufrió la pérdida de su alcalde, y don Ximén no tardó en proponer y ubicar al joven Uloxio para el puesto. Su entrenamiento y experiencia durante los años había pulido su carácter y compostura, y desde entonces guarda y protege como máxima autoridad militar la fortaleza del noble aragonés como alcaide. No ha mucho que don Ximén, dada a su buena relación, le concedió el título de "caballero", et con aquesta nobleza sigue vigilando la suya casa en pos de la paz y la seguridad. Ahora, don Ximén le ha encargado una misión: arrimar el hombro en la causa de un viejo amigo suyo, don Juan de Luna, para saldar una deuda.

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28/09/2015, 23:49
Dámaso Montalvo

Dámaso Montalvo
(Bufón)

Dámaso Montalvo nació en el pequeño municipio de Arroyo del Puerco cerca de la villa de Cáceres. Era hijo bastardo de un clérigo al que tan sólo lo ha vio un par de veces en su vida. Al nacer, fue entregado al convento de San Francisco, situado a las afueras del pueblo y perteneciente a la órden de los franciscanos de San Pedro de Alcántara. En dicho sitio se encargaron de su educación desde temprana edad, junto con otros chicos. El clérigo, el padre Asturgos, veló siempre por su hijo, pero de forma oculta, desde la distancia y sin un ápice de cariño. Dámaso no conoció nunca a su madre, la cual le dijeron que murió al nacer él, al igual que su padre, al que conocería años después.

Cuando poco a poco se hacia un hombre, tras aprender de la lectura y la escritura en dicho convento, comenzó a evitar y desentenderse de los asuntos religiosos. Se escapaba cuando podía, y era castigado y amedrentado cruelmente por sus superiores en cada ocasión. Dámaso no es que fuera muy agraciado físicamente, ni altura ni en belleza, por lo que, además, no lograba confraternizar con apenas alguna gente, volviéndose su rechazo mayor. Tiempo después, a la edad de 20 años, se escapó del municipio y se internó en las estepas castellanas cercanas a Soria. En cada pueblo del lugar comenzó a mendigar por las calles y trabajar en lo que podía, sin esperar mucho de aquel que le daba algún que otro maravedí por su jornal. Fue en época estival cuando, en una de las festividades de un municipio, contempló a una panda de cómicos que no hicieron sino amenizar las fiestas locales. Dámaso se quedó boquiabierto con su actuación, y dado el gran interés, se interesó desmesuradamente por aquel oficio.

Anduvo algún tiempo de aquí hacia allá, hablando de cosas sencillas y sin sentido, lo que no le remuneró demasiados caudales. Fue su aspecto al que habría que dar brillo y hacerlo notar en cada lugar. Encontró una compañía con una barraca ambulante y les explicó sus posibles habilidades como "hombre de las risas". No tardaron ni un día en realizar una función de prueba, recibiendo aplausos de cuantos infantes había en dicha época. Poco a poco, Dámaso, conocido ahora como "el Arroyano", y sus compañeros de cuadrilla consiguieron comer caliente cada noche durante los últimos dos años. En la actualidad, habiendo salido de la compañía, sirve de divertimento al propio Juan de Luna, llegando incluso a protagonizar algunas pasos y entremeses cuando se le requiere: “La bravura de la doncella”, una irónica y sarcástica función acerca de los sentimientos y el amor; “El Senador” una elocuente obra acerca de la pedante retórica de los más sabios o “el Conde Bertinini”, una jocosa revelación acerca de la vida cortesana, sus traiciones y secretos. Dichas obras no hicieron sino traerle algunas veces algún que otro manteo con palos y fustas por dichos atrevimientos... Es también conocedor de la música, tocando la cítola con gran precisión.