Había de ser yo el tercero en reaccionar, mas no me esperaba ni la respuesta ni lo que vino después, que me sacó de mi ensimismamiento. Corrí tras mis compañeros deseando poder hacer algo con aquel bravucón que deseaba tomar para sí vilmente los dominios de la nuestra señora, diérale poder el rey o no.
Fadrique, por supuesto, abrió la puerta, dispuesto a tirarla abajo si estaba cerrada. Antes desenvainó la espada.
Oh, señor-
Al oír el grito de María de Luna, Xilda temió lo peor. No había sido capaz de aceptar la afrenta que le podía llevar a perder el castillo, justo al poco de conocer de la muerte de su esposo y había optado por acabar con su vida.
-¡Imos Fadrique!-dijo apremiando al soldado-¿a qué agardades?
Aunque Xilda era menuda y poca ayuda podía ofrecer para tirar la puerta abajo, aunó esfuerzos con Fadrique para derribarla.
Fadrique empujó levemente la puerta con su mano, pero no pudo abrirla. Acto seguido sacó la espada, y con los ánimos de Xilda, tomó carrera (la que el estrecho pasillo pudo darle) y cargó con su hombro contra la misma... Ésta se abrio de par en par, y lo que el soldado y la irmandiña vieron fue algo sorprendente: doña María de Luna estaba siendo reducida por un tipo con sotana y capucha, pues la tenía abrazada con un brazo por su cuello (rodeándolo) mientras que con la otra mano sujetaba un cuchillo... ¡pretendía matarla!
Al abrirse la puerta, María y el intruso os vieron y sobre todo éste último se dió un gran susto. Finalmente, soltó a María dispuesto a enfrentarse a Fadrique.
Fadrique, tira Iniciativa (1d10+AGI). Xilda, si quieres intervenir, haz lo mismo (vas sin arma en la mano aún).
Corrísteis rápidamente a la habitación de la que procedía el ruido. No estaba excesivamente lejos (para los pasos de Uloxio y Alonso unas cinco zancadas, para las de Dámaso, unas diez). Nada más abrir la puerta encontrásteis un mueble caído en el suelo (como una cómoda antigua y bastante modesta fabricada en madera) y una mujer que era del servicio llorando en una esquina, asustada.
Xilda acercose desenfundando su cuchillo y sin pensarlo dos veces, echóse sobre el tipo de la sotana atacándole sin la menor piedad.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d10
Resultado: 8(+20)=28
Motivo: Ataque cuchillo
Tirada: 1d100
Dificultad: 80-
Resultado: 5 (Exito)
Edito: estaba esperando a que se decidiese el orden de actuación, pero viendo que Fadrique describe su turno, describo yo también el mío.
El ataque es un crítico. Daño máximo del arma, si no ha cambiado. 6 daños.
Uloxio se aproxima a la mujer con delicadeza y le tiende la mano en actitud caballeresca mientras mira la comoda caida...
¿Estais bien mi señora? ¿podeis contarnos que ha pasado?
Fadrique se quedó, inicialmente, un poco parado, también por la sorpresa. Tras esa breve vacilación, desechó gastar saliva inútilmente: se lanzó a por el encapuchado.
Fiado de que el cuchillo le haría menos daño a él que su espada a la especie de monje que pretendía matar a su señora, optó por una táctica de guardia abierta.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d10
Resultado: 1(+20)=21
Motivo: ataque 1
Tirada: 1d100
Dificultad: 90-
Resultado: 6 (Exito)
Motivo: ataque 2
Tirada: 1d100
Dificultad: 90-
Resultado: 61 (Exito)
Motivo: daño 1
Tirada: 1d8
Resultado: 4(+1)=5
Motivo: daño 2
Tirada: 1d8
Resultado: 7(+1)=8
Motivo: daño 1 (bono fuerza)
Tirada: 1d6
Resultado: 2
Motivo: daño 2 (bono fuerza)
Tirada: 1d6
Resultado: 4
Dos ataques. Éxito y daños 7 y 12
Si, por casualidad (por ejemplo si acierto en la cabeza), dejara fuera de combate al adversario con el primer ataque, desistiría del segundo.
Me acerqué hasta la moza, y viendo que Uloxio ya la estába preguntando esperé para ver que había pasado. Sea lo que fuere era mejor que estar con el tal Tomás de Fornás. Pensar que de no haberlo rescatado la situación podría ser otra muy diferente me ponía de mal humor.
Harto en sorpresa debía ser el oir llamar como señora a una sirvienta, mas Uloxio hízolo en pos de salvaguardar su calma.
¡Ha vuelto...! ¡ahí mismo! -la mujer señaló el mueble volcado-. Entré a doblar unas ropas y... ¡le he visto! La muchacha seguía llorando y hablaba dubitativamente, como tartamudeando. En breves llegaron más criados, interesándose por la situación. ¡¡Tenía una larga barba manchada de sangre!! La muchacha se echó a los brazos de Uloxio. Y tras observar la habitación, comprobásteis claramente que allí no había nada de lo que la joven decía.
Pareciera que fuera Fadrique el primero en herir a aquel desalmado, pero fue Xilda quien se adelantó. Cuchillo en mano, se colocó frente a él* y le acuchillo en uno de sus brazos con fiereza, sin posibilidad de detenerlo.
Daño: (crítico) Máximo e ignora armadura: 12 (/2 por brazo): 6 puntos de daño.
Acto seguido Fadrique cargó contra él otorgándole dos mandoblazos en el pecho que jamás olvidaría... ni vosotros tampoco:
Daño1: (crítico) Máximo e ignora armadura: 15 puntos de daño. --> -5
Daño2: Desistes.
Fadrique, Xilda y doña María de Luna vieron cómo el tipo caía con el pecho abierto al suelo, embadurnando la alcoba de la señora de sangre por todo el suelo, la colcha y algunos muebles... En pocos segundos se desangró, pues los cortes habían sido tan profundos que con ni un milagro del Altísimo lograría salvarse...
Motivo: Encapuchado
Tirada: 1d10
Resultado: 10(+10)=20
Motivo: Xilda Localización
Tirada: 1d10
Resultado: 3
Motivo: Fadrique Locals
Tirada: 2d10
Resultado: 6, 5 (Suma: 11)
*Entrada en melé (no lo has declarado para usar la daga, pero es necesario para las armas pequeñas)
Fin de la batalla.
¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!! -gritó la Señora fruto del terror y la impresión-.
Lo oíste de nuevo.
Esa voz.
Ese frío.
Como días atrás en el campo de batalla donde murió tu señor Juan de Luna
…María… peligro…
Fadrique jadeaba también. Las niñas de los ojos abiertas, coloreando de negro casi todo el iris, la reacción pronta, de modo que el grito de la señora le indujo a gritar y a girar sobre si mismo buscando más enemigos.
¡Aaaaaah!
Tanto fue así que a punto estuvo de dirigir el golpe que tenía ya iniciado a su compañera Xilda, mas se contuvo a tiempo, que en estas lides no era nuevo, et mantenía un punto de sangre fría.
Respirando hondo, se calmó et hincó la rodilla frente a su señora.
Yes bien? T'ha malherido?
Era complicado distinguir si la sangre que salpicaba a la viuda de De Luna era suya o de su enemigo.
Xilda echose a un lado, sorprendida, cuando vio la espada del Fadrique dirigirse cara ella. Mas observando que se trataba de un acto reflejo que el soldado logró contener a tiempo, echó el cuchillo a un lado y corrio a abrazar a Maria de Luna intentando consolarla.
-Calma, miña señora. Calma. Decídeme, ¿porqué vos intentaba dar morte este home se é que o sabedes?
Uloxio calmo unos segundos, ni uno mas, a la mujer y la deposita en el suelo con cuidado. Mira a su alrededor buscando a sus compañeros.
¡¡No tenemos tiempo!! ¡debemos ir a ver a Maria! ¡tomadme por loco pero tenemos que ir ahora mismo! grita Uloxio fuera de si mientras toma una antorcha (*) y corre presto al encuentro de Maria,sin reparar si le siguen o no.
* Si hay ...
Me detuve en la puerta escuchando estupefacto las palabras de la criada y la reacción de Uloxio me tomó desprevenido, tanto que por poco me arrolla al salir como ánima llevada por el maligno. Tras trastablillar y dar un par de pasos hacia atrás pude recomponerme y salir corriendo tras él todo lo rápido que mis cortas piernas me permitían.
María de Luna se recompuso. Al principio, cuando el ataque andábase enormemente asustada, como pálida. Se había llevado la mano al cuello debido a que aún sentía el frio acero de su agresor debido a la impresión. No obstante, recuperó la compostura.
Sí... es... Roberto... ¡El fraile Roberto! -se refería a uno de los frailes que había en el monasterio de Campolapuente, en aquel que fuísteis nada más llegar a Cornago, y en el que el cuerpo de Juan de Luna yació esa noche antes de iros a la casa Carrillo-.
Motivo: Templanza
Tirada: 1d100
Dificultad: 65-
Resultado: 32 (Exito)
Espero a ver qué hace Manuel y seguimos.
Lo que dijo la criada me dejó anonadado, ¿qué había visto?¿un fantasma?No sabía como luchar contra las visiones y que podían querer estas, me preguntaba si esto era la vida tras la muerte, la vida eterna que tal vez se puede lograr. Entónces Uloxio me sacó de mi estado de ensimismamiento y corrí tras el, no se si la señora correría peligro, pero si se le había aparecido la visión a la criada, era de suponer que a la señora también. Ahora saldríamos de dudas.