Partida Rol por web

No sé, mujer... -respondió fray Bernardo. Entonces tocaron las campanas del convento, que llamaban ya (tan tempranísimo) a los segundos rezos del día-. Deben marcharse ya... Antonio -respondiendo a Manuel- es un vecino de Igea que viene una vez por semana, es un pastor. A veces se lleva los cuchillos afilados de nuestro herrero para esquilar, otras veces nos vende la lana... en fin. Ojalá encuentren sentido a todo ésto -dijo finalmente-. Han de irse...

Entonces extendió la mano y salísteis de la celda. Acto seguido os acompañó por los pasillos del convento de Campolapuente hasta la salida. En la puerta se despidió.

Oraré por él, et por vosotros, et por doña María de Luna... -apenado-. Id con Dios.

Y el convento se clausuró.

Nada sabía de todo aquesto, Fadrique -respondió-. No me preguntéis a mí: vos y los otros trajísteis a esos dos hombres con órdenes reales. Ni yo ni la Señora de Luna sabíamos de qué diantre trataba todo ésto. Por cierto, con todas las nuevas aún no vos he preguntado: ¿qué ocurrió en la Casa Carrillo? Está claro que en vez de un asalto por parte del arzobispo, sino que dos hombres -refiriéndose a don Tomás y el escribano- han "tomado" este castillo por las buenas... Soy yo quien pregunta ahora de qué trata todo esto.

Vayamos sin mas premura a dicha cuenca... y si por el camino encontramos al tal Antonio mejor. Tal vez tenga explicaciones... tal vez no. Como sea el culpable de todo esto... dice Uloxio mientras entrecierra los ojos y escupe al suelo.

-Cómpre falar con ese pastor logo-dice Xilda asintiendo-a ver se él sabe algo do que acontece en Igea e desa forma averiguamos a qué andaba o frade. Estou de acordo en partir cuanto antes.

-Lo importante es encontrar las pistas. Tenemos un lugar donde buscarlas y una persona que puede dar luz a lo encontrado. Vamos a la cuenca.

Estoy de acuerdo, vayamos pues a la cuenca y ya verémos lo que encontrámos.Aunque deberíamos descansar un poco, estoy agotado. Digo bostezando y estirando los brazos.

-Pero tenemos que... -Mi reclamación se ve cortada por el bostezo que suelto al reaccionar con el de Manuel- ...bueno, quizá sí que debiéramos descansar un poco.

Indo a Casa Carrillo estiemos presos d'un tal Unai, sirviente d'ixe Juan Luis que tos hemos traito mas muerto que vivo. Juan Luis yera encargau por l'obispo de cudiar d'as suyas tierras y esclatar a suya mina, y como esclaus estiemos treballando en ixa mina, dica que trobamos a oportunidat d'escapar. En tanto asperabanos, Unai, por encargo d'o suyo duenyo, preparó una incursión contra chent de calidat que iba a pasar amán. Astí nos mandó a aduyar, menazaus. Astí estié empuñando l'arco, pero marré todas as flechas por no matar a dengún, que quan he de matar, a o menos requiero paga. Y una causa noble, a poder estar.

A fiesta posterior a tal fechoría estió o momento adequau ta largarnos. Nos faciemos con as claus de l'armería y, aprofitando a borrachera de totz, tomamos preso a Juan Luis, matamos a Unai y liberamos a totz os presos. Por cierto que recibimos aduya d'un suposau amigo personal de l'obispo Carrillo, que yera astí servindo sin dicir quí yera, como espía.

Ixe Tomás yera preso en a Casa Carrillo. Quan nos liberamos, liberamos a ixe hombre por caridat, y por cosa mas. Dimpués charraba que si cartas y que si qué se yo. No le queriemos fer malament, pus malament ell no nos heba feito, y se vinió con nusatros, ya que caminaba suelto con o suyo sirviente, sin acompanyants y, suposo, sin diners y desemparau.

Pus bien, ixo preguntaba, que si lo de ixas cartas teneba letra de lei u no. Que cómo pueden sacar a la sinyora o que ye suyo.

Tornásteis pues et en volver al castillo de Cornago. Pusísteis rumbo camino arriba, a la loma donde se erguía aqueste. Tras abriros las puertas, os introdujísteis en la fortaleza. Una vez en el piso primero os encontrásteis a Pedro Sáez hablando con Fadrique, justo delante de una puerta.

Uhmmm... -intentando asimilar todo lo dispuesto-. Supongo entonces que habéis cumplido habiendo desbaratado el plan que el obispo tenía: tomar este castillo. No obstante, parece que "la toma" ha venido ahora por otro lado -giró su cabeza señalando al otro lado de la puerta, refiriéndose a Tomás de Fornás y Beaumont-. Entonces, en esos momentos, llegaron el resto de tus compañeros.

En esos momentos Pedro y Fadrique dejaron de hablar y miraron a Dámaso, Manuel, Uloxio y Xilda.

¿Et vosotros de dónde venís? Os he visto hace unos minutos subir la cuesta del castillo. -os dijo vuestro oficial-. ¿Habédeis visto u oido algo del ataque a doña María?

Veíais a los criados de acá para allá (unos seguían limpiando la habitación del suceso et otros andaban a sus tareas naturales, ya de bien temprana la mañana).

Fadrique todavía no se había sacado la sangre de encima. Estaba en la puerta de María, montando guardia y charlando con Pedro.

En llegando la gente, miró con expresión interrogativa, pero no dijo palabra.

Venimos del monasterio, parece que el asesino tenía que visitar la cuenca del rio Linares, según un escrito que encontró Xilda. Creo que en cuanto descansemos sería bueno ponerse en marcha y ver qué podemos encontrar allí. Hice una pausa, estaba agotado, física y mentalmente-También tenemos un nombre, un pastor. Antonio se llama, es la única persona que va y viene del monasterio. Es posible que fuese él quien llevó el mensaje y nos puede dar información de quién se lo dió. No tengo muy claro que hacer primero, si buscar a Antonio o ir a la cuenca, ahora estoy agotado.

Y por qué heba de degollar a la De Luna? Tot isto se m'escapa. No entiendo brenca. De qué mensache charras, buen Fonseca? Quí mandó o mensache? A quí iba dirichiu? Qué diciba?
 

Tras tratar de ahogar, sin éxito, un bostezo y medio somnoliento, le pasé la carta que habíame guardado conmigo.

-A nadie en particular, pero el fraile que estuvo con nosotros nos dijo que tan sólo ese Antonio tiene contacto con los del convento.

¿Asesino? ¿Antonio? Mmm... -Pedro Sáez se llevaba la mano a la boca, en señal de duda-. Parece que habéis dado con más pistas sobre este fatal suceso. ¿Y dónde se supone que está ese tal Antonio? -ante la pregunta, Manuel de Fonseca lo pensó bien y dudó: no tenía respuesta para ello, et por ende donde comenzar a buscar-. Mientras Fadrique avasallaba a preguntas a sus compañeros, el pequeño Dámaso pareció dar algo más de claridad (quién sabe si más confusión) al asunto: una carta arrugada. Pedro Sáez se la arrebató, pues Fadrique no sabia leer ni escribir y comenzó a leerla en alto, para que todos lo oyeran.

¿María de Luna embrujada? ¡Qué tonteria! -entonces pareció recordar algo-. Bueno... el caso es que cuando vosotros estuvísteis en la casa de Carrillo andábase la doña algo más decaída, pero normal situación era, pues su castillo pendía de un hilo et anda recién enviudecida. Pero..., ¿embrujada? ¡Qué despropósito! Señores, dormid o descansad, e id a la cuenca del Linares, como pone aquí. El linares pasa por Cornago: tal vez si seguís su orilla encontréis algo en alguno de los tramos.

Luego se giró a Fadrique. No te preocupes por la señora. Ahora seré yo quien guarde su puerta hasta que volváis -le dijo poniéndole una mano en el hombro-.

Entonces la puerta de la señora de Luna se abrió, y salió de allí el noble Tomás de Fornás. Se sorprendió al veros todos allí reunidos, pero no le dió más importancia y se marchó a su alcoba. María de Luna andábase dentro, y pidió a Pedro Sáez que entrar en su alcoba para hablar con él. Antes de hacerlo, vuestro oficial os convidó con unas últimas palabras.

Descansad, pero partid cuanto antes a esa cuenca a ver qué encontráis. No me fío apenas de nadie. Que Dios vos guarde. Y entró en la alcoba cerrándola.

Fadrique contuvo con un ademán a Pedro, antes de que entrara a hablar con la De Luna.

I hai no menos d'un día de dura caminata, y ixo si se conoixe o terreno. Y, una vez astí, i hai muito que preguntar tamién. Y estando menazada a vida d'a sinyora, no sobran aquí espadas. No sabemos de bell pastor que camine y venga d'allá, don Pedro? En iste trance no vendría malament tener qui conoixca ixas chents y ixes puestos, por alicherar vuestra encomienda.