- Todos han aceptado pero no con reticencias - responde seria
- ¿Algo que deba preocuparme? - esta vez mira a todos los presentes uno a uno dejando tiempo para que respondan.
-Príncipe...tengo algunas preguntas relacionadas al protocolo a seguir dentro del Principado-. Dice a la espera de ser acogida su demanda aun manteniendo su mano en postura de solicitar el derecho a realizarlas
El domingo retomo master
Posiblemente aunque todo es posible. Aunque mis peticiones serian expresadas a su majestad en privado, si me permite un momento a solas claro... -dije con confianza y sin rastro de dudas en mi voz.
- Entre independientes no deberíamos tener secretos... - dice con esa dulzura irresistible en su voz -
La voz del Príncipe era suave y calmada, se sentía tan dulce como si le derramaran néctar en sus oídos; no pudo evitar sentirse tranquila y relajada al escucharla. Incluso le dieron ganas de echarse sobre la mesa y relajarse más aún.
Se estaba bien, ya no le importaba tanto que aquella empresa no pudiera proveerle de su dosis necesaria de diversión. Así que, cuando ella preguntó sobre si algunos de ellos tenían reservas por ayudar, se limitó a negar tranquilamente con la cabeza. Total, jugar menos al the evil within tampoco era un drama, y seguiría teniendo tiempo suficiente para ello aunque no pudiese pegarse maratones de vicio.
Mientras pensaba sobre ello, la conversación entre el Príncipe y el estirado del traje llegó a ella, curvando sus labios en una sonrisa. "Eso, sin secretitos" pensó, divertida.
Fran se movió en un su sillón, mientras que cruzaba la pierna contraria. Al realizar ese sutil movimiento, sintió el roce, y emitió un gemido ahogado. La voz de la príncipe era de una dulzura pero sin llegar a ser empalagosa. Sintió sus pezones endurecerse sobre el apretado cuero de su top.
Ya no le importaba su sire, ni los subterfugios de los estirados. Ella demuestra un sutil movimiento en negativa ante la pregunta de la dama.
- ¿Puedo contar con su ayuda? - pregunta dulcemente
Vaya que tiene resistencia esta guapa.
Los observa a cada uno de ellos, con esa expresión aparentemente calma y de alguien conformista mientras sus brazos se encuentran cruzados. Analizando la actitud de cada uno, considerando que hasta el momento y a primera vista es él único de los presentes dispuesto a trabajar para la Príncipe.
Ella ya había mostrado conformidad hacia el trabajo, aunque seguía pensando que iba a ser un rollo total y absoluto, y eso no le parecía bien. Pero ¡qué se le iba a hacer!
Se limitó a asentir hacia el Príncipe mientras tamborileaba con sus dedos en la mesa, ensimismada en sus propios pensamientos funestos sobre aquella empresa, y lanzando rápidas miradas a la chica provocadora, cuyo aspecto le resultaba tan poco sugerente. ¿Era necesario ir tan embutida? Su pelo ,al menos sí, parecía bonito.
Siempre que a cambio se me de acceso a bibliotecas, documentos y conocimiento arcano de mi agrado tendrá mi colaboración.
Selenne asiente mientras espera la respuesta del resto.
-Usted ya sabe mi respuesta a favor de participar, Príncipe-.
Dice mientras eleva sus dos manos mostrando las palmas con un relajo evidente en sus hombros mientras deja asomar la sonrisa de alguien embustero.
- Srta Carter, todos suyos - añade al final
- Gracias Majestad - dice mientras inclina la cabeza a modo de respeto - Tened - dice mientras os reparte una tarjeta - Mañana al anochecer nos vemos en esta dirección empezaremos desde ahi.
En la tarjeta hay una direccion de las afueras de la ciudad, en un bosque situado al sur del Distrito 4. El Bosque de York
-Perfecto Primogénita-.
Dice mientras se atreve acercarse a la Príncipe, demostrando el respeto que corresponde a pesar de mantener su apariencia de alguien desgarbado.
-Príncipe...ante usted solicito la posibilidad de tratar un asunto importante...En privado si es posible-.
Dando a entender el tono de urgencia en su solicitud.
Selenne asiente mientras se aparta un poco del grupo esperando a ver si la sigue.
Perfecto.
Decidiendo seguir los pasos de la Príncipe hasta el lugar que ella señale para entablar la conversación existente entre ambos.Llevando las manos a los bolsillos y observando el lugar con cierta ligereza, recordando mantener los principios de su código que es el dar a conocer la verdadera procedencia de su clan y aun así mantener la discreción de su verdadera apariencia.
Hay que cumplir el protocolo.