Partida Rol por web

La niebla cubría todo el lugar, no dejaba ver nada que estuviera mas lejos de diez pies- maldita niebla…-piensa para sí misma malhumorada. Encima estaba calándole en los huesos cosa que le irritaba aun más- a ver si llega pronto…- dice en un susurro áspero.

Elenna sigue a sus compañeros, con paso lento e intentando no llamar demasiado la atención, mirando de lado a lado. De golpe el ruido de unas campanas la sobresalta- es la hora…

Al observar hacia el muelle se percata que alguien envuelto en una capa oscura desembarca de una pequeña barca,quizás era él... pero no lo sabia con certeza. Clava su mirada en ese individuo buscando algún indicio.

Yazân seguía desorientado, estaba acostumbrado a navegar con niebla y todo tipo de impedimentos, pero esta vez era diferente. Quizá fuera porque esa extraña niebla era diferente a las que había visto, también podía ser por la tensión que se respiraba en ese barco o por lo de su hermano en Fanuilond.

- Detengámonos para que los remeros puedan descansar. Esta niebla nos la esta jugando. - comentó el haradan y ordenó a sus hombres que se tomaran un descanso, pues hasta ahora habían estado navegando sin rumbo.

Luego se acercó al pescador, al cual había contratado para este transporte. - Nuestra nave debería estar por aquí cerca, serah. En realidad el gondorili se dirigía a Pelargir, pero tuvimos el contratiempo con las velas y el ancla por eso tuvimos que parar aquí en medio - inventó el haradan, para intentar rebajar la tensión, pues seguramente aquel hombre se estaría preguntando y sospechando acerca del porqué no habían atracado en el puerto.

La niebla es tan espesa que de no ser por lo acostumbrada que tengo la vista , y mi buen hacer para manejarme en estas difíciles situaciones, no vería más que lo que tengo delante de mis narices. Un chapoteo me pone sobre aviso, alertándome…preparándome para cualquier cosa. Oigo unos pasos que se acercan cada vez más, luego una sombra y finalmente una figura humana cubierta con una capa oscura como la noche, confundiéndose con ésta. El rostro cubierto cual malhechor, para no arriesgar su identidad. Bajo la capa parece que esconde algo más que sus ropas, pero odio las sorpresas…y tampoco es seguro que se trate de nuestro hombre, aunque todo apunte a que si. Ya estaba a punto de desenvainar mi espada cuando empiezan a sonar de fondo unas campanas, y ahora otras más cercanas, anunciando la media noche.

A la espera quedo, y confiando en el buen hacer del Capitán.

Cyryatan por su parte, si bien no había percibido sonido alguno proveniente de aquella figura, notó claramente como el resto del grupo se alertaba en dirección al muelle. Y efectivamente desde ese lugar pareció acercarse una muy discreta figura, que instantes despúes se tornaría en la imagen de un encubierto sujeto que probablemente fuera aquél agente destinado a encontrarse con ellos en sitio acordado para la entrega.

- Aquél debe ser el sujeto. Permanezcan a mis espaldas, me adelantaré sutilmente, no sea cosa que tengamos un malentendido... - Y dicho eso el capitán avanzó en soledad paso a paso, precavidamente, sin intentar siquiera movimiento brusco alguno que pudiera violentar la reacción de aquel hombre-tinieblas.

El individuo, no demasiado alto, avanza encorvado hasta vosotros. Y os espulga con cuidado durante unos instantes. Parece un individuo asustadizo y apenas hace ruido.

Efectivamente, oyes algo. Y cerca. Pronto, tus ojos se abren como platos. ¡El ruido viene de debajo de la barca!... De repente, y entre rociones de agua y espuma, una criatura escamosa con una enorme hilera de afilados dientes se abalanza sobre la regala del cair-ethir. Ha surgido del agua y parece que la niebla ha ocultado sus movimientos...

- Eh! ¿ Quién vive ? - Exclamó en tono moderado el corsario un tanto molesto con el proceder de aquél escurridizo personaje. Aquél exceso de desconfianza y reparos le hacían oler al capitán a un verdadero pusilánime en frente suyo, y pocas cosas le incordiaban más  que individuos de tal calaña. Para suerte del otro la situación le resguardaba formalmente la integridad física, siempre y cuando entregara lo previsto y se largara sin intentar ninguna estupidez.

-Vais a asustarlo, capitán -te susurra Kreontas, que se ha acercado detrás de ti-, quizás no se fíe de nosotros porque no esperaba a tantos, pero voto a Ulmo a que es el dichoso contacto-te ha puesto una mano en el hombro-. Si fuera el contacto y se va o armamos escándalo, sería una tragedia. Antes de que se vaya debemos intentar...

Al individuo no le gustan nada vuestros cuchicheos y empieza a retroceder sin dejar de miraros. Cada vez más rápido...

-Rey Castamir-susurra por fin Kreontas, en actitud de tampoco perdemos nada por intentarlo.

Yazân por un momento creyó haber oído algo, pensó que seguro que sería el Manawnûl. Pero al cabo de unos instantes se dio cuenta que no era lo que él esperaba y que había algo que iba mal. Se giró de repente al oír aquella explosión de espuma y agua que salió del agua, le pareció ver algún tipo de criatura escamosa, se quedó algo paralizado por la sorpresa y abrió los ojos como platos.

Una vez se había recuperado de la sorpresa, desenvainó su filo curvado. - Panahedan hermanos - gritó en haradaico, para alertar a sus hombres.

Unas enormes mandíbulas aplastan el aire -por el lado de babor- al no alcanzar víctima, con un crujido ronco y seco que por un instante os altera los pulsos. La embarcación zozobra levemente, mientras el pescador y su hijo dan el respingo de su vida. Nunca se les había ocurrido merodear tanto tiempo por estas salinas, que eran también marjales en muchos puntos. Tus hombres se han agarrado donde han podido, y tras el susto inicial, desenfundarán sus armas. 

-¡Sangre de Ossë!-se le escapa al pescador. Y el muchacho, asustado y pillado por sorpresa, cae por el lado de estribor tras el terrible encontronazo entre la criatura y la embarcación, con un siniestro chapoteo.

Yazân, casi por instinto mas que por intención, desenvaino rápidamente su cimitarra e intentó golpear a aquel galenanca. Sus músculos habían actuado por una memoria que había sido entrenada a lo largo de los años de peleas y combates que el haradan había tenido. Su cuerpo siempre estaba preparado para la acción, así que cuando se dio cuenta del peligro que les atañía al tener aquel reptil de los pantanos cerca, apareció su cimitarra como por arte de magia.

Aún así, el barco estaba desestabilizado y la niebla tampoco ayudaba, su golpe fue algo errático y fue mas para alejar el peligro que para atacarlo.

La criatura vuelve a caer entre rociones de agua y espuma. Y debe pesar bastante por el agua desplazada. 

-¡Mi hijo!¡Mi hijo ha caído al agua, buenos señores!¡No pueden dejarlo ahí!-grita desesperado el pescador agarrando del hombro a Salêm y zarandeándolo. Sus ojos de insania no os pasan desapercibidos a ninguno.

Salêm y Haak'r, que ya han desenvainado sendas gumías -no se habían traído su cimitarra y su alfanje-, te miran confusos preguntándose si la prioridad era atacar a la bestia, sacar de ahí al muchacho o largarse de allí.

Yazân en medio de ese asalto por sorpresa del saurio, no se había dado cuenta de la perdida. En vez de actuar precipitadamente como se suele hacer en estas ocasiones, se quedó unos instantes pensativo al ver que sus dos hombre estaban bien. Luego se giró a ver si veía al hijo del marinero que había caído al agua.

- Hay que largarse de aquí rápidamente - dijo mirando a sus hombres. Luego se giró hacia el pescador, el cual parecía totalmente enloquecido y sobrepasado por la situación.
- Usted, intente lanzarle un cabo a vuestro hijo en vez de zarandear a mis hombres. - exclamó al hombre - Hay que salir de aquí cagando leches.

Luego sin desenvainar su arma, se puso a ojear alrededor a ver si oía o veía al hijo, aunque en parte pensaba que les podía servir de carnaza para huir de las fauces de ese reptil gigantesco.

Salêm se presta a ayudar al pescador a sacar de ahí al muchacho, ayudándole con el cabo y vigilando -arma en mano- por si apareciera la bestia*. Por su parte, Haak'r vigila la amura de babor junto a ti, en busca de la criatura:-Entonces, ¿en cuanto saquemos de ahí al chico, cogemos los remos y salimos de aquí?-murmura en haradaico.

Así, el muchacho por fin agarra el cabo y es izado con enérgica celeridad por parte de tu hombre y su padre, justo cuando la bestia volvía a arremeter con un terrible chasquido de mandíbulas -sacudiendo de nuevo la barca-, poniéndoos de nuevo los pelos de punta.

Yazân asiente ante la pregunta de Haak'r. - Como una tormenta de arena.. - responde en haradaico a su compañero. Apenas lo miró al responderlo pues estaba atento a la siguiente arremetida de la bestia. Sabía que pelear con ese reptil podía acabar mal, y no tenía ganas ni era el mejor momento para hacerlo con esa niebla.

Se giró al oír como Salêm y el pescador habían conseguido subir al hijo con uno de los cabos, así que se acercó rápidamente para ayudarlos a subirlo.
- Ahora hay que largarse de aquí, agarraos todos bien que el galenanca puede volver a arremeter. - dijo una vez habían subido al muchacho.