Partida Rol por web

Corsarios de Belfalas

La ira de Ossë - 2 - Nimaearguth

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03/11/2010, 22:06
Aërengoll

- Pues, vea caballero que nosotros acabamos de arribar, y por tanto no será tan sencillo que nos vayamos. Los asuntos que nos han traido hasta aqui y que sólo nos atañen a nosotros nos obligan a quedarnos. Pero agradezco de veras su consideración y su preocupación para con nosotros.

Aërengoll miró a su compañero. No quería preguntarle nada más. Existía la confirmación de que había criaturas extrañas por aquellos lares, y eso era suficiente para él. Mas un forastero que además había llegado hacía tan poco tiempo al pueblo no sería de demasiada ayuda en cuanto a información se refería.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100(+10)
Motivo: TR de Con
Dificultad: 47+
Resultado: 81(+10)=91 (Exito)

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03/11/2010, 22:28
Atandil Corume

-¡Hip!... en ese caso... ¡aventura habemus! -vuelve a tener los ojos abiertos de par en par, esta vez iluminados, muy vivos- Una misión, un misterio a resolver, monstruosas criaturas -se emociona por momentos mientras va sacando un pergamino, una pluma de ave, salvadera y un tintero de cobre- sólo falta un intrépido bardo que cante posteriormente sus gestas, honrados señores... ¡Hipyooooo!... ¡yo! Atandil Corúmë, bardo de Cardolan. Valiente, apuesto y audaz. Y siempre de inestimable ayuda-Al menos cuando se le pase la embriaguez.

-¡Pardiez! ¡Juro a Dix y vive Dux!-jura mientras se le cae en tintero y se derrama su negruzco contenido que se funde con el agua de lluvia cual torrente que naciera de la yugular abierta de un orco...

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04/11/2010, 00:59
Erandil Thyrar

Las tripas de Erandil estaban crujiendo desde hacia media hora, y el ayuno no le sentaba nada bien, escucho la conersacion atento, pero solo queria ver el momento en que terminara para ir corriendo a echarse algo a la boca, ademas no sabia las intenciones del bardo y queria ganar algo de tiempo para en privado debatir si era o no buena idea buscar ayuda de un extraño. A Erandil el borracho le resultaba de confianza, pero nunca se sabia, y el mero hecho de negarle la ayuda y ser demasiado reservado podria levantar las sospechas de cualquier espia que pudiera tener por aqui el enemigo. Asi, pregunto acerca  de la comida.

"Antes de nada, ¿no sabras de algun lugar donde podamos comer algo ?. Alli podremos hablar de lo que quieras."

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100(+15)
Motivo: TR Con Nv5
Resultado: 56(+15)=71

Notas de juego

Ups, perdona master me equivoque y ya estaba haciendo tirada como la de MM. No puse el igual o mayor que, Nv blanco 4, Nv ataque 5 = 55+.(Exito)

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04/11/2010, 08:29
Atandil Corume

-mmm-medita el curioso personaje-pues no. Pero podemos volver al pueblo si realmente están seguros de ello vuestras mercedes, ya que ahora es menos intempestiva hora.

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04/11/2010, 23:09
Aërengoll

Aërengoll se agacha un poco hacia adelante.

- Pero, buen señor,... es que yo no quiero que ningún bardo cante mis hazañas. No viajo por el mundo buscando fama, sólo entrego un mensaje, el mensaje divino. Es mi única misión. Realmente creo que si usted busca aventuras quizás debiera juntarse vuesa merced con una tripulación de navegantes o corsarios.

El gesto que tiene le clérigo es el de mantener ambas manos juntas, delante del pecho. Es un gesto involuntario. No quiere ofender al bardo, pero no está seguro de que su presencia sea agradable. Ni siquiera sabía que se estaba internando en una senda cuasi santa con dos hombres de Fé... Lo único que realmente quería eran monedas de oro que gastar en el siguiente botín de vino.

- Si,... - suspira - comamos algo...

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05/11/2010, 04:58
Director

El curioso individuo hace como si no te hubiera oído. A nadie le amarga que canten sus proezas. No ha habido pocos santos famosos por sus obras y por sus milagros. Mas calla, pues también es consciente de que lo principal ahora es comer y descansar. Y guarecerse de esta incesante y despiadada lluvia.

Seguía lloviendo como si las nubes oscuras y bajas tuvieran espitas abiertas, y por ellas se derramaran torrentes, mientras los relámpagos continuaban iluminando N´gurth. Sus latigazos de luz rasgaban el cielo negro mientras los truenos ahogaban vuestras voces cuando volvéis a adentraros en el pueblo, que sigue desierto.

Recorréis sus empinadas calles, tratando de evitar los charcos de sus embarradas callejuelas, que más parecían torrentes que charcos. Ni una vela doméstica recortada en una celosía, ni un postigo entre abierto. Sólo silencio, roto por el repiquetear de la lluvia contra las piedras de las pareces y contra el barro y los charcos del suelo...

Cuando de repente veis aparecer una figura. O siempre había estado ahí, parada en medio de la calle, de pie bajo la lluvia que seguía azotando inmisericorde. Mojándose sin otro resguardo que un capotillo encerado.

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08/11/2010, 14:20
Aërengoll

Avanzaban los tres por la calle bajo la lluvia incesante cuando se percataron de aquella misteriosa figura. Parada en medio de la calle, sin hacer el menor movimiento.

Levantando un poco la mano hacia el paladín para que se mantuviese sereno pero alerta, Aërengoll dió unos pasos hacia ella. Las sandalias resbalaron un par de veces por el suelo adoquinado y el clérigo avanzaba a pasos muy lentos, pero al cabo de unos segundos consideró que estba lo suficientemente cerca para preguntar.

- Eh,... disculpe vuesa merced... ¿se encuentra usted bien? - Aërengoll hizo una pausa antes de continuar. - Estabamos buscando un lugar donde comer algo caliente, y no encontramos quién preguntar por estos lares. Quizás sería tan amable de indicarnos uno.

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08/11/2010, 22:10
Director

El individuo te escucha impasible, y cuando terminas te contesta, no sin cierta dificultad debido a las turbonadas del viento, que pulveriza las gotas de agua contra vosotros con poca misericordia:

-Deberían guarecerse... la tormenta arrecia. Y por estos lares traen mucha agua y viento... Cerca de aquí hay una posada... el Pez Martillo... si continúan por esas calles de allí -dice señalando una empinada cuesta a su izquierda- no tardaréis en encontrarla.

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09/11/2010, 23:39
Aërengoll

- Muchas gracias, caballero. - le grita Aërengoll sujetándose la capucha a punto de volarse. Acto seguido se giró y se dirigió hacia su compañero para comunicarle las noticias. No era dificil, solo esperaba que al menos estuviese abierta.

La figura del hombre en medio de la calle le perturbaba, asi que le preguntó al bardo.

- ¿Le había visto algúna vez? ¿Es un personaje un tanto misterioso, no creen?

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10/11/2010, 06:56
Atandil Corume

-Curioso individuo, no cabe duda; parece un pescador o un campesino, pero no deja de ser inquietante. Evidentemente, nunca lo había visto, mas sí parece autóctono del lugar... aunque si uced me permite, tengo ganas de estar ante un hogar con un fuego para calentarme. Probemos esa posada a ver si de verdad está abierta. Y si no, volvemos a por él y le sonsacamos qué demonios pasa aquí, aunque sea a golpes...-te susurra el bardo, que parecen estar pasándosele los efectos de la embriaguez.

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11/11/2010, 17:30
Erandil Thyrar

Erandil habia permanecido ausente todo el camino hacia la posada, el hambre y el cansancio le tenian destrozado y las pocas fuerzas que le quedaban las usaba para seguir al sacerdote y al bardo. Seguian su camino cuando a lo lejos, al fondo de una larga calle, se vio una figura, el paladin se sobresalto y acerco su mano al pomo de la espada mientras esperaba que el paladin o el bardo hablaran con el, en cualquier otra ocasion hubiera parecido extraño tamaña reaccion, pero aun no habian visto a ningun lugareño, ni ningun rastro de ninguno, la tormenta era fuerte y aquel individuo estaba observandolos a la intemperie desde la lejania, todo eso le parecia muy extraño, y habia mas, aquella figura hacia que cualquier persona, fuese persona de higados o no, se pusiera cuanto menos alerta.  Todo quedo en falsa alarma cuando Erandil vio a su compañero hablar con el, aquella extraña persona amablemente les indico el lugar de la posada mas cercana, parecia hombre de fiar, pero habia que andarse con tiento, hace un momento no parecia haber posada ni nada, y era de suponer que el bardo la hubiera encontrado.

Al ver que sus compañeros hablaban acerca del extraño personaje Erandil pregunto:

"¿Creeis que es de fiar?."

 

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11/11/2010, 19:06
Atandil Corume

-Pues no lo creo -bromea el bardo- pero tampoco tenemos muchas más opciones para guarecernos y comer algo caliente, ¿no lo creen así vuestras mercedes?... xD

Notas de juego

Tiradme una TR por catarro contra nivel 6.

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11/11/2010, 21:40
Erandil Thyrar
- Tiradas (1)

Tirada: 1d100(+15)
Motivo: TR catarro( Supongo CON)
Dificultad: 58+
Resultado: 90(+15)=105 (Exito)

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14/11/2010, 02:08
Aërengoll

Aërengoll notó como una brisa le levantaba un escalofrío por la espalda. Agarrose con ambas manos los brazos y haciendo notar que tenía frío avanzó hacia sus compañeros.

- En cualquier caso las condiciones del tiempo no mejoran nuestro estar en ésta villa y sería buena idea marchar a la posada cuanto antes. - Asi pues, dirigió sus pasos hacia allí, pensando para sí en que quizás deberían de hacer guardias Erandil y él mismo, pues no acababa de fiarse ni del bardo ni de la extraña figura.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100(+10)
Motivo: TR Catarro
Dificultad: 50+
Resultado: 44(+10)=54 (Exito)

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14/11/2010, 21:56
Erandil Thyrar

La noche se hacia cada vez mas pesada y el frio cada vez mas inaguantable, ademas el viento venia del mar, y la humedad les estaba matando, desconfiando o no sabia que tenian que ir a la posada, pues era su unica opcion, y no tenian tiempo ni ganas de buscar nada mejor.Erandil vio al sacerdote avanzar y le siguio, parecia pensativo, llevaba ya muchas jornadas junto a el para saber que algo no le gustaba, el paladin supuso que tampoco se fiaba de aquella extraña figura, aquello reafirmo sus desconfianzas, no debian bajar la guardia ni un segundo.

 

 

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14/11/2010, 22:56
Director

Nadie más percibís de camino al lugar indicado por el curioso pescador, aún así seguís experimentando la sensación de ser observados. Al menos la posada del Pez Martillo existe -al final de una callejuela empinada que se estrechaba por momentos- y está abierta.

Turbonadas de agua pulverizada por el viento sacuden un viejo cartel cuyo rechinar y golpear contra la pared se tragaban los truenos. Se veían huellas de barro por el suelo de la taberna, pero al olor a humedad y a serrín que en los lugares públicos dejan los días de agua se añadía otro más sutil y profundo: como a pescado podrido. La taberna estaba vacía salvo por un par de individuos embozados en una mesa del fondo, y un macilento posadero, que limpiaba una jarra de loza, mecánicamente.

Cuando entráis se hace un silencio incómodo. De hecho, ya reinaba el silencio, pero se torna especialmente incómodo, ya que los pábilos de las pocas velas que iluminaban la estancia titilan hasta apagarse cuando la corriente de aire que del exterior entra con vosotros al abrir la puerta deja el lugar en una penumbra fría y tenebrosa.

Así mismo, el clérigo vuelve a sentir esa extraña sensación que ya anteriormente experimentara: es como si acabara de pasar de nuevo por uno de esos lugares imposibles, o improbables, donde el silencio se torna absoluto y el aire queda en suspenso. Una peculiar certeza de que en algún lugar y momento preciso, el aire cambiaba su cualidad como si se tratara de un lugar de características distintas al resto. Un punto de ausencia o de nada absoluta al que una campana de cristal invisible aislaba del entorno vaciándolo de su atmósfera. Una sensación difícilmente comprobable pues apenas dura unos instantes...

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16/11/2010, 23:37
Aërengoll

Avanzando lentamente, con la cabeza sumida en sus pensamientos, es Erandil quien se da cuenta de la situación de la posada. Hacia allí dirigen sus pasos mientras la lluvia afilada continua atacándoles desde el cielo.

Al abrir la puerta, un segundo de calor ilumina el rostro de Aërengoll, pero inmediatamente se disipa.

- Entremos rápido, no se escape el calor.

El suelo bajo sus pies se convirtió en un gran charco cuando entraron y se pararon al otro lado de la puerta. El sentimiento de incomodidad que ya tuvieran en la calle ahora se incrementó sobremanera. Algunas de las velas se apagaron llevándose consigo esa sensación. Tendrían que andarse con ojo. Raro era que todo estuviese tan cerrado y de pronto un misterioso hombre les condujera sin más problemas a una posada caliente y abierta.

Aërengoll dio unos pasos hacia el tabernero con el fin de preguntarle por una estancia.

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17/11/2010, 14:02
Atandil Corume

-Y pónganos algo de ese brebaje que tenéis ahí -apuntó astutamente Atandil señalando una jarra de loza con lo que parecía vino- que seguro que tiene alcohol y nos vendrá bien en un día de huargos como este. Ya no se había fiado antes de ellos y no iba a hacerlo esta vez tampoco. Ese licor a la vista de todos no podía estar en malas condiciones, y necesitaba algo que calentara su estómago y su espíritu. Y aunque le rugían las tripas, no se atrevió a pedir nada más. Después os miró:

-¿Comeremos algo?

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17/11/2010, 14:41
Erandil Thyrar

Rapidamente Erandil entro en la posada, le sorprendio el aspecto del sitio, pero el calor y el olor a comida le dejaron contento.

" Vayamos a pedir algo de comida, me muero de hambre.

Diciendo esto el paladin se acerco a la barra para hablar con el que el creyo el posadero.

"Buenas noches buen hombre, me gustaria saber si tendria alojamiento y comida para nosotros."

Notas de juego

No habia leido el ultimo mensaje no se pq, no me termino de cargar la pagina o algo asi. Por eso no tengo en cuenta el post del bardo. Tampoco tengo en cuenta lo ultimo de Arengoll que dice q va el a hablar con el tabernero jajajaj. Ese si me lo habia leido no se pq se me fue de esa manera.

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17/11/2010, 15:35
Director

Tras un incómodo silencio, el posadero se decide a hablar: -Para comer sólo tenemos tajadas de atún con pan candeal y bajocas hervidas rociadas con aceite -os dice con displicencia- las habitaciones son individuales.
Es un individuo alto y enjuto, con ojos saltones y lívido de piel, de voz gutural. Después, todo con mucha flema, vuelve a encender los pocos velones de sebo que iluminaban la estancia. Los otros dos individuos de la mesa, toscamente, no han dejado de mirar hacia vosotros, mas no alcanzáis a ver su rostro, que se halla bajo la penumbra del capuz de sus estameñas.

Y vuelve otra vez el silencio, roto únicamente por el repiquetear incesante de la lluvia en la puerta de la posada y en los tejados de las casas.