Partida Rol por web

El capitán vuelve a gritar las órdenes en cubierta y yo les digo a los marineros:

- Ya habéis escuchado al capitán...haced lo que él dice...

Luego miro a mis arqueros. Están ansiosos y con ganas de empezar el combate. Buenos soldados sí señor, doy gracias a los Valar de  contar con tan buenos soldados. Espero que ellos piensen lo mismo y salgamos de esta con vida.

- Rustum...el combate se acerca...no dejes a ninguno vivo... - le digo sonriendo al mogataz

Rhogar acudió rápido a la llamada de Elenezer, parecía que los gritos la habían asustado, con el corazón en un puño entró en el camarote, y con alivió movió todos los baules a donde ella pedía.

Al oir su descarga de preguntas la mano de Rhogar se posó sobre el pequeño hombro de la muchacha.- Mi deber es protegerte a ti... para eso estoy aquí y eso es lo que haré, estaré cerca de vos en todo momento aunque en algunos momentos no me veais, sabed que estoy atento a lo que pueda pasarle .- retiró su mano y salió en busca de los hombres que pedía, pero justo antes de salir se detuvo y giró su vista hacía ella otra vez.- no os preocupeis por cuantos barcos ni haradrim haya ahí afuera, solo preocuparos de realizar su trabajo lo mejor posible, por último antes de que empiece la batalla, dejad a los que no tengan posibilidades de sobrevivir que viajen a las estancias de mandos, preocuparos por los que creais que salvareis, por que puedo asegurarle que hoy tendrá un día duro de trabajo .- sonriendo Rhogar salió de la estancia.

Al salir fue en busca de Fiaras, atento ya a los barcos enemigos, sabía que ahora no podía molestar al capitan .- Fiaras necesito dos hombres para que ayuden a Elenezer, los que no sirvan para combatir que la ayuden a curar los heridos, que Eru nos guie en este camino hacia las estancias de Mandos .-

Luego volvió a su lugar en el centro del barco, pronto caerían las primeras flechas, por lo que tenía que estar protegido y con un ojo en los barcos enemigos y otro en su brazalete, espero a que el baile de espadas llegara.

Un rosario de proyectiles y saetas surgió de las naves corsarias: onagros y balistas de proa empezaban a disparar sobre Nuestra Señora Uinen, con proyectiles sueltos que iban hacia vosotros pasando por encima de vuestras cabezas. A lo largo de la crujía, cómitre, sotacómitre y alguacil corrían de proa a popa, desollando chusma a corbachazos.

-¡Boga arrancada!-aulló el contramaestre-. ¡Remad a muerte, hijos!

Los zumbidos de los proyectiles y un ensordecedor siseo de flechas cruzaban el aire zumbando en todas direcciones. Eran como cientos de cartas que volaran en todas direcciones y cuyo mensaje, si llegaban hasta ti para poder leerlo, era solo uno: la muerte. En esas estabais cuando Nuestra Señora Uinen embistió entre las dos galeras más próximas, con tal decisión que oísteis el crujido del tablazón y remos al romperse. La siguió El Ulumúri desviándose a la banda siniestra -oíais vocear a los paladines del Duque: ¡Elendil!¡Elendil! ¡Gondor y Anarion!- y el Turupanto fue detrás, entre el estruendo del combate y el griterío de los hombres que empezaban a luchar por sus vidas.

Todo estaba dispuesto. Nos dirigiamos hacia el enemigo, roda en avance y con buena velocidad. COmo ya habia anunciado, a una orden mia enarbolarian los remos, para no partirlos durante el choque.

Ambas embarcaciones popa con popa, tenian mucha pobabilidad de chocar, de ese choque el desvio seia seguro, y los rmos correrian gran peligro, no podiamos quedarnos sin motriz, habia qu defender tanto galeotes como remos. Todo si el fuego y los proectiles no acababan con nosotros.

Capitanes y arráez corsarios.

Todo era un pandemónium de disparos, saetas que pasaban y se clavaban en los paveses, en los árboles o en la carne, voces y maldiciones; y cuando el timonero, con el capitán Herion gritándole órdenes en la oreja metía caña a una banda para no dar estrellaros contra Nuestra Señora Uinen, una galeota enemiga os alcanza con su espolón casi hasta los bancos de popa. Saltaron hechos pedazos tres o cuatro remos, entre la algarabía de gritos haradrim, lamentos de galeotes y los silbidos de flechas amigas y enemigas. El piloto, en última instancia logró abarloar a una segunda galeota que os entraba por babor, ya retirados los remos como había ordenado Herion, esta vez no hubo daños.

Como era mejor batirse juntas que por separado y ayudados de una eficaz boga impuesta a corbachazos por Tatuajes y sus ayudantes, ejecutáis una peritísima maniobra -Gorgos era muy bueno en su trabajo- que puso vuestra proa en la popa misma de la capitana, de manera que ambas naves quedasteis casi abarloadas, pudiéndose pasar de una a otra en caso necesario.

Nuestra Señora Uinen se hallaba enclavijada con tres naves corsarias: la galera númenóreana y una galeota haradrim mientras que el cîr está abarloándose con su capitana para poder suministar fuerzas y ayuda si fuera necesario, ya que ante la falta de viento, pocas florituras podían hacer tanto el cîr como el rochros. Y ahí se andaban peleando en toda su cubierta con harta algarabía y saetazos.

En ese pandemónium de proyectiles y saetas, dos cruzadas van en dirección a Tarcil, pasándole una muy cerca del cuella y golpeando la otra fieramente en el escudo.

Era de ver como en medio de aquella locura los arqueros, tiraban, cargaban y volvían a tirar. Y entre una cosa y otra, la gente suelta y ágil, infantes y jóvenes marineros, acometían en buen orden, primero con lanzas y luego, ya en corto, con espadas, dagas e incluso hachas.

Tarcil se siente afortunado al ver como los proyectiles de las balistas hacen pedazos a los infortunados galeotes e infantes que pillan por medio salvo cuando lo que quiebran es la empavesadura del Turupanto o los escudos que mandó traer, él mismo podía ser ya blanco de una de esas letales saetas, que tan cerca le habían silbado.

Bravos soldados caídos por Gondor que serán recordados por su gallardía y entrega. Los jenízaros haradrim de una de las naves tampoco habían salido bien parados, pero son dos embarcaciones contra vosotros y se nota. Desde la segunda galeota es desde donde más castigo de proyectiles estáis recibiendo, y si eso no se soluciona -con un osado abordaje, por ejemplo-, vais a veros reducidos drásticamente en número...

Bueno toca responder a los flechazos enemigos con una descarga:

- ARQUEROS...DESCARGAD... - grito ordenando a mis hombres que ataquen al enemigo

Mientras tenso mi arco largo y me preparo para lanza una flecha...aunque la fortuna no parece estar de mi parte y un escalofrío recorre mi espalda...algo malo está a punto de suceder...