Partida Rol por web

La libélula gigante surca los cielos tan rápido que os cuesta manteneros encima de ésta. Por algo era la montura de Spencer B. Berwick.

Tras media hora, conseguís ver los minaretes y las doradas cúpulas de Zazesspur, la antigua y orgullosa capital de Tethyr. De noche, la ciudad está muy tranquila y el aleteo de la libélula no parece despertar ninguna alarma. El animal ha sabido llegar perfectamente a la ciudad pero una vez aterriza en un claro dentro del Distrito de los Jardines, os mira y no se va. Parece querer algo y a cada minuto que pasa, el animal aletea más bruscamente y mueve sus enormes fauces.

El vuelo fue más accidentado de lo que me hubiera gustado, pero no quedaba más remedio si queremos ir rápido a la ciudad, ahora sólo queda que nos orientemos un poco y lleguemos al zoo, aunque la actitud del bicho montura no me inspira confianza.

- Boff creo que espera algo, comida o algo así, no me apetece que me coma un bicho, ya tengo bastante problemas con ser pequeño.

Aún no hemos encontrado nada y ya estamos bien jodidos.

La libélula saliva al oír la palabra comida. Parece que Freith ha acertado lo que quiere la criatura... el problema es que se está impacientando.

El viaje fue una experiencia de los más increíble que había vivido el mediano. Le encantó surcar los aires sobre el lomo de su preciada mascota y en muy poco tiempo recorrieron la distancia hasta el zoo de Zazesspur. Tal y como pudo observar y bien mencionó Freith, la criatura esperaba su recompensa por lo que Boff se puso a meditar con premura. ¿De qué se alimentaban las libélulas gigantes? ¿Cómo podia complacerla? Rápidamente buscó por los alrededores del zoo a alguien que pudiese resolverle el dilema e intercambiase por monedas alimento para Zoe, el nuevo nombre que le había otorgado.

- Disculpad, necesito vuestra ayuda. se dirigió a uno de los puestos. Me gustaría ofrecer un trato. Puedo pagar bien vuestros servicios si me indicáis donde obtener alimento para mí preciada mascota. ¿Sería tan amable de ayudarme? 

Haria lo que fuese por Zoe, habla tenía en alta estima.

Te informan que las libélulas son criaturas carnívoras y que una de ese tamaño necesitará una oveja o una cabra para saciar su hambre.

Es noche cerrada y la persona con la que has conversado ha resultado ser un cuidador del zoo que volvía de la taberna . Os ofrece entrar en secreto dentro del recinto y dar de comer a la bestia a cambio de cien monedas de oro.

Cómo no podía ser de otra forma, Boff aceptó el trato y entregó 50 monedas mientras les acompañaba y una vez terminó de darle de comer a su preciada libélula gigante, entregó el resto de monedas al buen hombre. En todo momento el mediano se implicó y aprendió como tratar y alimentar a la libélula, dándole una caricia en el lomo cuando se despidió. Esperaba contar con ella para regresar a tiempo.

- Le agradezco mucho habernos atendido a estas horas dándole de comer a mi libélula Zoe y permitiéndonos entrar, le estamos agradecidos. Hemos oído que este zoo ofrece una exposición de dragones ¿Sería demasiado pedir que nos hiciera una visita guiada? Se le ve un hombre muy docto y entendido en todos estos temas...

No perdían nada tratando de negociar con aquel hombre. Necesitaban las escamas y la única forma era llegar a los dragones...

El zoo podría ser un buen sitio para obtener lo que precisaba para terminar con aquella historia. Lo que no sabía la paladina era si habría posibilidad a que se hubieran implantado los escenarios autóctonos con material originario o si había sido simulado.

- Habrá que descubrirlo. Donde hay animales, suele haber restos, y las escamas ... son ... restos.

-¿Los tres dragones? Bueno son crías, lo que llamamos wyrmlings, nadie está tan loco como para capturar tres dragones adultos y meterlos en jaulas. Pero sí, los tres dragones son propiedad de la condesa Corinna Dezlentyr. Ignoro que ara con ellos cuando estos crezcan pero por el bien de todos espero que los saquen de aquí.

El hombre sacó de un arcón que tenía cerca un trozo enorme de carne putrefacta.

-Iba a tirar esto al mar pero sé que a los insectos les encanta la carne en descomposición. Ala, toma, todo para ti.

Zoe se abalanzó sobre el trozo y en pocos segundos se lo terminó. Movió las alas pareciendo estar satisfecha.

-De acuerdo, seguidme y os llevaré a las jaulas de los wyrmlings. Pero antes tenéis que decirle a vuestra montura que salga del medio de la plaza. No pasa desapercibida y podríamos tener a la guardia encima en breve.

Una vez el bicho de Boff ha comido y está contento ya todos nos quedamos tranquilos, ahora sólo nos queda seguir al guía hasta el zoo, y ver como conseguir las escamas, un robo de nada...mientras ese monstruo dimensional sigue suelto, eso si los xvarts se han quedado en la plantación y no han atacado a nadie más...

- Bien Boff, despide a tu montura, el tiempo apremia y aún queda mucho por hacer.

Zoe era la criatura más bella que había visto en muchísimo tiempo y estaba encantado de tenerla como montura. Aunque fracasaran en la misión y perdiera la hacienda, solo por ello habría valido la pena. El mediano le dedicó una caricias a su hermosa libélula y tras despedirse con amables palabras, hizo sonar el silbato indicándole a su vez que regresara, y está obedeció tras dar un par de vueltas a su alrededor. Boff sabía que podría volver a contar con ella.

- Tienes razón Freith, debemos movernos. asintió a las palabras de su compañero.

¡Oh, disculpad mis modales buen señor! Mi nombre es Boff y mis amigos que me acompañan Freith e Inovaz...¿Cómo podemos dirigirnos a su persona? Gracias nuevamente por su inestimable ayuda. Veamos a esas increíbles criaturas, puede que nunca más podamos ver wymlings en nuestra corta existencia...

Despues de hablar, Boff siguió a la comitiva, no sin antes colocarse la capucha. Era preferible no llamar la atención más de lo que lo habían hecho ya...

Paseáis por el oscuro zoológico bajo la luz de la luna. El guarda os mete dentro de un castillo abandonado, lo que parece ser la parte central del recinto. Una vez allí bajáis unas escaleras de caracol.

-Cada nivel que bajamos es un nivel más de fiereza de las bestias. Arriba están los grandes simios y las serpientes. En este nivel están las criaturas más peligrosas de Tethyr y en el siguiente... encontraremos a los tres wyrmlings. -decía vuestro guía sonriente.

Cuando llegáis veis que los tres pequeños dragones están separados en tres jaulas diferentes. 

-Cada dragón es de un alineamiento diferente por lo que meterlos juntos sería condenarlos a una lucha a muerte. A la izquierda tenéis el manso, una cría de dragón de latón. Luego tenéis un auténtico dragón de ametista y a la derecha del todo está el más malo y cabroncete de ellos: el dragón negro. Ya se ha cargado a dos cuidadores desde que está aquí.

El guarda cumple su parte y llegamos al zoo descendiendo por sus niveles hasta llegar a la zona donde están los tres dragones, la verdad aunque decía que eran pequeños, tenían pinta de ser unos cabrones peligrosos, hay que manejar esto con cuidado o seguro que nos comen.

- Boff creo que debemos despedir ya a nuestro guía, mejor que no nos vean enredando mucho con estos bichos.- le susurro a Boff para que el guarda no nos oiga, hay que pensar como aproximarse a estos bichos.

La paladina sabía lo justo de dragones, pero en ocasiones, los llamaban serpientes, y sabía que estas últimas, cuando crecían, desprendían pieles o escamas. Inocentemente preguntó: - ¿Y cuando van creciendo no desprenden escamas que se barren o lo que sea de sus jaulas? Igual no cuando crecen, pero de rozarse, de rascarse cuando les pica o lo que sea, seguro que alguna "salta".

Había estado a puntito de comentar ... "prisiones", en lugar de jaulas, ya que, estos, inocentes bichos, a pesar de sus acciones desde que son encerrados, no habían cometido delito alguno para ser encarcelados. De todas maneras, eren animales increíbles, fantásticos y que eran capaces de un carisma embriagador. Se podría tirar horas observándolos.

-¡Hahahahahaha! Amiga mía, las escamas de dragón son la armadura más preciada por detrás del mithril y el oricalco. Poco hay que logre traspasar la piel de un dragón adulto. Pero... ¿por qué tanto interés en conseguir escamas? ¿Acaso sois alquimistas?

El guía os mira raro pero parece ser de fiar.

Se mordió la lengua, esperando que otros aclarasen algo. Temía haber hablado demasiado, y haber descubierto sus intereses a quién no correspondía. LE hubiera dicho que era una paladina de un dios guerrero y que precisaba una armadura para defender los intereses de su dios, pero claro ... hubiera quedado demasiado pedante. Para eso, mejor que lo dijeran los compañeros, ya que así, incluso podrían hacer una chaza, por acompañar a una paladina "desnuda".

Era innegable que el cuidador del zoo estaba siendo de utilidad, no solo había alimentado a Zoe sino que les había guiado hasta las celdas dónde permanecían aquellas tres criaturas. Cuando Freith le propuso despedirlo para estar a solas, Boff consideró que era mejor no implicar más a aquel hombre y estuvo a punto de asentir. No obstante, tras la intervención de Inovaz ya no lo tuvo tan claro... ¿Y si se despedían y aquel hombre les delataba? ¿Era preferible mantener a un cómplice o arriesgarse a lo segundo?

- No, no somos alquimistas,... y para lograr hacer una armadura de dragón harían falta mucho más que unas pocas escamas... Trató de hablarle con cordialidad y siendo realista. Considere que somos una especie de coleccionistas ¿Nos ayudaría a lograr una escama de cada uno de ellos? Al igual que mi estimada amiga la paladina, pensaba que quizá era posible encontrar alguna escama que se le hubiese podido caer por el roce y fricción ¿No es el caso?

Después Boff habló en voz alta para ver si le picaba el orgullo del guía.

- ¡Que bueno sería conocer a alguien que sepa manejar a estos seres y ayudarnos a conseguir las escamas! No deben haber muchos capaces de querer acercarse tras la muerte de los dos cuidadores...hay que ser demasiado experto y entendido para realizar semejante labor...

Freith por poco se cae de espaldas, Boff desde luego era un experto en el arte de disimular... era la excusa más barata que había escuchado, si el cuidador picaba es que era más limitado de lo que parecía, no le quedaba otra que esperar la reacción del hombre, pero por si acaso no perdió de vista su ballesta, por si la cosa no iba por la vía amistosa.

La paladina se sorprende e inocentemente, sin saber que sucedía, intenta agarrar al compañero que se desploma, con la intención de que evitar que se pudiera lesionar con el "desplome". Ella no se imaginaba que fuera una treta, y seguro que al pillarla por sorpresa ... actuaría como si de un desmayo ocasional se tratase.