Partida Rol por web

Avanzáis siguiendo el curso del río Sulduskoon sin ningún tipo de incidente. Os explicáis vuestras historias mientras camináis a lo largo del día. Llegados a cierto punto os dais cuenta que no hay pájaros por ningún sitio. No escucháis ningún canto ni avistáis ninguna rapaz sobrevolando los cielos.

De pronto, cuatro alas enormes os pasan rasantes por encima de vuestras cabezas. Tras ellas aparecen tres bestias más. No parecen mostrar ningún tipo de interés en vosotros. Sorprendidos, no las perdéis de vista.

En un meandro del río, las perdéis de vista y al girar vosotros os encontráis con un paraje paradisíaco: una enorme valle verde, entre montañas, coronado por una enorme casa a la que parece que se dirigen las libélulas gigantes.

Podéis continuar el camino hacia Zazesspur o desviaros hacia la mansión.

El camino se hace agradable, de nuevo en compañía y con trabajo contratado por el llamado Boff que se había mostrado muy cordial. Dialogar de nuevo se hizo para Freith algo balsámico, después de haber perdido a su compañero de camino era una grata sensación contar con más gente para seguir el camino.

- Pero que demonios es eso?- grita Freith al ver pasar volando a los gigantescos insectos - por las pelotas de un troll con esa cosa podría volar y no tener que andar penando por el camino no os parece?

Los bichos fueron a lo que parecía una mansión, pero no me corresponde a mi decidir el rumbo.

-Se han... ¿Ido?

El pequeño ser azul había estado siguiendo al grupo a una distancia prudencial. Debido a su don innato para el sigilo, nisiquiera el ojo más atento podría haberlo visto saltar entre las rocas y arrastrándose entre la hierba. Nisiquiera su color azul intenso lo delataba mientras se deslizaba en silencio, y de una forma u otra se mimetizaba a la perfección con su alrededor. Quizá, si no hubiese salido entonces, no se habrían dado cuenta de su presencia en todo el viaje. Pero lo hizo. Era el momento de hacerlo. Tampoco lo pudo evitar. Esos insectos le ponían la carne de gallina.

-¿Váis... A la Plantación?- Preguntó entonces tímidamente, saliendo de su escondite -No debéis ir allí...

El ambiente parecía cargado, al Umbra no le gustaba caminar durante el día pero tocaba adaptarse a la mayoría del grupo. La nueva incorporación realizada por Boff, y después de escuchar parte de su vida, no parecía mala gente, tocaría ver como se comportaba una vez las cosas se pusieran feas. Mientras estaba reflexionando todo ello, apareció de nuevo el bicho azul!!

-Pero que pasa contigo, ¿ahora nos sigues?. Vamos a darnos una nueva oportunidad, y antes de que Boff diga nada, dinos porqué no debemos de ir a la plantación. dijo seriamente Raunix, pero con cautela tratando de no volver a espantar al pequeño espía. Y antes de que respondiese habló para el grupo: -Debemos de decidir si descansar un poco en la mansión o seguir, pero estaría bien conocer si las libelulas gigantes son carnivoras...

Se mantuvo en silencio durante el camino, escuchando la historia del recién llegado y como el resto compartían experiencias con él. Estaba pensativo, la aventura había empezado de maravilla, casi habían llegado a su destino pero sin embargo las bestias contra las que habían luchado, se lo habían echo pasar mal. Mientras pensaba en ellas, un zumbido le sobresalto y llevó su mirada al cielo. Más monstruos que esta vez por suerte no tenían interés en ellos, por lo menos por el momento ya que aunque les sobrevolaban a distancia parecían enormes.

Siguiendo la dirección hacia la que iban aquellas bestias pudo divisar que en aquel gran valle que se asomaba hacia ellos estas se dirigían directos hacia una gran casa. Mal presagio si aquella era la mansión de Boff.

- Y si te picara te atravesaría en dos. Esas bestias son peligrosas. Algo en mi interior me lo dice. Boff tu decides donde nos dirigimos primero. dijo mirando a Cecil que tenía el pelo erizado. La comadreja también pensaba igual. Sacó la ballesta como acto reflejo ante la intromisión del ser azulado que volvía a hacer aparición y le apuntó mientras Raunix hablaba con él.

En cuanto Boff vio esas libélulas gigantes algo le dijo en su corazón que debían ir hacia allí.¿Tenía alguna certeza? No, en absoluto. Sin embargo, algo le decía que si llegaban bien a la mansión, quizá lograsen un modo de desplazarse eficiente. Esas libélulas no las consideró el enemigo...pero ir por el bosque hasta Zazesspur...aquello podía ser realmente complicado. No dudó en hablar.

- Vayamos a la mansión, algo me dice que es el camino que debemos tomar, confío en no estar equivocado. 

Dicho esto, emprendió el camino esperando que sus amigos le acompañaran.

Freith no estaba muy convencido de ir a la mansión pero no iba a separarse ahora de un grupo para andar sólo de nuevo, por lo que se dispuso a avanzar con los demás pero manteniéndose lo más alerte posible, no quería acabar siendo devorado por algún extraño bicho del lugar.

- Bueno sino queda otro remedio iremos pero mantened los ojos abiertos.- tras lo cual echo un vistazo al camino para ver si nos esperan otras cosas.

Ves pequeños xvarts, (la raza de Fuxan) trabajando en la plantación y unos seres enormes y peludos que patrullan dentro de ella. Deduces que son los capataces. Además ves unos carros alados que circulan por toda la zona.

Avanzáis por el camino que os lleva a la mansión. A lado y lado del camino hay una vasta extensión de plantas de tabaco, donde pequeños xvarts, seres azulados como Fuxan, trabajan a destajo recogiendo las hojas de las plantas mientras unos seres peludos semejantes a los gnolls les observan atentamente. Uno de ellos os mira antes de azotar a uno de los xvarts al que se le ha caído la mochila llena de hojas.

También véis unos carros alados de madera, que flotan en el aire y sirven para transportar las hojas recogidas a la mansión.

Es una plantación esclavista, como la mayoría de las que existen en Tethyr. En el Norte, en Luruar, de donde venís la mayoría, no existe la esclavitud por lo que os sorprende. Veis como Fuxan se para en un momento dado, no quiere continuar. 

Raunix caminaba mirando a los esclavos xvarts, haciendo que a su mente acudiesen recuerdos de su ciudad de origen, y de la sociedad Umbra en general. No sentía ni lástima ni preocupación por los esclavos, estaba demasiado condicionado por una vida estructurada, marcada por la pirámide de niveles donde el Gran Principe ordenaba.
De reojo observaba la cara de Boff, se imaginaba lo que pensaba el pícaro pero a pesar de ello esperaba no terminar liderando una revuelta.

-Fuxan, ¿Que sucede, cual es el problema ahora?. preguntó el guerrero. -No te preocupes, no permitiremos que te recluten como recogedor de hojas...mientras te comportes. . Añadió con uma medio sonrisa.

Estar en una plantación de gente pequeña esclavizada no es algo que me llene de alegría, la gente exclavista no creo que dude en robarnos o algo peor, mejor me quedo pegado al grupo para que no pase nada.

- Hey Fuxan, este sitio no parece agradable, pero no tenemos que pasar mucho tiempo aquí asi que no tengas miedo.

- Por lo menos no hace mucho frio.

Pensaba la paladina, aún decepcionada por no saber a lo que se habían enfrentado. Bueno, enfrentado. Era una manera orgullosa de expresar que habían huido como ratoncillos. Inovaz odiaba el frio.

Sabía que el ser azulito les había seguido. No era percepción ni precognición. Era lógico. El ser había quedado solo, sin nada ni nadie. Era su única opción. No lo había visto, pero ... razonando ... era ... lo normal.

Durante el primer tramo de la plantación Boff estuvo alegre y dispuesto a averiguar quién sería el dueño de la mansión y si lograrían un medio para desplazarse más rápido y seguro...pero al rato fue dándose cuenta de que ocurría allí a medida que avanzaban. Los xvarts eran meros esclavos, obligados a trabajar bajo la atenta mirada de los gnolls. Aquello le causó un fuerte dolor en el pecho a Boff y fue consciente de que probablemente, las plantaciones que iba a heredar seguirían en mismo sistema esclavista. Imperdonable.

- Avancemos el paso y si alguien nos pregunta dejadme intervenir a mí. Os aseguro que esto no quedará así. Boff estaba visiblemente molesto y deseaba hablar con su pariente de inmediato para reclamar sus tierras y no permitir aquella barbarie. Al menos no en sus plantaciones.

- Confía en mí, haré que esto termine,... Le susurró con tristeza al ser azulado que les acompañaba y que se veía afectado. Boff había tomado una decisión aunque no sabía si eso les acarrearía problemas al grupo. Probablemente sí.

El esclavismo no le gustaba y menos si aquella acababa siendo la plantación de Boff y el se transformaba en un esclavista. Seguía caminando al lado del grupo, atento a lo que sucedía alrededor y en busca de aquellas libelulas que anteriormente habían visto dirigirse al lugar.

No estaba comodo con lo que veía pero no parecía ser el único, el ser azulado se había puesto muy nervioso, quizás porque más seres como él trabajan allí sin descanso o quizás porque el mismo formaba parte de los grupos de trabajo y había escapado.

Las palabras de Boff lo intranquilizaron, no conocían el terreno ni al enemigo pero estaba dispuesto a montar una revuelta si hiciera falta.

- Boff elijamos con calma el momento en el que actuar, no conocemos estas tierras ni sabemos a lo que nos enfrentamos. Tomemos lo con calma, a mi tampoco me gusta que se prive de libertad a la vida.

-Yo... Yo escapé de aquí...- Fué lo único que se atrevió a decir el pequeño Xvart, visiblemente apesadumbrado. Aquello no le gustaba en lo absoluto. -Las libélulas me buscaban a mi... Tenemos que salir de aquí. 

Fuxan estaba asustado. Su piel azul había adoptado un tono más claro, visible signo de palidez incluso entre los de su raza. No parecía un guerrero, sino más bien un perrillo asustado. Se había tapado la cara con su capa para intentar pasar desapercibido. Quizá pudiese disimular y pasar cómo un simple mediano o gnomo. Sus manos apretaban el mástil de su lanza con tanta fuerza que parecía que se iba a hacer daño. Se había prometido no volver a pasar por aquello, y allí estaba de nuevo.

-¡Alto ahí! -exclamó una voz perruna. Provenía del interior de uno de los campos de tabaco y dicho eso lanzó un silbido que alertó a otros dos capataces más. 

Parecían gnolls, seres a medio camino entre hiena y humano, pero más bajos y musculados. A esa subraza le llamaban en Tethyr "flind". Con sus látigos y sus flagelos, dejaban clara su función en esas tierras.

-¿Quiénes sois, y qué os trae por la Plantación Vastallanura?

La paladina estaba cada vez más desorientada.

Unas cavernas que promete ser un atajo y están repletas de "sorpresas".
Unas muertes imprevistas.
Un monstruo que los espanta y salen a correr.
Un bicho azul que teme libélulas, porque piensa que le persiguen. ¿Será su comida habitual?
Y ahora un perro que habla y tiene pretensiones de autoridad. ¿Esto no es de Bofffff?

Estaba siendo demasiado para ella, y aquella forma de hablar del bicho la exasperó, y no dudó en sacar arma y escudo (la moto no) se aprestó a lanzar un porrazo en cuanto hiciera aquella hiena el más mínimo gesto que no le gustase un pelo. Ya portaba las armas empuñadas, pero como venían de correr, no estaba en posición de combate. Ahora si.
 

Inovaz, permanezcamos tranquilos, solamente están haciendo preguntas de rigor. Boff, es el momento de que marquemos territorio, si vas a ser un señor de las plantaciones, es buen momento para argumentarlo ahora. -dijo el Umbra, para a continuación colocarse a lado del pícaro, aparentando ser guardaespaldas del mismo. -Hardem es el momento de usar tú pose de duro y peligroso. -añadió mirando de reojo a Cecil.

Fuxan, colócate detrás de mi, permanece callado y con actitud sumisa. -susurró. Al final vamos a terminar en medio de una revuelta, pero bueno su misión era ayudar a que Boff completase la suya. -pensó con gesto preocupado.

El flind se fija en el xvart, lo cuál le eriza el pelo. Te das cuenta del hecho pero cómo él no dice nada prefieres no actuar.

Temes que haya escuchado su nombre.

Bueno nos aproximamos a la plantación y somos "cordialmente" recibidos por uno de esos individuos perrunos mal encarados que vigilan a los trabajadores, no me gusta ese tono autoritario y hay que estar en alerta, es a los demás a los que les toca hablar ya que yo no pinto nada en todo esto, así que les dejo esto a ellos, por si acaso estaré alerta.