Partida Rol por web

Tanto Mieko como Sota caminaban cuando se encontraron no muy lejos de la cafetería, curiosamente ambos venían de la calle, pero cada uno de una esquina

Sata alza sus manos como tranquilizando a los dos chicos mientras habla algo apresuradamente:

No, no, no os hagáis una idea equivocada, yo no quiero tener que hacer eso, pero es lo único que se me ha ocurrido que podemos hacer. No sé, a ver si sale mal el encuentro con el asistente del doctor Seto tendríamos que intentar encontrar alguna muestra o algo y es el único sitio que se me ha ocurrido… porque no creo que podamos sacar nada de la casa de vuestra amiga y dudo mucho que Maki nos de un poco de su sangre para analizarla

Comenta apurado al ver la reacción de los chicos.

Algo nervioso Rin comienza a hablar -Hay otra forma, aunque muy arriesgada- desvía su mirada para no ver a ninguno de los dos a los ojos -Yo podría intentar acercare a Seto San y que me infecte, y luego servir como conejillo de indias- dice con un gran tono de indecisión en su voz.

Me obligo a mantener la vista al frente, conteniendo las ganas de girarme. Solo un par de pasos más, y quizás... No, aguantaré un poco más... Eso si mis nervios al caminar no ha despertado ya alarmas. Ver a Sota a lo lejos resulta ser un milagro. 

-¡Sota!-le saludo con la mano y acelero para llegar cuanto antes hasta él. Momento en el que aprovecho para pasar mi brazo por el suyo y tirar de él, obligándole a cambiar posiciones. Ahora que tengo de frente la calle por la que he venido, echo un rápido vistazo para ver si la profesora ha hecho algo más, o al menos, que no me haya seguido.-Perdona por llegar tarde, pero ya estoy.

Sota estaba en el callejón mencionado, apoyado en una de las paredes mientras terminaba de guardar el teléfono cuando vio venir a Mieko. Se imaginaba que la muchacha tenía curiosidad por su inesperado mensaje, pero nunca esperaba esa efusividad y confianza como para pasar un brazo por el suyo.

No sabía que te alegrabas de verme.- Sonrió un poco confuso pero sin apartarse, no pasando desapercibido el comportamiento de la muchacha.- ¿Va todo bien?

Mieko puede ver a lo lejos como la enfermera estaba marchandose de alli tranquilamente, aparentemente de forma normal.

Observo un poco más el final de la calle, queriéndome asegurar. Pero por lo pronto, parecía que todo estaba bien. Resultara ser cierto o no, parecía que ya podía relajarme.

-Más o menos.-suspiro aliviada y vuelvo a mi gesto habitual. Le suelto del brazo y vuelvo la mirada hacía Sota. Está sonriendo, y le miro extrañada. ¿Qué era tan gracioso? ¿Era por mí?

-¿Y tú? Apenas te fuiste cuando me mandaste el mensaje. Que por cierto, parecía digno de un secuestrador...

Por unos momentos, se sintió algo aliviada al oír que Sata en realidad no quería hacerlo. Por otro lado, Rin propuso algo que la dejó estupefacta.

—¿De-Dejar que te infecte? ¿Qué? —Lo miró como si se hubiese vuelto completamente loco—. ¿Por qué ibas a hacer algo así? Eso te… Te cambiaría. Seguramente para siempre. Y todo ¿para qué? Además, lo que queremos es que no se extienda ese virus.

No parece que te importe entonces que te secuestre. Aquí estás.- Tuvo la inercia de mirar hacia su espalda, por la dirección donde había llegado Mieko, aunque tras un leve vistazo decidió que no había nada de interés.- Prometo no pedir un rescate muy alto.

En su salsa de broma picaresca, comenzó a andar por el camino que ambos tomaban, alejándose de esa figura de la que parecía huir la muchacha.

¿Habéis averiguado algo de interés de Sata?

Sata escucha aparentemente alarmado la propuesta de Rin, y apoyando las palabras de la chica dice:

Exactamente, por lo que sabemos el que te infecten hace que cambies y si cambias no nos serviría de nada… te infectarías para nada y de hecho no me extrañaría que le contaras lo que estamos haciendo a Maki. Además, es justo como dice Nao, tenemos que hacer algo para detener el virus no extenderlo mas aún.

El chico se siente tonto, ahora su idea parece ridícula luego de compartirla, su mente ha estado intentando desesperadamente parecer mas valiente de lo que realmente es y ahora puede verse en su rostro cuan apenado se siente, ya que su cara esta claramente sonrojada -Si, es verdad, cre… creo que no lo he pensado muy bien- dice al fin y siente como todas las miradas caen en él (aunque no sea realmente esto lo que este pasando), y se siente bastante abrumado por la situación e intenta esconderlo sin éxito.

Y en un intento desesperado de cambiar de tema pregunta: -¿Takenaka San se sentirá bien? Ya ha pasado bastante tiempo desde que salió-

-Más que qué me importe, no estoy segura de si podrías.-bromeo echando a caminar con él, no sin antes mirarle de arriba a abajo. Nunca venía mal confirmar que mis palabras tenían una base de realidad. Sota no parecía especialmente atlético, aunque tampoco es que yo lo fuera.

El recordatorio de la conversación con Sata hace que mis cara vuelva a arder. Hago como que me pica la mejilla, como si así pudiera ocultarle lo rojas que están ahora. Pero no es suficiente para que se me pase por alto su intento de cambio de tema.

-Pensaba que no te interesaba la información de Sata.-frunzo el ceño. La actitud de Sota me descoloca. A estas alturas, no sé si es otra broma o si de verdad me ha llamado para preguntarme por Sata. Fuera cual fuera su razonamiento, tenía la sensación de que no terminaba de entenderle.-¿No eras tú el que quería compartir algo conmigo? Si tanto te interesa, el resto debe estar todavía en el café.

Y no me interesa, pero era una forma de romper el hielo.- Siguió caminando, siendo esta vez él el que miraba a todos lados para alejarse de las zonas más concurridas y adentrarse en los callejones, buscando una relativa soledad y calma, como si realmente quisiera secuestrarla.- Me gusta cumplir mis promesas y prometí que no diría nada, pero nadie me prohíbe enseñártelo.

La seriedad volvió a dominar su semblante, incluso un leve rastro de preocupación mientras oteaba el ambiente, pendiente de cualquier sombra o figura. El chico buscó un hueco donde pudiera observar el resto del camino, estar pendiente de si alguien los seguía o se acercaba antes de detener su paso y girarse hacia Mieko, soltando su brazo para agarrarle de los hombros y mirarla fijamente a los ojos, tal vez demasiado cerca de ella, susurrándole para que nadie pudiera oírlos.

No voy a hacerte nada pero necesito que confíes en mi, Mieko.- Suspiró con cansancio antes de soltarla y alejarse dos únicos pasos, extendiendo los brazos como si esperara recibir un abrazo.- Insúltame y pégame.- Sonrió, posiblemente divertido ante evidente confusión de la chica.- No te cortes.

Sigo la mirada de Sota a medida que mira a nuestro alrededor, busco aquello que él busca. ¿Qué estaba pasando por su cabeza? Su comportamiento cada vez parece más sospechoso, pero no podía irme ahora. Si estaba pasando algo... me gustaría saberlo.

Doy un respingo cuando de repente se da la vuelta y me coge de los hombros, aguanto tensa en el sitio. "Sota es Sota", me recuerdo a mí misma. Si hubiera querido hacerme daño ya lo habría hecho. O incluso habría habido señas previas, ¿no? Y no, comportarse de esta manera no contaba. Todavía.

-¿Qué...? ¿De qué estás hablando?-a pesar de su seriedad, no puedo tomarle en serio. Y entonces se me ocurre lo peor.-Espera, ¿estáis grabando esto?

Aprieto los puños y retrocedo unos pasos. Busco con la mirada en todos lados, convencida de que si miro bien entre las sombras, encontraré a alguien escondido con un móvil, buscando el momento en el que accediera a la petición de Sota. El motivo para hacer algo así, prefería no pensarlo.

Mieko mira en el callejón, no sabe si hay alguien más por ahí grabando o no, sin embargo, tras un par de vistazos ya no en el callejón, sino no muy lejos le parece ver a alguien, mas que a alguien le brillo del sol reflejándose en una lente no muy lejos de la entrada en una esquina

Era lógico que la chica no aceptara, al fin y al cabo le estaba pidiendo una locura pero, ¿acaso el mundo no se había convertido en una continua espiral de locura? Sin embargo esa duda de Mieko hizo que algo en su interior se removiera, algo pequeño, despertando poco a poco de su aletargado sueño.

Sota estuvo unos segundos pálido mientras sus pies caminaban hacia atrás, a la pared contraria a la que estaba Mieko, para mantener las distancias y tener una estructura sólida en la que apoyarse. Cuando supo que había evitado un mal mayor volvió a sonreír pero esta vez era una cínica, ladeada.

¿Por qué iba a grabar a la “delegada de clase”? Tan perdida, tan asustadiza y aquí estás, buscando respuestas cuando las tienes delante. ¿Qué será de la pobre Mieko? – Empezó a burlarse de ella, tomando otra vía para que reaccionara como quería aunque fuera contraproducente.- Vamos, demuéstrame que no eres una mosquita muerta.

Parece que estoy en lo cierto. Quizás no había un móvil como tal, pero tenía que haber alguien. No tiene otra explicación la extraña actitud de Sota, que ahora me llama nombres y se burla de mí como si fuera una cría. ¿Pero por qué querría hacerlo...?

-¿Qué te ha dicho N--—el miedo me hace ponerme en lo peor, pero hago todo lo posible para corregirme antes de que se me escape algo. No, no puedo darle la razón, ni tampoco hacer lo que quiere que le haga. Con el corazón a mil en el pecho, pongo mi mejor cara de delegada de "atención, que tengo que decir algo importante" y me estiro, buscando unos centimetros extras de presencia.

-N-no lo sé, dímelo tú.-el primer tartamudeo rompe un poco mi fachada, pero no dejo que me detenga. Mirando hacía la esquina, grito con toda la mala leche que hasta ahora había controlado.-¡O tú, cualquiera de los dos me sirve!

Sata mira de forma comprensiva a Rin y niega mientras dice:

No te preocupes, comprendo que todos queremos ayudar.

Tras lo dicho sobre el tiempo mira su reloj, habían pasado algo mas de 10 minutos y con un poco de preocupación dice:

Es cierto, ¿Dónde ha podido ir? No sé, dijo que iría solo un momento a tomar algo de aire ¿no? Iré a pagar la cuenta, ¿podéis intentar localizarla?

Decía mientras se levantaba