Partida Rol por web

Estais reunidos en la salida de El Paso de Duvik es un pequeño pueblo ubicado en uno de los pocos valles que cruzan las montañas Serpentcoil.  Ha sido durante mucho tiempo una parada en el camino para aquellos aventureros que buscaban un lugar para descansar los doloridos miembros y ahogar dolorosos recuerdos entre sus muros. Es más, posee también una ganada reputación como poder comercial en la zona, debido al descubrimiento de un sustancioso deposito de plata enterrado cerca de las montañas. En los últimos tres años los hombres del Paso de Duvik han excavado en busca de esas riquezas. La robusta gente de los pueblos vecinos se han unido a estos, esperando prestar su trabajo dentro de las minas y almacenar alguna porción del premio.

La esperanza y potencial industria se vinieron abajo con la llegada de la Plaga Ardiente hace cuatro meses. Empezó calladamente, los mineros volvían a casa quejándose de abrasadoras heridas y una sed insufrible. Poco después de esto, el ganado del pueblo se diezmo como consecuencia de una enfermedad desconocida y sus cosechas empezaron a pudrirse en los campos. Los lideres del Paso de Duvik declararon que el agua había sido envenenada por una enfermedad desconocida, pero por aquel entonces La Plaga Ardiente ya había empezado a afectar a jóvenes y enfermos.

Vosotros unos grandes aventureros...o mas bien lo que ha podido contratar un comerciante de una ciudad proxima para que busqueis a su hijo que partio hacia las minas de plata, para montar su propia expedicion, pero no sabe nada de el desde hace un mes. Os indicaron un dia como partida desde el pueblo para poner inicio en la busqueda y rescate.

Asi que estais en la salida del pueblo, justo cuando sale el sol planeando vuestro proximo paso. Os acompaña un hombre de confianza del mercader, cuyo nombre ( el que os acompaña) no os ha facilitado. 

Los rayos del amanecer aportaban a Pailys una buena ración de motivación para comenzar la misión, y más después de su rutina matutina; se sentía listo para cualquier acontecimiento. Después de la misma tomó camino hacia la puerta de salida de El Paso de Duvik, el lugar en el que comenzaría su contrato. Fue exactamente al sitio que el mercader le había descrito tiempo atrás. No le fue difícil localizar a quienes serían sus compañeros.

Buenos días, y que la bendición de Heironeous esté con ustedes. Mi nombre es Pailys Holysteel, y soy un paladín de la Orden de los Holysteel. ¿Con quienes tengo el placer de compartir esta misión?

Observa a los cuatro de manera afable, aunque no olvidandose de darles una breve inspección.

Vaya, pensaba que el comerciante estaría aquí.

Bajo la sombra de un árbol un par de metros apartado del camino de El Paso de Duvik se encontraba con los ojos cerrados, empezando a dormirse Aslatiel. Cuando la voz de un hombre el cual se presentaba como Pailys le despertó. Al abrir los ojos se fijo de reojo en el hombre y en efecto detecto que no solo por sus palabras sino que por su apariencia era un paladín.

Que raro, el devoto es el ultimo en llegar, porque no me sorprende. Seguro que habrá perdido el tiempo rezando a ese dios suyo.

Sin levantarse del suelo, bajo la sombra del árbol Aslatiel volvío a cerrar los ojos pero esta vez sin intención de dormir únicamente para evitar cruzar miradas con sus compañeros. Al fin y al cabo el estaba seguro de poder hacer la misión solo así que veía mas a sus compañeros como estorbos a los que seguramente le tocaría salvar en vez de personas capaces de ayudarlo a completar la misión.

Llamadme como queráis, mi nombre no os interesa y aunque lo hiciese no querría dároslo. No sois mas que una carga mas con la que lidiar. Ah y...

Abre un ojo y se queda mirando fijamente a Pailys.

Quédate la bendición de tu dios para ti, devoto. No todos somos tan estúpidos como para creer en entidades divinas.

El sol se alzaba en el paso de Duvnik y sus primeros rayos iluminaban  la calva de Orkgram, el enano permanecía impasible en el lugar acordado, a la hora acordada.

Aquel trabajo prometía una buena paga algo que le hacía falta al enano, pero la compañía por lo que parecía dejaría mucho que desear algo que se demostró tras la llegada del paladín.

El fervor religioso era algo  que lo exasperaba pero aún más los bocazas como el orejas picudas- Putos elfos y sus mestizajes, siempre cogen lo peor de cada parte.

Tras ese pensamiento escupió al suelo al lado del semielfo con desdén por sus palabras-  me llamo Orkgram soy paladín de mi propia religión, la del martillo aplasta cráneos y ama tampoco me importa una mierda vuestros nombres, pero acordaros del mío para que podías gritar en mi ayuda cuando las fanfarronadas elficas de alguno le caigan encima.

Dos horas mas tarde despues de salir del valle hacia la montaña llegais finalmente al pie de la mina. Una ráfaga de brisa fresca os golpea mientras miráis la entrada de la caverna. El nevado suelo esta literalmente cubierto de herramientas, picos y palas, algunos de los cuales aun sobresalen de los suaves bancos de nieve. Unos simples arbustos tapan la entrada de la mina. Un rastro de suciedad se interna en las profundidades de la caverna bajo la estructura de madera que la soporta ocultando el brillo ocasional de una veta. Ninguna luz ilumina el túnel. Veis que las antorchas han sido apagadas y arrojadas al suelo descolgándolas de los soportes de las paredes. Tras vosotros se encuentra el camino que serpentea entre los riscos hasta el valle de abajo. Aparte del silencioso silbido del viento el silencio es absoluto en este paraje de las montañas.

Aslatiel clava su guadaña en el suelo; se agacha y empieza a sacar de su mochila una linterna sorda la cual empieza a encender. Tarda algo mas de lo esperado debido al clima. Aun agachado observa la entrada oscura de la mina la cual alumbra con la linterna intentando fijarse en algún detalle fuera de lugar. Sin quitar la vista de la entrada se dirige al guía.

Supongo que este es el ultimo lugar donde se vio al chaval del comerciante, no es así ? Entiendo que las antorchas estén apagadas habrá habido viento y la nieve las ha podido mojar; pero porque están en el suelo y no en sus soportes. Alguien se ha tomado la molestia de quitar toda la iluminación como si quisiese ocultar algo en el interior de la mina. 

Es imposible que los lugareños oculten el hecho de que aquí hay un yacimiento de plata, ya lo saben por todas las zonas cercanas. Es tarde para querer guardar el secreto de la plata. Tiene que haber algo mas dentro de la mina, algo capaz de cegar la avaricia del hombre, algo capaz de ahuyentar a los sedientos de riqueza.

Aslatiel se gira hacia sus compañeros su cara es un reflejo de las dudas que le pasan por la cabeza. Aun no esta seguro pero puede que esta misión sea mas interesante de lo que le parecía cuando le contrataron. 

El chico sabia lo de la enfermedad, hace cuarto meses que todos lo saben, aun así solo por el hecho de enriquecerse decide crear una expedición a la mina; tres meses después de saber que la gente enferma. Pero lo que me sorprende no es la avaricia del chaval; sino el hecho de que las antorchas hayan sido tiradas al suelo. La gente del pueblo estaría al corriente de la expedición y si nadie de los de la expedición ha salido alguien ha tenido que tirar las antorchas. 

Aslatiel mira a sus compañeros con una mirada fugaz, después dirige su vista a la linterna y frunce el ceño levemente.

Ninguno parecéis muy avispado pero aun así os preguntare... Al fin y al cabo vamos a tener que trabajar juntos... Alguna idea acerca de todo esto ? O seguimos la religión del enano y nos metemos como locos a una mina a aplastar cráneos. Aslatiel sonríe y vuelve a girarse para continuar observando la entrada de la mina.  

Pailys está observando la escena mientras se rasca suavemente la barba, e intenta hacer una recomposición de lo que allí ocurrió. Se acerca a uno de los picos que sobresalen, y aparta un poco de nieve que está a su alrededor para comprobar que el suelo está plagado de los mismos utensilios.

Vaya, parece ser que aquí se tuvieron que ir con demasiada prisa…

Levanta un poco la mirada mientras Aslatiel está hablando.

Desde luego entrar como unos posesos no creo que sea la idea más factible, em… ¿Señor Hechizero? Remarcando esto último con un tono dudoso. Disculpadme, pero no conozco aún tu nombre.

Pienso que aquí debe haber algo al que no le guste demasiado la luz. Tal vez las personas de El Paso de Duvik hayan apagado las antorchas por una buena razón. Tal vez para no enfurecer a lo que tenga que yacer ahí abajo.

Se acerca al rastro de suciedad que se dirige hacia la caverna para intentar descubrir alguna pista en la misma; su mirada no deja de estar atenta de la entrada y sus alrededores, y su mano está posada tranquilamente sobre el pomo de la espada.

Tal vez lo más sabio sería volver al poblado, y preguntar a los mineros para recabar más información de lo que puede que nos estemos enfrentando aquí.

Orkgram observo con tristeza las herramientas tiradas por el suelo a las inclemencias del tiempo, le vinieron a la mente muchos años de trabajo en las minas de su pueblo con herramientas similares pero de la calidad superior enana, de todos modos aquellos utensilios tirados  eran un desperdicio de metal y madera.

Despues se acerco a la puerta de la mina ignorando la oratoria del semielfo para observar con deteninimiento las profundidades.
-Independientemente de lo que habite esta mina, debemos adentrarnos con cuidado, ya de por si una mina es un sitio peligroso si no sabes moverte por ella, adentremonos un poco y quizas podamos averiguar algo- comento el enano mientras observaba las paredes con calma y valoraba la posible profundidad de aquella cueva

El túnel tiene 5 metros de ancho y 3 de alto, con la luz de la linterna de uno de los humanos podeis ver hasta que la luz es engullida por la oscuridad, no se mueve nada en el interior, solo sombras y oscuridad.

Entraran nuestros heroes?

tu observacion revela que los soportes de madera del túnel han sufrido cortes y tajos como si hubieran sido dañados en una batalla recientemente. Un examen con una fuente de luz indica que ellos también están manchados de sangre. Aparte de los picos y palas, hay nada de valor en este lugar.

Tu concentracion con el mal, no te llama nada la atencion, sea lo que sea no es maligno o no esta cerca o ha pasado demasiado tiempo.

¿Bueno que entramos o que?  no pienso estar aqui de pie todo el dia, si hay algo agresivo ahi abajo lamentara cruzarse con este enano- dijo el enano mientras se empezaba adentrar en la cueva decididamente pero con cautela, aprovechando su vision en la oscuridad observo el primer tramo con cautela.

Pailys suspira y sacude la cabeza mientras mira hacia abajo.

Qué tercos son estos enanos... En fin, no me queda otra que confiar en mi nuevo amigo.

Pailys agarra su linterna para encenderla y poder ver algo dentro de esa boca de lobo.

Comienza a caminar hacia Orkgram, pero antes de entrar en la caverna detrás de él, se gira, y mira a los demás, y les dice en tono firme:

!Hey! No os quedéis atrás, y vámonos.

Aslatiel coge la linterna, se sacude un poco las botas quitándose los rastros de nieve que había en ellas y sigue a sus compañeros al interior de la mina.

Mmm... Esas antorchas... Seguramente le este dando demasiada importancia.

Mirando hacia todos los recovecos de forma fugaz, el techo, el suelo, las paredes; nada le parecía fuera de lo normal.

¿Y tus poderes paladín? Te los dio ese dios al que tanto veneras tras unirte a la orden o naciste con ellos? Nunca he entendido demasiado bien los poderes fuera de lo arcano.

El túnel se abre a una cámara pequeña, aproximadamente cuadrada. Unos trozos esparcidos de plateado mineral rodean un par de volcadas carretas de madera. Por debajo de uno de los bordes sobresale la mitad inferior de lo que parece ser un cuerpo humano. No muestra ninguna señal de movimiento. Hay sangre seca en varios lugares del muro norte. Las salidas llevan a este y al oeste con cierta pendiente hacia abajo. Esta cámara cuadrada tiene 7,5 metros de lado, por el suelo hay restos de linternas rotas.
 

Mientras van avanzando por el tunel, Pailys va observando todo lo que hay alrededor, notando como la oscuridad se los va engullendo poco a poco; una nublación comienza a crearse en su mente, pero el semielfo lo saca de su ensimismamiento con su pregunta, gracias a la cual él vuelve a focalizarse donde están, y le responde:

Pues verás, estos poderes me han sido dado a través de mi dios y mi orden, que durante toda mi vida se ha encargado de irme dando una formación militar y también...

Su respuesta, es rápidamente cortada al entrar en aquella sala y ver el cuerpo yacente en el suelo. Su mano va directa a agarrar el mango de la espada, y mientras otea en ambas direcciones, se va acercando al cuerpo con paso apremiado; y sin girarse a sus compañeros les dice:

Cubridme

Se acerca al cuerpo, y sin agacharse le da un leve toque en el hombro con su mano libre, intentando buscar algún signo vital en ese cuerpo, apartemente inerte.

Hola amigo, ¿cómo te encuentras?

Para que le habré preguntado nada, ahora seguro que me va a soltar algún discurso sobre como gracias a su dios y la fe que le tiene consiguió desarrollar sus poderes...

Al entrar a la cámara Aslatiel se fija rápidamente en la sangre seca de las paredes, al acercarse a la pared pisa uno de los cristales de las linternas rotas que había en el suelo y empieza a apartar los cristales con los pies jugueteando con los restos de las linternas. Cuando escucha el susurro de Pailys pidiendo que le cubra se gira hacia él. 

¿De que? Lo que haya hecho esto puede o no estar cerca. Al fin y al cabo la sangre de la pared esta seca así que lo que pasase aquí sucedió hace algún tiempo. Parece que en esta mina hay algo que no es muy amigo de la luz; primero las antorchas y ahora las linternas. 

Aslatiel alza la linterna y se acerca a la salida del oeste, alumbra lo máximo posible la pendiente e intenta ver en lo profundo de la oscuridad.

Déjale paladín. Estará muerto, seguramente la sangre de la pared sea suya ya que no hay mas cuerpos cerca.