Partida Rol por web

Los 8 se encuentran en medio de un desierto, donde no hay nada mas que tierra y aire... 7 sillas y una manta gaseosas, estan unos frente a otros, en un circulo.

Selendris no perdió tiempo...una cúpula de energía, transparente o casi, que riela con energia, la cubre.

-¿Qué es esto? ¿Por que hay extrañas criaturas...¿Es esto un sueño? No lo entiendo...parece real..-

No pierde detalle de todos los demás...tensa, no espera ser atacada, su naturaleza la lleva a ser amable y al dialogo como primer recurso...sin embargo, aunque esas cosas no parecen orcos...el de la derecha incluso parece uno de esos Bárbaros de la Leyenda de seleana...pero mejor no estar desprotegida...aunque sea un sueño.

-¿Qué hacéis aquí?¿Me entendeis?-

Dhuan observa a su alrededor con calma, mientra su vista se adapta tras disiparse las brumas, seres extraños. Diferentes a los que jamas habia visto. Quizas fuera otro sueño profetico. Vio como uno de ellos se cubria con algo similar a sus campos psi y automaticamente sus defensas se activaron tambien.

El rostro de la pequeña criatura (aunque no era la mas pequeña) se movia, articulaba sonidos, que no llegaba a comprender. Se introdujo en la mente de la elfa, a un nivel muy basico, la comunicación, no entendia los sonidos pero entendia lo que sus pensamientos querian decir.

La mente de Adhun asocio los pensamientos rapidamente, si uno de ellos podia comunicarse quizas todos los alli presentes pudieran. Extendio su mente de igual modo hacia todos ellos, de forma que pudiese crear un filtro y entenderlos a todos y que ellos le entendieran.. Y en caso de que fuera posible a los demas. Y por fin penso para todos.

-Entaro Khalis. -saludo- No sabia que existieran bestias capaces de expresar ideas tan claras... ¿Con que objetivo estais aqui?

La primera reacción de la Tuio´hama fue instintivamente, cubrirse la cabeza con las manos, mirando con temor hacia el cielo. Se acurrucó y tembló, rezando plegarias a su padre protector. Gimió de dolor debido a la luz, tan intensa y dolorosa que le lastimaba los ojos, criaturas acostumbradas a las cavernas y la penumbra.

El calor del desierto era reconfortante, aunque le sorprendía que el suelo fuera tan blando, como si pudiera hundirse con facilidad. Taba no estaba cómoda, y para colmo, había criaturas desconocidas a su alrededor. Rugiendo, más de sorpresa que de miedo, formó una cúpula de fuego a su alrededor, y miró con valentía a los demás, mientras seguía encogida debido a la falta de un techo sobre su cabeza.

- ¡Atrás! ¡No os acerquéis, demonios! ¡Os reduciré a cenizas! ¡Por mi sangre que os mataré!

Mruar, El Rey de los Enanos, por gracia de Gálmaro.

Mruar, andaba en sueños, aunque él no lo sabía. Buscando nuevas galerías inexploradas, cargadas de ricos metales aun ocultos, metales que le ayudarían a forjar nuevas armas, capaces de decapitar a cualquier ser que se plantara delante. Mruar, había crecido con miedo, al igual que muchos de los suyos y el valor era la herramienta que usaban para quitarse esos temores. 
De repente una niebla se extendió a su alrededor y esta se fue haciendo mas espesa y mas presente, hasta que llego el momento en que andaba perdido, sin saber a donde acudir. Maldijo una y otra vez, hasta que la niebla se disipó y se encontró junto a los demás seres que pueblan al mundo. Y su miedo creció en su interior, pues de alguna extraña manera había viajado hasta un lugar lejano, demasiado lejano para aquel que nunca abandonó las fronteras de su tierra. 

Observó las extrañas formas de los otros pueblos y pronto rehuso darles confianza. Alrededor de esas extrañas criaturas sucedían cosas raras. Brillantes luces y fuegos que no quemaban. Mruar agarró con fuerza las armas y miró desafiante. 

¿Quien de vosotros desea ser el primero en caer? 

Garok observo al resto de la gente que habia aparecido alli, vio a una mujer parecida a la elfa por la que murieron tantos barbaros... y despues un ser gigantesco sin boca...ugh... y a su lado una pequeña y diminuta mujercita con alas...un tipo gruñon con barba no mucho mas alto que la diminuta mujercita, que parecia buscar pela... un hombre caballo, una mujer de fuego...una serpiente con manos...

- que clase de pesadilla es esta?- el barbaro busco su lanza y se puso en guardia- que sois? y que quereis de mi? no me rendire sin luchar!- afirmo el barbaro alterado.

Cenarion mantuvo la calma en todo momento, su Dios era la esencia de la naturaleza y si el habia visto conveniente aquella reunion con otros seres inteligentes sus razones tendria, mantuvo la calma en todo momento, habia obtenido el don de la paciencia, de como poco a poco el agua va por el cauce correcto.

-Todos deberiamos de tranquilizarnos, si estamos aqui habra una razon para todo ello. Mi deidad me comento algo al respecto, se supone que estamos aqui para hablar y tomar decisiones que nos ayudaran en un futuro. Segun parece uno de los males son los orcos, nos enfrentamos con ellos hace poco y una mujer Oscura nacio alli mismo. Tenia un poder maligno...

Cenarion cerro los ojos, el no habia estado alli directamente pero su comunicacion con las plantas le habia ayudado a tener unos recuerdos casi mas vivos que cualquiera de los presentes.

-Hay un mal que nos esta acechando, que acecha nuestra forma de vida, quizas esa sea la cuestion que nos ha reunido aqui: ayudarnos mutuamente, comprendernos...

Su dios no le habia dado explicaciones muy amplias de lo que se iba a encontrar, quizas no queria formar una idea preconcevida en su guardian y queria que el mismo Cenarion pensara lo que tuviera que pensar, pero la idea estaba clara: los orcs y aquella mujer oscura que habia matado a un centauro con un rayo con la misma facilidad con que podria respirar

    Nadiathar se sintio algo sorprendido, pero su dios y creador es adapatable y asi el mismo.

    - El... piensa como dirigirse al centauro. El que acaba de hablar tiene razon, no se que tanto nuestro dios quiere de nosotros, pero por algo estamos aca.

    La voz sonaba un poco carrasposa, ya que un naga pocas veces habla fuera del agua.

 Ante las palabras de Cenarion, Mruar les dedico unas miradas inquisitibas a la mujer rodeada de fuego que no quemaba y a la dama que reia con luces brillantes a su alrededor 

- Tal vez ese ser salido de algún abismo este aquí, entre nosotros. 

Taba seguía aterrorizada. Había tenido visiones acerca de este encuentro, pero nunca habría imaginado lo extraño y confuso que sería todo esto. ¡Eran criaturas tan extrañas! ¡Y hablaban su idioma! ¿Cómo era eso posible?

Pero sin duda, su mayor problema se encontraba en el lugar de encuentro. Pese a que no percibía ninguna amenaza, la ausencia de un techo sobre su cabeza le hacía sentirse muy insegura, y mantuvo sus puños envueltos en llamas, encogida, y alejada del grupo.

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instintivamente revoloteo curiosa un poco por encima de los demás mirándolos asombrada, jamas había visto gigantes de ese tamaño...en silencio seria escucho las palabras de los demás y como algunos se ponían en guardia , era un sueño?... pero a que se debía esta reunión?.. que tenia que ver ella en todo esto?, poco a poco empezó a comprender lo que les llevaba a estar todos allí, seguramente tendría que ver también con el movimiento de la isla, siguió en silencio sin mediar palabra esperando a que se tranquilizaran y expusieran los temas a tratar.
 

Cenarion miro con expresion tranquila y serena al ser Enanno que habia hablado

-Si estuviera entre nosotros crees que nuestras deidades hubieran permitido que estuvieramos aqui.... yo tengo fe en Medusa, Dios de la naturaleza y de la fauna. No se a quien adorais vosotros pero nosotros sabemos que las cosas en el mundo pasan siempre por alguna causa y esta es una de ellas

Cenarion se movio entre todos los alli presentes, algunos portaban armas y otros hacian gala de sus poderes, en Cenarion todo era normal, con la diferencia de que era el unico con 4 patas alli. Poco a poco se acerco al que parecia mas afectado, el rodeado de fuego, sin hacer movimientos bruscos e intentando poner una voz tranquila.

-Se que no nos conocemos de nada, pero puedo hacer algo para que este mas a gusto??, todo esto es nuevo para nostros, aunque nuestras deidades nos hayan avisado es un shock bastante fuerte, pero tenemos que cooperar entre nosotros

La Suma Sacerdotisa miró con ojos furiosos al extraño ser que se acercaba a ella, y se puso en posición de guardia. Parecía terriblemente confusa y extrañada, y no dejaba de lanzar miradas al cielo.

- ¿Qué es esto? ¿Dónde están mis cachorros? - luego miró de nuevo al cielo, y desvió la mirada - Padre querido... esto... es... ¡tan infinito! ¿Dónde está el techo? ¿Qué clase de cueva es esta?

Perdiendo el control de su magia, la Suma Sacerdotisa dejó de generar fuego a su alrededor, cubriéndose la cabeza con ambas manos. Su melena color ceniza estaba empapada de sudor, más que por el calor, por la tensión que sufría la Tanar´ri.

El Enano escucho al hombre animal, parecía seguro de estar protegido, de estar a salvo de esa amenaza existente en el mundo exterior. El Enano bajo las armas y se relajó un momento, luego volvió a tener esa expresión de alerta, por si algo salía mal. 

- Soy Mruar, Rey de el pueblo de los Enanos, Hijos de Gálmaro y conocemos a tu Dios, hombre caballo. Conocemos a todos los Dioses. Salvo a esa mujer, esa de poderes extraños... para nosotros no sería mas extraña que esta mujer - dice señalando a la mujer de fuego - pero la amenaza Orca, si lo que cuentan las historias es cierto, es un tema que perturba nuestra labor. Sesenta años llevamos, preparando las defensas contra los Orcos. Demasiado tiempo... - y por un momento, se vio lo agotado que estaba y pareció mucho mas viejo de lo que era en realidad.

 Al oír hablar a la mujer de fuego, el Enano le dijo - No estas en una cueva, estas fuera de ellas, donde la tierra se queda atrás y solo se muestra el manto azul y la lejana tierra donde habitan los Dioses. No has de temerlo, aunque asusta. Eso lo se, porque mi pueblo también ha vivido oculto durante muchos años. Tal vez, si en este extraño lugar encontramos algún cobijo no sienta tanto temor.

Dicho eso, se dedico a buscar algún lugar donde trasladar la reunión, pero no vio nada. 

Cenarion levanto la mano

-Por favor no os asusteis, no se si esto es real o no y no se si funcionara

Cuando levanto la mano, en un lado no muy lejano se empezo a levantar lo que parecia al principio en un arbusto pero poco a poco fue empezando a coger consistencia convirtiendose practicamente en un muro fuerte, el muro empezo a coger forma concentrica, generado poco a poco una especia de iglu de piedra, con una abertura en un lado para que todos pudieran pasar.

-Parece que nuestros pensamientos pueden generar en este lugar lo mismo que en la realidad, si quereis podemos movernos a ese habitaculo, es cerrado y al menos los que estais acostumbrados a no ver el cielo no sentireis su presion

Cenarion comenzo a andar hacia alli invitando a todos , habria espacio suficiente y al menos estarian a cubierto de cualquier cosa.

 El Enano, al ver como la piedra se levantaba por si sola, y tomaba forma, levanto las armas una vez mas. Confundio y asustado por igual, se quedo petreo en el sitio. 

- Sera mejor que ella se oculte alli. Yo la escuchare igual de bien desde aqui - dijo dando lentamente un paso y otro y otro, siempre hacia atras, alejandose de aquel acto de brujeria.

Cenarion se giro con gesto tranquilo, incluso divertido, pero sin demostrarlo, no queria ofender al buen enano

-Como gustes buen Enano, pero no es un acto de brujeria, es un simple control sobre la naturaleza, tenemos el Don de hacer que las plantas obtengan el poder de la Tierra, absorvan esos nutrientes y los usen para crearse. Vosotros sois practicamente hijos de la tierra, quizas asi lo entiendas mejor. Quizas yo haga esto pero todos tenemos dones muy preciosos que seguramente nos hayan echo llegar nuestras deidades, tu tienes ese arma que parece tan pesada y en cambio levantas con tanta facilidad, a parte de la vestimenta que llevas que es ... diferente. Quizas tengamos que empezar a pensar que existe algo mas detras de nuestros propios muros que hemos erigido rodeando a nuestros corazones

Cuando la propia tierra se levantó formando una gran cúpula de piedra, Taba miró recelosa, pero algo dentro de ella se agitó, y con rapidez inusitada, primero a cuatro patas, y luego a dos, corrió hacia la cueva. Una vez dentro, su respiración se relajó, y las llamas que cubrían sus dedos se apagaron. Los Tanar´ri, que conviven con la Magia desde el comienzo de los tiempo, no desconfían de ella.

Pasado un tiempo, y mirando el ceño fruncido al resto del concilio, Taba habló, levantándose y mirando altiva al resto de participantes. No salió de la cueva, pero ya no estaba tan agitada como hasta ahora:

- Hace años, mi Padre Celestial me habló de unos seres extraños que vendrían al territorio de mis hijos. Me habló de Sombras y criaturas de piel verdosa que buscaban nuestra destrucción - dijo, mirando a Cenarius, aunque luego negó levemente - Soy Taba, Suma Sacerdotisa del pueblo del Hogar del Padre; compañera de Hätta, el Primer Nacido; Hechicera de la Orden de la Llama y Madre de Yerkr´or el Campeón. 

Os sorprende tanta ceremonia, pero algo dentro de vosotros os dice que es una costumbre arraigada entre los Tanar´ri.

- Decidme, extrañas criaturas, habláis de Dioses a los que no conozco, así que sólo os preguntaré una vez. ¿Sois enemigos de mi Padre y mi Pueblo?

Al parecer, no va a ser atacada...y esas criaturas quieren hablar...sería un gesto de confianza bajar sus defensas...

Y eso hace, la cupula protectora desaparece, avanca unos pasos, con una gracilidad solo al alcance de la pequeña criatura con alas.

-Mi nombre es Selendris, Archimaga de los elfos.- hace una leve reverencia a los demás, ya que no conoce los modales de esa gente...usará los suyos. -Sirvo, como todos los Elfos, a Serune primero, y al pueblo elfo después.-

-No tenemos enemigos, excepto los orcos, solo una entre mi pueblo los conoció...Seleana, una leyenda la conmemora. Por esa leyenda conocemos a los bárbaros, los consideramos amigos. Al resto de pueblos. A las razas que al parecer representais...no los conocemos. Tampoco a vuestros dioses, excepto a Raiza, de nuevo por la leyenda de Seleana, inscrita en la piedra del acantilado.-

Selendris no puede reprimir su curiosidad y se acerca al más alto, el de las cuatro patas. *

-¿Eres mitad Unicornio?- lo mira curiosa. -Eh...espero no haber sido maleducada...-