Partida Rol por web

Cenarion realizo una pequeña reverencia quedando a medio camino entre la casa creada y el resto de seres alli presentes.

-Yo soy Cenarion, hijo de la naturaleza, nuestra deidad es Medusa, Dios de la naturaleza y la Fauna. Nos otorgo el don de la Vida, el Ciclo de la naturaleza y nos dio el Equilibrio. Yo no se que temas tendran nuestros Padres entre ellos mismos, yo se lo que siento al estar aqui y es de aprender de todo esto y obtener mas fuerza contra los seres Verdes y contra las Sombras.

Selendris hizo una pregunta un tanto complicada, otro centauro se lo abria tomado como una ofensa, en cambio Cenarion era todo bondad, aceptando todo por el lado bueno. Una sonrisa aparecio en su bello rostro mientras la respondia

-No conozco a la criatura a la que llamas Unicornio* asi que no creo que nuestro Padre se basara en ella para nosotros, creo que no la creó nuestro querido Padre, te importaria mostrarme alguna imagen de ese animal??

-Claro, sin problemas.-

Selendris une las manos con una palmada que envia un leve destello de luz que se aleja de ella hasta disiparse. Separa las manos, y entre ellas parecen aparecen unos hilos, plateados y brumosos, que van tomado forma, Selendris gira las palmas, orientandolas frente a si, al claro entre todos, y los hilos se desplazan ahi, aun tomando forma...hasta que finalmente hay un unicornio de tamaño natural ahi, aunque formado por hebras de luz casi etérea.

-¿comprendes mi pregunta ahora Cenarion?-

Un gesto de complicidad aparecio en su rostro mientras miraba la imagen creada por Selendris

-Un bello animal...una lastima que solo exista en vuestra zona de vivencia. Comprendo tu pregunta.

Cenarion se giro hacia el resto de personas que etaban alli aun y no se habian presentado.

-El resto que opinais de todo esto, pensais que deberiamos entablar relaciones entre nosotros? Es igual de importante la palabra de ti pequeña hada como del gran señor enano como de Tab...todos deberiamos estar de acuerdo

Irelia miraba las acciones de los demás un poco asombrada , jamas había visto hacer cosas similares...siguió escuchando se sentía un poco fuera de lugar ante tanta gente desconocida y enormemente aumentada de tamaño...todos parecían un poco confusos pero poco a poco se fueron calmando las cosas 

creo que seria buena idea ...

digo con voz débil y delicada apenas se la podía oír era tan pequeñita...

digo entablar relaciones entre nosotros y así compartir conocimiento entre nosotros, conocimiento y apoyo frente las adversidades, mi nombre es Irelia sirviente de la diosa Airlia fuente de nuestra inspiración, perdón por tardar tanto en presentarme pues aun estaba intentando asumir este encontronazo inesperado.

han estado pasando cosas extrañas y mi pueblo sospecha que algo extraño pasa , hace un tiempo nuestra isla se movió entre una bruma negra ninguna de nosotras sufrió ningún daño pero a partir de ahí podíamos avistar tierra firme a lo lejos, mi pueblo siempre a sido tranquilo , no nos gustan los enfrentamientos , pero si algo malo pasara estaremos preparadas como la que mas para lo que pueda pasar, llevamos muchos años preparándonos para ello y cada vez avanzamos mas en nuestras investigaciones sobre la alquimia y el control del viento, lo mismo que hemos avanzado en la construcción de armas de las cuales poppy se encarga junto con su equipo...

miro a su alrededor dejando de hablar , como siempre había empezado y ya no paraba , se contuvo de seguir hablando esperando que los demás opinaran también, cansada del aleteo se poso en el suelo recogiendo levemente las alas alzando la vista hasta los demás

Dhuan observa con interes las capacidades de las criaturas que tiene ante el, no comprende los miedos al cielo descubierto de la tana'ri y ve la "magia" como una simple capacidad psiquica diferente. No entendia muy bien por que eran tan ruidosos todos sus compañeros, generar tal cantidad de ruido no podia ser bueno...

-Un momento -penso el protoss en la mente de todos- antes de pensar en lo  de compartir culturas y otras cosas... ¿cual es esa amenaza de la que hablais? ¿orcos? ¿dioses?... Yo soy Dhuan, no ostento cargo alguno entre los mios... Aunque todos pareceis importantes, lo logico seria que hubiese estado presente Adun pues es nuestro mas Alto Templario... Divago. Solo conocemos a Khalis, quien nos bendijo al comienzo y al que honramos, pero no ha tenido mas trato con nosotros. ¿Acaso algo me amenaza?

Taba estaba confusa y comenzaba a enfadarse cada vez más. ¿Qué tipo de criaturas eran estas, que no respondían cuando les preguntaban? Ella se había presentado formalmente, como una muestra de respeto hacia los desconocidos. ¡Y ellos se negaban a responderla! Sólo la hembra de orejas puntiagudas había correspondido a su pregunta.

Eso era una falta de respeto terrible entre su gente, y no creía que fuera posible que existieran criaturas inteligentes que no mantuvieran las mínimas normas de cortesía. ¡Es como si fueran bestias salvajes!

Hasta había uno que hablaba sin mover los labios, ¡incluso no tenía boca! Hablaba directamente en su cabeza, era extraño, pero peculiar. Cuando volviera a ver a su compañero, le hablaría de la superfície y de las extrañas criaturas que allí habitaban.

Pero lo primero era lo primero, la hembra de orejas puntiagudas y el macho de cuatro patas hablaban sobre las bestias de su tierra, y encima que habían ignorado a la Suma Sacerdotisa, se atrevía a buscar su ayuda, ¡y se había dirigido a ella como "Tab"!

Desconocía por qué Padre había querido que conociera a esas criaturas, pero quizás fuera para que viera lo desagradables que eran. Esperó a que alguien más le respondiera, y si alguno se negaba... que se prepararan para el Fuego y la Muerte.

Selendris se acercó a Dhuan.

-¿Dhuan no? ¿Cómo te comunicas? ¿Como....? Bueno, es igual. Mi nombre, como ya he dicho es Selendris, sirviente de Serune, Diosa del amor y la noche. Si estoy aquí, sin duda ella sabe el motivo, aunque no así yo. Pero si no conoceis a los orcos, tal vez, aunque mi pueblo poco sabe de ellos, sea mi misión relataros la leyenda de Seleana. Habla de lo que le pasó a ella...y de una gran batalla contra los bárbaros. Serune la inscribió en la piedra, bajo la estatua de Seleana.-

Se sienta en uno de los tronos.

-Los orcos son la unica amenaza que conocemos...aparte de las sombras. Pero el poder de esas sombras está más allá de nosotros lo mortales...-

 Mruar se rascó la cabeza. ¿Estaban allí para encontrar una solución contra los Orcos o para conocerse entre ellos?

- Señores, si nos han reunido los Dioses tal como parece ser. Creo que deberiamos de centrarnos en el asunto que tenemos entre manos. Poco importa de donde sale el caballo con cuerno o porque ese ser nos habla en la cabeza. Son temas que no deben de ser tratados aquí, hablemos de la amenaza, hablemos de cuales serán los medios que dispondremos para atajarla. ¿Contaremos con ayuda de los Dioses? ¿que armas dispondremos? Mi pueblo puede armaros con metal, incluso a esas pequeña persona - señalando al hada  - cuya ayuda, no alcanzo a comprender - cambiando de tema - Señora del Fuego, Señora taba, si lo prefiere, muchos de aquí apenas conocen mas que tu, sobre los otros dioses, pero nosotros, los Enanos, hemos sido enseñados para honrar a todos los dioses, y ninguno es reconocido como Padre. Gálmaro es nuestro Padre. Medusa, Airlai, Khalis, Raiza, Loke, Serune y tabahätta, son otros dioses y al igual que Gálmaro también tienen sus hijos. Dime ¿cual de ellos es tu Padre? 

Si Mruar quería salir de aquel extraño sueño, lo mejor era tomarlo por los cuernos y zanjarlo en la mayor brevedad posible.

La Suma Sacerdotisa había sido pillada por sorpresa por la afirmación del pequeño ser barbudo. ¿Cómo era posible que una criatura de más allá de las cuevas del Reino Inferior conociera el Sagrado Nombre del Padre? ¿Y qué eran esos otros nombres? Nunca Padre le había anunciado esa noticia. Si era así, ese había sido el momento elegido.

Salió de la cueva con paso vacilante. Se sentía con fuerzas renovadas al darse cuenta de que había sido elegida para ser la representante de los Tanar´ri ante los demás hijos de los Dioses. ¡Qué orgulloso estaría Hätta de ella!

- Hablas con la firmeza y seguridad de la roca, Mruar. Te agradezco que me hayas abierto los ojos, pues me encontraba demasiado cerrada en mí misma. Mi Compañero, mi Hijo, y todo el pueblo de los Tanar´ri somos hijos de Tabahätta, Señor del Reino Inferior y Padre del Fuego.

Se unió al resto de miembros del Concilio y dedicó una mirada de agradecimiento a Cenarion.

- Sabia criatura, agradezco que con tu poder te hayas preocupado por buscarme un lugar más... acorde a mis gustos, pero el tiempo de ser egoista ya ha pasado. Es el momento de saber más sobre la amenaza que nos ocupa. Por favor, aquellos que hayais enfrentado la amenaza de los pielverde, ¿podríais hablarnos sobre ellos? Mis hijos deben de estar preparados.

 El Enano inclinó la cabeza ante las amables palabras de la mujer. Un gesto de agradecimiento entre los suyos. 

- Ahora que se que Tabahätta es tu Padre, puedo afirmar que no somos enemigos. Honramos a Tabahätta casi tanto como a Gálmaro, pues el nos guió y nos hizo conocer el Fuego. 
 Bien, ahora al asunto que nos ha traido hasta aquí ¿donde se encuentran y que sabemos de ellos?
 

-Sin duda los hijos de Raiza, los bárbaros, podrán explicar algo más, aunque si la leyenda es cierta, ninguno de los supervivientes se ha enfrentado a ellos. Por favor, escuchadme.-

Selendris relata entonces la leyenda de Seleana, como el mar la arrastro...arrojándola a la cosat, los pielesverdes abbusaron cruelmente de ella, y los centauros la rescataron...la intervencion de Khalis...de Raiza...finalmente de Serune, mientras la batalla destruia la aldea de los bárbaros...todo, no se deja detalle alguno, todo elofo conoce y venera la historia de Seleana.

-Pero me temo que desconozco el alcance de las fuerzas o la localizacion de estas...-

-Mi pueblo puede enseñar a los demás a utilizar la magia, a crear armaduras, incluso a montar en buho...aunque me temo que sois demasiados pesados para los búhos...excepto quizá la señora Taba, ella no es mucho más grande que yo...pero...si le da miedo el cielo abierto por desconocerlo...volar por el...-

Cenarion entristecio ante la leyenda contada por Selendris, conocia otra version que era contada por los centauros, ya que ellos tambien formaron parte en ese altercado.

-No se si habra pasado al resto pero nuestra deidad Medusa me aviso a mi personalmente que prepararamos un contingente para defender el bosque, nos comento que los Orcos pretendian realizar un ritual y que deberiamos de impedirlo. Cenarion se entristecio aun más, parecia que odiaba matar a cualquier ser, pero lo que tuvieron que hacer parece que estuvo formado por la imposibilidad de hacer otra cosa, ya que los bosques son sagrados para ellos.- Los orcos aparecieron en los lindes del bosque, cuando ellos llegaron nosotros ya estabamos preparados, no se detuvieron y siguieron entrando. La orden era clara, no debiamos permitir ese ritual por lo que comenzamos el exterminio. Los orcos cayeron ante nuestro ataque bien formado pero uno de ellos se llevo algo a la boca y se lo bebio entero. Momentos despues vimos como de su cuerpo muerto salia la esencia de algo que fue tomando forma para convertirse en una mujer, una mujer con tatuajes, era uno de los Oscuros, no tengo la menor duda, comento que por fin estaba libre y que se haria con el mundo, momento despues lanzo un rayo y uno de los nuestros cayo...no pudimos hacer nada contra eso y tuvimos que huir al corazon del bosque buscando la proteccion de Medusa. Su ataque estaba bien formado, llevaban armas grandes que lanzaban lanzas de madera igual de grandes. Cada orco parecia una roca bien protegida...sin ofender a los que estais ligados con la misma-, miro al rey enano de reojo.

Cenarion continuo describiendo todos los avances que sabia de los mismos, los centauros ya se habian enfrentado a ellos, pero no por eso iban permitir que otros no supieran.

-No se de donde vendrian pero sus rastros parecian indicar que de algun lado del norte*

 Tras escuchar las historias, sin duda tristes, Mruar, convencido de que eran una amenaza, hablo: 

- Mi pueblo crece cada día que pasa, cada vez hay más Enanos jóvenes que responderán a la llamada de su Rey. Enviemos a alguien al norte, que encuentre esa aldea y reduzcamosla a cenizas. Que nunca sean una fuerza que se pueda levantar contra nosotros. 

Como ya dije, ordenare a mi pueblo que cree numerosas armas. Todas letales, brillantes y hermosas para quien las porte y temibles para quien las vea. Forjaremos armas para cada una de las razas, según sus necesidades y habilidades. 

- Nuestro Padre amado nos inculcó la tarea de proteger lo que los Tanar´ri conocemos como el Corazón del Mundo. No podemos enviar fuerzas numerosas al exterior sin dejarlo desprotegido. Sería una herejía que algo sucediera...

La Suma Sacerdotisa se quedó pensativa durante unos segundos, y luego continuó.

- Nuestro pueblo aún no ha conocido nada más allá del Reino Inferior. Ya habéis podido ver el efecto que ha tenido en mí... el cielo. Deberá pasar un tiempo hasta que nuestros guerreros puedan caminar bajo la luz sin temor alguno - pareciera como si sus palabras fueran terriblemente dolorosas, pues la Tanar´ri apretaba los colmillos con fuerza - Pero contad conque el pueblo del fuego y la llama acudirá en ayuda de los pueblos de la superficie cuando llegue el momento.

 En los salones de mi Reino seréis bien recibidos y así poco a poco podréis conocer la luz del cielo* y ver las tierras exteriores. Envía un tropa, tan numerosa como creas pertinente y serán acogidos como Grandes Señores. 

La expresión del rostro de Taba se suavizó al escuchar la grave voz del rey enano, y asintió levemente, repitiendo el gesto que Mruar le había dedicado antes. Si para su pueblo era un gesto de cortesía, recibirlo sería un gran honor.

- Comunicaré tu oferta a mi compañero, Hätta el Primer Nacido. Estará satisfecho de saber que hay un pueblo que honra al Padre y que nos recibe con los brazos abiertos. 

La Tanar´ri se había sentado con las piernas cruzadas, pero no dejaba de lanzar curiosas miradas a la pequeña criatura que volaba como un Estirge.

El Enano sonrió al ver el gesto de cortesía de la mujer. A pesar de su extraña apariencia, demostraba ser inteligente y eso era bueno. 

- Bien - continuo dejando de lado las invitaciones - ¿de que otras fuerzas disponemos?