Partida Rol por web

Sus dedos apretaron rápido el gatillo, el tambór del revólver giró hasta 4 veces, pero solo 2 de los disparos dieron en el blanco. Las otras dos balas habían dado en las columnas cercanas a los blancos, el retroceso de las explosiones internas en el arma habían desviado la puntería del detective más de lo que le hubiera gustado. El sonido de muerte que producía el arma de Sean también resonó en su cabeza cuando este hizo blanco en los otros dos enemigos.

Adams maldijo para sí mientras apretaba su mandíbula, había fallado la mitad de los disparos, y si no fuera por Taylor, los habrían fusilado, al menos se contentaba con que el cadaver inerte del que estaba tras el mostrador dejaba caer su peso sobre la silla llena de sangre aún caliente, impidiendo el inmediato aviso de su presencia.

Uno de los matones aún seguía en pie, y aunque herido, se disponía a disparar a los agentes, Frank sabía que no tenía mucho tiempo para reaccionar así que dió unos cuantos pasos rápidos hacia su izquierda y saltó hacia detrás del panel informativo, ya había analizado la habitación al entrar, y le pareció la opción más rápida y cercana, con suerte, el matón no le daría.

Mientras comenzaba la carrera se dirigió a su compañero.

- ¡Cúbrete Sean!

Sean sonríe al ver que sus disparos han acertado, pero aún es muy, muy pronto para cantar victoria. Sus oídos perciben un silbido cercano a continuación de un estruendo. El tipo que queda en pie, aunque malamente ha conseguido reunir fuerzas para apretar el gatillo y abre fuego sobre ellos.

Si pudiera llegar hasta la columna, podría cubrirse y luego tendría ángulo suficiente para devolverle los disparos al tipo, mientras Adams hace lo propio y se lo lograban quitar de encima.

La situación era tensa, y no lo veía nada claro. Una jaqueca se agolpa en la cabezota del detectiva quien no sabe bien como reaccionar.

Adams alcanza su objetivo consiguiendo la esperada cobetura. Aún así, el matón viendo su crítica situación decide disparar a todo ser viviente. Observa su movimiento, va a cubrirse con el panel informativo. Está peor situado que su compañero y por tanto le parece mejor objetivo. El abdomen le duele y le impide apuntar bien. Tiene frío y naúseas. El Joker le ha engañado. A él y a sus compañeros. Les ha metido en una situación en la que él se encuentra a salvo. Ahora sus compañeros están muertos y él herido. Pero parece que la fortuna no le va a sonreir. Aprieta el gatillo pero un sonido extraño hace que la bala no explosione. El arma se ha encasquillado.

Taylor, quizá por el cansancio, los frecuentes usos de su petaca o el simple azar, no consigue alcanzar la columna antes de ser expuesto al matón. Pero gracias al arma encasquillada, puede llegar a salvo. Durane el trayecto, percibe cómo el cañón le apunta sus zona vitales y el característico sonido del arma atascada. Se apoya de espaldas contra la columna mientras su corazón recupera las pulsaciones y un sudor frío le recorre la frente. Ha visto a la muerte cara a cara.

- Maldita sea! Moriréis polizontes! - El matón tira el arma y extrae un cuchillo. Con una mano en su vientre cubriendo la sangrante herida y con el cuchillo en la otra se desplaza casi a trompicones hacia Taylor, quien está más próximo a él. Adams se asoma por encima del panel apoyándose y sujetando el arma con las dos manos. Observa la escena y sabe que debe actuar. - Tire el arma! - Haciendo caso omiso, el matón continua. Taylor respira hondo y también hace lo suyo. Sabe que en cuanto salga de su protección tendrá al matón cuerpo a cuerpo. Tendrá que ser rápido y no ponerse en la línea de tiro de su compañero.

Maldito hijo de puta...

Frank miró rápidamente en dirección a Sean, sabía que la bala podía atravesar al matón y chocar contra el cuerpo de su compañero. En ese momento su cabeza estaba pendiente totalmente de la situación, pero hace años Adams recomendó el uso de munición de punta hueca, estaba prohibida ya que la dispersión de fragmentos dentro del cuerpo objetivo producía una muerte casi segura...Siempre había dicho que si un policía tenía que disparar a alguien, mejor que ese alguien no se volviera a levantar. Sin embargo estaban en regla las de punta blindada, capaces de atravesar al objetivo...mucho más lógico en caso de civiles en los alrededores se burlaba Frank con frecuencia...Y se habría acordado de todo esto si la situación no fuera tan grave.

Sin pensarlo un segundo, y solo con la idea de no herir a su compañero, saltó el panel mientras soltaba su reglamentaria, y se dirigió corriendo hacia el matón armado.

El detective estaba acostumbrado al combate cuerpo a cuerpo y supo al instante que el matón se giraría cortando el aire con el arma para detener su embestida. Frank giró sus pies en el mismo sentido que lo hacía el secuaz del payaso, agarró con sus manos la muñeca del sujeto y gracias al impulso giró en dirección contraria, aprovechando el movimiento de la mano del enemigo para atacarle con su propio cuchillo. Frank sabía que, si bien por el dolor, o por iniciativa propia, el matón caería al suelo, si no quería recibir un tajo en el pecho con su propia arma.

Una vez el matón estuvo en el suelo, Frank siguió el movimiento circular que describía la caída para retorcer la mano de su oponente y colocarla en su espalda, de modo que el dolor frente a la posible e inevitable fractura hiciera al matón soltar la hoja afilada.

- ¡Joder! ¡que poquito ha faltado! - le repite a Sean una y otra vez, una aguda vocecita en su cabeza. Un poco más y si no llega a ser por su jodida buena suerte ahora mismo sería un trozo de carne humeando en el suelo de la habitación. Se cubre, mientras coge algo de aire. Sabe que en cuanto se gire tendrá al tipo cara a cara, armado, provisto y dispuesto a sesgarle una tajada donde pueda y encima no puede estar seguro de si Adams tiene campo de visión suficiente para poder disparar.

Taylor coge aire, y en un alarde de heroicidad se da media vuelta, rodea la columna, e intenta fintar al tipo para que este se fije en él, ignore a Adams y este tenga buen ángulo para disparar. Sabiendo que el va a cuerpo (a esa distancia disparar sería un caos, sin siquiera saber donde esta el tipo), y con el lacayo del payaso armado con un arma blanca, sus posibilidades de salir de ahí no son demasiadas precisamente. Es una apuesta muy, muy jodida.

Esperemos que Frankie tenga hoy un buen día y el dedo no le resbale sobre el gatillo en un mal momento.

Adams arroja su arma mientras salta por encima del letrero. Su intención no es la de disparar mientras su compañero se cruza en el punto de mira. Antes de llegar a la situación, el matón ya se encuentra a la altura de Taylor que habiéndose recuperado del trance inicial vuelve a la carga con plena energía. Confía que su colega pueda derribar al oponente si él esquiva echándose a un lado. Pronto se da cuenta del error. Adams debió disparar cuando tuvo oportunidad.

El movimiento de Taylor es muy efectivo y logra evitar que la hoja le corte el cuello, pero para ello se ha inclinado hacia atrás y el trayecto descendente de la hoja termina abriendo un corte en la parte anterior del muslo. El dolor lacerante de la incisión hace que el detective se desestabilice y caiga al suelo. El matón se vanagloria y cuando va a volver a clavar el cuchillo llega Adams frenando el movimiento y retorciéndole el brazo. No consigue clavárselo ya que con la torcedura el secuaz suelta el arma.

Taylor se incorpora, sus ojos inyectados en sangre piden venganza. Localiza el cuchillo en el suelo...

En un repentino rechinar de dientes Taylor maldice al tipo, que en este momento se encuentra casi apresado por Adams, el tipo que acaba de salvarle el culo.

- ¡Maldito hijo de perra!

Algo metálico brilla en el suelo a escasos metros. El cuchillo que esgrimía el matón se encuentra a pocos centímetros. Cientos de ideas viajan y chocan en la cabeza del detective, cuando se da cuenta al mirar a Adams y al matón por un momento a los ojos de quienes son, que hacen allí, y por qué lo hacen.

Se levante en un verdadero acopio de voluntad tratando de ignorar el dolor de la herida que comienza a sangrar a borbotones en su muslo. El cuerpo le pide una cosa, el código de honor al que hizo justicia durante años le pide otra. Una es la más lógica, la otra la correcta. Justicia... venganza... justicia...venganza. ¿Qué es lo justo cuando te juegas el pellejo ante estas amenazas que no dudan en cortarte las pelotas o volarte la cabeza a la mínima de cambio? La respuesta llega a la cabeza del detective. Por algo los buenos son los buenos, y los malos, los malos.

Da una patada firme y rotunda con su bota al arma blanca que sale despedida en dirección y sentido opuesto al matón, quedando fuera del alcance de este. Taylor, saca de nuevo su arma, y con el pulso aún algo tembloroso pero con voz implacable apunta directamente a la cabeza del tipo.

- ¡Quieto jodido tarado! ¡quedas detenido!

- ¿Estás bien Taylor?- Preguntó el detective sin dejar de mirar ni retorcer el brazo del matón.

La había fastidiado, si se hubiera dado más prisa habría evitado que tocaran a su compañero, si hubiera disparado podría haberle salvado del ataque, no había tenido agallas para disparar por si dañaba a su amigo...¿Estaría empezando a sentirse comodo con la presencia de un compañero?

Adams quería huir de esos sentimientos de compañerismo, sabía que la vida era dura, que si cogías cariño a algo, luego te lo arrebataban, sobre todo en esa ciudad...

El detective apartó de la cabeza esos pensamientos y retorció más el brazo del secuaz hasta llegar casi a la rotura.

- Bien hijo de puta, ¡Si no nos ayudas te rompo el brazo!, dinos lo que sabes del edificio, numero de ratas como tú, trampas en las escaleras o en cualquier sitio, ¿Donde tienen a Gordon? ¿Están aquí todos los putos tarados de Gotham o alguna rata se esconde?

Frank habló rápido, no le importaría nada partirle el brazo bajo la mínima muestra de no-cooperación...

El matón se retuerce de dolor ante la insistente maniobra de Adams. El miedo a traicionar a Joker es inmenso. Un brazo roto no es nada en comparación con la cruel mente del payaso. Lo ha visto con sus propios ojos y se le hiela la sangre de pensarlo. Incluso Adams es testigo en sus propias carnes de las maquiavélicas ideas del psicópata. -  Lo siento polizontes, no soltaré nada, aaghhhh! Suelta mi puto brazo! -

Al parecer vuestra técnica de interrogación no consigue hacer todo el efecto desado. Un miedo mayor le domina. Si vais a interrogarle, el matón va a tener que sentir un miedo equiparable al que le infunde Joker. O bien, detenerle y continuar con vuestro plan inicial.

A ver si cuando esto empiece no sueltas nada capullo...

- Valla si voy a soltar tu brazo...- Dijo el detective mientras soltaba una sola de las manos del codo del detenido para subirla hacia su mano, cogió su dedo meñique y lo partió rápidamente.

- Tienes 5 segundos, si no, te rompo otro dedo, luego otro, luego el pulgar, la muñeca, el codo...- Puede que tuviera realmente un miedo atroz al payaso, pero alomejor se le olvidaba con el dolor. Frank esperaba que el matón desembuchara rápido, no era la primera vez que su método funcionaba, pero por si acaso, sabía que Taylor intentaría hacer de poli bueno intentando convencerle de que el Joker no podría hacerle nada.

No tiene sentido temer al Joker...dentro de un rato no será más que un payaso muerto...

Mientras Frank despacha al capullo. Sean no deja de apuntarle. El muslo todavía le duele, de modo que debería buscar algo con lo que al menos tapar la herida y aunque no sea cómodo, al menos no ir dejando un reguero de sangre allá por donde pasa.

- Oh, si! ¡Vas a hablar pedazo de cabrón! ¿O prefieres que pregunte a tus compañeros?

Taylor se dirige hacia el tipo al que había disparado, que se encontraba sentado en el suelo, con un balazo atravesándole la espalda. Aquello era obra suya, no había duda alguna. Le coge la cabeza, que aún tiene los ojos abiertos y con expresión inerte, propia de un cuerpo sin vida.

- Dime, hijo... ¿Qué coño hacéis aquí? ¿Tenéis a Gordon ahí arriba? - mira a Frank y al secuaz. Vuelve a mirar al cadáver. Frank. El secuaz. El cadáver. El secuaz...

Le apunta con el arma y después arquea una desagradable sonrisa para después volver a mirar al tipo al que Adams tiene apresado.

- No habla. ¿Por qué coño no queréis hablar ninguno? - vuelve a mirar el cadáver - ah, claro! tu jodido compañero no habla, porque una bala acaba de atravesarle el jodido pulmón.

Se vuelve y mira al tipo al que Frankie acababa de mandar al otro barrio.

- Uy... y este cabrón lo tiene muy jodido. Dudo que pueda responder a nada teniendo en cuenta ...- se acerca a Adams y al que sigue vivo, braceando y gritando como un jodido loco psicópata - ... que sus putos sesos salpican la puta pared!!!

Se encuentra a metro escaso de Adams y del lacayo. Dicen que la distancia más peligrosa es la distancia prudencial. De eso Taylor no tenía duda.

- Bueno, compañero - mira a Frank - ya que ni los muertos ni los vivos - pone la pistola en la sien del tipo - parece que quieren hablar, y ni unos ni otros nos sirven de nada ¿por qué no le cuelo un tiro a este hijo puta y así nos ahorramos el papeleo en comisaría? - la automática está lista y ya tiene una bala en la recámara.

Vuestro detenido comienza a ver que los "buenos" pueden estar tan locos como cualquier otro paciente de Arkham. Mientras uno se dedica a retorcerle el brazo e ir rompiéndole los dedos, el otro da muestras de una actitud más que hostil y arrastra a sus compañeros caídos como si fueran marionetas. Su conversación parece la de un perturbado. Poco a poco, el miedo va alojándose en su mente. Con tres dedos rotos y la macabra actuación del detective las defensas psicológicas del matón se desploman.

Entre gimoteos propios del dolor y el miedo, el secuaz suelta toda la información que dispone. - Nuestra labor es custodiar el acceso al edificio y si hay problemas comunicarlo inmediatamente. El Joker estaba hace un tiempo en la zona alta, tenía una emisión en abierto. No le he visto bajar por aquí pero no sé si se encuentra en el edificio en estos momentos. Hay varios compañeros en el edificio en plantas superiores, pero no en todas, no somos tantos. Lo que sí que oí cuando subían con Joker es que buscaban la sección de desarrollo de armamento. Seguro que cuando subáis os dan una patada en el culo -

El puño de Taylor se acerca con ganas a su rostro y el matón se orina encima. El olor es desagradable, incluso Adams piensa en soltarle para que no le salpique.

Joder, espero que el olor no llegue a mi ropa...

Pensó Adams cuando el detenido se orinó encima.

- ¡Si nos mientes, volveré y te partiré todo hueso que te quede sano!- Dijo el detective, y mirando hacia Taylor, esperó por si tenía alguna pregunta que hacer, cuando hubieron terminado de interrogar al sospechoso, Frank golpeó en la cabeza al matón y le dejó inconsciente.

Gracias por su colaboración...

Se levantó del suelo y se dirigió hacia el puesto de guardia donde había cosido a balazos la cabeza de otro de los subalternos del Joker. Observó por si había cámaras de seguridad o cualquier cosa que les pudiera dar información adicional y sustituyó la radio que llevaba por una de las que tenían los del piso de arriba por si el payaso se comunicaba con ellos por otro canal.

Una vez subían hacia el piso superior Adams comentó en susurros a Taylor...

- Me has dado miedo de verdad, ¿Estás bien?- El detective desvió la mirada a la pierna e su compañero, no sabía si el corte era muy profundo o no...un corte que no había podido evitar.

La próxima vez seré más rápido...

Taylor mira al tipo. Ya parece algo más calmado, aunque cada vez que sus ojos se cruzan con los del sicarios del Joker, la vena de la frente palpita de forma más que evidente.

- Estoy bien, compi, estoy bien. - contesta a Frank con voz algo pausada aunque casi entre dientes. - Mejor le ponemos unas esposas y lo encadenamos a los hierros de las escaleras, le quitamos las armas y cualquier cosa con la que pueda comunicarse. Habrá que seguir el camino ¿no? - sonríe de forma fingida.

Rapidamente arrastra el cuerpo del tipo hasta las escaleras, donde pueden esposarlo a los barrotes. Taylor arranca un cacho de tela de la camisa de uno de los matones muertos no sin reflejar una cara de total repugnancia al tocar el cuerpo.

La de papeleo que vamos a tener que rellenar - piensa para sí mientras lo hace.

Con el trozo de tela, amordaza al tipo inconsciente y mira a Frank, buscando su aprobación.

- Cuando quieras - comenta en voz baja mientras recarga el tambor del revólver y comprueba su municion. Se acerca al panel informativo - imagino... que un departamento como el de desarrollo de armamento en una empresa como la de Wayne no aparecerá por aquí ... ¡joder con el filántropo! Pensé que lo de subvencionar investigación y desarrollo militar era solo un mito en torno a ese yuppi cabrón.

Adams recogió su reglamentaria después de comprobar la sala y los sistemas un poco por encima, recargó la munición y contestó a Taylor:

- Seguramente haga contrabando de armas experimentales o algo por el estilo, ningún rico se salva de ensuciarse las manos...

Los detectives terminan el asunto pendiente con el matón esposándolo y amordazándolo convenientemente. Es hora de seguir subiendo. Según la información dada por el esbirro no se encontrarán con nadie hasta la planta donde se encuentra el laboratorio de investigación militar. Las muestras de miedo dadas por el detenido no hacen que los detectives bajen la guardia. Comienzan su ascenso por las escaleras, a no ser que cambien de idea en algún momento. La imagen que ofrece el hueco de las escaleras hacia arriba es de vértigo.

Se miran conscientes del esfuerzo físico que supondrá ascender todos esos peldaños. Con todo el sigilo que les permiten sus pies, van comprobando las sucesivas plantas. Departamentos administrativos, despachos y otras secciones nada relativas a lo militar están desiertas, y si no lo estuvieran, se han escondido de los asaltantes confiando que no les encuentren. Adams y Taylor se detienen unos instantes para recuperar alientoy en la planta 20. La imagen de la ciudad que se contempla es de oscuridad casi plena. De pronto, las luces se van recuperando por manzanas enteras. Threev lo ha logrado. Una vez más, el ayudante del Fiscal ha demostrado tener agallas. La ciudad brilla de nuevo y con su luz, se atisba mejor el caos que el payaso ha conseguido lograr. Con los ánimos renovados, continuais el ascenso.

Finalmente, la planta 26. Ya sea a pié o usando el ascensor, hacéis acto de presencia en ella. Con un rótulo en la entrada "Investigación de equipo y aplicaciones de campo" se enmascara un departamento dedicado al desarrollo armamentístico. Nadie sale a recibiros. Es una sala de espera con el suelo enmoquetado en un tono azulado. Un cómodo sofá os invita a tomar un descanso. Pero, por la puerta de enfrente, parece que habéis oído un sonido. Vuestros músculos se tensan para planear otra estrategia.

Taylor se detiene un momento y respira de forma pausada intentando recuperar el aliento. Recorrerse de abajo a arriba la torre Wayne es una hazaña digna de un atleta, y una década algo dipsómana y su afición al tabaco negro no ayudan en absoluto. Se coloca con la espalda contra la pared y se deja caer, sentándose en el suelo un momento, procurando no hacer ruido.

Pronto, algo les alerta. Le hace señas a su compañero.

- Habrá que echar un ojo... - susurra mientras sujeta el revólver.

Maldito cabrón - piensa recordando la figura del gran soltero de oro en Gotham - mucho filántropo, mucha caridad pero seguro que algo sucio y sórdido escondes en esta planta. Nada gozaría más que conseguir tocarte un poco los cojones, cuello tieso...