Partida Rol por web

Seryu encontró a Lyre poco despues del incidente, bajo cuidados de su hermana, y tardó mucho en sanar. Con el tiempo y aunque con algo de disgusto, accedió a quedarse solo con ella de mujer y fue padre de gemelas. Buscó mas cruces con Lionel, el purificador que le había marcado para siempre en el pecho, y siempre que se producian sus choques la destrucción reinaba. Ninguno consiguió eliminar al otro por completo, y paulatinamente Seryu decidió abandonar del todo este plano, moviendose a los dominios de su padre junto con Lyre y sus tres hijas. La tercera, evidentemente, era la niña que había llevado consigo aquel dia en el cual todo se resolvió, a la cual fue entrenando para que siguiera sus pasos.

A instancias de Lyre se mudaron a una casa propia debido a las "costumbres" de la servidumbre de la casa de Alain. Seryu tardó poco en escalar posiciones y volverse de los hijos favoritos de su padre, aunque descubrió que mas allá de sus muros sus enemigos eran muchos y no tendría tiempo para aburrirse en varios siglos, en los cuales no vería mas el sol al que una vez se había acostumbrado.

Lyre duerme a tu lado en algunas prendas de cama, recostada contra ti, respirando suave. Tiene sueño ligero como ya sabes, asi que pocos movimientos bastan para que se despierte, y cualquier caricia en ese estado la manda a ronronear. Los 5 años que habían pasado desde aquello corrieron como una brisa fugaz, y ella había revelado ser mucho mas posesiva de lo que en un principio, aunque también sucumbió bastante a la moral del plano donde se encontraba. Hoy, concretamente, tenías entendido que luego de todo este tiempo finalmente Inome había decidido volver a poner pie. Aún quedaban unas cuantas horas para esto, claro.

Cinco años...habían pasado varias cosas desde que vine a este plano y la mayor frustración de haber venido había sido no poder matar al maldito cruzado.

Pero al menos gracias a Pent sabía que podría volver a ese lugar cuándo quisiera.

No descuidé mi entrenamiento ni un día, incluso si a veces debía dormir poco, pues las pequeñas requerían atención.

Layla era la más dulce, era algo distraída y le encantaba descubrir cosas, se parecía más a su madre que a mi pero me seguía para todos lados y le gustaba vestirse con colores oscuros como yo hacía. Reilla su gemela era más astuta y a veces incluso era cruel con su hermana, pero la cuidaba y quería, le agradaba el destacar al punto que quizás para llevarle la contra o diferenciarse de su hermana se vestía de blanco, aunque quizás ni le gustara ese color, era avispada y un poco manipuladora y a pesar de que amaba a ambas con todo mi corazón era más en la segunda que depositaba las esperanzas de una posible sucesora.

También estaba la hija de Jevide, que comenzó a seguir mis pasos como asesino apenas llegamos al reino de mi padre, le había puesto Ángela, teniendo en cuenta que era hija de un "Dios" uno que duro demasiado poco y fue muy débil para mi gusto, pero dios al fin al cabo, también la amaba a mi manera y aunque no era hija natural mía lo fue hasta que las propias nacieron y procure que no hubiera ninguna diferencia en el trato y que sus hermanas la trataran como a su hermana mayor.

El día de hoy Inome llegaría, me preguntaba si estaría muy cambiado, si hubiera tenido descendencia como yo o seguiría solo con su carácter, por supuesto me caía bien, pero a veces era demasiado hosco, pareciendo incluso negarse a los placeres de la vida y al estado de ser un demonio, para mi, era lo mejor que me había pasado gracias al mismísimo tiempo.

Me pregunté si la mansión estaría en condiciones de recibir visitas, era demasiado grande y a fin de evitar tentaciones no tenía servidumbre de sexo femenino, solo imps y demonios inferiores, la verdad que me cansaba un poco ver siempre esos feos rostros y solo poder descargarme con mi esposa, pero supongo que de eso se trataba el amor, aunque era un demonio y ese término no necesariamente era el mismo que usaban los humanos y demás razas...

La mansión era demasiado grande, pero suponía que estaría bien, todavía faltaban algunas horas por lo que abracé a Lyre y le di un beso en la frente, procurando conciliar nuevamente el sueño, de lo contrario tendría que comenzar la mañana haciéndole el amor, algo que claramente, no me molestaba...

Escuchaste a Lyre ronronear, y tras algunas horas mas, sentiste que abandonaba el lecho y se levantaba. Cubrió su cuerpo y la lencería que llevaba con una suave bata gris, y bostezó.

-Nyaaaa...

La luz del "sol" golpeaba algo mas fuerte las cortinas, las cuales abrió un poco para ver afuera.

-Despierta -dijo, acercandose a la cama para hablarte con suavidad- Ya va siendo hora de prepararnos para el día...esperaba que estuvieras levantado antes incluso. -rió un poquito.

-Estoy despierto hace horas- dije apartando las sábanas y dándole un beso en los labios- pero si me movía iba a despertarte, por eso me quede en la cama-

Le acaricié el rostro y luego miré hacía el armario, preguntándome que debería de vestir en esta ocasión.

-¿Te pondrás elegante? -preguntó risueñamente frotandose contra ti cuando te le acercaste. Habías aprendido que era una costumbre típica de los felinos hacer eso sin ningún tipo de malicia detras, pero a veces este hecho hacía que pudiera disimular sus verdaderas intenciones, o al menos dejarte con la incertidumbre.

-Por cierto, ¿sigues quejandote de la servidumbre?

-Hmpf- salí de la cama y comencé a caminar hacia el armario, corrí varias prendas hasta que encontré el atuendo que usaba cuándo luchaba en el mundo mortal, incluso también estaban los borsegos que Madeline me había teñido de negro, fue esa ropa la que saqué y puse arriba de la cama-voy a darme una ducha, vienes conmigo o vas a ver a las niñas?-

Rió maliciosamente y cerró la bata.

-Un día como hoy será mejor asegurarme de que esten listas para conocer a sus tíos. Escuché que también Delilah vendrá, seguramente no perderá la oportunidad de viajar a otro sitio para hacer de las...suyas.

Elevó los brazos estirandolos y al resto del cuerpo, cola incluída, para luego suspirar aliviada.

-No tardes -dijo saliendo por la puerta sonriente.

De las suyas...de las suyas hizo mucho conmigo y ahora seguramente con mi hermano, no la culpo por haber conseguido lo que yo quise, los demonios tenemos la mente más abierta...

Me metí en la ducha y me aseguré de asearme bien, para luego secarme y vestirme, la ropa que me puse me ceñía de maravilla y me dio ganas de combatir otra vez, habían pasado 5 años y de alguna forma sentía que necesitaba sangre, los entrenamientos no eran lo suficiente como para emocionarme y a pesar de que era duro en los entrenamientos con las niñas no era ni la mitad de lo duro que era fui con Ethan.

Una vez vestido tomé a Nightmare del costado de la cama para salir del cuarto en busca de mis hijas.

-¡Papaaaa! ¡Buenos días! -algo te cayó encima colgandosete de los hombros apenas diste unos pocos pasos por el pasillo- Te ves muy distinto así.- Como sabías, al ser una mezcla de sangre (y una muy rara realmente...) no tenían todo el tiempo los rasgos felinos como Lyre, pero podían manifestarlos. Cuando pudiste verle la cara a Layla, se veía muy contenta y cuando estaba contenta, exponía estos rasgos. Por eso mismo presentaba orejas felinas ahora mismo.

El escuchar que me dijo papá fue lo único que la salvo de que no girara sobre mi y le diera el mango de la katana en la cara.

Bajé la guardia y reí, algo raro en mi pero que mis hijas me producían o quizás las niñas en general. Le tomé la cabeza y la acaricié.

-Así se vestía tu padre en sus épocas de combate, paso mucho tiempo desde eso- dije sonriendo y caminando más, con ella encima pues su peso no me molestaba para nada.

-Donde están tu madre y tu hermana?-

-Mamá la esta peinando y arreglando, luego me tocará a mi.

Layla trepó a tus hombros sentandose en ellos, y apoyó sus manitas en tu cabeza para finalmente colocar el mentón sobre ambas.

-¿Como es el tío? ¿Y como es el mundo del que viene?

Sonreí tomando un piesito de Layla y comenzando a caminar hacía el comedor.

-Es parecido a mi, pero tiene el pelo rubio en su mayoría y algo más largo, posee un ojo celeste y no los dos rojos como yo, sus llamas son rojas en lugar de azules como las mías...por lo demás es casi igual salvo que el no usa armas. En cuanto al mundo del que viene...es algo parecido a este aunque no hay demonios por supuesto, hay humanos y otras razas como la de tu madre, recuerdas a Pent? El hombre del monóculo con el que papi se lleva bien? Bueno, todos son como él, aunque no tan sabios no hacen magia, hay muchas clases de humanos con trabajos y funciones diversas y tanto buenos como malos...tu otra hermana también esta con ellas?-

-¿Entonces todos tienen el pelo rojo? -Layla pareció imaginarselo por un segundo- Angela se levantó muy temprano y se fue a la zona de entrenamiento, porque no esta en su cuarto. Ultimamente no descansa mucho, ¿no?

La niña balanceó un poco el pie libre. Llegar a la cocina tomó poco y nada de tiempo, de pasada en el comedor ya estaba todo servido a gusto de cada uno: Pescado ahumado para Lyre, arroz con leche para Layla, filete de carne blanca de ave para Reilla, ensalada hecha con frutos de estas tierras para Angela...

-¡A desayunaaar! -Layla no parecía querer esperar a nadie realmente.

-No, no todos tienen el pelo rojo, aunque no estaría mal- dije imaginándome pelirrojas- pero más allá de eso, aún te tienes que preparar para desayunar... sin embargo- la llevé a la alacena y le dí una gran y redonda galleta con chips de chocolate, cubriéndome los labios con el indice- este será nuestro secreto-

Me senté en la mesa y esperé que me vinieran a servir, ordené que me trajeran jugo de manzana recién exprimido y tostadas con mermelada de frambuesa, huevos y tocino fritos y café con crema moca y azucar.

Bajé a Layla al suelo y le acaricié la cabeza:

-Ahora ve al cuarto, tu hermana ya debe estar lista, pero asegúrate de comerte toda la galleta antes de llegar eh-

Layla sonrió y asintió complice comenzando a comer apenas se echó a andar. En pocos minutos te sirvieron lo deseado, sin demora alguna, la servidumbre de esas tierras (y sobre todo la que trabajaba para las grandes casas) estaba bastante acostumbrada a ser diligentes y eficientes, ya que dependiendo del amo, los errores inclusive minúsculos podían ser excusa para que sufrieran la ira del mismo.

Tras unos minutos bajó Reilla, arreglada y acicalada, no tenía ningún rasgo felino a la vista.

-Buenos días, padre -saludó con naturalidad. Si bien ambas tenían 4 años y eran pequeñas, se notaba que ella tenía una personalidad ya, mas fría y mas madura. Te observó unos momentos. -Te quedan bien esas ropas.

-Gracias cielo- dije haciendo que se acercara para darle un beso en la frente- toma asiento aunque esperaremos a tu madre y a tu hermana antes de empezar- endulcé el café y lo revolví mientras miraba a mi hija.

-Dormiste bien?-

-Layla cambia de forma y muerde un poco a veces -se quejó un poco- Pero aún así pude dormir bien.

Se acercó a la silla y se subió a ella de un saltito, sentándose.

-El abuelo siempre habló bien del tío. Supongo que no sabré porque hasta verlo por mi misma.