Partida Rol por web

Un momento...bastante tenso.

Iznar parecía venir bastante animado charlando con una sonriente Syara, conforme se iban acercando a la tienda de frutas. Aunque al darse cuenta de la presencia del pequeño piel verde ahí, la cosa cambió bastante en cuestión de segundos. Si bien no desenvainó, le observó con una mezcla de cautela y colera fría, esperando su movimiento.

Bolg sonrió al distinguir al mercenario entre la gente. Sus ojos desprendieron una especie de malvada chispa cuando sus miradas se encontraron. La tela del destino parecía tejerse para que el momento del enfrentamiento final se diera lugar. Bolg no podía creer la suerte que estaba teniendo.

Nunca hubiera imaginado que volvería a encontrar tan pronto a su enemigo, pero ahí estaba, charlando con aquella hembra con cara de bobalicón.

- Tu baztardo!! Gritó entre el gentío con su aguda voz. - Zi tú, moriráz. Y se pasó el pulgar por el cuello en una clara señal de amenaza, mientras señalaba claramente a Iznar. - Ahora no tienez un mago que te proteja, ¿Que pienzaz hacer puez? ¿Vaz a llorar, o ezperaráz a verter tuz lágrimaz cuando la cabeza de tu madre adorne la entrada de mi caverna? Las amenazas del goblin se oían por doquier, mientras se llevaba las manos a las empuñaduras de sus armas, y se agazapaba como una bestia a punto de saltar sobre su agresor.

Bolg parecía haber perdido de vista cuanto les rodeaba, solo se concentraba en su presa.

-Bastardo tu, cabrón, ¡te destripo como toques esa puerta! -contestó crispado. No parecía entender de donde había sacado el pequeñajo la información, pero no era que se fuera a poner a preguntar ahora mismo.

-Ya deberías saber que no necesito a nadie que me defienda, ¡he matado cosas mucho mas grandes que tu!

El joven se tensó casi adquiriendo el mismo gesto que el goblin.

- Vamos grandullón!! Atrévete!! Voy a hacerme un collar con los dientes de tu madre, y con sus tripas me haré un cinturón donde colgar los pulgares de la vieja chocha!! El goblin intentaba poner furioso a su enemigo, solo para que cometiera alguna estupidez que le diera ventaja en el combate. Si conseguía que el mercenario desenvainara primero, tendría la escusa perfecta para atacar.

El rostro de Bolg parecía disfrutar con todo aquello.

La alegría y risas son arrebatadas en segundos. Observo a la pequeña criatura que había delante nuestro. La observo con ceño fruncido y rostro serio, de arriba a bajo una y otra vez.

Un goblin, sin duda, no muy amigables. Permanezco en silencio pero atenta ante la discusión. ¿Qué se creía éste? y ¿Por qué trataba de una manera tan descortez a Inzar?.

 Me descruzo de brazos y doy un paso hacia Inzar, poniéndole una mano en su hombro. Acerco la boca hacia su oído -Tranquilo- le susurro -intentemos arreglar esto por las buenas. No vale la pena luchar, solo te está provocando. Ya sabes como son los de ésta clase...- agrego en el mismo susurro, especialmente la última frase.

Me incorporo lentamente y observo nuevamente a la criatura -El pasado es el pasado ¿no?-

El griterío había hecho que algún guardia que otro se volteara hacia allí, aunque como aparentemente no pasaba nada no estaban interfiriendo. Pero sin duda lo harían en caso de percibir agresiones, eso era claro. Despues de todo, las leyes de la ciudad seguían vigentes.

El guerrero ya estaba llevando la mano a la empuñadura, demostrando claramente que era temperamental con ese tema. Sin embargo y al parecer, Syara le hizo contener el impulso, y mas aún reparar en los vigilantes.

-Es cierto, estamos en territorio neutral. Por suerte para ti, no estan permitidas estas clases de actividades en la ciudad, así que se buen goblin y marchate. Ya arreglremos cuentas fuera de los límites, si aún sigues insistiendo. Aunque te la debo por el ataque sorpresa de antes, jodido.

Luego miró mas inquisitivamente a Nauj y su compañero.

-¿De donde sacaste esta información?

- De la garganta de tu puta madre, mientraz la violaba como una perra en celo, zucio baztardo. Bolg sonreía mostrando sus innumerables dientes, en una mueca llena de odio.

Estaba claro que no podría llevar a cabo su venganza en ese lugar sin que lo detuvieran y lo encerraran de por vida en una fría cárcel. Otra vez, causas externas estaban salvando el culo de aquel mercenario. Parecía que los dioses se burlaban del pequeño guerrero goblin. Aun así, el odio y la ira que sentía en su interior, le impulsaban a provocar y lanzar improperios contra Inzar.

Ahora la idea de encontrar a su madre y hacerla sufrir, cobraba mayor protagonismo en la retorcida mente de Bolg.

Lo que pasó a continuación fue bastante inesperado, o bien, confuso. Inzar abrió la boca para contestar algo, pero le acalló una flecha larga y rústica que se enterró a pocos centímetros de su cabeza, en una pared de madera. Abrió los ojos con una mezcla de incredulidad y miedo, pero parecía estar mirando en dirección al goblin.

Por otra parte, Blog no advirtió que la puerta que estaba tras de él se había abierto sin hacer ruido, y Nauj con su capucha menos aún. Syara pudo ver claramente esto desde su pocisión, y presumiblemente el muchacho también. Algo de gente (sobre todo chiquillos) se estaban apiñando ya alrededor, aunque esto era lo de menos.

A menos de un metro del pequeño piel-verde y de pie en el umbral de la puerta se encontraba una mujer bastante alta, de cabello castaño y largo que se mantenía lejos del rostro por una vincha blanca. Lucia prendas de cuero claro (una falda por debajo de la rodilla, botas y camisa de manga larga). Si bien no era especialmente corpulenta, su altura era de al menos metro ochenta, y el hecho de que estuviera sosteniendo un arco de tejo que volvió a recargar con una flecha en menos de un parpadeo no era lo mas preocupante. Lo que si podía llegar a causar un verdadero nerviosismo era la mirada que tenía. Parecía desprender un severo y atemorizante fuego.

-Estas muy pequeño para mi, animalillo -dijo sin siquiera mirar al goblin. Luego alzó la voz de forma repentina, y declaró.-SI NO VAIS A COMPRAR NADA, ¡¡DEJAOS DE ARMAR JALEO DELANTE DE MI TIENDA, CABRONES!!

Lo cierto es que luego de eso, casi todos los espectadores se retiraron literalmente corriendo. Parecía que le respetaban bastante, y ni de lejos querían meterse con aquella mujer.

Luego, y sin mas, pasó apartando a Blog con poco cuidado, y, para sorpresa de todos cazó al guerrero de una oreja, sosteniendo la flecha y el arco con la otra mano.

-¿No va a llegar un dia que puedas llegar sin liarla? -le regaño de forma exigente.

Los muchachos corrieron delante de él, y luego, cuando aquella mujer gritó, simplemente se disgregaron como animales muertos de miedo.

La escena era realmente peculiar: Otra vez el encapuchado y el Goblin allí. ¿Quién perseguía a quién, o porqué sus caminos se cruzaban tantas veces? Habría preferido que aquellas situación nunca se hubiera dado.

A continuación, simplemente se acercó a Syara. Parecía que la mujer no le iba a hacer daño al guerrero, y el goblin y el encapuchado tampoco: Después de todo, estaban en la ciudad natal de Inzar.

-¿Estás bién?

Le comenzó, colocándole una mano en el hombro. Desde luego, su paso no había sido preocupado: El análisis de la situación parecía ser favorable y no demasiado peligroso. Miró por un segundo a aquellos dos que en una época fueron sus acompañantes. Con una sonrisa, los saludó

-Otra vez nos encontramos.

La mujer que sostenía al mercenario no parecía tener ningun tipo de rencor hacia el, ni sentimientos malos. Por tanto, sencillamente se quedó así, al lado de Syara.

-He encontrado lo que buscaba.

Los asuntos entre el cazarrecompensas y Bolg eran asunto suyo, y Nauj no quería entrometerse si no era estrictamente necesario. Así que, desentendiéndose del tenso ambiente que el goblin pretendía crear con sus palabras, encaminó sus pasos hacia Syara con intención de saludarla.

Pero entonces, los acontecimientos se precipitaron. Una flecha surgida de la nada, la brava mujer que la había disparado, el empujón de ésta a Bolg y el tirón de orejas como quien reprendre a un hijo pequeño.

En esos momentos apareció Seryu que se acercó a la inúe y les saludó cordialmente. Nauj devolvió el saludo, con una leve inclinación:

- Saludos, señorita Syara y joven silfo. Efectivamente, nuestros caminos se cruzan de nuevo.

Y los caminos del mercenario y Bolg se cruzan también otra vez; quién sabe cómo acabará todo, pensó el encapuchado mientras permanecía atento a cómo se desenvolvía la escena entre los dos rivales y la madre de uno de ellos.

Sentí un poco de alivio al ver que Inzar no se involucraría con el goblin.

Permanecí en silencio durante la escena de la mujer y el tal Bolg. Desde mi punto de vista, había sido una situación algo graciosa, obviamente no reí ya que ello podría meterme en problemas y sería una falta de cortesía.

Al sentir una mano en mi hombro, giro rápidamente la cabeza, fijando la mano en ésta y al percatarme que era Seryu, relajé mi cuerpo. Levanto la mirada para fijarla en la suya. Observo sus ojos por un instante, perdiendome casi en ellos y al escuchar que había encontrado lo que buscaba, le sonrío y ésta misma indicaba que estaba bien.

Aquel momento es interrumpido por la voz del encapuchado, Nauj. Regreso la cabeza a su posición normal y lo miro, suspirando y parpadeando.

-Saludos, Nauj- contesto a su saludo, en un tono normal, pero con rostro serio. Era curioso encontrarnos nuevamente con él. -¿Qué te trae a éstas tierras?- le pregunto

-¡Waaaa! ¡No madre! ayayay...traje visitas, sueltame y te presento... -alegó para zafarse de la presa- ¡Au! Mola ver que no pierdes la puntería...¿¡¡ pero porque no pierdes esta costumbre!!?

Ahora que estaban los dos parientes cerca podía verse mejor la similitud. Ella tenía el mismo color de cabello y ojos, aunque su rostro era completamente distinto.

Todo pasó muy rápido para el pequeño goblin, y no tuvo tiempo casi para reaccionar, tan pendiente estaba del mal nacido de Inzar. La situación se estaba complicando, y aquel reencuentro inesperado con sus antiguos "compañeros" no era lo que más le apetecía Bolg.

Entre la confusión y el gentío, el pequeño guerrero, aprovechó para escabullirse lejos de allí. No tenía muy claro lo que haría a continuación, pero lo que si sabía es que no quería volver a cruzarse con el entrometido, a menos que fuera para cortarle las manos. Cosa que no parecía muy probable en aquel momento, así que Bolg se marchó.

Necesitaba meditar, a solas, su próximo movimiento. Pues cada vez sentía con más fuerza que aquel no era su lugar, y que no pintaba nada allí. Como mínimo, su amigo Nauj, había vuelto a encontrar al mago, tal vez eso sirviera mejor para los propósitos del encapuchado, que la compañía de un goblin iracundo.

Desde la distancia, y entre la gente, lanzó una última mirada a su compañero de viaje, y con un leve gesto de tristeza, se despidió. Un gesto que seguramente pasaría desapercibido para la mayoría de la gente, ni siquiera lo hizo con la esperanza de que Nauj lo viera, era más para él mismo, una despedida silenciosa y en la distancia.

Con la presteza de un animal, y su reducido tamaño, desapareció en las callejuelas de la ciudad. No sin antes apuntar mentalmente la dirección del hogar de Inzar. De aquello no se olvidaría.

Y de aquel modo se marchó el joven goblin, dejando atrás al encapuchado. Lo observó durante unos segundos pendiente de la siguiente acción del mismo. Luego, y casi de manera instintiva, observó la escena de la madre de inzar con el mismo asiendo de la cintura levemente a Syara. Cuando se dio cuenta, quiso separarse de ella, pero quizas aquello fuera peor, por lo que lo unico que hizo fue quitar la mano de su cintura y sonrojarse como pocos puros de su raza lo hacen.

-Esto...mmm...euh...Señora, somos amigos de Nauj. Creo que su hijo no volverá a meterse en lios tan grandes. Y, si lo hace, al menos tendra, se lo prometo, toda protección.... Nauj...¿Donde...podemos pasar la noche?

Algo tan formal como aquello sonaba quebrado en su voz por el simple hecho de no entender su accion instintiva.  Esperaba no tener que pasar mas verguenza.

Aquella mujer se volvió curiosa, soltando (para alegría de Inzar) la oreja.

-Vaya vaya, parece que al menos ha venido bien acompañado esta vez. Tanto jugar al heroe, ya era hora de que se consiguiera un par de amigos como la gente, educados como este muchacho.

Recogió la flecha de la pared y la colocó en el carcaj que traía aferrado a la espalda, aunque con un movimiento bastante diestro. Era evidente que tenía bastante destreza manejando aquellos instrumentos. Seguidamente también acomodó el arco con unas correas para dejarlo sujeto al mismo sitio.