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Crónicas Giovanni II: Sangre y Fuego

Escena 1: Seca invitación

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27/08/2014, 15:34
Narrador

"Venid a mí y seré el sol en torno al cual giréis en órbita, y mis rayos dejarán al descubierto los secretos que os ocultáis el uno al otro, y así yo, que poseo hechizos y poderes de los que no tenéis la menor idea, os controlaré, os poseeré y os destruiré"

Lestat, el vampiro

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31/08/2014, 17:33
Narrador

La vida de una eterna fugitiva no es fácil, pero la siempre bella y deslumbrante Italia hace el paso del tiempo más llevadero.

Ya no tienes un hogar, las tierras del este te traen recuerdos de los demonios del pasado que todavía reinan en el lugar donde fuiste salvajemente asesinada y donde sabes que el paso de los siglos no ha borrado tu nombre de la memoria de aquellos letales depredadores.

En occidente resta el peligro, tu sire y la inquisición. Pero es en Italia donde de ha resurgido un renovado culto hacia tu perdida Grècia, el sitio donde has reencontrado los ideales hacia la realeza, el amor y la disciplina clásica. No te apasiona la pintura o el arte del mismo modo que lo haría un Toreador, pero cada vez que ves una obra de los grandes maestros renacentistas representando los viejos mitos que vio nacer tu país natal, una ancestral magia te embarga. Es la nostalgia, la misma que te ha hecho viajar por toda Italia de norte a sur, y que en ultima instancia te ha conducido al interior de la gran capital: Roma.

Tras caminar sin rumbo específico deleitándote del ambiente nocturno de una urbe sin igual, finalmente llegas ante una suntuosa mansión de estilo neoclásico, guardada por muros de estuco rosado y pesadas puertas de hierro. La casa está en una de las amplias avenidas de la Colina Capitolina, rodeada por otras mansiones de igual tamaño y opulencia. Cada una está en una espaciosa parcela de terreno, cercada de muros con púas de hierro, y con puertas de metal con barras y cadenas contra los peligros de la noche. Puede verse la luz de las lámparas en muchas de las ventanas y en la distancia se oyen los acordes de un minueto: da la impresión de que se está celebrando una fiesta.

Los carruajes se dirigen colina arriba mientras lacayos con pelucas empolvadas e inmaculadas libreas animan a los caballeros; cada coche está marcado con un escudo de armas,* y es posible atisbar en el interior a figuras ricamente vestidas y enmascaradas.

La niebla ha ido ascendiendo por la colina hasta llegar a las puertas de la mansión. Es obvió que antes ha llovido, y las piedras están resbaladizas. El aire es tan frío que es posible ver el aliento de los mortales.

Justo por encima de los tejados de la ciudad, la bulbosa luna brilla tenuemente a través de un velo de nubes.

No hay ningún sonido proveniente de las calles, pues la niebla lo oculta todo salvo los festejos colina arriba.

Es la noche del 13 de febrero de 1666 y sobre los adoquines de la calle mojados por la lluvia de Roma te parece reconocer algunos rostros familiares, ellos también te han visto a ti.**

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Para tratar de reconocer los escudos de armas deberás pasar una tirada de Int+Heraldica dif. 7

** Las figuras que ves ante la puerta son los otros PJ's, mantenlos marcados como destinatarios para tus siguientes turnos.

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31/08/2014, 17:51
Narrador

La guerra ha terminado y como en todas las guerras caínitas o humanas, no se sabe del cierto cuál había sido el bando ganador. Europa se ha temperado, pero los fantasmas de la inquisición siguen vagando por el oeste, mientras que los demonios afianzan su control de los Cápatos. 

Entre ambos mares oscuros, la Italia que te había visto nacer sigue imperecedera, suspendida en un renacimiento glorioso que a pesar de su belleza, no consigue calmar tu alma atormentada. Si bien es tu patria, ya poco queda del mundo que te vió crecer, y ese desarraigo te traumatiza mientras buscas sin cesar algún atisbo del pasado, un recuerdo que te ancle a la realidad a la que perteneciste y te fue arrebatada sin tu consentimiento. 

Una corazonada te dice que las respuestas podrían esconderse en la ciudad eterna, la capital que los fantasmas de tu pasado te han aconsejado evitar y por las calles que ahora caminas con la certeza de buscar aquel lugar específico donde debes llegar en el momento justo.

Tras mucho caminar, finalmente llegas ante una suntuosa mansión de estilo neoclásico, guardada por muros de estuco rosado y pesadas puertas de hierro. La casa está en una de las amplias avenidas de la Colina Capitolina, rodeada por otras mansiones de igual tamaño y opulencia. Cada una está en una espaciosa parcela de terreno, cercada de muros con púas de hierro, y con puertas de metal con barras y cadenas contra los peligros de la noche. Puede verse la luz de las lámparas en muchas de las ventanas y en la distancia se oyen los acordes de un minueto: da la impresión de que se está celebrando una fiesta.

Los carruajes se dirigen colina arriba mientras lacayos con pelucas empolvadas e inmaculadas libreas animan a los caballeros; cada coche está marcado con un escudo de armas,* y es posible atisbar en el interior a figuras ricamente vestidas y enmascaradas.

La niebla ha ido ascendiendo por la colina hasta llegar a las puertas de la mansión. Es obvió que antes ha llovido, y las piedras están resbaladizas. El aire es tan frío que es posible ver el aliento de los mortales.

Justo por encima de los tejados de la ciudad, la bulbosa luna brilla tenuemente a través de un velo de nubes.

No hay ningún sonido proveniente de las calles, pues la niebla lo oculta todo salvo los festejos colina arriba.

Es la noche del 13 de febrero de 1666 y sobre los adoquines de la calle mojados por la lluvia de Roma te parece reconocer algunos rostros familiares, ellos también te han visto a ti.**

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Para tratar de reconocer los escudos de armas deberás pasar una tirada de Int+Heraldica dif. 7

** Las figuras que ves ante la puerta son los otros PJ's, mantenlos marcados como destinatarios para tus siguientes turnos.

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31/08/2014, 17:52
Narrador

Como siempre, las noches de insatisfacción te embargan. Lo has conseguido todo y con ello te has alejado de tu naturaleza. Incluso tu mismo a veces dudas de si sigues siendo el arrojado cazador o el tiempo te ha cambiado y moldeado para encajar en aquella Italia llena de estirados caballeros y refinados artistas de toda clase ¿a caso un cadáver podía cambiar? la inmortalidad parece más cruel para algunas cosas que otras, pues no hay noche en que no te atormenten los recuerdos de tu familia perdida y aquella vida que te arrebataron sin consentimiento alguno.

Otra vez sales a pasear sin rumbo, con la perenne idea o deseo en mente de que tiene que haber algo más.

Finalmente llegas ante una suntuosa mansión de estilo neoclásico, guardada por muros de estuco rosado y pesadas puertas de hierro. La casa está en una de las amplias avenidas de la Colina Capitolina, rodeada por otras mansiones de igual tamaño y opulencia. Cada una está en una espaciosa parcela de terreno, cercada de muros con púas de hierro, y con puertas de metal con barras y cadenas contra los peligros de la noche. Puede verse la luz de las lámparas en muchas de las ventanas y en la distancia se oyen los acordes de un minueto: da la impresión de que se está celebrando una fiesta.

Los carruajes se dirigen colina arriba mientras lacayos con pelucas empolvadas e inmaculadas libreas animan a los caballeros; cada coche está marcado con un escudo de armas,* y es posible atisbar en el interior a figuras ricamente vestidas y enmascaradas.

La niebla ha ido ascendiendo por la colina hasta llegar a las puertas de la mansión. Es obvió que antes ha llovido, y las piedras están resbaladizas. El aire es tan frío que es posible ver el aliento de los mortales.

Justo por encima de los tejados de la ciudad, la bulbosa luna brilla tenuemente a través de un velo de nubes.

No hay ningún sonido proveniente de las calles, pues la niebla lo oculta todo salvo los festejos colina arriba.

Es la noche del 13 de febrero de 1666 y sobre los adoquines de la calle mojados por la lluvia de Roma te parece reconocer algunos rostros familiares, ellos también te han visto a ti.**

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Para tratar de reconocer los escudos de armas deberás pasar una tirada de Int+Heraldica dif. 7

** Las figuras que ves ante la puerta son los otros PJ's, mantenlos marcados como destinatarios para tus siguientes turnos.

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31/08/2014, 17:52
Narrador

A veces pasan semanas, meses o incluso años y Durga sigue sin aparecer. Este es uno de estos momentos.

De hecho, nunca ha transcurrido tanto tiempo como ahora entre misión y misión. Hace casi una década des de la última vez que recibiste noticias de tu creadora y ni si quiera entonces la viste en persona.

Durante este tiempo has tenido que encontrar tus propios objetivos para darle sentido a la existencia. Hasta que hace solo unos días sentiste un impulso, una llamada sobrenatural. Fue algo sutil, quizás solo se tratara de tu deseo de seguir viajando, o las propias ganas de volver a ver a Durga te estaban sugestionando inconscientemente.

El caso es que has salido en dirección a Italia y guiándote por tu más que probada intuición te has adentrado más que nunca por las rutas de la península que conducen a su interior, hacia donde llevan todos los caminos: a Roma.

Paseando por las calles de la enorme ciudad reconoces los estilos renacentistas conocidos de tus viajes por el norte: influencias venecianas y florentinas adornan cada rincón, pero las dimensiones de aquella arquitectura se multiplican en la gran capital. Finalmente llegas ante una suntuosa mansión de estilo neoclásico, guardada por muros de estuco rosado y pesadas puertas de hierro. La casa está en una de las amplias avenidas de la Colina Capitolina, rodeada por otras mansiones de igual tamaño y opulencia. Cada una está en una espaciosa parcela de terreno, cercada de muros con púas de hierro, y con puertas de metal con barras y cadenas contra los peligros de la noche. Puede verse la luz de las lámparas en muchas de las ventanas y en la distancia se oyen los acordes de un minueto: da la impresión de que se está celebrando una fiesta.

Los carruajes se dirigen colina arriba mientras lacayos con pelucas empolvadas e inmaculadas libreas animan a los caballeros; cada coche está marcado con un escudo de armas,* y es posible atisbar en el interior a figuras ricamente vestidas y enmascaradas.

La niebla ha ido ascendiendo por la colina hasta llegar a las puertas de la mansión. Es obvió que antes ha llovido, y las piedras están resbaladizas. El aire es tan frío que es posible ver el aliento de los mortales.

Justo por encima de los tejados de la ciudad, la bulbosa luna brilla tenuemente a través de un velo de nubes.

No hay ningún sonido proveniente de las calles, pues la niebla lo oculta todo salvo los festejos colina arriba.

Es la noche del 13 de febrero de 1666 y sobre los adoquines de la calle mojados por la lluvia de Roma te parece reconocer algunos rostros familiares, ellos también te han visto a ti.**

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Para tratar de reconocer los escudos de armas deberás pasar una tirada de Int+Heraldica dif. 7

** Las figuras que ves ante la puerta son los otros PJ's, mantenlos marcados como destinatarios para tus siguientes turnos.

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31/08/2014, 17:52
Narrador

Eres un perro viejo. Los años han precedido los días y sin darte cuenta, llevas varios siglos caminando en la piel del vástago. Las cosas han cambiado mucho y nada a la vez. El mundo que conocías se ha transformado por completo, especialmente en el rincón donde te encuentras ahora, Italia es el principal foco del renacentismo, pero los vástagos siguen hambrientos de poder y los mortales recaen en los mismos errores de la modesta mortalidad. 

Ha sido una grata sorpresa conocer después de tanto tiempo que tu objetivo, a quien espías des de la lejanía también se encaprichaba de Italia, la tierra que te vio nacer y donde las gentes hablan tu idioma. Aricia y tu, cada uno por su lado, habéis pasado una larga temporada en Milán. La capital del comercio por excelencia no ha sido nunca tu preferencia en la península, quizás por ello te has alegrado al conocer que finalmente la chica se ha dispuesto a instalarse en la capital: Roma.

Viendo que la cosa sigue tranquila y que os disponéis a pasar un buen tiempo en éste, decides regalarte una noche para ti, para recorrer solitariamente las calles y familiarizarte con los nuevos olores de la ciudad eterna

Tus pasos finalmente te llevan ante una suntuosa mansión de estilo neoclásico, guardada por muros de estuco rosado y pesadas puertas de hierro. La casa está en una de las amplias avenidas de la Colina Capitolina, rodeada por otras mansiones de igual tamaño y opulencia. Cada una está en una espaciosa parcela de terreno, cercada de muros con púas de hierro, y con puertas de metal con barras y cadenas contra los peligros de la noche. Puede verse la luz de las lámparas en muchas de las ventanas y en la distancia se oyen los acordes de un minueto: da la impresión de que se está celebrando una fiesta.

Los carruajes se dirigen colina arriba mientras lacayos con pelucas empolvadas e inmaculadas libreas animan a los caballeros; cada coche está marcado con un escudo de armas,* y es posible atisbar en el interior a figuras ricamente vestidas y enmascaradas.

La niebla ha ido ascendiendo por la colina hasta llegar a las puertas de la mansión. Es obvió que antes ha llovido, y las piedras están resbaladizas. El aire es tan frío que es posible ver el aliento de los mortales.

Justo por encima de los tejados de la ciudad, la bulbosa luna brilla tenuemente a través de un velo de nubes.

No hay ningún sonido proveniente de las calles, pues la niebla lo oculta todo salvo los festejos colina arriba.

Es la noche del 13 de febrero de 1666 y sobre los adoquines de la calle mojados por la lluvia de Roma te parece reconocer algunos rostros familiares, ellos también te han visto a ti.** Te preguntas cómo es posible que hayas cometido el error de dejarte atisbar por otros bebedores de sangre, pero ya es demasiado tarde.

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31/08/2014, 17:53
Narrador

Las arenas del desierto quedan atrás. Te sorprende ver cómo ha cambiado el mundo en occidente durante estos dos siglos que has pasado casi por completo encerrado en los laberintos subterráneos que esconden los misterios de tu clan.

Mientras paseas por la Roma sacudida por el rampante renacimiento, recuerdas cómo empezaste el largo viaje hace tantas semanas:

Todo había empezado con un sueño profético cuyo contenido era borroso, sin embargo al levantarte estabas convencido que debías embarcarte y partir hacia el norte. Cuando ya habías hecho todos los preparativos para marcharte, fuiste a anunciar tu decisión a tu maestro. Sorprendentemente él estaba al corriente de tu decisión y te esperaba.

"No debes regresar hasta haber cumplido con el destino que los dioses te deparan, solo entonces volverás para revelarnos los secretos del nuevo mundo. Déjate guiar por el padre oscuro."

Des de entonces el viaje ha sido largo y el rumbo incierto, pero finalmente llegas ante una suntuosa mansión de estilo neoclásico, guardada por muros de estuco rosado y pesadas puertas de hierro. La casa está en una de las amplias avenidas de la Colina Capitolina, rodeada por otras mansiones de igual tamaño y opulencia. Cada una está en una espaciosa parcela de terreno, cercada de muros con púas de hierro, y con puertas de metal con barras y cadenas contra los peligros de la noche. Puede verse la luz de las lámparas en muchas de las ventanas y en la distancia se oyen los acordes de un minueto: da la impresión de que se está celebrando una fiesta.

Los carruajes se dirigen colina arriba mientras lacayos con pelucas empolvadas e inmaculadas libreas animan a los caballeros; cada coche está marcado con un escudo de armas,* y es posible atisbar en el interior a figuras ricamente vestidas y enmascaradas.

La niebla ha ido ascendiendo por la colina hasta llegar a las puertas de la mansión. Es obvió que antes ha llovido, y las piedras están resbaladizas. El aire es tan frío que es posible ver el aliento de los mortales.

Justo por encima de los tejados de la ciudad, la bulbosa luna brilla tenuemente a través de un velo de nubes.

No hay ningún sonido proveniente de las calles, pues la niebla lo oculta todo salvo los festejos colina arriba.

Es la noche del 13 de febrero de 1666 y sobre los adoquines de la calle mojados por la lluvia de Roma te parece reconocer algunos rostros familiares, ellos también te han visto a ti.**

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*Para tratar de reconocer los escudos de armas deberás pasar una tirada de Int+Heraldica dif. 7

** Las figuras que ves ante la puerta son los otros PJ's, mantenlos marcados como destinatarios para tus siguientes turnos.

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17/09/2014, 16:43
User Kuk

Casi había olvidado el olor de Europa y de sus calles ya no me gustó cuando vine la primera vez  y ahora que soy otro que el que fui  aún menos .Camino entre los mortales como camina el cazador entre sus presas y es que  ya no queda nada del tímido User .De entre las desdibujadas caras que  se cruzan en mi caminos se destacan  unos rostros que vienen del pasado .Reprimo un siseo y recompongo mi rostro para acercarme a saludar a mis antiguos compañeros .Ha pasado mucho tiempo amigos , que ha sido de vuestras vidas en estos años  ?.

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17/09/2014, 17:37
Savio "Sav"

- Por fin en Roma. - pienso cuando mis pies empiezan a caminar por los bosques de los alrededores. Por fin en casa.

Tanto tiempo siguiendo a mi presa había hecho que anhelara más de lo que podía imaginar regresar a mi "hogar".

- Veamos que nuevas hay en el bullicio de la ciudad. - pienso mientras mis pies pisan el empedrado suelo de las calles de Roma.

Mis pies me levan sin rumbo por la ciudad hasta que me encuentro casi sin darme cuenta frente a una suntuosa mansión de estilo neoclásico.

- Esto no me suena. - digo para mi mismo mientras miro en derredor.

Justo en ese instante veo varios rostros conocidos, Milos y Giani, así como la "dama" llamada Aricia.

- Joder Sav, tienes que ser más precavido. - me increpo al darme cuenta de que ellos también me han visto. No puede ser que te pillen con la guardia baja de esta forma tan lamentable.

Me acerco al que otrora fuera casi como mi chiquillo y le palmeo la espalda.

- Cuanto tiempo sin verte. - le digo. ¿Que te trae por aquí?

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17/09/2014, 19:15
Milos

En más de doscientos años, muchas eran las cosas que Milos había aprendido a respetar y a entender. Más que entender... a entrever que había, mucho más allá de sus entendederas, historias y fuerzas que le eran esquivas, desconocidas e ignotas y que su mente... la de cualquiera que horadase la tierra, mortal e inmortal, le era imposible de desvelar. La imparable fuerza del destino era una de ellas. El ama Durga bien lo sabe... ella si consigue entrever entre las fibras del tejido del tiempo lo que está por venir. Y siempre es algo que, en realidad, ya ha pasado. El destino gira como una rueda a la que todos nos encontramos sujetos.

A Milos poco le importa viajar. Es más... Milos no concibe la vida si no es de un lado para otro. El río ha de fluir... le solía decir el ama Durga. Y así hacía él... fluyendo... encontrando nuevos cauces y estuarios. Regando campos y absorbiendo de pozos hacia otro lugar. El destino poco importaba... el sendero lo era todo.

Y sin embargo el sendero aquella noche decidió reunir a un nutrido grupo de viejos conocidos. Milos los conocía a todos de sobra pero no todos a él. ¿Acaso habían escuchado ellos también la llamada de la noche? Antiguos amigos y enemigos a las puertas de un fastuoso lugar.

El destino siempre ha tenido un siniestro y peculiar sentido del humor.

- Ah... Savio. Mi buen Savio... - expresó alegre Milos acompañando las palabras de un cordial abrazo. - ¿Cómo estás tan lejos de los bosques y los montes? Me alegro de verte, buen amigo. 

Una pausa rubricó el hecho de que, la pregunta que venía a continuación era casi vergonzosa de hacer. Casi ridícula. Y aún así...

- Eh... esto, ¿las has visto? ¿Sabes algo de ella? Yo... bueno... creo que hace al menos una década. Aunque... claro... no importa. Ella... ella es así siempre. Siempre. Y, bueno... vosotros también sois viejos conocidos. - comentó abriendo los brazos amigablemente como si él fuese el anfitrión. - Aunque vosotros no me recordéis a mí yo si os he visto en alguna ocasión. Hace años. Muchos. Igualmente me presentaré... soy Milos. A vuestro servicio.

A pesar de que el acento seguía denotando en concordancia con el tono de su piel y sus facciones su origen gitano, la pronunciación en italiano de Milos denotaba un notable dominio de la lengua. Al fin y al cabo, se encontraban en Italia.

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17/09/2014, 19:46
Giani Vitello

Roma eterna, tantos cambios, tantas cosas igual. Mientra paseo por sus calles observando los detalles me pregunto que me ha traido exactamente a la vieja Italia, en mis dos siglos de vagabundeo no me he acercado a mi patria nunca, es curioso que acuda ahora que soy un enemigo de la fe sin motivo aparente

Mis pasos me llevan hasta una mansión donde se celebra una fiesta, pero antes de que pueda preguntarme sobre este destino algo llama mi atención en el límite de la visión. Ni mas ni menos que mis compañeros de desventuras en aquellos primeros días de esta sombria existencia

-Bienallados- saludo con una mínima sonrisa en mis labios que se desvanece cuando miro algo a la izquierda del setita

-si, ya me había fijado- luego me encaro de nuevo a los demás -¿no es extraño este encuentro entre todos nosotros?¿Que os trae a este lugar? porque yo creia vagar sin rumbo en la noche. Y ahora dudo que sea el caso-

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18/09/2014, 03:27
Jäger
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18/09/2014, 17:38
Narrador

Reconoces el escudo de la casa de Sanseverino, un linaje de origen italiano, proveniente de la ciudad de Nápoles, aunque en heráldica italiana se le considera como normando

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18/09/2014, 17:45
Narrador

El león azul en una de las escuderías delataba el nombre de la conocida casa de Caracciola, una familia de conocidos duques milaneses.

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18/09/2014, 17:58
Narrador

El águila plateada sobre un cielo azul en una de las escuderías, delataba el nombre de la conocida casa di Padule. Un aristocrático linaje del valle de Elsa, en la región de la toscana.

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18/09/2014, 17:52
Aricia Mytros

Aquella noche, cuando desperté, alcé la mirada al cielo, preguntándome cuantos perseguidores habría tras de mí bajo la luz de aquella luna. Tantos años, más de dos siglos, huyendo y aprendiendo. Luchando y sobreviviendo. Algún día me encontrarían, la eternidad era mucho tiempo, pero cuanto más tarde fuera, mejor.

Las calles de Roma me eran extrañas. Nunca había visitado la capital, si bien conocía otras regiones del País.

Mi amada Sicilia.. - la linea de pensamiento cruza mi cabeza. Qué tan placenteras noches me había dado, noches tan largas y tan tranquilas como no viviría en mucho tiempo, si no nunca más, según fueran las circunstancias.

Deambulo por las calles. Esa noche no tenía pensado visitar ninguna obra de arte en particular, como las que había podido visitar otras noches. Realmente Roma era un lugar bello y admirable, clásico y moderno al mismo tiempo. Los años pasaban a través de los humanos, y ahí seguían, bulliciosos cuales hormigas, con prisas, recorriendo sus cortas vidas. Quizás por eso eran capaces de crear esas bellezas.

Cuando me quedo observando una de esas casa de nueva arquitectura, algo que no se veía en Grecía en mi época, giro la cabeza, e instintivamente todos los músculos de mi cuerpo se tensan, con mis colmillos amenazando por salir.

Doy un paso atrás. User y Giani. Más de dos siglos sin verlos. Más de dos siglos desde que ayudé a Giovanni a cometer aquel pecado y que maté a la Antigua Tremere. Y los dos juntos, delante mío, junto con Jäger y otros dos desconocidos.

¿Bienhallados? ¿Amigos? - doy otro paso atrás - A mí no me engañáis con vuestras tretas. El Clan Tremere os ha mandado en mi búsqueda, pues no creo en tal coincidencia que os haya llevado a encontrarme esta noche tan lejos de mi hogar o mi refugio.

Miro alrededor, buscando posibles vias de escape. No sabía como podía acabar todo esto, y si maté a la Dama Fanchon por casualidad, no creo poder hacerlo con cuatro de ellos sin salir malparada. La huida era la opcion más plausible.

 

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18/09/2014, 18:09
Narrador

Reconoces el escudo de la casa de Sanseverino, un linaje de origen italiano, proveniente de la ciudad de Nápoles, aunque en heráldica italiana se le considera como normando.

A su lado, una casa menor también de la nobleza italiana, los Aprano Capeci.

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18/09/2014, 18:10
Savio "Sav"

Se me hace raro cada vez que Milos me llama así pues todo el resto me llama Sav.

- Acabo de llegar de un largo viaje. - respondo a Milos sin dar mayor información del mismo.

Con respecto a su pregunta me cuesta un rato deducir de quién habla pero finalmente reacciono.

- Joder Sav, estás oxidado. - me recrimino.

- No Milos, no la he visto. - le digo. Y hace mucho tiempo que no tengo noticias suyas.

- Gianni ... - saludo al malkavian sin hacer movimiento alguno pues aunque lo conocía no me era siquiera lejanamente familiar. Mucho tiempo ha pasado desde la última vez que te ví.

- Y con respecto a tu pregunta si, parece mucha casualidad que todos caminemos sin rumbo y acabemos frente a esta mansión. - añado con visible desagrado.

Luego miro a la Lasombra.

- El día en que un Tremere me dé una orden será lo último que haga en su miserable no-vida. - le digo mostrando los colmillos. Si en mi mano estuviera esos malditos Brujos se habrían extinguido hace mucho tiempo.

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18/09/2014, 19:32
Milos

- Y sin embargo, se mueve... - contesta divertido Milos a los comentarios de la hermosa Aricia. - A parte de frases de moda, lo que quiero decir es que "y sin embargo, aquí estamos". Vamos, querida... ¿realmente no te pica la curiosidad por saber por qué estamos aquí? Más aún, ¿no te pica la curiosidad más todavía por saber por qué estás tú aquí?

Toda aquella cascada de casualidades era realmente divertida para el ravnos. El desconcierto que generaba en los cainitas allí congregados resultaba casi digno de una de esas commedia dell'arte que tanto había divertido al gitano hacía ya algunas décadas. Una lástima que estuviesen algo pasadas de moda en aquellos años inciertos.

- Vamos, hermosa dama de la oscuridad. Comparte esta velada con nosotros. La muerte quizá pueda esperar una noche más.

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18/09/2014, 21:20
User Kuk

Como bien ha explicado nuestro vehemente amigo brujah los tremere no dirigen mis pasos y si lo que te preocupa es como terminamos hace un tiempo por mi parte está olvidado y enterrado .Respondo con una amplia sonrisa antes de cruzar las manos sobre el pecho para indicar mis pocas ganas de buscar pelea . .Supongo que todos hemos madurado  y lo que entonces parecía tremendamente importante  ahora nos hace sonreír con suficiencia .Repito Aricia , no hay querella entre nosotros .Actuamos como lo hicimos forzados por las circunstancias y no podemos ser responsables de los actos de cuando éramos una chiquillos estúpidos e ignorantes .Y ahora que he aclarado ese punto he de decir que yo también estoy intrigado y me gustaría saber que o quien nos ha reunido aquí .