Partida Rol por web

El hombre sonríe afablemente a tu respuesta, pero en su mirada perdida ves un cierto deje de melancolía.

- Bueno no, no fue con Aricia, sino con mi... benefactor. Monsieur Gaiman a veces requiere que haga algunos recados durante la noche y...- vuelves a ver esa mirada perdida.- bah, no importa. Estoy acostumbrado a dormir poco.

Girándose, se pone a ordenar algunos utensilios y a ojear las páginas del registro de huéspedes.

- Tricks of the trade!*

Escucho las palabras del hombre con atención, lo cual me deja una poco desconcertada ya que parece que el es más o menos como yo.

Usted, tambien es como yo? Trabaja para ellos?

Encontrar alguien que haya bebido la sangre estas criaturas me podría ayudar a saber que va a ser de mi con el tiempo...

El anciano menea la cabeza dubitativo

- Errh, si bueno, se podría decir así.

Charles levanta la mirada un instante de su libro de visitas

- Estabas hambrienta ¿Te preparo algo más?

Niego con la cabeza ante la petición del hombre.

No se preocupe, con eso ya ha sido suficiente para la mañana, supongo que hasta la hora de comer no necesitaré más.

Le muestro una sonrisa amable, de las pocas que he tenido en los ultimos días.

Me podría informar sobre la ciudad? La verdad es que no tengo nada que hacer y como no conozco el lugar, quizá usted pueda aconsejarme como pasar los días.

Charles y tu pasáis un buen rato conversando, pues él a pesar de no ser un muy buen orador intenta explicarte con detalle algunas de las localizaciones más interesantes de la ciudad des de su punto de vista.

Cuando finalmente sales a la calle, los sonidos de la gente y la vida llenan tus sentidos. Paseas durante horas y ves en primera persona los suntuosos palacios de los que te había hablado el posadero, mucho más impresionantes de lo que hubieras podido llegar a imaginar por las explicaciones del hombre.

Te sientas un rato en una acristalada pastelería y tomas un delicioso te con leche mientras ves pasar a la gente y te percatas de aquellos pequeños detalles que hacen de la gente de la ciudad tan distinta a tus conciudadanos de Dover: su acento, la forma tan "formal" de dirigirse unos a otros, alguna palabra singular e incluso la moda y los ropajes te parecen ligeramente particulares y eso que Dover no está tan lejos, pero a ti te parece un mundo. 

Querías regresar a la posada antes de que cayera el sol, pero un error de cálculos hace que te despistes y cuando finalmente vuelves a entrar en el Palisandro, Charles te está esperando.

- Vaya, ¡si que se ha hecho largo el paseo! Tus compañeros despertaron y han ido al teatro, creo. Les comenté que habías salido a descubrir Londres y dijeron que no tardarían en regresar a por ti.

El hombre se rasca la cabeza pensando si se descuidaba alguna parte del mensaje.

- En fin. Quizás quieras descansar antes de que vuelvan...

El sonido de la puerta interrumpe la conversación, y ves como dos hombres entran en el lugar.