Partida Rol por web

Al silbido de Sav le precede un inquietante silencio ¿Qué acaba de hacer?

La tensión se acumula por momentos en la habitación, y entonces una sombra cruza como un relámpago el suelo de la estancia. La mayoría no entendéis muy bien que acaba de pasar, pero otro animal aparece correteando en otro rincón de la posada y en seguida lo distinguís como una enorme rata de cloaca: Negra y con una cola larga y pelada y el pelaje de la espalda alborotado. Y otra más se posa en un rincón emitiendo un leve chillido y olfateando las paredes.

Cuando queréis daros cuenta, hay 5 o 10 ratas correteando por la sala.

¡IJO LA GRAN PUTA!, grito Bernini incapaz de callarse al tiempo que dé un salto ágil se trepaba a una silla.

Aquellos bichos inmundos le daban mucho asco, un repelús incontenible que, cuando vivo, le ponía la piel de gallina a la vez que le hacía sentir un frio que le surcaba la columna vertebral.

El motivo de esto, luego de mucho tiempo de pensarlo, era más bien simple.

Ambos, Bernini y las ratas, se repelían mutuamente puesto que ambos eran “bichos asquerosos” que se movían entre la “civilizada” sociedad alimentándose de los despojos que estos dejaban.

No paso mucho tiempo cuando varias ratas hicieron aparición en el lugar, primero una, luego dos, tres... se podían ver correteando por el sucio suelo dirigiendose hacía Sav. El gangrel escupió el vino al suelo, rápidamente las ratas se agolparon olisqueando el rojo brevaje para después silvar con su chirriar de dientes como dando respuesta a la llamada del vampiro.

Sav clavo la mirada en la mujer con sus grandes ojos clavados como si le obligará a darle la respuesta que quería.

Tomo cuidadosa nota de lo que nos va contando Violetta, incluyendo esos posibles refugios, sin embargo mi atención va derivando cada vez mas hacia las sombras de la habitación que me encuentro escudriñando con frecuencia

-Gillespi en Lombart street, lo tendremos en cuentra señora,así como vuestras advertencias-

¿Alguien mas antiguo? una vez mas lamento haberme mantenido relativamente alejado de la cultura de los vastagos durante estos años, no crei que pudiera haber alguien mas antiguo que los fundadores, excepto Cappadocius

-Tenemos mucho que buscar, y algo me dice que nuestro tiempo es limitado. Agradecemos enormemente vuestra ayuda-

Junto las manos frente a mi y hago una inclinación a modo de despedida, considerando este encuentro concluido, y muy fructífero desde luego

- ¿C-cómo?

El hombre estira el cuello sobre el mostrador con incredulidad en el rostro y siguiendo con una mirada iracunda a uno de aquellos animales.

- ¿¡Ratas en mi local!?

Entonces el posadero se aprisa en ir a buscar una escoba con la que echar aquellos intrusos indeseados.

Observé la aparición de las ratas a mi alrededor, ¿era una coincidencia? no, las había invocado aquel andrajoso forastero con su escupitajo.

- Está bien.

cedo finalmente, sospechando que aquellos hombres no tendrán reparos en sacarme la información como sea.

- La señora de Mytros se encuentra en la ciudad, desconozco dónde en estos momentos. Solo se que se hospeda en este local.

Os despedís de Violetta y cuando salís de su camerino escucháis la orquesta y una voz cantando, amortiguada tras las paredes. La función de la noche ya debe llevar un buen rato.

Uno de los actores de la compañía os lleva hasta la entrada de actores por donde llegasteis y por la qual salís a la calle.

El aire exterior, más frío que cuando llegasteis os recuerda que la noche ya está bien entrada a estas alturas.

¿Cuál será vuestro próximo movimiento?

La respuesta de la mujer fue mucho más satisfactoria esta vez, así que Aricia se hospedaba allí mismo eso quería decir que sin duda aparecería en algún momento cuando el alba anunciara su presencia.

Eso esta mucho mejor, ¿vino alguien más con ella o se intereso por algo?

Sav volvió a realizar un silvido al cual las ratas parecieron reaccionar desapareciendo antes de que el hombre y su escoba volvieran.

Escucho a lo lejos la música, pero poco interesado en el arte no sacro sencillamente lo ignoro.

Una vez fuera observo los alrededores con mis sentidos aumentados antes de hablar

-Pues tenemos dos opciones claras, Gillespi en Lombart Street y Mallotte. Yo personalmente prefiero ir a ver a Mallotte, ¿me acompañaréis o iréis a ver a Gillespi?-

Salgo impaciente de la sala, ya estaba bien de charlar era hora de ponerse a trabajar. Cuando Giani habla sobre el proximo movimiento soy tajante.

-Mallote era nuestro objetivo desde el principio, os seguiré hasta él. Gillespy puede esperar.- después de User no iba a perder a ningún otro compañero, no los dejaría solos.

Aún estaba analizando nuestra visita a Violetta, mas que responder a las dudas que teníamos desde un principio, se incrementaron al decirnos que otras fuerzas estaban interviniendo. Era la hora de irnos, pero debíamos aprovechar todo el tiempo que la noche nos tendía.

Hablé después de Jäger, dando una respuesta a la pregunta de Giani.

"-Es mejor que nos mantengamos juntos, puede ser peligroso ir cada uno por un camino diferente"

Nos pusimos en marcha entonces para ir a ver a Mallote.

- Viaja junto a un monje.

Darla niega con la cabeza y suelta un tímido.

- Es cuanto se.

Sus palabras os suenan convincentes pues la mujer se ve sencilla y un poquito limitada intelectualmente a decir verdad. No es el tipo de chica astuta acostumbrada a mentir; o al menos, no lo parece.

Captáis la furia reprimida en la mirada de Charles cuando sale con la escoba y os observa impotente.

Notáis que tiene ganas de lanzar algún improperio, pero se obliga a girar la cabeza para alejar la tentación.

Entonces, se pone a buscar unas inexistentes ratas.

Teníais la dirección de la casa de Mallote que tan amablemente os había proporcionado Valerius en el elíseo la anterior noche: Número 7 de la calle Savoy Hill.

Con tales indicaciones, no os cuesta encontrar la mansión del hombre cerca del Strand. Se trata de una casa parecida al refugio de Mithras, y de hecho no se encuentra lejos del mismo.

Dos jóvenes gemelas os abren la puerta, una a cada lado de la misma. A pesar de su belleza, hay algo casi asexual en ellas. Parecen, más que cualquier otra cosa, dos perfectas muñecas de porcelana.

- Buenas noches, caballeros.

- ¿Nos conocemos de algo?

No tardamos mucho en llegar a la dirección indicada, aunque yo cada vez me encuentro mas nervioso escudriñando las sombras de los callejones, cuando nos abren unas gemelas apenas las miro

-mm, no, no nos conocemos. Soy Giani Vitello. Deseamos hablar con Mallotte, nos hablo de el Don Alejandro, de los Lasombra-

Acompaño mi presentación con una educada inclinación aunque mis ojos siguen buscando a un lado y a otro

Las palabras de la mujer sonaban sinceras y no sacarían mucho más de ella. Gracias contesto Sav a las palabras de la mujer. Las ratas habían salido en su busca pero al menos habían conseguido encontrar su rastro y encontrar su guarida por lo que las perspectivas habían cambiando a mejor.

Sav se levanto de la mesa dedicando una mirada al hombre de la escoba, se dirigió a Bernini.

Bien, parece que hemos dado con su rastro... es solo cuestión de tiempo que aparezca, esperaremos un rato a ver si mis amigas tienen suerte en su búsqueda sino intentaremos encontrarla por nuestros medios volviendo aquí al amanecer si no conseguimos nada.