Partida Rol por web

Sav se incorporó al fin y se reunió con el grupo, por fin se había producido el reencuentro que tanto le había costado.

Por poco no lo cuento pero conseguí sobrevivir, desde que nos separamos os he estado buscando y no ha sido fácil seguir vuestro rastro pero bueno aquí estoy!

El gangrel saludo a cada uno de sus compañeros sintiendo un gran alivio al ver a Giani y saber que ahora ya no tendría que hacerse cargo de Bernini.

Bernini se ve bastante alterado, pero los movimientos de las sombras en la sala me tienen bastante distraido, hasta que pregunta sobre ¿DIOSCUROS?, lo cual parece causar cierta reaccion en un individuo de la sala

-claro Bernini, hablaremos todo lo que quieras sobre los designios de Dios y sus escrituras, pero hoy es ya un poco tarde. Si Aricia busca a su protegida podremos prepararnos para el día-

Y es que se supone que veniamos aquí para solucionar nuestro refugio ante la inminencia del amanecer

Miro distraidamente en dirección a Gainman para ver su estado de ánimo con respecto a Bernini o Sav, no descarto de que hayan causado cierta conmoción, sobretodo el primero

Quizás no era el momento de descansar, las preguntas seguían apareciendo desde el momento en que entramos al lugar. Saludé a todos seriamente mientras miraba atentamente en busca de Darla. La muchacha no estaba en ningún lugar. Mis ojos se posaron en Gaiman, quién se encontraba en un rincón, con una paso firme me dirigí hacia él con la intención de descubrir si sabía algo del paradero de Darla.

"-Buenas noches, Gaiman. ¿Has visto a Darla por aquí? Debió de permanecer acá. ¿La has visto salir?"

Me quedé esperando una respuesta satisfactoria.

“Cuando un loco parece completamente sensato, es ya el momento de ponerle la camisa de fuerza”.

Esta sin lugar a dudas era la frase que definía el ahora de Bernini, pues miraba a uno y otro lado analizando – a su modo -, las acciones de los presentes.

Aburridos y ceremoniosos, grandilocuentes o soberbios pero todos, desde el más importante al más insignificante, parecían terriblemente sensatos y formales.

¡Locos!, todos estaban locos.

“La Voz”.

En la cabeza de Bernini.

Y así queda todo entonces…Bernini, dijo sardónica la voz aterciopelada en la cabeza de Bernini, el gran Maestro reducido a un elegante y aburrido tipejo, un corderito simplón y dócil, temeroso de los bastardos insignificantes que le rodean.

Un patoso hijo de la noche, un malogrado Dioscuro, una potestad venida a menos. Peor que la nada, ¡un normal!.

La voz rio complacida por sus palabras antes de seguir.

¿Y tú?, Ber-ni-ni, continua separando teatralmente las palabras, ¿Qué eres entonces si te dices pupilo de un redomado inútil?, ¿existe tal categoría Ber-ni-ni?, ¿Cómo debería llamarte?, ¿una mierda, la nota a pie de página, una mota de polvo en el desván de las cosas insignificantes?.

¡No eres nada, NADA EN VERDAD BER-NI-NI!, pero podrias, podrias ser…algo…”algo mejor”…si te esfuerzas por conseguirlo.

 Todos estaban locos pero él también lo estaba a su modo. O lo estaría, si dejaba dilatar aún más el tiempo.

Bernini estaba sediento, sediento de conocimiento. ¡Lo precisaba tanto como las plantas al sol!. Había llegado hasta aquí por ello, y de una forma u otra iba a aprender lo que precisaba.

Giani se lo debía, pues le había dejado a su suerte, abandonado como un inocente niño peligroso en un mundo cruel y peligroso.

¡se lo debía! Y debía saberlo de algún modo.

Maestro…volvió a susurrarle al oído, “necesito” indico Bernini recalcando su necesidad, hablar con usted…ahora concluyo lanzando una mirada de soslayo al anciano que antes se había percatado de sus palabras susurradas a oído de Giani.

No hacía falta una gran empatía para darse cuenta que Gaiman estaba observando el espectáculo con semblante adusto y reprimiendo sus ganas de intervenir drásticamente.

- Está arriba, en vuestra habitación.

Dice sin apartar la mirada de Bernini y el Dr. Hopkins

- Voy a tener que pediros a ti y a tus amigos que paséis la vigilia en otro lugar. ¿Sabe Mithras que vuestro grupo sigue aumentando en número cada noche que pasa?

Gaiman no te miraba a los ojos. Sus palabras eran educadas, pero a su vez estaba enfadado.

La respuesta de Giani hace que las facciones del Dr. Hopkins se relajen ligeramente, pero entonces se vuelven a endurecer ante el comportamiento histriónico del otro malkavian.

Hopkins hace un gesto al posadero para que se acerque, y le dice algo al oído con discreción.

Con tus sentidos agudizados logras escuchar las palabras del prohombre al dirigirse a Charles en voz baja:

 - ¿Quiénes son esa gente?

Al escuchar las palabras del extraño Sav se quedo un poco en segundo plano, al fin y al cabo acaba de llegar y no tenía ni idea de que iba la historia, se retiró un poco dejando a sus compañeros aclarar la situación que sin duda no pintaba especialmente bien.

Darla se encontraba efectivamente arriba, parecía que sus compañeros conocían a la mujer con la que había estado hablando previamente, al otro lado Bernini seguía haciendo de las suyas y aunque Sav ya no estaba tan pendiente de él sus excentricidades le sacaban de quicio.

Niego lentmente con la cabeza a lo que Bernini susurra en mi oido, procurando no mirar en dirección al hombre suspicaz

-los caminos del señor son largos y tortuosos hermano, no algo que deba acometerse con prisa, hablaremos largo y tendido de todo eso, pero no aqui y no a estas horas-

No se me han escapado las palabras de Gainman, no se de que modo afecta al protocolo estas adiciones a nuestra comitiva, será cuestión de investigarlo, en un lugar mas tranquilo

-No hagamos esperar a Darla, Aricia. Ya falta poco para el nuevo día-

Pensamientos contemplativos de una mente enferma...

...a si misma.

¿Conoces esa sensación cuando caminas por la calle y se te ocurre una maravillosa idea única e irrepetible pero justo pisas mierda de caballo. Entonces, cuando estas quitándote la bota y saltando en un pie sin mucho balance uno de los muchos transeúntes te pisa con fuerzas el juanete que tienes en el otro pie y que te está matando haciéndote gritar de dolor mientras maldices y pierdes el equilibrio y entonces pisas – ahora sin llevar la bota -, de nuevo la mierda de caballo húmeda y caliente que hace un sonido asqueroso bajo el peso de tu cuerpo mientras se interna entre tus dedos empapando tu media sucia y el asco se revuelve en tus entrañas con el anticipo de un vomito furioso que ya quema tu garganta mientras asciende como un geiser furioso.

Pero.

Es cuando te giras con todas las ganas de descargar tu vomitivo reproche en la espalda del imbécil que te ha pisado cuando una hermosa muchacha de generosísimas pechugas se presenta ante ti, moviéndose entre la gente que te rodea como una puta reina del universo cósmico mundial de la belleza femenina del Santo Patrono de las ancas macizas y las tías buenas.

Y encima, fijándose en ti y tu penosa situación del momento, ¡te sonríe!, amplia, seductora y satisfactoriamente sin importarle ni la mierda de caballo en tu pie, ni tus saltitos poco gráciles e incluso menos tu cara de paleto feo.

Y tú le quieres sonreír, que tu gesto se vuelva una carta de presentación hacia una posible nueva e idílica relación con aquel ser venido vaya a saber de qué distante cielo donde solo moran mujeres bellas – y pechugonas – pero el puto vomito que antes iniciaba su ascenso por tu garganta y que momentáneamente habías olvidado explota al fin con una inaudita potencia entre tus dientes sucios vertiéndose como una manantial de aguas fecales sobre los hermosos pechos de aquella dama que ahora tienes por delante.

Y mientras ella grita horrorizada, la gente ríe a carcajadas y tu intentas que la tierra de pronto te trague por completo la idea maravillosa, única e irrepetible que estaba germinando en tu mente se pierde para siempre y te quedas con una sensación a medias entre sorprendido y acongojado?.

Pues, ea,

 Así se sentía ahora Bernini con la respuesta de Giani.

Con una expresión extraña en el rostro y mientras se rasca los huevos sin mucho disimulo Bernini mira a Giani a los ojos intentando descifrar si hay algún saber en lo que el otro acaba de decirle.

Se le ocurre que tal vez así sea y su MAESTRO al tener una mente profunda y pletórica de conocimientos no sepa cómo explicar a un simple bruto devenido en “ángel oscuro” aquello que debe saber.

Debe ser así, claro, su MAESTRO no le negaría la información que tanto ansia.

¿O sí?.

Quizás deba preguntarle de otro modo, usar términos elevados y cultos para que su MAESTRO entienda lo que la burda mente de Bernini intenta conocer.

Por lo tanto y para dar más énfasis a sus palabras, cambia su postura imitando la de un caballero noble que alguna vez vio en su tierra natal.

El no lleva las gallardas prendas que llevase aquel tipo pero puede imitar sus modismos y la forma que tuvo para expresarse, no es algo difícil, - o eso piensa -.

Arremete nuevamente, pues, buscando hacer entender a su MAESTRO la necesidad que acucia a su mente pero Bernini no es un tipo educado y lo que dice, es tan lógico como un filete de ternera adherezado con orina de cerdo y hervido en una salsa de ojos humanos.

Mi muasestad, comienza moviendo las manos intentando ser galante pero no le sale, a lo que mi yo persona se ha arreferenciado es no tiene que ver con Dios, o la religionidad del CristoJesusDios, indica sacándose un cabello lacio y bello imaginativo que le ha caído sobre el rostro mientras imposta la voz para parecer seductor, sino alos sabericiones delos Dioscuros mesmamente aeso quiero decirYo.

¿me entiede Maestromisoberano?

Mientras espero que los demás vayan a buscar a Darla, me acerco a Joseph Gaiman y cogiéndo una silla, me siento a su lado.

- Entiendo que te molestes y vamos a hacer lo que nos pides: nos habremos ido cuando salga el sol.

Si hemos hecho algo que te moleste debes entender que no ha sido nuestra voluntad hacerlo. Puede que seamos torpes a veces, pero respetamos las tradiciones.

Haremos nuestro trabajo y nos iremos de la ciudad. Puedes estar tranquilo

Casi por primera vez desde que hemos llegado miro atentamente a Bernini en vez de a los rincones de la habitación

-creo que si, y hablaremos. Luego-

Con gesto tranquilo pero firme aparto un poco a Bernini que sigue encima de mi

-como dije hemos de irnos, en cuanto venga Darla-

De repente un sonido se amplifica, es un chillido de una rata claro y nítido como si estuviera a medio metro tuyo. Te giras en su dirección y ves una de las criaturas de Sav sacar el hocico entre los tablones para luego desaparecer.

- Errh.. está bien, está bien. Creo que cuanto menos sepa mejor.

Se levanta de la silla cortesmente

- Voy a tener que hablar personalmente con el general cazabrujas para que esto no se nos vaya de las manos.

dice entre dientes refiriéndose al Dr. Hopkins.

Vais a las habitaciones y efectivamente allí se encuentra Darla sentada al lado de la ventana con las manos sobre la falda. Sus ojos parecen ilusionados cuando ven entrar a Aricia y los demás. 

Pero entonces también ve a Sav y Bernini con quienes se había encontrado antes. Asustada se levanta de repente.

​- S... señora, ¿los conocéis?