Partida Rol por web

- Ni de coña.

Dijo dando un golpe sobre la mesa

- No veré con buenos ojos separarnos, y menos en una ciudad desconocida y tan grande como Londres. Por muy bien custodiada por la camarilla que esté.

Dijo con rudeza intentando no mostrarse rudo, pero le salió un poco la vena tajante.

- Me gustaría encontrar a ese capitán Vince.

Dijo ya con mucho menos ánimos al tiempo que perdía el enfoque con los ojos y viajaba a los acontecimientos que precipitaron la desaparición de Sav y la muerte de Unser.

El absentismo mental de Jäger invitaba a sus compañeros a tomar la iniciativa.

El somnoliento posadero asiente al comentario de Giani y os lleva a los cuatro a las habitaciones, en la misma planta al fondo de un pasillo. Los cuartos son austeros pero se ven limpios y arreglados.

El lugar está en absoluto silencio mientras planeáis vuestro próximo movimiento, y cuando Jäger termina de pronunciar las últimas palabras escucháis el ruido de una silla fregando el suelo y como unos pasos apresurados se dirigen a vuestro cuarto.

La voz grave de un hombre se levanta sin temor incluso antes de llegar frente a la puerta cerrada tras la que os encontráis.

- Abrid ¿Qué sabéis de Vance?

La salida brusca de Jäger hace que desvie la mirada a las vigas del techo y ahí la dejo hasta que alguién toca a la puerta, parece que el Brujah ha sido demasiado ruidoso

-puede que consigamos información mas rápido de lo que esperabamos-

Hago un gesto a mis compañeros por si alguien tiene algo que objetar y luego abro la puerta encarandome al desconocido interesado por el capitán

-Disculpadme señor, antes de responder, ¿puedo saber con quien hablamos?-

Los más avispados reconocéis en seguida al hombre que hay tras la puerta como el cliente solitario de la taberna anexa a la posada donde os hospedáis. Se trata de un hombre de mediana edad, moreno con el pelo rizado y rasgos duros. Estatura media, aunque de mirada firme y convencida*

- Mi nombre es Joseph Gaiman, del clan Toreador. La pregunta es ¿Quienes sois vosotros y por qué buscáis a Vance?

Iba a responder a la propuesta de Jäger cuando de repente la puerta empezó a sonar. Me asuste una fracción de segundo. ¿Nos habrían descubierto? Pero de repente se oyó una voz preguntando por Vance.

Doy un paso hacia atrás, cuando empiezan a acercarse a la puerta a hablar con nuestro interlocutor e incluso le abren. No quería estar en primera línea de fuego por si el visitante venía en ánimo agresivo.

Poco tenía que hablar en este momento, ya que los rumores de ese tal Vance o el barco los había escuchado por segunda voz de mis compañeros. Así que decido quedarme en silencio, a la espera de lo que dijeran mis compañeros.

Cuando el desconocido se presenta asiento en señal de reconocimiento

-Yo soy Giani Vitello del clan Malkavian y mis compañeros son Jäger y Lady Aricia. Y nuestro interes en el capitán Vance se basa exclusivamente en preguntarle por su último viaje, del que hemos oido algunos rumores extraños y del que no conociamos una relación con la estirpe-

Hago un gesto invitandole a pasar al interior de nuestra habitación

-tal vez queráis explicarnos nuestro interés, y ya que estábais escuchandonos desde la sala tal vez queráis explicarnos también vuestro interés en nosotros-

Con el entrecejo cruzado diríais que el osco Toreador no termina de creer vuestra historia.

- Este local es de mi propiedad y lo que un grupo de vástagos desconocidos haga en él me incumbe.

El hombre se da cuenta de lo duras que han sonado sus palabras con solo terminar de decirlas, entonces trata de relajar sus facciones a propósito y continua:

- Entended que es mi deber para y con la mascarada pediros que os presentéis ante el príncipe de la ciudad.

Con aire reflexivo, Gaiman os contempla des del umbral de la puerta

- Yo también busco a Vance. Cualquier información sobre este último viaje suyo que mencionáis podría ser de ayuda para mí.

El tono de Gaiman se rebaja un poco y mi atención se desvia hacia la oscuridad bajo la cama

-la mascarada, entiendo. ¿Y donde encontraremos a vuestro príncipe para presentarnos ante el?- me parece increible que la idea de los Fundadores haya dado fruto en tan solo dos siglos, dos siglos de guerras sangrientas

-si descubrimos algo mas del capitán Vance tened por seguro que os lo comunicaremos-

Ignorando al recien llegado me agacho a mirar mejor bajo la cama

Doy un paso adelante, al comprobar que el hombre que nos había interrumpido de esa manera no tenía intenciones agresivas.

- Nos presentaremos al Príncipe, si eso os deja más tranquilo. - sentencio, dejando claro mis intenciones. Las tradiciones siempre habían estado ahí, aunque ahora se las hubiera apropiado la Camarilla como cosa muy propia.

Ya que Giani ha preguntado donde se encuentra su refugio, no insisto en el tema, pero no puedo evitar desviar la mirada al comportamiento de Giani. Se le solía ver taciturno, con miradas despistadas o con algún pequeño gesto extraño.

- ¿Se puede saber que buscas bajo la cama?

- Acabamos de llegar a la ciudad Señor Gaiman. Respetaremos las Tradiciones y marcharemos a ver al principe.

Dije repitiendo su mismo tono para pasar a uno más suave.

- Mientras tanto, nos vendría bien algo de ayuda de un autoctono sobe cómo debe moverse un extranjero por esta ciudad.

Tras ello me acerco a Giani intentando aparentar tranquilidad, pero tenso por si hubiese que hacer algo.

El hombre todavía hacia una mueca de contradicción, no sabéis si por el extraño comportamiento de Giani o por la desconfianza hacia vuestras palabras.

- ...en el elíseo, claro. Yo mismo puedo acompañaros.

Tras el ofrecimiento, Gaiman se hace a un lado en el umbral de la puerta y os invita con el gesto a abandonar la habitación y seguirle. Al llegar a la calle continua respondiendo a Jäger con la educación y solemnidad del que se sabe ante la presencia de un grupo de antiguos poderoso.

- Moverse por la ciudad es fácil en los tiempos que corren. La estirpe está en paz. Bueno, más o menos.- pone los ojos en blanco- Si cumplís con las tradiciones no tendréis problema alguno. Aunque si lo que planeáis es pasar desapercibidos ¡ja! me temo que eso ya es harina de otro costal. Vuestro acento y las ropas que lleváis- su mirada pasa por encima de Aricia- delatan que sois extranjeros sin lugar a dudas.

La insistencia no tarda en llegar, y el hombre saca el tema nuevamente:

- Entonces, dejadme preguntaros: ¿Qué rumores extraños son estos que habéis oído sobre Vance y su último viaje?

Levanto la cabeza y miro a Aricia cuando me pregunta 

-me parecio ver... a alguien conocido, pero no, no está aquí claro-

Me levanto sacudiendo el polvo de mi ropa y después acompaño al grupo camino al Eliseo, dedicando simplemente una mirada a mis ropas de sacerdote cuando comenta que resultan extrañas en estas tierras.

-Ah, poco hemos oido del capitán Vance, solo que su barco el Allkings fue atacado por una fuerza aparentemente superior y vencio, eso y rumores de extraños vientos y cosas así.-

Me parece una información bastante vaga como para que sea innecesario ocultarla, por otra parte el hecho de que seguimos a Ambrogino Giovanni es algo que hay que pensar mejor a quien preguntar

Pongo los ojos en blanco ante la respuesta de Giani.  - Su locura está empeorando. - pienso para mis adentros. - Espero que no nos ponga en ningún apuro.

Cuando el grupo decide seguir al ya no tan extraño, no pongo demasiada objeción a ser guiados por una ciudad desconocida por un hombre que en un principio pudo mostrarse ligeramente violento y que ahora nos mira con una mezcla de soberbia para criticar nuestras intenciones y respeto o miedo por nuestra condición de antiguos. Pero no confiaba en él. Quizás se tratara de la neura propia del que ha vivido demasiado tiempo o de que realmente no quería estar en Londres salvo por nuestra misión, pero estaba alerta.

Las calles de Londres se antojaban lóbregas, amenazantes y desconocidas. Voy mirando las calles y los caminos, en silencio, estudiando las rutas, hasta que Gaiman pasa su vista por encima mío. Entonces clavo mi mirada en él, sabedora de su falta de educación ante tales insinuaciones.

- Sólo las ratas quieren ocultarse entre ratas. - digo, hablando en el inglés que conozco, con mirada fija en el interlocutor. - No necesitamos ocultarnos. Los ladrones y los asesinos y otros delincuentes de maneras oscuras son los que han de ocultarse.

Gaiman asiente a las palabras de Aricia sin animo de iniciar una discusión ideológica y continua caminando pensativo en lo que acababa de decir Giani sobre Vance.

Finalmente llegáis a una opulenta mansión en el Strand*, al lado del Támesis. Esta adornada, pero no excesivamente, e impera una sensibilidad casi espartana. Un anciano criado abre la puerta, y sois saludados con el mayor respeto a vuestro rango.

El príncipe os espera en un gran estudio decorado con trofeos de caza de muchas tierras. Armas y obras de arte de todo tipo adornan las paredes. Pero la visión más imponente de la estancia, sin embargo, es el propio Mithras, que os mira con expresión severa y los ojos perturbadoramente fijos.

El príncipe es un hombre de estatura media, tiene el físico de un guerrero y es sorprendentemente moreno para tratarse de un vampiro. Tiene una apostura clásica y su oscuro cabello llega a la altura de sus hombros. Lleva ropas de caza de corte exquisito y sus botas están manchadas de barro.

Giani puede ver como le rodea un aura de abrumadora edad y poder.

Otros tres vampiros (dos hombres y una mujer) flanquean a Mithras. El primero de ellos, lleva el pelo corto ensortijado y una mandíbula recta y bien afeitada. Se viste de la misma forma que el príncipe.

El otro hombre, es esbelto, musculoso y extraordinariamente grande: parece un gato gigante listo para saltar.

Finalmente, la mujer es toda gracia y donaire, y sus labios muestran una cálida y contagiosa sonrisa. Lleva un adornado vestido púrpura, de corte parecido al de Aricia, que es lo último de la moda parisina. Una de las mujeres más bellas que hayáis visto nunca. (Tirada de percepción+alerta dif.7 para tratar de reconocerla de algo)

Con un gesto silencioso, Mithras ordena a Gaiman que se acerque, y éste obediente le susurra algo al oído.

Entonces el príncipe se vuelve de nuevo hacia vosotros.

- ¿Cuándo oísteis por primera vez el nombre de Vance? ¿Habéis tenido contacto directo con él o con alguno de sus secuaces? ¿Qué asuntos personales os ligaban a ese hombre?

Sus preguntas son directas, bruscas y concisas. Parece casi enfadado al escupirlas por su boca.

Al llegar a casa del principe uso mis sentidos para estar lo mas atento posible, pese a que hay una gran cantidad de sombras aquí procuro centrarme en el principe y sus seguidores 

El principe parece mas ansioso de saber sobr este tal Vance que en las propias presentaciones, aun así junto las manos y hago una lev reverencia

-Salud Principe, soy Gianoi Vitello del clan Malkavian.Como dijimos al señor Gaiman, escuchamos por primera vez del capitán Vance hace unos pocos días en el puerto de Dover. No hemos tenido contacto con el ni con sus secuaces, y si lo hubieramos tenido tampoco lo sabríamos, y no tenemos ningún asunto personal con el. Nuestro interes, aparte de cierta creciente curiosidad, se debe a la posibilidad de que haya traido a inglaterra a un vastago que buscamos-