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Danza Macabra. x Cuarto Episodio: El Matrimonio de Iñigo

2. Sospechas en Castrojeriz

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23/01/2012, 17:23
Don Antón

Antón hizo una reverencia, no demasiado profunda pero si cortés. Aunque trato de esconder un gesto de preocupación pues había algo que ahondaba en su cabeza y que sus compañeros no habían pensado. Después de tan largo viaje sus ropas estaban sucias y rasgadas en su mayor parte. ¿Como podrían ir así al casamiento?  Por no mencionar que tendría que esconder la librea de Muel, os su cuello correría peligro. 

Por supuesto, Don Iñigo, estaremos agradecidos de poder asistir a tal festejo-díjole sonriente- será un placer quedarnos hasta entonces, así también nuestros cuerpos podrán descansar del viaje.

"Y caminar sin la dichosa armadura" pensó Antón, que empezaba a estar cansado de pasar dia y noche con ella..

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23/01/2012, 18:10
Iñigo de Medina

- Estupendo entonces. Vayamos al castillos, todos estaréis deseosos de descansar después del duro viaje.- espolea a su caballo - ¡ adelante ! - se adelanta hacia el castillo con los jinetes que le acompañan.

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23/01/2012, 18:21
Director

Véis como los jinetes se adelantan y cruzan el foso a través del puente levadizo entrando en el castillo. Al cabo de unos minutos hacéis vosotros lo mismo para entrar en la ciudadela interior, que consta de un par de docenas de chozas para diversos usos: granero, herrería, alojamientos, etc... para tras atravesar un camino adoquinado ascender hasta un patio de armas donde el marqués, media docena de sus hombres y varios mozos os esperan.

Los mozos ayudan a desmontar a los que van a caballo y se llevan todos los caballos a los establos junto con los carros. Unos mozos aparecen con bandejas y copas de agua fresca que os ofrecen a todos vosotros en orden de abolengo.

Cuando habéis calmado la sed Luisa agarra a su prometido por el brazo y juntos entran en el castillo seguidos de todos vosotros, tras enfilar un pasillo que sale del gran recibidor os conducen hasta un vasto salón, después el Marqués ordena a uno de los mozos que os conduzca a vuestras habitaciones para que descanséis.

El mozo de nombre Pablo os conduce de vuelta a través del pasillo hasta unas escaleras por las que subís al ala de huésped, allí el mozo os acomoda en una habitación para Don Antón, otra para Don Carlos , otra para Aleixo y otra para el resto de vosotros.

- Éstas cuatro son sus habitaciones señores.

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23/01/2012, 18:41
Don Antón

Perfecto, muchacho-dice Antón deseando poder al fin quitarse la armadura- dime, ¿cuando se celebrará el casamiento? Me gustaría conseguir algunas ropas decentes para la ocasión.

Sin esperar a que el muchacho le contestase y antes de que se retirasen a sus habitaciones Antón se dirigió a Samuel.

Samuel, ven y ayudame a quitarme esta dichosa coracina.

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24/01/2012, 08:57
Aleixo d'Ocampo

Al escuchar a Don Antón, Aleixo reparó en que efectivamente el emblema de la Orden que ondeaba en su pecho orgulloso ahora estaba manchado de restos de sangre y barro... por lo que de aquella guisa no era cortés asistir a un casamiento. Él si era un auténtico hombre de la Corte... Antón. Por un momento pensó en lo desarraigado que se sentiría en aquel viaje. Mientras que Aleixo se acercaba cada vez más a su patria, éste no hacía otra cosa que alejarse.

- Como poco procúranos lavandera y zurcidora, muchacho... - espetó al criado.

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24/01/2012, 11:35
Director

El zozo se muestra algo nervioso ante vosotros aunque se le ve un chico espabilado y vivo, muy vivo y listo.

- Será dentro de dos días, Señor. Si quieren les puedo llevar yo las prendas que quieran lavar o zurcir a Manuela, una moza con manos de oro señores. Además... - dice en un intento para ganarse unas monedas - yo les puedo indicar un herrero - dice señalando varias de vuestras piezas metálicas abolladas por mil y un puntos - Bonifacio, por unas pocas monedas tendrán todas sus armaduras como nuevas.  Tiene la herrería... cerca, junto a la pequeña capilla de Fray Gregorio, Dios le tenga en su seno.

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24/01/2012, 13:18
Samuel Sánchez

- Claro, mi señor - respondí a la petición de don Antón.

Con cuidado, dado el estado de la armadura, fui aflojando las correas y quitando las piezas, que se encontraban en un estado lamentable. Desde luego la coracina era de buena manufactura o de lo contrario no habría podido soportar los golpes. Puse especial cuidado al quitarle las grebas, pues aunque se molestaba en disimularlo, se notaba que la herida de Ibarrela le había dejado el brazo tocado. Mientras le quitaba la armadura intervino el mozo, facilitándonos un herrero al que nos podíamos dirigir, y en qué momento.

- Iré a ver al herrero, mi señor - dije sosteniendo una de las partes de la armadura que estaba más abollada - seguro que os deja la armadura como nueva... Si vos necesitais reparar la vuestra, Don Aleixo, la llevaré también - después eché mano de la bolsa y le di un par de monedas al mozo por la información - Le dices a la costurera que se pase por aquí dentro de un rato, cuando nos hallamos mudado... Ala, tirando millas, que tenemos cosas que hacer.

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24/01/2012, 15:28
Don Antón

Muchacho la armadura es lo de menos. Necesito ropas nuevas para la ocasión-dijo pensando en el poco dinero que llevaba, al menos el dinero que se gastase en un sobreveste no se lo gastaría en la armadura- Muchacho tráeme aquí a quien mejor sepa confeccionar un buen traje para la ocasión. No os demoréis pues tendrá que tenerlo listo antes de la boda. 

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24/01/2012, 18:27
Aleixo d'Ocampo

Aleixo se sacó el sobreveste con gesto cansado.

- Con que la laven y la zurzan será suficiente. Los caballeros de la Órden tenemos el emblema de Santiago como los curas a la sotana y a un acto religioso es deber asistir como se debe. Eso sí... mientras la Manuela lava libreas y calzones procúranos aunque sea una toga. No querrás que vayamos como Dios nos trajo al mundo.

Con esfuerzo alcanzó los correajes que ceñían a su cuerpo la lóriga de mallas y comenzó a desabrocharlos.

- Por lo que corresponde a la armadura... aguantará hasta Santiago. Así que arreando, muchacho... eso sí. Trae un bacinete con un poco de agua fresca.

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24/01/2012, 19:16
Hernán Duarte

Hernán había permanecido callado la mayor parte de tiempo (por no decir todo). Estaba ausente de la mayoría de lo que pasaba, demasiado preocupado con lo de Roderigo y sus propias necesidades como para pensar en nada más. Aunque este otro tampoco había hablado mucho...

Resultó que la muchacha que había salido de entre los árboles era la prometida de un noble y que habían ido invitados a la boda.

-Pobre mujer, quizá sea infeliz, puede que lo mejor sea acabar con sus sufrimiento cuanto antes... -Pensó el barbero sonriendo para sí.

Llegaron así a sus habitaciones, estando sumido Hernán en sus planificaciones cuando apareció un mozo preguntándoles qué deseaban. Casi lo deja irse, pero luego se lo pensó:

-Para algún servicio "gratuito" que voy a recibir en todo el viaje, mejor será que lo aproveche.

Así dijo:

-Muchacho, no te vayas todavía, espera. Estaría bien que lavasen mis ropas también. A poder ser, proporcionarnos algo de ropa. Como ha dicho el caballero, no me gustaría ir por la calle en cueros.

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24/01/2012, 19:48
Director

- En seguida señores, les traeré togas para todos.

Al cabo de varios minutos vuelve el muchacho con togas para todos y empieza a recogeros las sucias ropas. Váis a quedar irreconocibles después del lavado y zurcido de todo.

- Demen sus ropas si son tan amables - pregunta a Samuel - ¿ Quiere que lleve su gambesón al herrero o prefiere ir usted mismo? - dice desde el pasillo mientras espera a que os desvistáis tras entregaros las togas.

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24/01/2012, 20:15
Samuel Sánchez

- Déjalo muchacho, bastante has hecho ya - dije indicándole con la mano que podía marcharse - Ya me ocupo yo de llevar las armaduras al herrero... si os parece bien, mi señor.

No es que no me fiara del muchacho... bueno, en realidad no me fiaba demasiado, sobre todo teniendo en cuenta que no sería él quién pagara la cuenta de las armaduras. Más me valía ocuparme de que el herrero hiciese un buen trabajo y no me vaciara los bolsillos.

Notas de juego

Me borro un par de monedas que le di antes al mozo.

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24/01/2012, 20:56
Don Antón

De mi ropa se ocupará Samuel, anda muchacho ve y no tardes en traerme alguna ropa decente. Si mi visión ofende a vuestro señor no dudare en culparos de mi propia indecencia-dijo Antón de manera que no sonaba del todo amenazador pero que apremiaba al muchacho a conseguirle un ropaje lujoso para la ocasión. Después se acercó a Samuel y le susurró para que no le oyese el muchacho actuando como si ya se hubiese marchado- Samuel, no puedo dejar que vean mi sobrevesta pues lleva el emblema de Muel y sería una desgracia que lo reconocieran. Ocúpate de guardarlo en la habitación con vuestras cosas así si lo descubren aún tendremos una oportunidad de salir con bien de esta.

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25/01/2012, 10:24
Director

El muchacho recoge vuestras ropas menos las de Samuel y las del de Muel y sale raudo a cumplir cuantas tareas le han sido encomendadas. Por el contrario, Samuel guarda la sobrevesta de su señor en la habitación del noble y sale hacia el herrero.

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25/01/2012, 10:26
Director

Sales del corredor y bajas las escaleras, allí preguntas a una muchacha por la herrería, te indica como salir del castillo y la ubicación exacta de la herrería.

Sales al patio de armas del castillo donde os recibieron y de ahí caminas por un sendero lateral flanqueado por chozas a los lados, la gente del castillo continúa sus quehaceres diarios y a verte pasar todos te saludan, parece que las noticias vuelan y todos saben que eres uno de los salvadores de la futura Señora.

Por fin te planta ante la choza del herrero, que se divide en dos partes, la choza propiamente dicha, y la fragua que está a la intemperie, sólo cubierta por un techado para resguardarla de los elementos.

Bajo el techado, hay una gran lumbre junto a la que está instalado un yunque, un tipo pequeño y corpulento descansa junto a ella sentado en una silla, parece que ahora no está haciendo nada.

- ¿Necesitas ? ¿ eres uno de los hombres de armas de los caballeros que salvaron a Doña Luisa verdad?

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25/01/2012, 11:22
Samuel Sánchez

Era agradable ver como la gente agradecía lo que habíamos hecho, a pesar de que no habíamos podido salvar a la monja y al soldado. Habríamos presentado batalla si hubiera sido necesario, no habría sido la primera vez y de seguro no será la última. Respondí a los saludos de la gente con una sonrisa y una leve inclinación de cabeza hasta que llegué finalmente a la choza del herrero.

- Buenos días herrero - le saludé sonriente - En efecto, Samuel es mi nombre y estoy al servicio de mi señor, Don Antón, que en buena lid salvó a la dama Doña Luisa... Os traigo mi gambesón y las armaduras de mi señor y el hidalgo que nos acompaña - dejé las piezas sobre la mesa - El gambesón sólo tiene unos pocos cortes, no hay mucho trabajo, pero la coracina de mi señor necesita de una buena reparación, al igual que la loriga del caballero - le dejé unos instantes para que examinara las armaduras - ¿Cúanto por el trabajo? ¿Y cuanto tiempo crees que vas a tardar?

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25/01/2012, 11:33
Director

Notas de juego

Don Antón y Aleixo no querían reparar sus armaduras y el resto tampoco ha dicho nada, modifica el post porque sólo llevas a reparar la tuya.

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25/01/2012, 11:47
Director

El herrero parece no dar crédito y te mira con gesto de extrañeza- pe...pero sólo veo un Gambesón y un Bacinete, ¿dónde están el resto de armaduras de las que habla?- pregunta con tono nervioso mientras no deja de preguntarse de qué habla aquel hombre de armas.

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25/01/2012, 11:56
Samuel Sánchez

- ¡Oh! Es cierto, me he distraido con la cálida bienvenida que nos han dado, no estoy acostrumbrado a que la gente sea tan amable conmigo - dije avergonzado - Mi señor es muy piadoso, y ha preferido donar a la iglesia el dinero que tenía destinado para la reparación de la armadura, al igual que el caballero de Santiago... estoy seguro de que Dios les tiene reservado un buen lugar en el Cielo - salí al paso inventándome aquella chorrada para disimular mi incompetencia - Bueno, entonces sólo el gambesón, como ves está en buen estado.

Notas de juego

Owned! xD

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25/01/2012, 12:05
Director

El herrero queda todavía más desconcertado ante aquella burda explicación, te miraba con una mezcla entre sorpresa y una muy mal fingida compasión, como si estuvieras loco. El caso es que el hombre no dijo nada más, se limitó a observar el Gambesón y añadió - Está casi perfecto, te lo dejo como nuevo. Ven mañana por la mañana con una moneda de plata.