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Danza Macabra. x Cuarto Episodio: El Matrimonio de Iñigo

5. La Boda

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01/05/2012, 18:26
Director

Mientras el grupo se internaba en el pueblo propiamente dicho, la gente que tomaba el fresco de la tarde frente a la puerta de sus casas os señalaba y se escandalizaba al veros portar en volandas a un hombre.

Cuando pasásteis frente a sus casas seguían cuchicheando entre ellos en voz baja, pasásteis a través de la calle principal del pueblo y llegásteis a la plaza, donde los comerciantes cerraban sus puestos, pese a estar los comerciantes atareados en lo suyo dejaron de trabajar de sopetón para ver a vuestro grupo.

Cuando enfilásteis el camino ascendente hasta el castillo, los hombres de Don Iñigo os salieron al encuentro con un caballo de refresco en el que montaron a Hernán y lo subieron a galope de vuelta al castillo.

Cuando traspasásteis la reja del castillo Don Iñigo y Don Carlos os esperaban en el patio de armas junto a los mismos hombres que os habían salido al encuentro.

Don Carlos corrió hacia vosotros y se detuvo a un par de pasos.

 

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01/05/2012, 19:05
Don Carlos de Mayoral

Jadeando

- ¡ Por Nuestro Señor! - grita alarmado -¿Qué es lo que os ha ocurrido? ví que trajeron al barbero más muerto que vivo. Lo han subido a su alcoba, el médico del pueblo está en camino... tiene mala pinta.  ¿Encontrásteis el caballo?

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01/05/2012, 19:08
Iñigo de Medina

Detrás de Don Carlos, cruzado de brazos os mira con gesto serio y con una mirada... cuya naturaleza no termináis de adivinar. Parece resentido ¿Quizás por haber dejado a su futura sola con Don Carlos?

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01/05/2012, 19:31
Don Antón

Veréis mi señor-dijo respondiendo a Don Carlos pero tratando con mayor respeto a Iñigo- Cuando estuvimos en el mercado encontramos a un joven que nos vendió un caballo, un corcel magnifico que me recordaba al que vuestra señora había descrito. Pensando en aquello supuse que el muchacho había robado aquel caballo y lo seguimos hasta el bosque pero resultó que era mía la equivocación pues el muchacho no había robado nada. Lo que si encontramos en aquel bosque era un bandido, un comerciante que sin mucho seso trato de agredirnos con la misma destreza que había tratado de vendernos baratijas aquesta mañana. Mala suerte para Hernán y para mi caballo, aunque espero sin duda que el joven se recupere.

No les podía contar la verdad, no al menos hasta saber que es lo que tramaba, si es que tramaba algo, Don Iñigo de Medina. Además necesitaba que Roderigo marchase y descubriese a quien pertenecía esa daga tan adornada.

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01/05/2012, 21:00
Don Carlos de Mayoral

Negando con la cabeza

-Ya no hay tierras ni reinos libres de bandidos. ¿Dónde vamos a ir a parar? es bochornoso y lamentable, a Dios gracias que sóis grandes guerreros, valerosos y fuertes - parece darse cuenta de que omitís algún detalle, y os hace un gesto casi imperceptible con la cabeza que da a entender que deja estar el tema hasta más tarde - el barbero se curará, eso sí, deberá llevar el brazo en cabestrillo unos días. Deberíais retiraros a descansar si Don Iñigo lo permite claro... - y se da la vuelta interrogando al noble.

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01/05/2012, 21:06
Iñigo de Medina

Notáis algo extraño en él, está muy muy raro. Sus ojos no  brillan, parece distinto del hombre que encontrásteis el día anterior, ya no parece arrogante ni seguro de sí mismo.

- ¿bandidos? no tenía noticia en mis tierras... mandaré a mis hombres ahora mismo a buscar a esos bandidos. Don Carlos tiene mucha razón, vuestras mercedes requieren de reposo, mandaré a uno de mis criados a atenderos, ¡ah! y... ¡que sea la última vez que unos hombres que han de proteger a mi esposa - como si ya lo fuera - desaparecen de repente para ir a investigar no se qué caballo! - dice colérico de repente y rojo de ira.

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01/05/2012, 21:13
Don Antón

Oh, no. No es así mi señor. Cierto es que nos marchamos en pos de un supuesto robo pero jamás dejaría desprotegida a vuestra futura esposa. Ella regresaba al castillo y lo hizo acompañada del mejor guerrero que he conocido-trató de explicar- respecto al bandido era uno solo y me temo que ya no está con nosotros. Era un simple tipejo no creo que hubiese nadie mas con él o nos habrían atacado en lugar de ser uno solo contra un grupo armado.

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01/05/2012, 21:25
Iñigo de Medina

No parecen convencerle lo más mínimo los argumentos de Don Antón y véis como abre la boca y tuerce el gesto, tiene la cara literalmente roja y a detrás de él, véis como los tres hombres de armas que le acompañan comienzan a ponerse nerviosos, la tensión puede cortarse con un cuchillo.

Hace un extraño ruido con la boca, como un gorjeo y después cierra la boca de golpe y dice entre dientes

- Valientes hombres que dejan a una Señora desprotegida en un mercado... - sus hombres echan mano a las armas que llevan al cinto, imitando a su jefe que desenfunda parcialmente la espada mientras habla, parece que la sangre va  a llegar al río si nadie lo evita.

No conseguís explicaros el cambio de humor del hombre, el paso de un estado sosegado y casi ausente a un estado de rabia como el que estáis presenciando.

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01/05/2012, 21:30
Don Antón

Pese a las dudas Antón bajo la cabeza y se inclinó mirando al suelo.

-Vos teneis razón, no volverá a ocurrir-dijo sumisamente esperando que con aquello amainase el temporal que se estaba fraguando. Ahora sabía que pasaba algo raro pero no podía dejar que hubiese un incidente o lo pagarían todos con sus vidas.

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01/05/2012, 21:33
Roderigo

Don Íñigo, disculpe vos, pero... nuestro amigo Hernán -interrumpí con una voz suave para no impacientar los ánimos- esta al borde de la muerte; y de por seguro que casi vió el Cielo de no ser por los auxilios que tuvimos que practicarle allí, en medio del bosque y entre las retamas. Han sido un profundo sobresalto, ciertamente... ¿Permite irnos a descansar a la buena de su casa...? No lo merecemos, pues razón tiene en su discurso, pero usted es de bien un gran hijo del Señor, comprensivo ante foráneos como nosotros, pero tan bien avenidos a su regazo...

Me recoloqué la capa, como si la hubiera tenido descolocada todo el tiempo ante un gran lance, e hice gestos de colocarme el pelo, secarme la frente como si tuviera sudor, y resoplar al tiempo que humedecía los labios con la lengua. Todo detalle, fingido, por supuesto, era poco para alejar la mirada de don Íñigo de la nuestra, pues cuanto más parmanecían en contacto, más sospecharía, más nos preguntaría y más cerca de soltar alguna incoherencia estábamos. Había que salir de allí "pitando"...

Notas de juego

uff. que me pisan xD

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01/05/2012, 21:38
Don Carlos de Mayoral

- Ambos tienen razón Don Iñigo, vos sóis un viejo cristiano y no os merecéis el trato que le han dado aquestos hombres a vuestra mada y futura, yo por mi honor os juro que mañana os rendiremos honores a vos y a vuestra esposa y de aquí al segundo día partiremos de estas tierras sin volver a pisarlas jamás. No hay mitigamiento posible a vuestro honor ofendido mi señor, pero doy en prenda mi vida de que ya no causaremos ningún problema más- hasta el propio Don Carlos estaba sorprendido con la violenta reacción y sólo la diplomacia que le caracterizaba podía sacar al grupo de aquel trance tan extraño.

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02/05/2012, 10:35
Samuel Sánchez

Si Don Íñigo no era sospechoso que me cortaran la garganta allí mismo, en ningún momento habíamos dejado sola a su futura, Don Carlos había permanecido junto a ella en todo momento. Allí sólo podían pasar dos cosas: o resulta que el señor era un maldito arrogante, un imbécil y un perro sarnoso, o algo de lo que le contó mi señor no ha terminado de gustarle. Pensé que la daga con incrustaciones bien podría ser suya, desde luego era lo suficientemente opulenta como para que lo fuese.

El tema de las armas me puso muy nervioso, aunque no quise forzar la situación y no llegué a sacar las mias. No era el momento para que yo hablase, confiaba en que entre Don Antón y Don Carlos fuesen capaces de resolver aquello por las buenas. Sin embargo, me mantuve alerta, me negaba a morir ensartado como un cerdo sin siquiera poder defenderme.

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02/05/2012, 11:16
Iñigo de Medina

Las palaras de Don Carlos parecen calmar al hombre que vuelve a envainar la empuñadura de su espada, sus hombres parecen respirar aliviados, al igual que vosotros.

- Sea así pues, os mandaré un criado.- y sale por la portilla con sus tres hombres rumbo al pueblo.

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02/05/2012, 11:17
Director

Os quedáis en el patio cariacontecidos durante unos segundos, sin saber muy bien qué pensar y qué esperar de Don Iñigo, ¡cuán raro está este hombre!

Don Carlos os hace un gesto de que le sigáis, entráis en la torre de homenaje y subís por las serpenteantes escaleras cargados con vuestro equipo y cansados como los que más, Don Carlos os conduce hasta vuestros aposentos y espera pacientemente hasta que descarguéis vuestro equipo, véis en sus ojos que está deseoso de saber lo que ha pasado.

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02/05/2012, 12:59
Don Antón

Don Carlos, aqui está ocurriendo algo extraño pero no consigo saber que es-dijo Antón sacando la daga y ofreciendosela- vimos el caballo de la señora el cual fue vendido por una bruja. Hable con aquella supuesta "bruja" y resultó haber enterrado a una muchacha a la que había atacado un grupo de hombres sin blasón. Vimos el cuerpo de la joven que bien podría ser, si mis sospechas son ciertas, la verdadera Luisa de Medrano. Y no solo esto si no que al volver nos ataco un supuesto mercader, que fue quien hirió a Hernán. Él fue quien tenía esa daga y creo conocer a quien pertenece tan rico instrumento pero no tenemos pruebas para hacer ninguna acusación... y aunque las tubiéramos, de atrevernos a decir lo que pensamos seríamos quemados en una hogera cual brujos-le dijo rápidamente, nervioso y sin poder dar una explicación mejor. 

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02/05/2012, 13:14
Don Carlos de Mayoral

Se pasa la mano por el mentón, enormemente preocupado, medita unos segundos antes de contestar

- Si esa mujer que murió crees que es la verdadera Luisa  entonces la Luisa que hay aquí en el castillo es una impostora... pero me preocupa Don Iñigo, no atenderá a razones, creo que aunque tuviéramos pruebas.

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02/05/2012, 13:17
Roderigo

Don Carlos, creo que es vos quien debería procurarse esa daga tan ornamentada -dije. No se si será de don Íñigo, su esposa, sea o no quien dice ser, o alguno de sus criados y súbditos. Si nos ven con ella tendremos problemas y sus sospechas no serán benevolentes, sino hirientes... ¿Podría colocarla en algún lugar de este castilo, o, qué se yo, tirarla al campo o enterrarla?

Luego se dirigió a Antón.

Comienzo a pensar que, sea quien sea la mujer que ahora ostenta el privilegio de la futura esposa, sería mejor marchar raudos de aquí. En verdad todo esto lo estamos pasando para descubrirle un beneficio, una verdad, a Íñigo... ¿Por qué habríamos de hacer eso a alguien que sospecha así de nosotros, que con tanta buena fe hemos actuado? Si es por privilegio, honores u honras, don Antón, nos estamos engañando... pues no hay necesidad de jugarse la vida por tales cosas...

En realidad Roderigo hablaba por él mismo ¿Qué señorito no querría títulos, honras y proezas, aunque fuera sólo resolver una patraña, sobre sus espaldas?

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02/05/2012, 14:36
Don Antón

- Pero...-dijo Antón dubitativo- témome que Don Íñigo sepa todo esto. Que haya sido un plan suyo para quedarse con el dinero de la dote de la verdadera Luisa de Medrano pero no casarse con ella. Aún así son solo suposiciones y las historias acerca de los brujos judios que se cuentan son algo que me siguen preocupando. Demasiadas brujas y brujos hay en esta historia y creo que es solo la avaricia el que está moviendo este carro-dijo Antón sin rendirse a pesar de las palabras de Roderigo al que le dirigió las siguientes palabras- Roderigo, coge tu la daga y trata de saber a quien perteneció. Pero te aconsejo no mostrarla demasiado, pues quien le diese aquella daga es nuestro enemigo y estarás en peligro. Se que puedo confiar en vos.

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02/05/2012, 18:05
Don Carlos de Mayoral

Levanta la mano alarmado

- ¡Esperad Don Antón! no es prudente mostrar esa daga a nadie, no sabemos a quién pertenece y uno de vuestros criados con una daga de tan bella manufactura levantaría las sospechas de toda la villa, es lo que nos faltaba para acabar colgados los unos y decapitados los otros - haciendo referencia a las dos formas de morir en función de la clase social - sólo Don Aleixo saldría vivo de esta y no bien parado. Estamos en un callejón sin salida y por mucho que queramos no podemos hacer otra cosa que esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos y después de la boda irnos de aquí para siempre- esto era raro en su afán de salvar el mundo.

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02/05/2012, 20:42
Roderigo

No don Antón, siento negarle en su mandato -dije-, pero no pienso merodear con el cascabel en la guarida de los lobos. Si se torna en nuestra contra y nos registran, nos despellejarán antes de ahorcarnos, o mucho peor...

Luego miré a don Carlos.

Cierto señor, y así creo que es la mejor forma. La daga, cuanto más escondida y alejada esté, mejor.