Partida Rol por web

-Todo es como ha narrado el arbitrador Enoch. Mi presencia como miembro de la eclesiarquía llamó la atención de los varios desamparados de la zona, que empezaron a pedir sus bendiciones. Al saberme descubierto, y ser mi deber como parte del servicio al sagrado Emperador, empecé a repartirlas. Pero entonces la psíquica hizo uso de sus... Habilidades-por aquella pausa de un segundo, era probable que el iniciado no estuviera pensando en aquellos poderes como una habilidad, precisamente-y los buenos súbditos del Emperador presentes se pusieron primero nerviosos, y después pasaron a la hostilidad. Tanto el arbitrador como yo mismo nos quedamos a calmarles, y al final conseguimos que se disolvieran sin más percances. 

Faltaba el Recluta Sastre por aportar su versión, y la psíquica Ferris aún no había contestado a las últimas preguntas del Inquisidor, pero lo que oía no le gustaba en absoluto. 

- ¿Quedaron pruebas de su presencia ahí? ¿Alguna grabación, algún aparato que captara algo de ustedes? - Preguntó. Si no había nada no sería tan grave. Ya era suficientemente malo que un numeroso grupo de mendigos hubiera reconocido a uno o varios de los miembros de su Equipo, pero si encima algún aparato había detectado su presencia, iban a tener más que problemas.

Por un instante se le pasó por la mente eliminar a todo su equipo de Investigación, pero no tendría nada con lo que continuar o comenzar de nuevo. Era el cansancio, que le jugaba una mala pasada. Sus hombres eran buenos, sabían hacer bien su trabajo. Pero necesitaban organizarse mejor. 

- Arbitrador Enoch. Sigue siendo un Acólito al servicio de la Inquisición, y por tanto del Emperador. - No lo dijo pero la única manera de dejar el servicio a la Inquisición era en una bolsa para cadáveres, algo que todos sabían muy bien. - Seguirá formando parte de este Equipo de Investigación. Considero sus habilidades sumamente útiles. - Sus siguientes palabras fueron dirigidas al resto de los presentes. - Cuando yo no acuda a las misiones con ustedes, harán caso de todas las órdenes que indique la persona que yo asigne al mando. No tomarán decisiones sin consultarlo con su superior salvo que no quede otro remedio. Y actuarán siempre como un equipo. ¿Entendido? -

No iba a tolerar una falta de disciplina más. Aunque en este caso se pudiera tildar más de desorganización... en cualquier caso no era algo aceptable para un Equipo de Investigación de un Inquisidor. Si fracasaban al trabajar como equipo, pondrían a todos en peligro, incluido al propio Inquisidor. Había demasiados ojos puestos en él en estos momentos, a la espera de resultados. Y por ahora Eisengaard no había conseguido nada.

El Sastre había estado escuchando pacientemente las diferentes versiones de sus nuevos compañeros, con las manos enlazadas frente a él, sobre la mesa. Cuando el Inquisidor terminó de hablar, el quirurgo asintió con la cabeza en señal de aquiescencia y carraspeó ligeramente para llamar su atención.

- No hay mucho que pueda añadir a lo contado por el resto del equipo, mi señor -dijo mirando directamente a la máscara de metal que cubría el rostro del Inquisidor Eisengaard-. La misión empezó de la manera estipulada, con todos nosotros intentando recabar información de la manera más sutil que podíamos. Yo me quedé cerca del acólito Marius, pues el estado de sus heridas era aún preocupante. Una de las personas que se acercó al eclesiarca era una conocida mía, ya que he estado viviendo en las Tres Estacas durante los últimos dos años. Ella fue la que nos contó que un miembro de los Caritas de Bebé había aparecido mientras el almacén aún estaba en llamas; se trataba de Edric Havofast, el Desollador. -El Sastre dejó una corta pausa para ver si el Inquisidor daba señales de conocer ese nombre, pero el casco de la servoarmadura le devolvió una mirada desprovista de emoción alguna.- Parece ser que ese hombre tomó una caja de entre los restos del edificio, algo que parecía tener un valor considerable para él. Tras eso, antes de que llegáramos a comunicar nuestro descubrimiento al oficial al mando, la... acólita Liris -pronunció la palabra "acólita" para no llamarla "psíquica", ya que ese apelativo sonaba todavía en su mente como un insulto, algo que no debería existir-, bueno..., hizo uso de sus capacidades y todo se convirtió en una vorágine de gritos y caos. Corrí tras ella, no sé si para protegerla o para intentar detener lo que estaba desencadenando... -comentó con un susurro, mirando de soslayo a la delgada muchacha-. Lo cierto es que ella dijo haber captado un rastro y al segundo siguiente ya estaba montado en el Cargo junto al acólito Cantus. El resto de la historia transcurrió tal y como ha narrado el tecnosacerdote.

El medicae terminó su informe y bajó sumisamente la mirada. La imponente figura del Inquisidor parecía cernirse sobre él amenazadoramente, como la sombra de un titán. Rogó fervientemente para que la reunión llegara a su fin y poder escabullirse a la enfermería, con su familiar y reconfortante aroma a compuestos químicos y esterilidad. 

INQUISIDOR EISENGAARD:

- Tu maestro, Rosemund Kreygan, valoraba ante todo los resultados, sin importar el coste. Tal vez por eso mismo acabó convirtiéndose en un maldito hereje.

- Tú no eres así, o tal vez sí lo seas, puede que aún no lo hayas decidido.

- El caso es que, gracias a sus poderes, la Psíquica Liri captó el rastro de esa cajita metálica que han recuperado de las manos muertas de Edric Havofast, el pandillero que previamente había escapado al Equipo de Investigación, cuando Liri aún no se había incorporado a vuestras filas. En cierto modo ella ha logrado algo en lo que los más veteranos que ella ya habían fracaso previamente: la destrucción de un hereje y la recuperación de aquello que este atesoraba.

- Bien. Si alguien tiene algo más que añadir que hable. – Inquirió el Inquisidor mirando a todos los presentes. Ahora tenían no uno, sino dos artefactos xenos a guardar en la cámara acorazada *. La base se había convertido en una bomba de relojería en potencia. Tenía que pensar en cómo deshacerse de esos artefactos cuanto antes.

Con un gesto de su mano dio por acabada la reunión. – Pueden retirarse. Recuerden. En una hora todos en el hangar para partir hacia Port Gyre. Táctico Noctine, examine todo lo recuperado de esos herejes… salvo la caja metálica. –

- Recluta Sastre, ocúpese de las heridas del iniciado Marius. Una vez en Port Gyre intentaremos que pueda descansar. – Explicó el Inquisidor. – Acólita Ferris…  - Su casco se giró hacia la psíquica imperial. – Quédese un momento por favor. -

- Bajo la orden del Inquisidor, Liri colocó, con supervisión del Tecnosacerdote Cantus, la cajita metálica (de unos treinta centímetros de largo, por veinte de ancho y diez de alto), bajo la inquietante vigilancia del Doble-Sierra.

- En realidad nadie ha inspeccionado la caja, ni siquiera Liri. Se da por supuesto que es el origen del rastro psíquico que ella pudo captar, y por las informaciones obtenidas por Sastre, es el tesoro que Despellejador obtuvo del Descanso de las Tres Estacas, el refugio del contrabandista del Gremio Sable Zax Holthane.

- La cajita metálica en sí no tiene nada de particular, de hecho por su aspecto es probablemente una caja de varillas de lho de las caras, aunque le han quitado la etiqueta, por lo que no se puede asegurar. Nadie sabe lo que contiene, ya que los que lo sabían están muertos (abatidos por el Equipo de Investigación).

Obedezco las órdenes del Inquisidor y pongo la cajita sobre la mesa. Con la misma voz distante y glacial me dirijo a mis compañeros, en especial a mi superior.

- Lamento profundamente haber puesto en peligro la misión, mis sentidos necesitaban activarse. Fue una reacción visceral que no se volverá a repetir. Arbitrador, os ruego aceptéis mis disculpas-elevo la vista al Inquisidor-. Si lo deseáis abriré esta caja en solitario. No estoy en plena facultad de mis capacidades y, si hay algo que pueda afectar al grupo, es preferible que sólo sea yo quién lo reciba.

Asiento a las palabras del inquisidor y cuando estoy apunto de salir de salir caigo en la cuenta de una cosa, al recordar el comentario lo de la caja y la cámara acorazada vuelvo sobre mis pasos. Seguramente querrá estar seguro de que obedecí las ordenes.

-Señor, cumplí sus ordenes sobre el doble-sierra de la cámara acorazada. Recordando que cualquiera de nosotros seriamos atacados si no era el Inquisidor en persona. Quizás quiera castigarnos a uno de nosotros por lo sucedido, después de lo ocurrido no sería de extrañar.

Una vez dicho eso, cumplo las ordenes si me da alguna e intento durante esta hora acceder a las placas de datos, después de inventariar las nuevas adquisiciones de municiones y armas.

Era tan buen momento como cualquier otro para recordarlo. Negó con la cabeza ante la petición de Ferris.

- No, nadie se acercará a esa caja ni al otro artefacto Xenos. Permanecerán ambos en la cámara acorazada hasta que los podamos transportar fuera de la base. Como bien ha dicho el Acólito Cantus… cualquiera que se acerque ahí sin mí será atacado así que manténganse alejados de esa zona. – Después de todo no era más que un área de contención y no tenían nada que buscar allí.

El Inquisidor esperó a que sus acólitos se marcharan. Tenían instrucciones y él no tenía mucho más que añadir. Ya era hora de tener unas palabras en privado con la Psíquica.

INQUISIDOR EISENGAARD:

- Si finalmente eres tú quien coloca la cajita metálica en el interior de la cámara acorazada, haz una tirada de Perspicacia +10.

No añado nada más, simplemente espero a lo que tenga que indicarme el Inquisidor. Disociada de mi cuerpo, es como si lo contemplara en tercera persona. Un cascarón vacío.

El iniciado Marius asintió, en silencio. Las órdenes ya estaban claras, y ahora sólo restaba obedecerlas. El Emperador les guiaría hasta su próximo objetivo, sin duda alguna. 

Lazarus lamenta haber tenido que dar ese informe de misión, pero teme que de no haber puesto medios para ello, en caso de ser nombrado el responsable en otra misión la cohesión del grupo y respeto de su puesto como líder no habría progresado.

Asiente ante las disculpas de Liri y parece relajarse un poco tras haber soltado todo y ver que el Inquisidor seguía contando con el.

Se retira mientras se acerca a Noctine pues Cantus seguramente tenga algo que reparar.

Tienes un momento. Últimamente las misiones se desarrollan con tiroteo obligado y me acribillan antes de poder llegar a golpearles con la porra de choque...creo que necesitare pulir algo mis dotes como pistolero...podrías ayudarme a mejorar?.

El Sastre apareció de la nada entre el tecnosacerdote y el arbitrador, carraspeando sonoramente para cortar la conversación.

- Siente interrumpir, caballeros, pero el acólito Cantus tiene una cita obligada en la enfermería -dijo mirando al tecnosacerdote con una expresión admonitoria, como la de una madre que amonesta a su hijo por querer ir a jugar sin terminar antes los deberes-. Si voy a ser el medicae de este equipo, no voy a dejar que mis pacientes vayan por ahí con heridas abiertas y sangrantes.

El quirurgo dio media vuelta y partió de la sala de reuniones sin echar la vista atrás.

Caradoc mantuvo en todo momento una expresión a mitad de camino entre la preocupación y la concentración. Su única intervención, amén de haber seguido al inquisidor cuando este había conducido a todo el equipo a la sala de reuniones, había sido asentir a la orden que le incumbía directamente: la revisión de todo el material que ha traído el Equipo de Investigación.

Su mirada se posó, un instante, en la psíquica. Su forma de hablar, tan maquinal ahora, no le calmaba sino que le producía una profunda preocupación. Aun cuando los psíquicos eran una parte integral y esencial de la maquinaria imperial, eran tan peligrosos como la antigua nitroglicerina de la que hablaban viejos tomos... e igual de fiables. De alguna vaga manera sintió lástima por la joven, pero la lástima no podía evitar considerar que, en efecto, su comportamiento no había sido el idóneo. 

Aunque si han encontrado el artefacto xenos sería justificable, pensó sin llegar a decir la frase en voz alta.

Finalmente, al terminar de informar sus compañeros acólitos, escuchando nuevamente las instrucciones del inquisidor, Caradoc se puso en pie, e inclinó su cabeza ante las órdenes del inquisidor. Luego tomó todo el material recuperado, salvo la caja, y se dispuso a examinar la totalidad del mismo.

Caradoc está llevando la totalidad de lo encautado (salvo la caja) para examinarlo cuando se detiene al escuchar la solicitud de Lazarus. Por un momento la sorpresa se dibuja en su rostro, pero luego asiente.

- Tan pronto termine mi obligación de revisar todo lo que habéis encontrado, trataré de ayudarte en lo que pueda. Supongo que mi pasado militar es lo que te hace pensar que soy bueno en tales cosas. Y es cierto, soy perceptivo. Pero en lo que se refiere a disparar... o incluso combatir cuerpo a cuerpo... mi puesto era oficial táctico. Nunca he huido de un combate, como ya has visto, pero estoy convencido que eres mejor que yo en tales menesteres. No obstante, tienes mi ayuda, si te es precisa.

TACTICO NOCTINE:

- Dos Autopistolas con sus cargadores a medio gastar, cuatro cargadores extra de balas de Autopistola en total.

- Dos espadas normales, caras, aunque con las mismas estadísticas que las corrientes.

- Una Autopistola con baño dorado, el cargador a medio gastar es de balas Matahombres (perforantes) y hay dos cargadores más de Autopistola con balas especiales del mismo tipo.

- Una chaqueta sin mangas de malla tecnológica (a veces llamada xenomalla). Es posible que sea de origen alienígena, aunque este tipo de artefacto xenos es quizá el de uso más común, y más o menos tolerado entre la elite del Imperio.

- Un objeto verdaderamente valioso: una espada de energía. Un arma considerada prácticamente sagrada por el Adeptus Mechanicus, pues pocos Mundos Forja son capaces de fabricar una actualmente, y la mayoría de las que existen (casi todas en manos de nobles espantosamente ricos y de altos oficiales de los Adeptus, la Armada Imperial o la Guardia Imperial) son herencias que llevan siglos pasando de generación en generación.

- Notas genéricas de crédito al portador por valor de 1200 Scrips de Desoleum.