Partida Rol por web

Disculpa, pensaba que eras mas diestro que yo con las pistolas, pero siendo como dices y teniendo cosas que hacer ya me apañare yo solo. Ademas teniendo en cuenta que salimos en una hora...Gracias de todas maneras.

Lazarus se dirige a la zona de practicas de tiro para tratar de mejorar sus habilidades con las armas de fuego.

Estaba saliendo cuando el Sastre me detiene en la salida de la sala de reuniones, para efectuar un arreglo a la pequeña herida que me infringieron durante el último combate. Demasiadas cosas que hacer y demasiado poco tiempo, para perderlo con una minucia.

Para esta minucia, será suficiente con un poco de desinfectante o sino ya me aplicaré un hierro caliente. Le respondo mientras se aleja, marchando en otra dirección para ver si Liri había dejado las nuevas armas y municiones en la zona de almacenaje o en el cargo-8. Después de ver si podía añadir a la lista del almacén las nuevas adquisiciones, me quedé cerca del vehículo revisando la información que contenían las placas de datos.

TRANSCURRE UNA HORA.

Habiendo llegado el momento dado por el inquisidor para reunirse en el hangar, Lazarus abandona en lugar de practicas de tiro con la convicción de que aun tendrá que pasar bastantes veces antes de poder considerar mejorada su puntería.
Pero era mejor estar ocupado que ocioso y pensando en lo que tenían que afrontar. Los artefactos alienigenas suponían un peligro grave y aun puestos en la cámara de seguridad quien sabe si podrían afectarles...hasta que no acabasen con esto no iba a quedarse tranquilo.

El Inquisidor llegó al hangar con paso firme. Parecía que el cansancio de la larga marcha horas atrás apenas le hubiera pasado factura, aunque en el interior de la armadura bien podía encontrarse un hombre en cualquier estado.

Observó al Arbitrador Enoch, el primer integrante de su Equipo Principal de Investigación, ya en el hangar y se dirigió hacia él y el vehículo que usarían para llegar a Port Gyre, el Cargo-08.

Aprovechó el momento a solas para adelantarle algo de información. – Pasaremos primero a recoger algo de una de las taquillas en la parte de tránsito de viajeros del distrito foráneo. El Acólito Noctine conoce la zona, puede hacer las veces de guía. –

- Seguramente sea la pierna que Jaq necesita. –Explicó aun sin tener por qué hacerlo. – Luego tenemos que investigar el puerto entero. – Continuó ahora con un tono más abatido. – Hasta que mis contactos puedan proporcionarnos una localización más detallada de la lanzadera que usan esos herejes… tendremos que valernos de nuestro ingenio e inventiva. Usted estará de nuevo al mando en mi ausencia. Sigue siendo mi segundo. ¿entendido? -

INQUISIDOR EISENGAARD:

- Te das cuenta de que el Iniciado Marius sigue estando herido y no ha tenido ocasión de descansar.

- Por su parte, el Tecnosacerdote Cantus presenta nuevas heridas que antes no tenía.

A medida que fueron llegando el resto de acólitos, Eisengaard pudo comprobar el estado de los heridos. No le hizo mucha gracia. Marius seguía convaleciente, y el Tecnosacerdote Cantus se encontraba en peor estado. Algo totalmente incomprensible a ojos del Inquisidor.

Ahogó un resoplido dentro de la armadura. Aun no tenía noticias de su informador y acudir antes para intentar investigar por su cuenta, aunque pudiera reportarles alguna ventaja, era algo improbable. Sería mejor que esperaran un poco más. Pero no podía retrasar su partida más de veinticuatro horas. Sería demasiado tiempo.

- Nuevas órdenes. – Rugió a los acólitos presentes. - Disponen de 24 horas para descansar. – Miró a Sastre con seriedad. – Encárguese de los cuidados que necesitan los heridos. Mañana los quiero a todos disponibles para cumplir la misión. No admitiré fallos. Saldremos todos hacia Port Gyre independientemente del estado de salud de los heridos. –

Observó por un momento a Noctine. – Continúe evaluando todo lo recuperado de esos herejes. Me informará dentro de doce horas. Hasta entonces no quiero que se me moleste. Si alguien tiene algo que decir o quiere comunicármelo ahora es el momento. –

Lanzó una severa mirada a todos a la espera de si alguien tenía algo más que añadir. Él por su parte tenía mucho trabajo que hacer en esas veinticuatro horas. Y corrían el riesgo de que se adelantara el cargamento xenos y perdieran la oportunidad de capturar a esos herejes. Era un riesgo pero dadas las circunstancias Eisengaard no se podía permitir otra cosa.

Caradoc asiente a las palabras del inquisidor. 

- Si, mi señor. En todo caso, he terminado la evaluación de lo recuperado, por lo que si lo deseáis, puedo informaros ahora mismo. Si no, tal como me habéis ordenado, os lo indicaré dentro de 12 horas. 

Enoch es el primero en llegar y ve como al poco llega el inquisidor y le confirma como segundo al mando en su ausencia. Asiente con orgullo y se autoimpone conseguir un éxito total en las misiones que se le confíen o caer en el intento.

Cuando el Inquisidor le avanza el plan escucha detenidamente y toma nota de lo de la lanzadera, de no hallar datos de sus contactos quizás Noctine o el puedan obtener datos por su cuenta.

En ese instante aparecen los demás miembros y les observa dejando al Inquisidor dar las instrucciones.
No le gusta nada ver a Cantus aun peor que antes, tal vez algún contratiempo de reparación...

Saliendo detrás del vehículo y mezclándome entre mis compañeros, atiendo a las nuevas ordenes del inquisidor, lamentando interiormente que tenga que pasar por la sala del sastre. Tanto por hacer y yo tengo que ir a que me echen algún líquido maloliente en el rasguño. Cabezeo finalmente a las órdenes del Inquisidor y salgo hacía la consulta, una vez recibidas las nuevas ordenes.

Me alejo por los pasillos y entro en la sala que ocupa el sastre, observando sin tocar nada los pequeños cambios que ha hecho. A los pocos segundos, aburrido al ver que pocas cosas de allí me llaman la atención, dedico los pocos segundos o minutos, a mirar de nuevo los archivos de la placa de datos de los herejes, mientras llega el sastre.

El iniciado asintió quedamente ante las palabras del inquisidor. Aunque quería pensar que su fe bastaría para mantenerle en pie, lo cierto es que no podía engañarse del todo respecto al estado de sus heridas, y ese descanso no le vendría nada mal. 

Llego con todo el equipo preparado, lista para seguir las órdenes del Inquisidor, aunque mi cuerpo reclama a gritos más descanso. Afortunadamente, el Emperador, a través de la figura de Eisengaard, nos brinda una tregua. Repaso mis pertenencias mentalmente y después salgo tras despedirme educadamente de mis compañeros.

Fuera de la vista de todos mis compañeros, alcanzo la figura mecanizada de Eisengaard. Carraspeo para llamar su atención antes de dirigirme a él.

- Señor, he estado meditando esta hora acerca de lo que ha pasado hoy. No puedo reconocer que hacer uso de los dones que me han sido otorgados me cause remordimiento. Pero sí debo presentaros mi arrepentimiento por no saber encontrar el momento y lugar oportunos. Nuevamente, gracias.

Dicho lo cual, me retiro rápidamente, muerta de vergüenza por haber tenido semejante error de cálculo.

- La Psíquica Ferris pone a cargar una batería de pistola láser en el generador principal de la Base. La conexión es chapucera y el Táctico Noctine se da cuenta de que así no se terminará de cargar nunca.
 

Tras recibir la respuesta del inquisidor y actuar en consecuencia, Caradoc se acerca al lugar donde ha conectado Liri el arma, y tras musitar una oración al Emperador y al espíritu del arma, toma la misma y la coloca de forma adecuada.

- Así podrá cargarse, acólita Ferris. Si quieres, luego podemos conversar unos momentos.

Contemplo cómo algo que para mí constituye un reto, para el táctico es algo trivial. Retengo un resoplido de frustración y lo miro inquisitiva ante su petición.

- Muchas gracias, Noctine. Soy negada para estas tareas-digo con lo más parecido a una sonrisa en mi rostro, si bien es complicado pues, como de costumbre, tiendo a tapar mis rasgos con el cabello suelto-. Necesito horas de reposo ininterrumpido, ¿es muy urgente? Tal vez podíamos resolverlo ahora.

El táctico niega con la cabeza.

- No, no es muy urgente. Y es verdad que necesitas descansar. El uso de tus... peculiaridades, debe ser extraordinariamente extenuante.- guarda un momento silencio- Somos compañeros. No temas pedirme ayuda para temas técnicos como este, realmente son de la competencia de nuestro tecnosacerdote, pero si él está ocupado, cosas menores de este tipo puedo solventarlas. También... llevo tiempo en el equipo. Si necesitas conocer algunos datos sobre el por qué de la necesidad de sigilo, puedo dártelos. Pero ahora debes descansar. Ya hablaremos, acólita.

Eisengaard asintió para sí. Sus acólitos comenzaban a trabajar como un equipo.

- Hablaremos todos en veinticuatro horas aquí. Noctine, presente su informe dentro de diez horas en mi despacho, salvo que haya descubierto algo que nos haga movernos con urgencia. - Quería disponer de tiempo para asimilar la información que pudiera ser de utilidad.

Salvo que el Táctico dijera algo que le hiciera cambiar de opinión, Eisengaard se marcharía del hangar hasta que hubieran pasado las horas estipuladas.

Asiento a las palabras del inquisidor.

- En tal caso, me presentaré dentro de diez horas, mi señor.