Partida Rol por web

- El Inquisidor se retira a descansar a su habitación, la que antaño ocupara el comandante del puesto de bomberos.

- La Acólita Ferris se retira a descansar a su propio cubículo, considerablemente más pequeño y humilde que el cuarto del Inquisidor.

- Sastre, el Iniciado Marius y el Tecnosacerdote se dirigen a la Enfermería, donde reposa Jaq Flair.

- Poco después, el Arbitrador Enoch y el Táctico Noctine se retiran a sus propios quehaceres. Es importante que el grupo esté descansado y dispuesto dentro de veinticuatro horas.

Esta vez el Inquisidor fue el primero en llegar al Hangar. Esperó ahí pacientemente a que llegaran todos sus Acólitos, necesitaba al equipo al completo y quería comprobar en qué estado se encontraban los heridos. Fuera cual fuera no podían retrasar más la misión.

Debían ir a Port Gyre y dar con la dichosa lanzadera que usaba Holthane. Seguramente se toparían con nuevos herejes, otros miembros del gremio Sable, pero eso sería lo mejor. Capturarían a uno con vida para ser interrogado y averiguarían el origen de esos artefactos xenos.

A la hora señalada, el táctico se acerca al inquisidor con un folio, que le entrega, mientras en voz baja y clara le comenta el escueto resultado de sus pesquisas.

- Había cosas valiosas, mi señor inquisidor, aunque nada especialmente útil para nuestra actual misión. El listad completo asciende a:

- Dos Autopistolas con sus cargadores a medio gastar, cuatro cargadores extra de balas de Autopistola en total.

- Dos espadas normales, caras, aunque con las mismas características que las corrientes.

- Una Autopistola con baño dorado, el cargador a medio gastar es de balas Matahombres (perforantes) y hay dos cargadores más de Autopistola con balas especiales del mismo tipo.

- Una chaqueta sin mangas de malla tecnológica, xenomalla. Es posible que sea de origen alienígena, aunque este tipo de artefacto xenos es quizá el de uso más común, y más o menos tolerado entre la elite del Imperio.

- Un objeto verdaderamente valioso: una espada de energía. Un arma considerada prácticamente sagrada por el Adeptus Mechanicus, pues pocos Mundos Forja son capaces de fabricar una actualmente, y la mayoría de las que existen (casi todas en manos de nobles espantosamente ricos y de altos oficiales de los Adeptus, la Armada Imperial o la Guardia Imperial) son herencias que llevan siglos pasando de generación en generación.

- Notas genéricas de crédito al portador por valor de 1200 Scrips de Desoleum.

Guarda un instante de silencio mientras entrega una nota con esos mismos datos

- No había nada más, mi señor. Por si este equipo fuera necesario lo he dejado en la taquilla primera junto a la lanzadera por si consideráis adecuado asignarlo, usarlo, o preferís darle cualquier otro uso.

El iniciado Marius se presentó en el hangar, aún aturdido por los fármacos, pero totalmente recuperado. Éso, teniendo en cuenta el grave estado en que se encontraba, no era una hazaña pequeña. Verdaderamente aquel hombre apodado Sastre era un quirurgo más que experimentado, y seguro que sería útil en los planes del inquisidor. Así que allí estaba, todo lo listo que podía para hacer frente a la misión que tenían por delante. 

Lazarus llego al hangar y alli estaban el inquisidor y el iniciado. El descanso le habia sentado bien y se hallaba en buenas condiciones, casi a pleno rendimiento. Tenia ganas de acabar con esto de la investigacion de tecnologia extraterrestre que podia afectar a las mentes. Le gustaba tratar con cosas tangibles.

Después de descansar muy poco y tras haber reparado en la medida de lo posible el Cargo-8 me dirigí de nuevo con los demás. Teníamos una misión que hacer y aunque le gustaba exterminar herejes, esperaba que el cometido de esta fuera mas tranquila. Se colocó junto a los otros que ya estaban allí, tocando por encima de sus ropas la pequeña herida que el Sastre le había curado. Algo que no podía negar es que hacía bien su trabajo, quizás con el tiempo le pediría ayuda con el doble-sierra que quería reparar. Esperó pacientemente la orden de partida y el inicio de una nueva misión.

Había sido una jornada agotadora.

El Sastre no se acostó hasta bien entrada la noche. Su meticulosidad rayaba en la obsesión. No podía descansar sin antes inventariar las existencias de que disponía su nuevo lugar de trabajo y hacer un listado de los compuestos y el material que necesitaría para convertir esa mediocre enfermería en un hospital de campaña correctamente pertrechado.

Buena parte de la mañana siguiente se había esfumado trabajando en la herida del tecnosacerdote. Ese hombre era duro como una losa de granito; apenas había gruñido por lo bajo mientras el Sastre hurgaba entre sus carnes en busca de la bala que se le había enterrado en el hombro.

Tras él apareció el eclesiarca, con el rostro cerúleo y ojeroso por el dolor y el agotamiento. El quirurgo tuvo que reabrir algunas de las suturas para liberar la infección que empezaba a despuntar en sus recientes lesiones, pero tras un trabajo exhaustivo, el Iniciado quedó como nuevo. Quizás necesitara reposo, pero las órdenes del Inquisidor habían sido tajantes y Zariel debería seguir adelante con lo que tenía.

Jaq no había vuelto a despertar, aunque de vez en cuando rezongaba y murmuraba en sueños, con la frente perlada de sudor. El medicae se tomó un par de horas para monitorizar sus constantes y comprobar el estado del muñón en que se había convertido la pierna del pandillero. Injertar la nueva prótesis mecánica necesitaría de una operación quirúrgica harto compleja, pero quizás el tecnosacerdote pudiera ayudarle en el proceso.

Lejos habían quedado los días de aburrimiento y monotonía en su vieja consulta de las Tres Estacas, donde las horas pasaban lentas entre recetas para el reuma, expectorantes y suturas rápidas. En su antigua vida, el estruendo de las autopistolas era algo que solo oía a lo lejos, una señal de que pronto tendría pacientes a los que remendar; ahora los proyectiles silbaban junto a su cabeza, buscando su sangre. Sin embargo era ahora cuando se sentía realmente útil.

Cansado pero feliz, el quirurgo abandonó la enfermería, no sin antes acariciar la cinta de tela roja que asomaba entre las páginas de su nuevo cuaderno de notas. Una tenue sonrisa se dibujó en su rostro mientras se dirigía al hangar.

Hay trabajo que hacer, Sastre...

Llego al hangar en compañía del Táctico Noctine, con mi mochila y mis cosas ya preparadas. En silencio espero a que me indiquen qué asiento debo ocupar.

Eisengaard observó el folio que le entregaba Noctine y lo leyó mientras llegaba el resto del equipo.

- Espero que ya esté todo guardado en el almacén y correctamente inventariado. - Comentó dando por supuesto que así se había hecho. - Si alguno necesita algo de equipo pueden tomar lo que necesiten. - Añadió mirando al resto de los Acólitos. - Sólo recuerden dejar anotado en el panel de datos correspondiente qué ha tomado cada uno de ustedes. -

Él ya tenía todo lo necesario, no necesitaba nada más. Miró a todos, parecía listos. Era hora de partir así que dio la orden y se subió al Cargo-08 esperando tener un viaje sin incidentes hasta Port Gyre.

Caradoc al escuchar las palabras del inquisidor pensó en tomar la espada de energía. Sin embargo... aun no era digno de un arma como esa. Necesitaba depurar sus habilidades en las armas cuerpo a cuerpo para hacer tal cosa.

- Yo estoy preparado para cuando dispongáis, mi señor.

- El Tecnosacerdote Dakka Cantus regresa a su habitación, se quita la Túnica Roja del Mechanicus que no suele quitarse casi nunca y se pone un Chaleco de Xenomalla encima de su Cibermanto (torso biónico que sólo los miembros del Adeptus Mechanicus pueden ver). Eso añade dos kilos a su peso transportado. Recoge también una Autopistola (un subfusil compacto diseñado para ser usado con una sola mano), cuyo cargador está completamente vacío. Esto añade otro kilo y medio al peso total.

- Sastre, tras ser autorizado por el Inquisidor, toma del equipo que tiene el Táctico Noctine un Chaleco de Xenomalla y va a su habitación a ponérselo debajo de su lujosa Túnica del Collegium Medicae. El Chaleco pesa tan sólo dos kilos, pero Sastre se siente un poco extraño con ese peso adicional en el torso.

Caradoc se lleva uno de los rifles laser con suficiente carga.

Lazarus parece se decide a coger la espada de energia, para capturar gente es mas util dejarles en shock con la porra, pero de momento han tenido que acaabar con muchas vidas y para eso no habia color. Tambien cogio una autopistola. Cuando volvio con la espada le parecio notar la mirada de Noctine fija en el, le devolvio la mirada.

Si la quieres para futuras misiones solo dimelo.

Dejo la autopistola en la armería, sin munición no valía la pena llevarla, estaría mas segura en la base. Observo a Lazarus coger la espada de energía y abro mucho los ojos. Espero que sepa usarla y mas importante, cuidarla. Está llevando en sus manos un tesoro que vale 100 colmenas. vuelvo con los demás junto al vehículo, esperando la orden de partida.

- Sastre recogió del equipo inventariado por el Táctico Noctine la Autopistola dorada de Edric Havofast, con sus dos cargadores extra de balas Matahombres.

- Liri se puso una armadura Flak de mercenario, aunque parecía obviamente incómoda con ella, y recogió del inventario de la armería de la base un Rifle Láser cargado y dos baterías adicionales para el mismo.

- El Arbitrador Enoch recogió la sagrada Espada de Energía, pese a no saber utilizarla, y recogidó además una Autopistola a medio cargar y dos cargadores adicionales de munición normal. - Se da cuenta de que en la armería hay una Escopeta cargada y un total de once cartuchos sueltos adicionales.

- El Tecnosacerdote Cantus deja la Autopistola descargada en la armería, aunque después ve que hay disponible otra con algo de munición y dos cargadores adicionales de munición normal. Puede cogerlo o dejarlo, finalmente la coge, además de la munición que queda. - Se da cuenta de que en la armería hay dos cargadores de Rifle Automático y también un Rifle de Francotirador con dos cargadores extra.

- El Táctico Noctine recoge un Rifle Láser cargado y dos baterías adicionales. - Ahora está Sobrecargado. Podría dejar una Espada de aspecto noble, con lo que se aligeraría su carga 3 Kilos y pasaría a llevar un nivel de carga normal.