Partida Rol por web

Aenifer tenía un claro propósito, encontrar a Alex. No obstante, por mucho que buscaron no hallaron ni rastro de éste. Una afectada Aenifer acabó por aceptar su desaparición como algo inevitable. Aquel chico le había salvado la vida, pues desde luego, de haber seguido peleando contra aquellos hombres bestia, ya habría muerto. Y ahora... ahora Alex se había marchado y no sabía si aquella pérdida sería para siempre y eso era lo peor. La incertidumbre de no saber que había pasado con el joven explorador, atormentó a Aeny toda la noche y toda la mañana y sin duda alguna aquel tormento sería recurrente durante un buen tiempo.

Finalmente los cinco miembros de aquel grupo unido por la desgracia se puso en marcha sin haber decidido que dirección coger exactamente. Mientras que Valyëvan había propuesto seguir viajando hacia el sur, concrétamente en dirección a Lago Negro, Tarkhan rebatió esa idea, pues ellos venían de allí y tanto el anzano como la enana estaban convencidos de que las ruinas que buscaban estaban en aquellas montañas en las que ahora se hallaban. Aenifer además, tenía ciertas reticencias a abandonar aquella zona con la esperanza, aunque muy vaga, de que Alex estuviera bien y no hubiera cesado en su empeño de seguir buscándola o de buscar aquellas condenadas ruinas enanas.

Sin embargo, no fue hasta la intervención de Yoon-shun. la cual fue decisiva, cuando Valyëvan aceptó seguir el plan original y finalmente Aenifer acabó aceptando también seguir buscando las ruinas enanas. Así, los cinco extraños compañeros, dos vovits, dos anzanos y una enana, cuatro mujeres y un hombre, empezaron a escalar la montaña en busca de las ruinas que ambos habían venido buscando aunque por motivos muy diferentes.

Viajaron en ascenso por aquella cordillera durante dos días. El tiempo se estaba poniendo feo. Las nubes empezaron a acumularse sobre la cordillera y amenazaban con tormenta, aunque por suerte no llegaba a romper nunca. Tras las dos primeras jornadas de viaje, los nuevos integrantes de la expedición empezaron a conocerse mejor y pese a que todavía no podían considerarse amigos, al menos la tensión entre ellos había menguado bastante. Algo que era de agradecer si es que pretendían seguir viajando juntos mucho tiempo.

Pronto empezó a llover cuando reanudaron la marcha al alba del tercer día. Las nubes que anunciaban tormenta desde hacía algunas horas, rompieron de pronto en una tormenta eléctrica que empapó a los cinco componentes del grupo. El grupo decidió continuar pese a la espesa columna de lluvia que caía desde el cielo pues no tenían un lugar óptimo donde pararse a descansar. La tormenta no parecía que fuera a cesar es más, a cada momento las nubes eran más negras, el agua más abundante y los rayos golpeaban con mayor virulencia.

El grupo avanzó a duras penas a través de las montañas. Los minutos parecían horas, y las horas días enteros. El agua había calado en lo más profundo del ser de todos los componentes del grupo, el frío minaba la moral de todos ellos y el silbido constante del viento en todas direcciones hacía enloquecer a los más cuerdos. La ropa de todos ellos estaba embarrada, y la comida totalmente mojada, el pan de viaje ya había sacado moho y cada vez quedaban menos provisiones, aunque por suerte, Belbara estaba allí para porporcionarles alimentos a todos ellos por la bendición de Brook Barba de Hierro.

Durante ese tercer día de viaje el grupo localizó una hermosa montaña de mayor tamaño que las que la rodeaban. La cima dela montaña estaba oculta por las nubes negras que no dejaban ver su techo. Parecía que la tormenta empezaba en aquel lugar y se iba expandiendo poco a poco hacía las cercanías. Pese a todo siguieron avanzando, pese a las quejas de la niña y el cansancio de todos. Debían llegar a su destino o al menos a un lugar seco donde guarecerse  secarse de algún modo, al fin y al cabo ya estaban empapados de arriba abajo.

Pero a media tarde se rindieron. Estaban empapados, temblorosos de frío y hambrientos, así que aprovecharon un pequeño recodo en el camino el cual estaba parcialmente seco debido a que un saliente de la montaña les servía de techo y fue allí donde se detuvieron a descansar, comer e intentar secarse de alguna forma. No habían visto actividad trasgoide, de hombre bestia o de ser vivo pensante alguno en tres días, por lo que decidieron encender una hoguera y fue Aenifer quien reunió la leña suficiente para encenderla, mientras Yoon trataba de encender el fuego y el resto adecuaban el campamento.

Las horas pasaron y asi paso el primer el dia.

Mi preocupacion por Alex se desvanecia a la par de comprender realmente cual habia sido su destino sintiendome cada vez mas culpable por no haberle hecho caso antes. El estaba muerto por mi culpa y ni siquiera habia podido agradecerle o decir adios.

Paso otro dia que casi no hable con nadie. Valy aun la sentia alejada y eso me molestaba porque bajo aquel cielo gris solo habia algo que podia hacerme sentir peor que la culpa y era la soledad.

Ya ni siquiera la extraña enana me hacia sonreir para mis adentros asi que por mi cordura trate de compartir un poco mas con aquella niña, solo para asegurarme de que estaba bien.

Un dia mas y todo se complico. La lluvia, el barro, el frio, el agua, todo conspiraba en nuestra contra y ya ni siquiera sabia que hacia alli, no habia nada mas para mi en esas montañas. Mantenerme ocupada evitaba que tuviera que pensar mucho y ademas encontrar leña seca ya era bastante complicado como para mantenerme ocupada.

Al menos nuestra mala suerte, o nuestro mal clima tenia algo bueno.

Finalmente cuando habia suficiente madera y Yoon luchaba por encenderla me acerque a Valy titirando de frio.

- Creo que debemos volver a casa.... dije en un susurro mas por el frio que por otra cosa.

Mi voz no significaba otra cosa que me sentia rendida ante todo lo que habiamos pasado y solo queria irme de alli.

- Lamento mucho haberte metido en esto... todo es mi culpa.

Casi hubiese preferido pelear fisicamente contra ella, al menos eso nos haria entrar en calor.

Aenifer parecía apesadumbrada. La aparición y ahora desaparición de Alex, la había hundido, y toda la emoción que sentía por aquella empresa, había acabado por desvanecerse completamente.

Me sorprendió cuando dijo que prefería volver a casa. Yo también, pero estábamos tan lejos que quizás lo mejor fuese continuar hasta el final.

- Lamento mucho haberte metido en esto... todo es mi culpa.

No necesité nada más. Me acerqué a ella y la abracé. Estaba tiritando de frío y sufriendo por la culpa de ser la responsable de que estuviéramos allí. 

-No te preocupes. Vine porque yo quise. Igual que Alex. Él conocía los riesgos y aún así, quiso venir. No te sientas mal por él. Además, creo que para ambos ha merecido la pena encontraros y quitaros el mal recuerdo que teníais el uno del otro. No lo has perdido. Lo recuperaste cuando nos cruzamos con él en este viaje, y lo hiciste para siempre.

Le di un beso en la frente a Aen y apoyé mi cabeza sobre la suya.

En batalla, no había nada más duro que no morir y ver como los demás sí que lo hacían y Aenifer no estaba acostumbrada.

Definitivamente Valy era la mejor. Al final siempre era la mas dura de nosotras en combate y cuando era necesario tenia sabiduria tambien.

Me quede un rato con la cabeza apoyada en su regazo dejandome sentir mientras veia las primeras chispas de lo que seria una maravillosa fogata, que nos daria un maravilloso calor y nos llevaria a un maravilloso dia.

Tenia que ser positiva y Valy tenia razon. Al menos habia logrado hacer las paces con el y habiamos tenido nuestro torrido encuentro en el pueblo. Recordarlo me daba mas tristeza pero ahora lo mas importante era avanzar o moririamos todos y su ultimo esfuerzo habria sido en vano.

Me levante mas fortalecida y me acerque a Yoon para ayudarla con el fuego, despues de todo tenia mas experiencia que ella.

- Yoon Tienes que soplar en favor del viento y....

Una vez que partieramos de nuevo hablaria con la enana para ayudarle con su equipo. Sus piernas eran mas cortas y de seguro le iba a costar mas esfuerzo mantener el ritmo. No es que no pudiese hacerlo, de hecho, lo habia hecho muy bien hasta ahora, y nada ademas sus raciones magicas eran mas sabrosas que nuestras raciones humedas y mohosas, pero igual podia ayudarle un poco.

Cuantos dias pasaremos en esta montaña....

El camino era complicado, la montaña escarpada no era lo peor, estaba acostumbrada a la roca, a subir y bajar, aunque la ciudadela no era un sendero sin trabajar precisamente. A lo que no estaba acostumbrada era a las inclemencias del clima ni al frío. 

Lograron resguardarse en un recodo de la montaña, con un poco de suerte allí podrían reponer fuerzas, secarse y entrar en calor.

Mientras Yoon-Shun trataba de encender el fuego la enana volvió a invocar el poder de Brook, que tuvo a bien proporcionarles de nuevo comida y bebida* para no desfallecer. Allí era muy difícil, si no imposible, cazar nada, y aunque agua ahora mismo no les faltaba no estaba de más reponer provisiones.

Miró alrededor, la suerte no les había acompañado demasiado desde que salieron de Karak-Belgarosh, y no confiaba demasiado en que ahora, en mitad de la tormenta, todo les fuese a venir de cara. Una hoguera era un faro, y era cierto que hacía tiempo que no veían ni a los trasgos ni a los hombres cabra, pero era difícil que se hubiesen matado todos entre ellos, y resultaba ingenuo pretender que no habrían otros enemigos por allí. Por esta razón Belbara musitó unas palabras, tratando de ser discreta, mientras gesticulaba tímidamente**. Los dos anzanos sabían de magia y podrían comprender lo que hacía, y lo último que Belbara pretendía era asustar a la pequeña niña.

Suspiró al ver como las dos semielfas se abrazaban. Los elfos eran un misterio para ella, y por alguna razón sospechó que, casi con toda probabilidad, aquellas dos fuesen algo más que amigas.

-¿cómo va?¿estáis bien?- preguntó a sus dos hermanos humanos, aunque jamás le reconocería aquello de "hermano" al gato sonriente. 

Tras realizar una pequeña oración y pasados unos segundos, recibes una visión que dura unos pocos instantes.

Observas un jinete montado sobre un lobo. Es de noche y va a la carrera. 

Tras recitar una pequeña oración, Belbara pone los ojos en blanco. Acto seguido los abre de nuevo y parece un tanto preocupada. Parece como si de la nada hubiera tenido una revelación. Es en el momento en que va a abrir la boca, cuando Aenifer realiza un gesto para que todos cierren la boca y se agachen. 

Es entones cuando señala en dirección al noroeste. En medio de la noche tormentosa, se puede observar con la claridad que los rayos que iluminan el firmamento les permiten, como algo se mueve en ala más pura oscuridad. Se trata inequívocamente de un lobo y ese lobo se aleja del lugar en el que se encuentran acampados a gran velocidad.

Lo más preocupante es que no va solo, pues sobre su lomo va montado uno de aquellos dichosos pieles verdes. Aunque el terreno está algo más elevado donde ellos se encuentran, la lluvia es intensa y la roca oculta parcialmente la hoguera, parece casi imposible que no les haya detectado, por lo que si pone en sobre aviso al resto de los suyos, sin duda alguna la integridad física de todos ellos, podría ponerse nuevamente en entredicho.

Tras hacerle señas a mis compañeros no podia dejar que aquel explorador marcara nuestra posicion o fuese por refuerzos, tenia que eliminarle antes y tras tomar mi arco sali corriendo a por el. Solo tenia que alcanzar un lugar un poco elevado para lanzar una flecha y detenerle.

Era la mejor tiradora del grupo asi que tenia que ser yo. Confiaba en no perderme, despues de todo la montaña no era tan complicada pero tenia que tener cuidado.

Lobos... y trasgos.

No habíamos dejado la sartén para caer al fuego, así que en cuanto Aenifer nos advirtió, eché tierra para apagar la hoguera, mucha tierra, para evitar que respirase y saliese cualquier pequeña humareda que podía ser detectada. Al mismo tiempo, vi que AEnifer agarraba el arco y se lanzaba hacia las rocas, en busca de un punto desde el cual disparar. Aquello puede que no fuese buena idea pero en cualquier caso, después de todos los que habíamos perdido, no iba a permitir que a ella le ocurriese algo, así que corrí detrás de ella.

-Espera, espera. No dispares aún. Si lo matamos, tendremos que salir de aquí corriendo y no estamos en condiciones. Tengamos paciencia y esperemos a ver si detecta algo -le dije en voz baja, tirando de ella para escondernos mientras observábamos a aquella extraña pareja.

A mí me parecía que además tendría que tratarse de un explorador, porque iba delante y aislado, así que más razón aún para no matarlo si podíamos evitarlo. El resto del grupo pasaría sin preocuparse por nada si continuaba con vida.

- Si lo dejamos ir no sabremos si nos vio y tendremos que irnos igual, y de seguro sera mas facil para ellos rastrearnos, no es un riesgo que debamos correr. Susurre a mi amiga. Si no nos habia visto no queria declarar nuestra posicion.

Desde donde estaba tense el arco para disparar contra aquel explorador. No podia dejar que se nos fuera y en su montura seria mucho mas rapido que yo.

No le gustaba nada lo que había visto. Aquel valle de los trasgos estaba plagado de trasgos. ¿Acaso no iban a poder descansar? Tal vez la cortina de agua que formaba la lluvia hubiese ayudado a ocultar les, pero la luz de la tímida hoguera habría actuado completamente en contra de eso.

-Lo mejor será que nos movamos y busquemos otro lugar en el que descansar esta noche. No podemos arriesgarnos-

Dijo mientras ya comenzaba a recoger sus cosas.

Tarkhan alzó la mano para pedir la atención del improvisado grupo de viaje. Los recientes acontecimientos hicieron que el embajador se replanteara el repertorio de conjuros óptimo para su situación. Dado que iban a estar viajando por territorio hostil...

—He memorizado un conjuro que creará un espacio extradimensional en el que descansar. Podremos observar los alrededores sin ser vistos durante un margen prudencial de tiempo. Varias horas, de hecho.

Dudaba si seria suficiente, pero necesitabamos descansar tanto fisica, como mentalmente y el frio y la lluvia podian hacernos mas daño en este momento.

Habia visto que la magia del anzano era poderosa y sentia que podia confiar en el.

- Esta bien. Dije resignada.

- Pero tendremos que hacer guardia por turno, es lo mas seguro. Mientras tal vez pueda comentarme un poco mas de esta magia suya, nunca he podido realmente hablar con un mago, y soy muy curiosa... Dije algo picara tratando de aligerar mi mente.

- Cuantas horas podria protegernos? Podemos mantener la fogata en ella?

Habia que quien cuidaria primero, sabia que los magos necesitaban descanso para refrescar sus poderes asi que era mejor que el durmiera, La Enana, Valy y yo podriamos cuidar cada una 2 horas y tal vez fuese suficiente.

- Yo puedo cuidar ahora, no estoy cansada, o como decidan.

Finalmente se refugiaron en el interior de la cuerda. Se trataba de un espacio lo suficentemente grande para todos, incluso podía albergar a más gente en su interior. Al adentrarse en aquel espacio dimensional, dejaron de ser conscientes de lo que sucedía del otro lado. Parecía que no haría falta montar guardia, al fin y al cabo... ¿Quién iba a reparar en aquella cuerda en medio de la nada? Por ello y también debido al gran cansancio que todos padecían, decidieron no dejar a nadie de vigilante.

Comieron y bebieron en silencio. También necesitaban alimentarse. Al fin y al cabo, estaba siendo un viaje muy duro no sólo psicológicamente, sino también a nivel físico. Pero lo cierto fue que, en el momento de irse a dormir. A todos ellos les atormentó el fantasma de los amigos perdidos en batalla. Pese a todo, y aunque hubo quien tardó más y quien tardó menos, al final todos acabaron encontrando un sueño reparador.

El primero en despertar fue el anzano Tarkhan. Casi al mismo tiempo lo hizo su aprendiz Yoon-Shun. Poco a poco fueron abriendo los ojos el restos de componentes del grupo. Primero Valyëvan, luego Belbara y finalmente Aenifer, que era quien había recibido la peor parte en el combate. Lo cierto era que la fortaleza física de la joven pícaro, no era la mejor. Un par de golpes bien dados podía acabar fácilmente con ella y de no haber huido a tiempo gracias al ahora desaparecido Alex, posiblemente ya habría abandonado Gea.

Cuando salieron de aquel extraño portal dimensional, comprobaron que el día era bueno. Había dejado de llover, el cielo estaba despejado y la temperatura era agradable. Seyran les regalaba sus rayos de sol, que al impactar contra la piel de los mortales en aquella zona del mundo, les reconfortaba con un agradable calor. Por fin algo les acompañaba, aunque sólo fuera el buen tiempo. 

Lo primero que hicieron nada más salir de aquel lugar fue acudir a la zona donde habían avistado a aquel explorador trasgos a lomos de un lobo. Si les había visto, o bien no había dado importancia a su aparición en el territorio, o si había regresado junto a más de los suyos, no habían dado con su escondite. Fuera lo que fuera, al pisar sobre el terreno donde lo avistaron por primera vez, comprobaron con facilidad que en el suelo había pisadas de animal bastante claras y evidentes que se alejaban en la misma dirección en la que lo había hecho el jinete.

Por desgracia no tenían consigo a Alex Rider, aun auténtico experto siguiendo ese tipo de rastros, aunque al menos tenían una dirección que apuntaba hacia las montañas un tanto hacia el noroeste. ¿Pero debían seguir aquellas pisadas o debían evitarlas? Esa era una cuestión que debían tomar en consideración antes de dar un paso en falso.

Al final, pudimos descansar tranquilos, lo cual fue de agradecer después de todo lo que habíamos pasado, aunque el dolor de la pérdida seguía ahí, incrustada. Podía sentirla en mi alma, como cualquier guerrero, a mi alrededor en forma de una espesa e invisible niebla que no permitía ver más allá del presente, y nos arrastraba continuamente hacia el pasado.

Juntos, examinamos la zona en donde habíamos visto al rastreador. Intenté fijarme como lo hubiera hecho Alex, aunque sabía que no era ni la mitad de bueno que él, pero eso no era lo importante.

-Debemos escoger un camino. A mi entender, en donde hay trasgos, hay algo que proteger, así que aunque nos pese, creo que deberíamos seguir las huellas. No estamos aquí para huir sino para encontrar.

Mi mirada se cruzó con la de Aenifer, que sabía aún pensaba en Alex como una parte de sí misma que ya no sentía, como la mano que Eli había perdido, o todos los miembros de cada guerrero que había visto como su cuerpo quedaba marcado para siempre en la batalla.

Tras mirar las huellas, me puse en pie y miré a los demás, esperando su opinión.

Si no hubiese estado tan cansada y apesadumbrada hubiese interrogado un poco mas al mago. Aquella cuerda dimensional  me habia dejado con la boca abierta. Definitivamente ser mago tenia su cosas muy buenas y nunca mas veria una cuerda de la misma forma.

Habia descansado y estaba mucho mas alerta y menos adolorida al dia siguiente. Era un bonito dia inclusive si nuestra situacion no fuese tan complicada.

Encontramos el rastro del trasgo y aunque no habia venido con refuerzos aquellas huellas de otros animales me incomodaban. Mas cabras? Podrian ser, o incluso otra cosa que no esperabamos aun. Lo que no comprendia era porque iba a seguir ese rastro, despues de todo habiamos decidido continuar hacia el Lago a traves de las montañas, no en conseguir la fortaleza o ciudad o como se llamara en donde estaban los trasgos.

Aunque tomar ese camino podria llevarme a Alex si es que estaba vivo y por supuesto a una muerte segura tambien.

- Si pero ibamos a ir a las ruinas... no? Y las ruinas no estan hacia donde van las huellas... o si?

La verdad que ya tenia mis dudas de adonde estaba el camino que queriamos seguir. De manera que era mejor que solo siguiera los pasos de Valy, hasta que mi mente estuviese mas clara.

- Lo que tu digas amiga.

Luego me acerque a Yoon. Queria saber como estaba y como habia pasado la noche. Era una niña aun, al menos para mis ojos y aunque se notaba su valor, sabia que las experiencias de las ultimas noches no eran faciles de procesar. Asi que le ofreci mi apoyo por si lo queria. Los demas teniamos mucho mas experiencia.

Yoon sonrió ante la presencia de la semielfa. No esperaba un comportamiento como aquel de una persona con la que escasas horas atrás, a punto estuvo de tener un conflicto armado. No habían empezado bien los dos grupos, pero las circunstancias les habían unido por la supervivencia. ¿Qué había más importante que eso?

- Estoy... mejor... - Mintió de forma descarada y la mentira se reflejó en su rostro. No había superado el trauma de la pérdida de Hithai, como tampoco de los buenos enanos que les habían escoltado hasta su trágico desenlace. - Gracias por preguntar. - Resopló y entonces tras unos segundos en silencio, pareció recordar que era de buena educación devolver una pregunta preocupándose también por quien se preocupaba de una. - ¿Y tú estás bien? Parecías muy unida a ese chico... ¿Alex?

Tarkhan se acercó a las huellas y las siguió unos metros. No era un experto en seguir rastros. A decir verdad, no se le daba nada bien. Pero incluso una inspección somera parecía sugerir que...

—La buena noticia es que no hace falta que elijamos entre una cosa u otra. La mala es que las huellas van en dirección a las ruinas que buscamos —dijo, levantándose. Miró a Belbara cuando añadió:—. Esperemos que se desvíen más adelante. 

O podríamos encontrar a los hombres de Feyrya asediados por la horda... eso si consiguen defenderse mejor que esos vovits.

(Se escucha una voz de mujer en un volumen de voz tan alto que destroza tímpanos) LA BASE DE DATOS DE CONJUROS HA SIDO ACTUALIZADA