Partida Rol por web

Durante un instante Lope creyó que se había vuelto loco, no sería raro en ese plano de locura, pero escuchar el relincho le había aliviado y alarmado a la vez, sin duda había algo raro ahí, y dormirse no era una opción tan cerca de ellos.

Loperick creyó reconocer a aquella persona que se alejaba de ellos, por ello automáticamente se puso a seguirles, sin hacer ruido, entre las sombras, tratando de confirmar sus sospechas.

Sin duda alguna aquel tipo era Khorvin

Lope quedó estupefacto, lo había conseguido!!! había encontrado a su amigo! era Khorvin!! la estrategia absurda de decir lo contrario de lo que quieres encontrar funciona!! MILAGROOOOO!!!

-Khorvin amigo mio!! hace semanas que te busco! aquí estas!!!  como te encuentras amigo mio???? Dijo saliendo de las sombras sorpresivamente y abrazando a su buen amigo desaparecido.

-Como lo has conseguido tu solo? casi morimos buscandote!!! Una  lágrima se le escurrió de uno de sus ojos, sin duda era lo mejor que habia pasado en semanas, el grupo se reunia.

Cleon había tensado su arco y puesto una flecha en el mismo, no la destensó cuando Lope reconoció a Khorvin. Khorvin debería estar muerto y no andando con algo que parecía una momia. Apuntó al extraño ser mientras chasqueaba una orden a su perro, que se separó un poco de su amo y enseñó los dientes al desconocido.

- ¡ Tú ! - hablo Cleon con tono amenazante mientras le apuntaba - Dime quién eres y qué le has hecho a nuestro amigo.

En este plano Cleon desconfiaba de todo y de todos, no iba a aceptar a un extraño así como así, aunque hasta ahora todos los seres que se habían encontrado y que tenían un poco de inteligencia habían resultado amigables.

quizás se había precipitado, pero el comentario de un desconfiado Cleon hizo que Lope diera un respingo, un paso atrás y desenvainara su hacha a fin de defenderse y descubrir la verdad.

-Khrovin eres tu verdad? dime que vuelves a ser tu!

Decir que miró con ganas de matar a Khorvin cuando éste piso una rama era un mero eufemismo. El caballo infernal les había detectado. ¡Iban a morir por culpa de un enorme torpón incapaz de ir en silencio por una calle vacía! Pero aquello no era lo peor, no… De repente empezaron a oírse voces en mitad de aquel pueblo, voces de alegría por haberse reencontrado unos amigos.

 -Que diable?

Que la voz se les acercaba… ¡Que el amigo reencontrado era Khorvin! Lo que significaba, ¡que la fuente de aquel ruido iba hacia ellos! ¡Ahora sí que estaban muertos!

Serge Leblanc intentó hacer gestos para que se callaran la boca, pero a saber cómo demonios lo interpretaron aquellos hombres, ya que uno de ellos empezó a interrogarle mientras le apuntaba con su arco y le azuzaba a su mascota. El ladrón levantó las manos en gesto de rendición.

 -Je suis Serge Leblanc, un sencillo ladrón que está colaborando con votre ami para salir de aquí. Ahora os agradecería que os callarais antes de que el monstrueux caballo infernal que ronda por aquí nos encuentre.

¿Por qué había tenido que separarse de Lyris y Gwindra? Cómo las echaba de menos en esos momentos. Incluso a la maga. Casi hasta añoraba la nieve y los guisos de patatas insípidos. ¡Maldito fuera mil veces ese plano infernal!

Los ánimos estaban muy caldeados, un ser extraño junto a su amigo desaparecido y encontrado que parecía maligno o al menos alguien de quien desconfiar, por suerte para el grupo aún no había sacado un arma o algún objeto que obligase a otro loco baño de sangre.

-Bien ahora te vas a alejar de mi amigo Khorvin o juro por la estúpida estrella absurda que viene y va en el cielo de este plano que te corto la cabeza! 

Lope azuzó sus sentidos, necesitaba estar atento de todo lo que pasaba o corrian un gran peligro.

-Ese caballo extraño es vuestro?

-¡Cleon, Lope! al curtido ex-marino se le iluminó el rostro.

En cuanto vió que sus compañeros se dirigían de manera agresiva contra Serge levantó las manos mostrando las palmas.

-¡Oh! no, no; por todos los percebes, el camarada Serge es buena gente. Él y su grupo me recogieron cuando me encontraron sin conocimiento. Lo recuperé hace poco, cuando estábamos de camino a esta loca ciudad.

Y yo haría caso a lo que dice, he visto a esa cosa y no nos conviene que nos de caza.

Al instante Cleon destensó el arco y apuntó al suelo la flecha a la vez que el perro se relajaba y se situaba mansamente de nuevo a su lado.

- Lo siento, Serge. - El cazador se disculpaba torpemente. - Estamos muy nerviosos y en este plano ya no sabes quien es amigo o enemigo. - Tendió la mano. - Soy Cleon, cazador y amigo de Khorvin, estoy buscando a mi esposa. ¿Qué es eso por lo que dices hemos de ocultarnos?

Al instante observó los alrededores buscando algo fuera de lugar ¿un caballo... infernal?

El ladrón suspiró aliviado. Khorvin acababa de salvarle la vida, podía perdonarle lo de la rama que había alertado al caballo infernal. Al menos de momento. Primero había que salir con vida de aquel pueblo muerto.

Serge miró al llamado Cleon para decir:

 -Es un animal de pesadilla, un caballo noir con ojos como ascuas y crines llameantes. Nos vio a Khorvin y a moi y vino derecho a por nosotros. Conseguimos evadirle momentanément, pero con todo este jaleo no tardará en localizarnos. Y no soy muy optimista con lo que pasará si nos encuentra. Necesitamos escondernos, refugiarnos en un place seguro. ¿Conocéis alguno?

Porque estaría más que dispuesto a reconsiderar la primera impresión y llamarles amigos suyos de toda la vida si tenían un buen lugar en el que esconderse de aquel caballo infernal.

Lope no se relajó al escuchar de su amigo lo del caballo infernal asesino, pensó durante unos instantes y tuvo una idea.

-Quizás en el carro metálico que hemos encontrado, nos ofrece refugio y es solido para defendernos, que opináis? Dijo con un tono bajo ajustado a la situación en la que se encontraban.

En el preciso instante en que Loperick propuso refugiarse en el interior de aquella enorme y oxidada máquina que sin duda correspondía con un transporte de inusitada tracción, un fuerte sonido resonó en la misma dirección de donde habían aparecido Khorvin y su extraño compañero.

- ¡Allí! – Gritó de inmediato Edzard señalando hacia la casa que acababan de abandonar los recién llegados.

Del interior de aquella rosca casucha de madera había surgido un ser enorme con aspecto equino, que desprendía un halo espectral que helaría la sangre del más valiente. Se trataba de un ser parecido a un gran caballo negro. Sin embargo emanaba maldad por todos sus poros. Sus ojos rojos y brillantes al igual que sus orificios nasales parecían ser fuego en sí mismos. Además sus crines no eran cabellos, sino llamas anaranjadas que ondeaban al viento como danzando. Por último se fijaron en sus cascos, los cuales parecían ser ni más ni menos que ascuas ardientes.

Aquel ser sin dudarlo un solo instante comenzó a cabalgar en dirección al grupo. Todos ellos sintieron en ese preciso instante ganas de echar a correr. Una extraña sensación de pavor antinatural les envolvía tratando de adueñarse de ellos y de su voluntad. Pues cierto era que la visión de aquel ser llameante era ya de por si pavorosa, pero todos notaron como el miedo que sentían era superior al que debieran sentir dada su experiencia en aquel plano y con las extrañas criaturas a las que se habían tenido que enfrentar.

- ¡Maldición! - Exclamó Markku agarrando con firmeza sus espadas. - ¿De que infierno ha salido ese monstruo?

Cleon observó maravillado la criatura, aunque el terror le dejó paralizado. ¡¡ Que magnifico caballo podría ser si pudiera ser domado !!  Pero aquello no era un caballo y Cleon no creía que nada que pudiera estar a su alcance sería capaz de someter a tan terrible criatura.

El perro que acompañaba a Cleon metía su rabo entre las piernas y gemía lastimosamente al observar la criatura.

Tarde. Ese fue el primer pensamiento que se pasó por la cabeza del ladrón. Tarde. El caballo infernal ya les había encontrado. No había manera humana de superar la velocidad que pudiera alcanzar ese bicho, así que huir era imposible. Iban a morir como perros sin poder hacer nada excepto gritar de dolor. Maditos fueran los dioses de aquel plano. Ojalá pudiera escupirles en la cara desde el infierno.

Rápidamente el ladrón desenvainó sus armas, pero hasta ahí le obedeció su cuerpo. El miedo le invadió por completo, paralizando sus músculos y dejándole incapaz de moverse. Sólo podía mirar al caballo infernal y rezar para que su muerte fuera lo más indolora posible.

Un relincho que le heló el alma sonó tras de ellos, sin duda el ser que había visto unas horas antes les había encontrado y muy difícilmente saldrían todos intactos de esa batalla, máxime si estaban atenazados por el miedo antinatural que desprendía.

-Hoy no morirá ninguno de nosotros! Sin misericordia! Sin piedaaaaad!!! Dijo azuzando a sus compañeros a una batalla gloriosa por la vida o la muerte

Lope asió su hacha con fuerza y se preparó para matar o morir, pero lo haría valientemente, como había sido su vida.

-Luchemos en el lugar mas ventajoso posible, meteos en esa casa y que podamos defendernos con cobertura. Dijo apuntando a la casa situada junto a Markku en M14