Partida Rol por web

El juglar coge el dinero, hace una reverencia y se va riendo a carcajadas sin dar más explicaciones.

https://youtu.be/uJf91blbsvE

Seguís avanzando guiados por el olorcillo de la panceta. La plaza está abarrotada de gente bebiendo y comiendo y bailando al son de las distintas cuadrillas musicales. Justo en el centro de la plaza se ha preparado un fuego donde se está asando carne y que servirá de abrigo para la noche que está apunto de caer.Entre la multitud destaca un cura bonachón y regordete que sostiene una jarra de vino y habla con dos hombres armados. También destaca un hombre atractivo que reparte panes a los muchachos y besos a las muchachas.

Tenía una estúpida sonrisa en el rostro que era incapaz de borrar con la visión de aquellas carnes al fuego. Sentía como la saliva brotaba a borbotones en su  boca, su estómago se removía deseoso de catar ya aquel manjar. Al son de la música fue acercándose al centro de la plaza hasta llegar para conseguir una buena ración. Después se acercaría al joven atractivo, sabiendo que él era un hombre le satisfacía conocer que terminaría con un pan y no con un beso, así que se aproximó a por su premio. 

El yantad parecía estar solucionado y una vez lograse su "papeo" se mezclaría entre las gentes bailando y masticando a la vez. Sin duda Oier estaba disfrutando.

El olor de la comida pone en movimiento mis pobres tripas, que hace tiempo que no disfrutan de nada caliente. Lo primero que hago es conseguir un poco de vino y ver si puedo ponerle la mano encima a algún alimento caliente que no provenga del cerdo, animal impuro por excelencia, como todo fiel sabe.

Tanto si tengo éxito como si no en mi empresa de conseguir comida caliente, mi siguiente acción es desplazarme muy discretamente hasta un lugar cercano a donde el cura habla con los hombres armados y, tratando de pasar desapercibido, pongo la oreja en lo que dicen.

La alegre música animaba a Queralt, a pesar del hambre y el cansancio que casi había olvidado, aquel lugar era perfecto para ella; bebida, comida, bailes y... bueno ¿Por qué no? chicos, alguno había decente, pero en aquel momento no era lo que más le interesara. Se acercó para ver si podía conseguir algo de carne que realmente hacía buena pinta.

Se alejó lo más posible del cura, siempre había pensado que no eran muy de fiar por mucha pinta de buenos que tengan, no era nada personal contra aquel pobre hombre, creía en lo mismo que él, pero no creía en la iglesia y sus miembros, simplemente. 

Se fijó en sus compañeros, sobretodo le llamó la atención Oier que se lo estaba pasando realmente bien. La chica se encogió de hombros y se animó también a disfrutar lo máximo posible de la fiesta, ya descansaría más tarde, siempre tendrían tiempo para ello. -Carpe Diem. -Murmuró mientras sonreía. Recordaba que esa frase la decía constantemente su hermano mayor, y cuanta razón tenía, la vida es corta así que... ¡A bailar se ha dicho!

Dolça se paseó por los puestos de comida, preguntaba aquí y allá de que estaban hechos estos manjares, y en todo momento queriendo saber más del lugar, de cuando fue fundado, de lo que producían y compraban. 

Y esta fiesta... raro es que no sea dedicada a alguno de sus santos.  Es sabido de cristianos que no celebrais nada que no tenga que ver con vuestra religión.  ¿Que entonces son sus "fiestas patrias", y porqué sois diferentes a los demás pueblos? 

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  Avanzo por la fiesta, pero tales agapes son más para los más jovenes, pero agarro una hogaza de pan y voy mordisqueando con calma. Veo a Yosef inspeccionando las carnes y erróneamente creo que lo que busca es que no le den rata por liebre, que la carne troceada y en la olla puede tener cualquier origen, - yo haré lo mismo - pienso, - me aseguraré de que no es carne de roedor sino que es carne de ternera o animales sanos. -

   Mientras observó la carne y mordisqueo el pan observo al apuesto mocetón dando panes a los hombres y besos a las chicas, sonrío mientras una idea se me pasa por la cabeza. Arrojo el pan a algún chucho o cabra o lo dejo en una mesa y me acerco riendo para mis adentros, con curiosidad para ver como reacciona.

   - ¿Pan o beso? - le espeto sin más al llegar a su lado, mientras lanzo una risita cascada.

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Bailar era algo que no se le daba mal del todo, tenía cierto sentido del ritmo, y aunque su baile no consistía en pasos refinados, si no más bien en pasar un buen rato haciendo el tonto si se prestaba la cosa, no resultaba ridículo, soso ni desgarbado como suele ocurrir a muchos hombres.

Sonrió con sinceridad al ver como Queralt se unía a la celebración y se acercó a ella para bailarle un poco entre risas. Aprovechó la flexión de su brazo al ir a darle otro bocado a su cena para marcar bíceps, tratando de abultar su músculo ya de por sí desarrollado en un intento de llamar la atención de la chica. Por sus formas era difícil adivinar si pretendía conquistarla o provocarle diversión, pero en cualquier caso estaba claro que había una intención clara de atraer su atención haciéndole valorar lo fuerte que estaba.

Todavía no había terminado de tragar su último bocado cuando se agachó un poco para decirle algo a Queralt:
-T'invito a beber lo que quieras. ¿Vino?¿Aguamiel?¿Cerveza?-

Claramente era fácil invitar cuando había barra libre, tal vez fuese una forma divertida de prestarse a ir a buscar algo para ayudar a pasar la comida.

La chica se lo pasaba realmente bien, hacía ya mucho que no reía tanto y mucho más que no asistía a la fiesta de un pueblo, así que decidió disfrutar. 
Oier se le acercó, claramente intentaba llamar la atención de la chica, cosa que consiguió; sí, se había fijado que el chico no estaba mal, pero no se había fijado tanto antes; así pues decidió seguir su juego. Sonrió totalmente divertida en un ambiente tan animado.
-Muy amable por tu parte, a un buen aguamiel nadie se puede negar. -Realmente le apetecía dar un trago a algo, más tarde le pasaría factura el cansancio, pero eso era cosa de la Queralt del futuro, la de ahora se lo pasaba en grande. 

-¡Sea pues!-
Respondió al tiempo que una gran sonrisa se dibujaba en su rostro. Y sin más demora desapareció entre la gente del pueblo bailoteando mientras se dirigía al lugar donde se servían las bebidas. Si alguna moza le dedicaba alguna atención él seguiría un par de pasos bailando con ella, pero después volvería a su empresa de hacerse con el preciado líquido.
Volvió junto a Queralt con un vaso en cada mano y le tendió uno a ella.

-Pues el bebed et el yantad ya están arreglados- ahora quedaba el ayuntad, que no es que le pareciese obligado, pero las noches eran frescas y dormir de nuevo al raso no era lo que más le apetecía.
Desde luego si hubiese de escoger por gusto quizás... miró a Queralt mientras bailaban y la tomó de la mano espontáneamente para hacerla girar.
Tal vez lo más inteligente sería posar sus objetivos en una dama del pueblo, no demasiado joven, pues debía estar en posición de ofrecerle pasar la noche en su casa, ¿Alguna viuda tal vez?.

Cavilaba pero era aquel momento del beber y lo demás ya llegaría después, así que por el momento escogió seguir bailando con Queralt, con quien había compartido parte del viaje, y colocando su mano en la cintura de ella, aún a riesgo de llevarse una bofetada, hombro con hombro*, dió varios pasos adelante y luego otros atrás para seguir bailando.

Todos parecían estar ya en lo suyo, yo no conocía mucho de estos lugares, así que me deje llevar entre el publico, caminando de aquí para allá viendo nuevos lugares y probando alguna que otras comidas, entre tanto ajetreo me deje llevar a los lugares de más gente reunida para celebrar lo que sea, era una fiesta y estaba feliz de ver tanta gente celebrando.

Elías se pasea divertido por los puestos de comida y bebida. Echa una mirada a las mujeres, jóvenes, despreocupadas, pronto incluso borrachas, pero recuerda por lo que ha pasado últimamente y prefiere dedicarse a placeres menos traicioneros: comer y beber, gratis, qué más se puede pedir.
Trata de conseguir algo de carne que no esté contaminada, como la del puerco, y algo de vino, que he oído que por esta región también lo hacen bueno. Después, busco si hay algún puesto donde vendan algo de lo que necesito y, quizá lo más importante, si no hay algún competición de fuerza, de levantar piedras, cortar árboles o simplemente darse de guantazos. Me vendría de perlas un poco de dinero.

​Necesitamos más hombres para esta santa labor.....haced correr la voz y que se sepa que además de la recompensa del altísimo habrá una buena recompensa económica-​Esto escuchas decir al párroco y los dos hombres se pierden entre la multitud buscando gente dispuesta a emprender esta misión divina.

https://youtu.be/fj4A42cIHmc

Y esta fiesta... raro es que no sea dedicada a alguno de sus santos.  Es sabido de cristianos que no celebrais nada que no tenga que ver con vuestra religión.  ¿Que entonces son sus "fiestas patrias", y porqué sois diferentes a los demás pueblos? 

Así es-responde una moza-Son las fiestas de Santa Cecilia.¿y quién dice qué seamos diferentes? Comemos, bebemos todos por igual-​responde entre risas. Entonces la coge un mozo por la cintura y se la lleva a bailar. 

¿Pan o beso? -

 El joven pone cara de asco y ofrece un pan, pero varias mozas y mozos que lo ven empiezan a corear-¡beso,beso,beso!-​de modo que el mozo hace de tripas corazón y da un beso casi sin tocar a la lobera. Acto seguido se limpia los morros con la manga y bebe un gran trago de vino. Las carcajadas resuenan por toda la plaza.

Queralt y Oier disfrutan la fiesta bailando, comiendo y bebiendo. Un poco lo estáis haciendo todos. Cada uno a su manera. Encontrar comida que no sea cerdo parece complicado, pero siempre hay un cacho de pan, que no es lo mejor del mundo pero alimenta.

Todos visteis que se3 formaban dos grupos en el pueblo y se preparaban para jugar al juego de la cuerda entre risas. Era una noche feliz y la gente disfrutaba con el baile la música y los juegos. En el centro de la plaza la hoguera que os daba calor e iluminaba.

El juego de la cuerda... no está mal, Elías preferiría algo individual con lo que pudiera ganar un poco de dinero, que falta le hace, pero al menos se lo pasará en grande.

El pueblo se había dividido en dos grupos, confuso me acerque a ver que estaban haciendo, una larga cuerda estaba a la mitad, se estaban preparando para jugar un juego de fuerza me explico una joven del pueblo, divertido me uní a una de las mitades del grupo (El grupo de la derecha) y tome la cuerda en manos para jalar junto a todos.

Observo cómo los habitantes del pueblo se dividen en dos grupos para jugar a la cuerda. Cualquiera que desee jugar deberá elegir un grupo. Eso me recuerda la advertencia del juglar acerca de la necesidad de elegir bien. Por suerte, los únicos juegos que me atraen son los de azar, y no pongo especial interés en participar en esta competición. 

¿El párroco juega a la cuerda? ¿Y el hombre atractivo? ¿En qué equipo? ¿Qué hacen los hombres de armas? ¿Siguen reclutando gente? ¿Hay algún sentido en la forma en la que la gente se divide para jugar a la cuerda? ¿Algún patrón (hombres/mujeres, jóvenes / viejos, barbudos/lampiños...)?

Si el párroco no va jugar, me gustaría ir a hablar con él. Si los hombres de armas están reclutando gente a la vista de todos, intento acercarme muy discretamente y escuchar lo que dicen. (Prefiero esto a lo del párroco.)

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   Me río con una risa cascada cuando las mozas y mozos ponen en evidencia al mozalbete, tras el beso, me alejo guiñando un ojo a las muchachas, pero antes de irme, le doy un manotazo en el culo.

   Sigo dando una vuelta por la fiesta, por ahora sólo mordisquendo un trozo de pan, cogeré otro de alguna mesa. Me acerco a Elias.

   - ¿No te gusta la carne? No es de roedor, que ya he mirado. -

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La chica se lo pasaba genial en la fiesta, sobretodo al ver como la gente del pueblo se dividía para jugar al juego de la cuerda, no dudó en apoyar primero a un grupo después al otro entre risas. 
Pasadas unas horas, el cansancio empezó a hacerse más notorio y pesarle en los párpados; el calor de la hoguera tampoco ayudaba, pero la fiesta seguía y quería aguantar todo lo posible, encima aún tenía que decidir donde pasaría esa noche o que querían hacer sus compañeros.