Partida Rol por web

No importa. El plan sigue siendo el mismo, voy a descansar un par de horas mientras los heridos recibís un mejor tratamiento y después me marcharé a la cueva donde todo se originó.

Me recuesto en una vieja silla que arrastro desde un porche cercano hasta las inmediaciones del banco. 

Sois libres de marcharos o de quedaros.

Lo cierto es que Ichii no comprendía completamente la conversación de los blancos. Fue con ellos hasta el edificio que llamaban banco, tomó asiento junto al chamán blanco, y escuchó atento. Por lo que entendió, tenían pocos alimentos, ya lo suponía, algunos caballos, cosa que le sorprendió, y que una chica había huido con una montura. ¿Ella sola, una mujer? ¿a dónde? No importaba hacia donde, cuanto más lejos de aquí mejor, fuese donde fuera.

El hombre de la placa, el que parecía jefe, quería ir al origen de los demonios. Ichii ya lo dijo el día anterior, así que estaba de acuerdo con él. Daba la impresión que era el único, que los demás no querían tal cosa. No le importó, esta vez deberían ser ellos los que golpeasen. Si bien, en parte, era facilitarles las cosas a esos...a esos...lo que sea. Daba igual.

-Yo iré.

Se acercó, luego, a una ventana. Miró al exterior. Pensó en lo que había dicho el blanco: corrompidos. ¿Qué significaba? Se palmó las heridas.

-Qué quieres decir con corrompido por las heridas. ¿Cómo una enfermedad? ¿Nos han pasado su mal y nos transformaremos en ellos?

De repente, un escalofrío recorrió su espalda. 

Algo así. Ya lo visteis en el rancho. - fue mi afirmación más vaga de lo que pensaba. Pero no sé hasta qué punto eso es posible, supongo que depende de quien os haya causado las heridas y si son graves.

Mientras se utilizan las medicinas encontradas en el pueblo para sanar un poco a los heridos y se preparan los dos caballos de que disponeis para cargar con los viajeros, en el ambiente del banco se respira un clima de tension contenida. El sheriff y el indio ya han demostrado su interes por marchar hacia el que pudiese ser el origen del mal que se cierne sobre la region pero quien mas esta dispuesto a encaminarse a la boca del lobo?

Sea como fuere debeis decidir prestos dado que el tiempo parece moverse en vuestra contra y la noche no os deparara nada bueno...

El mexicano también aprovecharía el tiempo para realizarse una cura de su brazo y aprovechar para cerrar los ojos unas horas. Es consciente de que la decisión que ha tomado de ir a la boca del lobo posiblemente cambie drásticamente su futuro e incluso pierda la vida. Si nada frena esta oleada de muerte a tiempo, no tardará mucho en extenderse por el mundo. Un tipo de acción que choca con el caracter de Antonio, pero esconderse tan sólo le permitirá vivir un tiempo más y para entonces el mal habrá reclutado un ejército imparable. Apoyado contra la pared, coloca el sombrero sobre su rostro.

- Si van a estar de cháchara este tiempo, por favor, hablen más bajo... -

shériff, como ha dicho el mejicano ni siquiera el Diablo quiere verme por sus salones pero digamos que yo si tengo ganas de verle la cara.Tengo unas cuantas preguntas que hacerle ? .Pego otra calada.Es decir que les acompañare .¿Por que? ¿Y por que no?.

Live se pone en pie, en silencio.
Parece que se le agotaron las ganas de hablar ya hace tiempo.
¡Estúpida Sofi! -piensa preocupada.
No deberíamos separarnos. -dice, colocándose junto al sheriff
Iré allá donde vayan ustedes.

A falta de las decidiones del meditabundo Predicador, el mexicano y del viejo Garner *el cual tiene algunos pequenios temblores (motivados sin duda por su abstinencia), parece ser que el resto del grupo esta dispuesto a salir de DeadTown hacia lo desconocido. Ahora el principal problema que se les presenta es el desplazamiento hasta alli.

Esta claro que la marcha sera mas rapida que a pie pero menos que si tuviesen caballos suficientes por lo que estos deberan ir turnandose en ellos o establecer alguna que otra forma para desplazarse hasta tierras araukas.

Ichii puede haceros de guia una vez que el grupo llegue a la zona de la mina pero el camino es largo y no teneis demasiado tiempo...

Parece una tontería pero hay que avanzar con celeridad para intentar llegar a la zona lo antes posible para poder hacer un fuego y preparar el acceso a la caverna, voto por usar los dos caballos para llevar a 4 jinetes mientras el resto avanza a pie, cuando hayan llegado allí, uno vuelve con los caballos  a por los que van a pie, mientras los otros tres exploran los alrededores y preparan antorchas para acceder a la caverna.

Tras haberse limpiado algunas de las heridas que asolan su cuerpo, el predicador se echa a dormir sobre un banco de madera y cae rendido a los pocos segundos, ajeno a todo lo que ocurre a su alrededor. Cuando se despierta, se levanta de un brinco, y extrañamente echa una mano a la cadera en busca de un arma que no se encuentra allí. Pasados unos momentos de desorientación, comienza a prepararse para ir con lo que queda de su rebaño hacia el mismísimo origen del mal.

-Es un buen plan sheriff, cuente conmigo. -Asiente. Mira en dirección al indio. -Seguro que puedes guiarnos hasta allí. Eres un...guerrero valiente.

Coge una cantimplora rellena de agua y la castigada Biblia negra que guardaba en su nueva chaqueta. La sopesa  en su mano derecha, y deja ver a la tenue luz que entra por las ventanas, el pequeño fragmento de metralla que se ha incrustado en la letra "a" de la palabra "Biblia".

-Es el momento de acabar con este mal. Mira a todos los presentes. -Miráos, convertidos en guerreros, en supervivientes. No podrán doblegarnos. Acabaremos con este mal, lo cortaremos de raiz, y enterraremos a nuestros amigos y familiares.

Con los ojos inyectados en determinación y cólera. -¡La espada del Señor es inquebrantable! ¡Acabemos con este mal para que nuestros hijos puedan vivir en paz!

La sangre comienza a brotar de su pecho, justo a la altura del corazón. Uno de los cortes se le ha abierto pero Denspec no repara en ello.Apenas un hilillo de sangre mancha la camisa blanca y parece subrayar su determinación. Quizás un fragmento de metal o una roca pasó rozando su pecho, o quizás una de aquellas criaturas le arañase con sus manos ávidas de muerte.

.¿ Y si buscamos un carro o una calesa .?.Es de suponer que si no queda ninguno intacto podemos hacer un apaño con piezas de varios carros.Propongo ante la aparente falta de soluciones.Ponemos a los dos caballos a tirar del carro y Asi deberíamos de poder llegar.

Abraham y Live estan seguros de haber visto una carreta en buenas condiciones en el pueblo y no resultaria dificil poder usarla con los caballos. La unica pega es que la velocidad de marcha de esta seria mas lenta... aunque podriais ir todos en ella al menos.

Repuestos de las heridas y renovados en espíritu, nos organizamos para partir de nuevo. - La carreta es una buena idea. No será veloz en caso de tener que huir en ella pero podemos blindarla. Y si disponemos de munición en algún trasbordo, podríamos hacer frente a las bestias al tiempo que nos desplazamos. Por mi parte estoy listo -

Habrá que hacer acopio de agua y algún alimento. Otro día sin comer y no resultaremos un oponente muy peligroso.

Denspec asiente ante la idea de conseguir una carreta. -Así evitaríamos separarnos. Mientras los otros se deciden, ayuda a los demás a buscar agua y alimentos.

Preparais la carreta y los caballos para el viaje y en poco tiempo teneis todo dispuesto para la partida. Apurais las horas al maximo y pronto os encontrais en el camino hacia la mina siguiendo las indicaciones de Ichii por si tuvieseis que desviaros.

El viaje es muy largo y lento (al menos mas que llendo a caballo) pero al menos estais vivos y juntos lo que os da cierta esperanza para llegar adelante.

Las horas van pasando, no hay nada alrededor ni tan siquiera el ruido de los animales, proporcionandoos una verdadera oportunidad para descansar o hablar por primera vez en mucho tiempo.

Tras largas horas en lo que os parece un trayecto eterno, en el que permaneceis distantes sumidos en los pensamientos de dolor y miedo que todos habeis sufrido, finalmente llegais a las montañas arakuas y al camino que discurre hacia la antigua mina de la que Abraham regreso malherido.

El silencio vuelve a envolveros. Los caballos estan casi exaustos y el sol se esta ocultando por el horizonte. En muy poco tendreis la noche encima.

Ichii os señala hacia lo mas profundo del territorio indio, hacia las montañas, y todos sabeis que debeis dirigiros alli cuanto antes si quereis tener alguna oportunidad.

Prestos partis hacia alli y sentis como los caballos cada vez estan mas tensos y nerviosos por la cercania del "mal" y de la noche.

Cuando cae la oscuridad encendeis algunas de vuestras antorchas y debeis abandonar el carromato en la falda de una de las montañas mayores, la que Ichii reconoce de su ultimo viaje por ellas como "La Madre Enferma".

Al indio parecen asaltarle dolorosos recuerdos de su ultima estancia, quiza sus mayores o la perdida de su pueblo por aquel demonio le haya hecho presa de un dolor que solo algunos, como el sheriff, logra entender.

Sea como fuere avanzais con vuestras armas preparadas, las antorchas y siguiendo al indio hacia el interior con la oscuridad acechandoos y sintiendo como algo en vuestro interior os avisa que aquello es el mismisimo infierno.

Cuando llegais a un pequeño lago con una cascada que desciende desde lo alto de un pico y con todo a vuestro alrededor poblado de vegetacion, Ichii os indica que hay que ascender para llegar a la cueva de donde surgio todo el mal.

Avanzais hacia las cercanias de la piedra para comenzar a trepar, incluso teneis cuerdas para ayudaros en ello, cuando, de repente, la noche cobra vida y escuchais chillar a los muertos y demonios en todas direcciones. Vienen a por vosotros.

Rapidamente la noche se transforma en muerte y de entre las vegetaciones, e incluso del agua, surgen esos seres endemoniados que parecian estar esperando vuestra llegada. Saltan sobre vosotros dispuestos a devoraros, a arrastraros con ellos hasta el fondo del abismo.

Ichii fue todo el camino sumido en lóbregos pensamientos. Le causaba pavor las palabras del sheriff, sobre eso del contagio, no entendía bien, pero se hacía una idea de lo que quería decir. De hecho, esa posibilidad le daba más miedo que el lugar hacia donde se encaminaban. Era un guerrero valiente, afirmó el chamán de los blancos, y quiso creerle. Aunque su corazón se encogía con cada metro que avanzaban hacia su destino, hacia la cueva. ¿Y qué harían una vez allí? ¿qué posibilidades tenían? Ahora le daba la impresión de que era un error enorme lo que querían llevar a cabo, pero ¿qué otra cosa podían hacer? Puede que fuese un error, sí, para sus propias vidas, y a la vez lo correcto en estas circunstancias. Observó a los demás, y comprendió que en momentos así nada separaba a los hombres, al contrario, el dolor, la angustia, el peligro y la supervivencia los unía. Los blancos no eran tan distintos a ellos mismos, pero ¿qué sabía él del mundo? Un joven ignorante con más ánimo que sesera.

Una vez en el maldito lugar, sus manos, sus piernas, todo su cuerpo, sufrió pequeños temblores. Apretó los puños, los dientes.

Entonces sucedió lo que tenía que pasar. Los demonios aparecieron, la noche exigía su tributo en sangre. Este era el fin de sus días en la tierra. Moriría luchando.

-¡Vamos, deprisa! ¡hay que trepar, llegar a la cueva, ahí está el origen del Mal! ¡Debemos hacerlo!

Tenía que entrar de nuevo ahí, enfrentarse al Espíritu, devolverlo al lugar del que nunca debió salir.

Las lágrimas corrieron por sus mejillas, mezcladas con el sudor, la sangre y el tizne en su piel.

Denspec no abrió la boca en todo el trayecto, abandonado al traqueteo del carromato y a los ominosos recuerdos de la pesadilla que le había tocado vivir apenas unas horas atrás. Gracias a Dios, el agotamiento se fue abriendo camino y la mano redentora de un sueño profundo se llevó el dolor como el agua de lluvia arrastra el sucio fango o el polvo acumulado.

Por algún extraño motivo, su mente decidió pararse en un verano muy lejano en el que Joe era apenas un muchacho imberbe. Había un grueso cabo pendiendo de un sauce sobre el río. Los muchachos se agarraban fuertemente a él y se lanzaban desde lo alto, gritando como guerreros antes de caer al agua verdosa. Mirando desde una gran roca negra, estaban las chicas riéndose y tapándose la boca. Y allí estaba ella, destacando sobre las demás... Fue un verano perfecto. Quizás el último.

El predicador se despierta con un respingo en cuanto el carromato se detiene bruscamente. La oscuridad se abre paso como una criatura que reptase y pretendiese pasar desapercibida, pero él la ignora y centra su mirada en las rocas del camino que les llevará hasta su destino.

La noche se refleja tímidamente en el lago, como si las estrellas no quisieran aparecer en ese espejo. El silencio es solamente roto por los pasos de los cansados hombres y por la catarata que cae desde lo alto. Joe se detiene para recuperar el aliento y se queda escuchando los sonidos de la oscuridad. Siente un escalofrío y nota como los pelos de los brazos se le erizan. -Es el momento.

Como activados por algún malévolo mecanismo, las criaturas despierta de su letargo y surgen de las sombras dispuestas a devorarles vivos. Denspec no tiene tiempo para pensar, así que se dispone a subir con los otros hacia el origen del mal antes de que éste les atrape. Se agarra con todas sus fuerzas al cabo y comienza a trepar trabajosamente. Su bota derecha se resbala en la arenisca y nota como la herida del costado vuelve a abrirse con una protesta lacerante que le recorre toda la columna vertebral. Emite un suspiro de dolor y se deja caer hacia la noche.