Partida Rol por web

Mientras bailo al compas de mis compañeras sonrio y me fijo en los forasteros que nos comento Live. No hay mucha gente en el local pero a estas horas, un dia como este, es normal... quiza tengamos suerte...

¡David, querido! -sonríe Live sorprendida ante la ayuda de su socio primero-. Antes de poder ponerme contigo a hacer cuentas debo saludar a nuestros nuevos invitados y anunciarles que ya tengo la alcoba preparada y lista para que puedan descansar -suspira cansada-. Se lo dejaría a Tomas, pero ahora está muy ocupado en la barra -se justifica. ¿Por qué lo hace? Ella es tan dueña como Creight del "Red-Skin" y sin embargo…-. Empieza tú con los cálculos. No me haré de rogar. Te lo prometo.

Live habla con su socio en voz baja, mientras cruzan el saloon.

El espectáculo ya ha comenzado y las chicas están radiantes. Todas parecen mayores que ella y, sin embargo, es ella quien da las órdenes.

Tengo que preparar una actuación cómica para los domingos -sonríe Live para sí misma-. Hoy es el día del Señor y todos los parroquianos vienen a su “iglesia”.

Mientras mira a David alejarse, se acerca a la barra para hablar con Tomas:

Tom -lo llama. Pero los clientes lo tienen bien entretenido.

Agotada, se queda ahí parada, esperando ver a los forasteros, para poder hablar con ellos.

Tuerzo el gesto ante la negativa de Live.

- Te preocupas demasiado por los clientes... Tomas puedes encargarse de ello y dejarnos las cosas mas importantes para nosotros - viendo que no va a desistir en su empeño se aleja a la parte trasera dejando el ajetreo para todos los demas.

Quiza pueda adelantar algo para ver como sacar mas rentabilidad a este antro perdido de la mano de Dios.

Entre el ajetreo de las mesas, los zagales corriendo para ayudar con las mesas (estos chicos ya han empoezado a ganarse la vida por un dolar a la semana y a vosotros os viene muy bien, la verdad), y Desmond atento a la seguridad y a las chicas mientras bailan y se contonean, parece todo en orden y controlado.

Tomas continua poniendo vasos y atendiendo a la gente que va llegando y parece percatarse de tu presencia al fondo, e incluso entender lo que has querido decir. Hace un gesto como de: "No te preocupes, todo esta controlado" y sigue con sus cosas.

Seguramente ya haya entregado las llaves a los forasteros.... uno de ellos, el surista, esta hablando ahora mismo con el Sheriff, James, mientras que el otro mantiene una conversacion con el Predicador.

Por lo demas todo esta tranquilo por lo que puedes respirar por unos momentos, quiza saludar a alguno de los presentes habituales y dedicarte a lo que mejor se te da... las relaciones publicas. Incluso quiza podrias incorporarte a alguna de las conversaciones para averiguar que trae aqui a los forasteros... el surista parece un pistolero pero, si esta hablando con James, quiza sea un cazarecompensas en busca de trabajo.

Aún temblando y sudando por la terrible pesadilla, voy abriendo los ojos poco a poco, cada vez más, hasta que las conversaciones me despierta del todo. Sin levantarme de la silla, me estiro hasta que me crujen las vertebras, acto seguido me froto la cara y dejo caer las manos en la mesa. Me quedo unos segundos mirando al infinito...hasta que el hambre me hace reaccionar. Podría comer en casa, pero me quedaré aqui, asi veo bien a los extraños que parece ser que han llegado al pueblo. Igual se pelean con alguien y el sheriff les patea el culo.
Levato el brazo para llamar la atención del camarero.
- Eh, feo, hoy comeré aqui. Espero que que el guiso esté bien bueno, o no te pagaré. Y para hacer boca...ponme un buen lingotazo que me espabile. Por el rabillo del ojo veo al padre, al cual saludo.
Buenos dias, padre.- le digo con una amplia sonrisa, que deja ver todos mis dientes, amarillos casi marrones, pero fuertes y bien sujetos.

A pesar de las palabras tranquilizadoras de Tomas, Live se acerca hasta donde se encuentra James y el pistolero sureño.

Sheriff -saluda, con una sonrisa encantadora-. Veo que ya conoce a nuestro nuevo huésped.

Uno de los zagales que "trabajan" como ayudantes en el saloon te mira y corre rapidamente a la cocina mientras el resto del local se va paulatinamente llenando de conocidos del pueblo... ninguno de ellos merece ni un solo comentario al respecto. Ninguno, salvo el Predicador, te ha dedicado el menor tiempo e, incluso el, llego despues de tu tragedia y no pudo, aunque lo intenta siempre que tiene ocasion, ni puede ayudarte o tan siquiera consolarte con bobadas como el "paraiso" o cosas asi...

Despues de un momento llega el zagal con un plato de barro con comida y te lo deja en un plato y, a su lado, Tomas con una botella de whisky que deja sobre la mesa sin soltarla de su ferrea presa.

- Abraham, amigo, tienes que buscarte un trabajo o algo que hacer... esta no-vida que llevas es autodestructiva. He oido a algunos que van a las colinas en busca de oro o quiza pudieses cazar algo en los pequeños matorrales de sus cercanias pero si no, ten por seguro, que acabaras en la ruina y mendigando en la puerta... porque a este local no volveras a entrar.

Te mira con una mueca entre compasion y enfado y luego suelta la botella de whisky.

Abeee... portate bieeeen... aún es temprano para andar faltando al personal. Dice Desmond sonriendo. Y para comer, es mejor el agua... Guiña el ojo hacia Tomás.

Miro a Tomas seriamente a los ojos, sin decir nada. Agarro el whisky y le pego un gran trago. Sin dejar d emirarle, me seco la boca con la manga de la camisa, y le digo, muy serio.
Amigo,¿alguna vez te he debido a ti o a tus jefes un solo centavo?...No, ¿verdad? Pues no me eches el sermón y déjame comer en paz, cojones...le dirijo ahora mi atención al plato de comida, y digo más para mi que para que me oigan:
Como si mi jodida vida le importara a alguien...

Desmond se parte de risa. Le gusta darle pullitas sin mala fe a la parroquia, sobre todo a Abe...

Denspec entra en el saloon con su habitual caminar lento y cansado al que se le adhieren el polvo del camino y la sombra de las arrugas, como una capa muy pesada que aún así él resistiera con tenacidad y determinación. Levanta la cabeza para saludar a los hombres de la barra y coloca su sombrero en la pulida superficie de madera, después de sacudirlo contra su pantalón. Se podría decir que Denspec es elegante y a la vez sobrio, y que su ropa quizás no sea demasiado actual, pero es cómoda y de buena calidad. A pesar de sus cuarenta años, más de una mujer podría encontrarle atractivo.

-¡Buenas tardes! Mira con curiosidad al mejicano que se dirige a él, sin apartar sus ojos de color metálico de la oscura mirada del otro. Tras el escrutinio, responde con amabilidad y talante serio: -Sin duda son buenas tardes. Y calurosas. -Hace una pausa, mirando al mejicano. -Calurosas sobre todo si el camino es largo. ¿No es así? Hay una cruz de unos diez centímetros colgando de un cordel de cuero negro en el pecho del hombre. Es de color grisáceo, y a pesar de lo tosca de su factura, su sencillez la hace hermosa y sólida.

Después, mira alternativamente al sheriff y  Timberland. -¿Qué hay señores?

El predicador  pide un vaso de vino y, mientras lo espera, echa un vistazo  a su alrededor y abarca el entorno con la mano derecha. -Como ven, es frecuente preocuparse de asuntos futiles y banales (señala a una de las bailarinas) antes que, de algo tan fundamental como es el alimento para el cuerpo y el espíritu. Hay un evidente toque de ironía en sus palabras pero su gesto es serio, meditabundo. Da la sensación de que no le gusta todo lo que ve a su alrededor, pero que ya se ha resignado en parte a soportarlo en pequeñas dosis.

Entonces, escucha a Abraham pedirle un lingotazo al barman y guarda silencio de repente, ligeramente sobresaltado.

-Buenas tardes, Abrahám. -Pronuncia el nombre con suma claridad. -Yo también voy a comer, tal vez prefiera comer acompañado.

Señora - dice quitándose el sombrero antes de coger la mano y besarla.Estaba a punto de presentarme como es debido al sheriff.Se coloca otra vez el sombrero y dirigiéndose al hombre de la estrella Es mas , me gustaría pasar por su oficina y charlar en privado con usted si fuera posible.

Pasa el tiempo minuto a minuto y pronto el reloj marcará la hora para ir a comer a casa y ver nuevamente a mi familia. Así que espero pacientemente a que el Red-skin se llene y resuene el bullicio habitual por el amplio local: Son los últimos momentos de la mañana que dedicaré a mi vigilancia y aunque ya son parte de mi costumbre nunca cejo en mi empeño de mantenerme alerta.

Soy perro viejo, y sobreviví de malos entuertos nacidos de unos segundos de discordia entre dos jugadores o un par de borrachos, gracias a Dios... y como uno no puede depender dos veces de la bondad divina, es mejor estar alerta.

Van entrando los parroquianos, se sientan y se ponen a jugar, a comer y por supuesto a beber mientras observan de reojo el espectáculo de las chicas de Live. Tal como yo, aun vacilando si subir tras el sudista -quien no parecía querer prestarme atención.

Al final la espera es acertada y es el sudista quien pensándoselo mejor, baja y se dirige a mí. Al mismo tiempo que la hermosa Live, quien parece algo más entusiasmada de ver caras nuevas entre sus clientes.

Buenas tardes, señorita Live - digo al tiempo que toco mi sombrero inclinándolo levemente hacia delante en señal de cortesía. - Señor. - digo al sudista en un tono severo y conciso. - La verdad es que tengo algo importante que hacer ahora, quizás más tarde podamos hablar en mi oficina.

Señorita Live, siento las prisas, hoy aun más viendo que está más radiante y que sus chicas parecen más enérgicas. - dejo entrever una media sonrisa al tiempo que me despido - pero mi mujer me espera a comer y no es bueno hacer esperar a una chica. Estoy seguro que me comprende.

Y diciendo esto doy media vuelta, dejando a Live y al sudista allí mismo.

 Una vez salgo del local, busco a Rufus, quien no debe andar lejos. - Parece que todo está tranquilo, ninguno de los forasteros parecen querer armar jaleo, pero sin duda pueden causar problemas... no les quites ojo. - le digo en confianza.

El sudista quiere hablar de algo conmigo, así que a las cinco o así estaré en la oficina. - le comento.

Ah, no te metas en problemas... recuerda que eres un defensor de la ley y el orden, no un busca-líos. - y diciendo eso, le quito la escopeta de las manos.

Lo dejo en tus manos, me voy a comer. Ha sido una jornada larga y parece que aun nos queda lo peor.

Sí, James, por supuesto que le comprendo -sonríe Live, aunque a la legua se ve que es una sonrisa forzada-. No queremos que Marie se enfade, ¿verdad? -La dueña del saloon se dirige ahora hacia el surista-. No se preocupe, señor, yo SÍ que tengo tiempo para atenderlo -lo agarra del brazo, quizás tomándose demasiadas confianzas para no saber ni su nombre. Pero el sheriff los mira y Live quiere ser una buena madame...-. Quería informarle, en persona, de que su alcoba ya se encuentra adecentada cómo Dios manda.

Espero disfrute de su estancia en el "Red-Skin".

Live se despide del pistolero acariciando el dorso de sus rudas manos.

Ahora, si me disculpa, tengo que atender asuntos importantes con mi socio.

Tomas se aleja maldiciendo mientras comienzas a comer con tranquilidad y Desmond y el resto comienzan sus labores mundanas. Las chicas siguen con el espectaculo y tu te deleitas con la sabrosa comida de Marta que, como siempre, esta buenisima. El Predicador parece dispuesto a continuar su sermon queriendo comer contigo... es un hombre demasiado perseverante...

Las manos pasan rapidamente mientras los billetes caen hacia mi lado. No es dificil ganar a estos pardillos, pero no puedo abusar si quiero estar aqui una temporada. Me mantengo ajeno a todo lo que ocurre a mi alrededor salvo al baile de Susan, sus movimientos son capaces de hipnotizarme, pero uno es un profesional y esta a lo que esta.

Cuando les saco unos cuantos dolares a estos pueblerinos decido dar por terminada la partida, Caballeros, un gusto, y el proximo dia mas suerte. Venga, les invito a un trago, para no dejarles con mal sabor de boca jejeje. Hago un gesto a Live para pedirle una racion del plato del dia y tres copas. Invitan mis "amigos".

Las bailarinas alegran el ambiente con sus picantes movimientos. Sin embargo, la posibilidad de una partida me resulta más atractiva y quién sabe si más jugosa que el estofado del señor Tomas. Mientras éste tarda en preparar la comida a la que se suma Denspec y a juzgar por sus palabras deduzco que se trata del predicador local, me acerco a la mesa donde se va a jugar.

- Aún me quedan unos cuántos dólares en mi bolsa. Supongo que no habrá problema si me uno al juego, verdad? -

Las miradas a las piernas de las alegres jóvenes de la tarima son numerosas. Desde luego, saben hacer su trabajo estupendamente. Con seguridad, va a ser un tiempo muy agradable el que pase aquí hasta la llegada de mis compañeros. Me costará abandonar el lugar. Lo más probable es que decida volver y sabe Dios que haré buen uso de mi dinero en este local. Dejo la botella que he adquirido hace pocos minutos junto al vaso. Me gusta tener el alcohol a mano mientras juego.