Partida Rol por web

- Es... estabamos en la cueva con todos, todos aquellos... - intento no romper a llorar mientras sigo aferrando con fuerza a Paul - nos capturaron en el pueblo y luego despertamos en la cueva, como si nos quisieran retener alli, atados a las paredes en esa especie de vainas.... pero James vino con varios mas a rescatarnos y logramos salir de la cueva mientras ellos se quedaban atras para volarla.

Algo debio salir mal porque no han sobrevivido... pero al menos Paul y yo estamos a salvo... porque... usted, ¿quien es?.

Miro asustada y me limpio la cara apretando con fuerza a mi niño para que su cara aun siga cubierta y lejos del horror que hemos pasado.

El Predicador parece preparado para dar el paso mientras Antonio es el primero en salir corriendo de la cueva por el largo y oscuro pasillo que hace muy poco recorristeis juntos. Tras de el sale corriendo como puede el sudista dejando a James y a Live los ultimos.

El sheriff obliga a la guapa mujer a ir delante suyo y cerrar asi el la marcha.

Os internais nuevamente en la gruta pero ahora todos teneis la certeza que el mal que antes os observaba parece haber desaparecido, ausente, quiza desprovisto de defensa ante este acto de fe.

Antonio corre delante de los demas con una pequeñisima ventaja... lo unico que le separa del sudista (que va detras de el) es el hecho de conocer muy bien la gruta, sus paredes y suelo resbaladizo, debido a la ingente cantidad de siglos de encierro alli.

Aun sujetando la dinamita entre sus manos la unica opcion plausible para detonar el cartucho seria encenderla con alguna piedra o similar pero alli la humedad seguramente impida que esto suceda.

Al menos el sudista no tiene municion... quiza un cuchillo oculto o algo asi... pero nada mas... ahora bien, deberia provocar la explosion delante de ellos cuanto antes para que la que produzca el predicador acabe con todos ellos.

Denspec se queda mirando en dirección a la gruta por la que los últimos supervivientes acaban de desaparecer. Cuando sus espaldas se desvanecen en la oscuridad y el silencio se apodera de la cueva, Denspec suspira y da un par de pasos en dirección a los explosivos. Se arrodilla junto a ellos y levanta la cruz de plomo para hacer saltar las chispas que enciendan la mecha.

Cierra los ojos y sonríe. Se siente sorprendentemente tranquilo. Ha vivido muchas cosas. Ha cometido muchos y terribles errores, pero al final, siente que ha sido capaz de cambiar el rumbo de su vida. Es consciente de su esfuerzo por mejorar. Tiene la sensación de que su vida ha sido plena, por mucho que sea mejorable. En definitiva, está preparado para afrontar su destino, sea cual sea éste.

Pero siempre sería divertido vivir un poco más... Ver un nuevo amanecer, bautizar a otro niño, bendecir un nuevo matrimonio. Contemplar la esperanza en las miradas jóvenes. Encontrar la bondad en los rincones más insospechados.

Joe abrió sus ojos azules, casi grises, e hizo chocar la cruz de plomo sobre las rocas. En cuanto la mecha esté encendida, saldrá corriendo hacia la salida.

-Soy Ichii, guerrero Arauka -se dejó llevar por la emoción-. Acompañaba a los otros. Nos separamos ahí dentro debido a...a magia del espíritu malvado.

No entendió bien lo que le explicó la mujer. ¿Vainas? ¿Capturados? Pero si los demonios solo mataban...La miró de hito en hito, ¿sería un nuevo engaño? Y los demás, ¿muertos? Debería comprobarlo.

-No deberías apretar así al niño. ¿cómo se encuentra? Se acercó, pero rodeándola, sin aproximarse demasiado.

-¿Dónde están los demás que dices?

Ichii miró a la mujer, con algo de aprensión. En su interior rezaba para que no fuese otro demonio. Observó la entrada de la cueva. No quería entrar ahí de nuevo, pero, tal vez, tendría que hacerlo para buscar a los blancos.

La cueva se encontraba cerrada, aun el polvo y la arena se encontraban dispersas en el aire pero todo parecia indicar que las posibilidades de volver a ella se habian esfumado.

La mujer mantenia la distancia con el indio, en todo momento protegiendo a su hijo e intentando no darle la espalda. Estaba nerviosa, de ello no habia dudas, aunque no trasmitia nada mas que sensaciones humanas rapidamente distinguibles para un avieso cazador como Ichii aun asi habia algo que intranquilizaba al indio... pero no podria decir el que.

La mujer se aparto un poco mas y su gesto pedia a gritos que saliesen de aquel desolado lugar cuanto antes pero que podria hacer Ichii con una mujer blanca y su hijo? que podia pretender?

Correis por la gruta que puede llevaros hacia la salvacion cuando un ruido extraño te alerta. Antonio parece manipular el cartucho de dinamita mas adelante con un cuchillo, como si su intencion fuese prender su mecha y hacerlo estallar... justo delante vuestro!

Sin duda es provocria que todos murieseis alli.

Escuchas al resto corriendo tras vosotros pero aun estan un poco lejos... no os debe quedar mucho tiempo.

Antonio se detiene con cierta ventaja, tan solo parece escuchar al sudista un poco mas rezagado pero el resto... esos sin duda estaran aun mas atras.

Con el cuchillo comienza a rasgar la roca preparando el cartucho para que prenda la mecha y pueda intentar obtener la chispa que consiga hacer volar a todos por los aires...

De un salto me abalanzo sobre el para impedirle que haga explotar el cartucho.Maldito Méjicano del demonio tenia que haberte matado cuando tuve ocasión .Intento inmovilizarle la mano del cuchillo empleando incluso las dos manos ,mas vale un puñetazo que una cuchillada.Ehhhhhh, venid ayudarme este se ha vuelto loco y quiere volarnos a todos.

La mujer no respondió a sus preguntas, Ichii comprendió que estaba muy asustada y conmocionada por todo lo sucedido. Quien sabe lo que habría vivido en esa cueva. Él quiso decirle alguna cosa más, pero no acertaba con las palabras de los blancos ni con las suyas propias. Su inexperiencia, su cansancio físico y mental, eran una gran losa que pesaba sobre sus decisiones.

Echó un vistazo a la entrada de la cueva, comprendió que no iba a poder internarse de nuevo allí dentro. Quizá la explosión había abierto otra salida, una grieta…¿Cómo estarían los demás? ¿Sería él, el único superviviente?

Retrocedió y asintió a la mujer.

-Sí, marchémonos de aquí. Con cuidado, el suelo está en mal estado, es una tramap cada paso. No temas, no debes temer nada de mí. Miraremos si alguien más ha conseguido salir de ese lugar maldito. Ven, beberemos agua del río y buscaremos alguna cosa para comer.

¿Qué era lo que le incomodaba de ella?

-¿Cómo está tu hijo? ¿Me dejas verlo?
 

Maria y tu os disponeis a laejaros. El niño parece no querer ver a nadie, quiza por el miedo que haya sufrido dentro o la explosion, solo los dioses podrian saber que trastornos arrastrara por ello en su vida a tan tierna edad. Sea como fuere logras acercarte a Maria en pos de saciar esa curiosidad que siempre ha guiado tus pasos y es entonces cuando el niño, como sabiendo lo que intentabas, te mira directamente a los ojos.

Es una mirada extraña, fria, sin miedo y carente de vida pero que te hace sentir un escalofrio como los que viviste en el interior de la cueva.

Maria parece no haberse percatado de ello y continua el paso.

Mientras Antonio trata de prender la mecha del cartucho que sostiene en sus manos el cuchillo falla garrafalmente en su intento de obtener la chispa que os haga volar por los aires a todos, rompiendose contra las rocas que rasgaba para ello. Con gesto contrariado el mexicano ve como el sudista se lanza sobre el a voz en grito derribandole y cayendo los dos al suelo mientras el cartucho rueda por el suelo, lejos del alcance de ambos.

Mientras correis por la gruta escuchais un grito que viene de delante, del sudista... parece que algo va muy mal. Detras vuestro el Predicador ya ha prendido la mecha y corre intentando alcanzaros.

Cita:

Parece que la cosa es seria.

Cuando llegais a la escena veis al mexicano con el cartucho en una mano y al sudista sobre el forcejeando lo que, añadido a la escasa luz, hace que sea un disparo casi imposible... incluso seria mas facil dar a la dinamita!

El Predicador os advierte que la dinamita de detras va a explotar en breve...

El golpe te hace volver en ti mientras escuchas unas risas en tu cabeza que se desvanecen.

Tienes al sudista denuevo sobre ti tratando de matarte!! que coño ha pasado??

Sea como fuere escuchas al resto que corren hacia alli y el sudista parece dispuesto a matarte... incluso ves un cartucho de dinamita casi casi al alcance de tu mano... algo va realmente mal...

No hay tiempo para detenerse a mediar entre ambos, desde el primer momento que los conocí supe que algo así iba a pasar, aunque nunca podría haber imaginado que sería en estas circunstancias.

Cargo contra ellos intentando empujarles para que los demás puedan pasar, luego a continuación intento levantarme y seguir corriendo. Corred!

La carrera de Denspec se detiene durante unos instantes de duda. Pero en seguida una chispa se enciende en algún rincón de su cabeza y le parece aclarar, al menos de momento, lo que está ocurriendo. El mejicano llegó a la cueva un tiempo después que ellos. ¿Y si el mal que les acecha se ha instalado en su alma? ¿Y si le está llevando a intentar matarles a todos? Quizás al enfrentarse con su otro yo... No pudo derrotarle.

Por otro lado Denspec piensa que, por mucho que el sudista sea un lobo solitario y sin escrúpulos, no parece lógico pensar que se vaya a inventar esa historia de repente.

Sin pensar demasiado, coge una roca y golpea con ella la cabeza del mejicano. Si consigue dejarlo inconsciente, evitará que haga estallar el cartucho y quizás pueda llevarle sobre sus hombros para alejarse de la explosión. Al menos lo intentará.

-Escucha un momento, detente mujer. 

Ichii no quiso ser brusco, pero no pudo evitar ser un poco imperioso. No le gustaba nada la mirada del chico, no era nada normal, todo lo contrario. Su instinto no le engañaba, lo seguía y le daba la impresión, para su horror, de haber acertado en esta ocasión. La sangre se le heló en las venas, si eso era todavía posible. Se retiró un metro de ambos.

- Algo pasa con tu hijo. No quiero asustarte pero...observa su mirada, sus rasgos. Los he visto antes, ahí dentro. 

Negó con la cabeza.

-No me gusta...de verdad, es extraño. Un demonio quiso escapar y poseyó el cuerpo del anciano jefe de mi tribu. Tenía esa mirada. 

Ichii retrocedió algo más. Temblaba. La pesadilla no había terminado. ¿Qué iba a hacer ahora, cómo se lo tomaría la mujer? Él era un indio, ella blanca, y estaban hablando de su hijo...Solo si el Mal revelaba su verdadero rostro podrían salir con bien de esta locura.