Partida Rol por web

Mientras el mexicano queda en la habitacion en frente vuestra con la hija de rehen los vaqueros ayudan al sudista a bloquear la puerta de detras de ellos con algunos muebles de la sala mientras no quitan ojo a lo que pueda intentar el loco.

Los ruidos en el exterior son alarmantes... los gritos de horror, de muerte, de panico y luego, tras unos minutos interminables, el silencio lo embarga todo.

Los vaqueros se miran unos a otros pero no ha reaccion. Parece que el ataque ha cesado pero... como estar seguros de ello?

El grupo avanza hacia el rancho y poco a poco tambien os percatais, con la ayuda de la luz de la luna, que el rancho tambien ha sufrido algun tipo de ataque. Algunos edificios se encuentran quemados mientras que otros tienen claros signos de lucha como puertas rotas, barricadas o ventanas destrozadas.

Nadie sale a recibiros y todo parece desierto, no hay caballos ni animales vivos en las cercanias .

El rancho se compone de varios edificios: el edificio principal donde se supone que reside el dueño y su familia, dos edificios donde seguramente vivan los empleados y vaqueros, dos edificios de caballerizas y algunas cercas destrozadas asi como un ultimo edificio que parece ser un almacen o algo similar... al menos es lo que parece.

No hay antorchas o linternas iluminando la zona y a todos os embarga un gran silencio e inquietud que os aprieta el corazon... quiza sea miedo...

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Me quedo bastante sorprendido por lo devastado del lugar. - Parece que poco podrán hacer por ayudarnos aquí. - mi voz denota una mezcla de ira y preocupación. ¿Cómo ha pasado ésto? El rancho es una pequeña "fortaleza" pero no hay rastro alguno de seres vivos...

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Busquemos supervivientes. - Ordeno tajante, ocultando mis fatídicos pensamientos. - Y munición y armas. - Agrego tras unos momentos.

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Me dirijo al edificio principal, supongo que el resto me sigue. Aún así y después de lo que he visto no me parece de ayuda, tan solo soportar el peso de mi escopeta me da una falsa sensación de seguridad que me tranquiliza.

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Con la mano en el enorme crucifijo que pende de su cuello, el predicador rompe el silencio con lo que intenta sean unas palabras firmes.-Este lugar ha sido profanado...Pero ahora estamos aquí y esto no ocurrirá más. Ya no tenemos miedo, alabado sea el Señor, los colmillos de esas bestias ya no nos asustan. Pues somos siervos de Dios y como tales nos mantendremos firmes y pasaremos esta prueba de fé. Como hermanos.

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Da unos cuantos pasos hacia el edificio central y se queda en silencio durante unos instantes, en medio de la oscuridad que le rodea.

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-¿EN EL NOMBRE DE DIOS, HAY ALGUIEN AHÍ?

Alcanzamos la entrada al rancho. La soledad inunda el lugar. El Sheriff se arma de valor y avanza hacia el edificio principal. La sensación de estar siendo observado se hace patente, aunque quizá sea el miedo quien me lo transmite. No quisiera reconocerlo pero, las piernas me tiemblan. Para evitar los temblores decido seguir al hombre de la Ley. Ojeo el entorno. Hogueras y restos destrozados dan muestras de la contienda que ha tenido lugar no hace mucho. Pero dónde están los heridos y los muertos? Quizá la oscuridad no me permita localizarlos. Continúo la estela de Hugh con el arma dispuesta pendiente de aquello que pueda moverse en las sombras. - Este frío no es normal. Menos aún cerca de las llamas. Te hiela los huesos... Y ése olor a muerte... -

Miro hacia atrás localizando al resto del grupo. Noto la ausencia de la falta de protección espiritual que emana el predicador en cuanto aumento la distancia. Sujeto mi amuleto con la mano libre.

El sheriff avanza, seguido del Predicador y del resto, hacia el edificio principal. Hay claros signos por doquier de que ha habido un tiroteo recientemente pero, de repente, antes de que podais haceros una composicion de los hechos, una figura sale por la puerta del edificio en frente vuestro, esgrimiendo un revolver.

Se trata de uno de los vaqueros del rancho y parece que tras de el hay mas aunque permanecen en las sombras.

Un segundo de tension os embarga y el vaquero sigue apuntandoos pero parece que ha logrado reprimir su miedo y su primer impulso. Finalmente habla:

- Que... quienes coño sois vosotros y que haceis aqui? se han ido? se han ido ya?

Parece visiblemente asustando y nervioso.

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Soy el Sheriff de DeadTown, baja el arma... ya se han ido. - respondo mientras me acerco farol en mano y escopeta en el regazo.

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Me alegro de que hayais sobrevivido a esa horda de salvajes. ¿Cuántos sois? ¿cómo sucedió? - les interrogo al tiempo que les hago un ademán para que salgan y veamos quienes son y cómo van armados.

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El predicador y algunos hombres del pueblo me acompañan.

Los vaqueros comienzan a salir al exterior con aspecto cansado y ciertas reticencias. Son solo dos y portan sendos revolveres tan solo.

- Tambien hay otros dos hombres dentro y la hija de O`Conner que la mantiene capturada un mexicano hijo de puta que asalto el rancho antes de que todo fuese un caos.

Entonces el vaquero mira al mexicano tras James y parece que se preparase a echar mano a su revovler.

Los dos vaqueros salen recelosos al principio, pero la presencia del Sheriff calma casi con totalidad la desconfianza. Sin embargo, las situación se complica cuando informan de la presencia de un mexicano que retiene a la hija del terrateniente. Mis harapientas ropas me delatan a pesar de la oscuridad y mis rasgos faciales terminan por ser el punto de atención. Percibo su nerviosismo y debo actuar antes de que el miedo les haga tomar una decisión trágica.

- Compadres no me juzgen por ser mexicano. No todos somos bandidos. Vengo en compañía del Sheriff y del Predicador de forma voluntaria con fines honestos. Por favor bajen las armas y déjenme hablar con mi paisano. Seguro que todo ha sido fruto de un malentendido y el pobre diablo ha retenido a la muchacha para salvar su vida -

No sé el efecto que tendrán mis palabras pero me arrimo a mis compañeros para que sus retinas obtengan una imagen cordial con ellos.

Los dos lugareños que os acompañan se apartan de Antonio y quedan en un lado:

- Vamos Philip, este hombre nos ha ayudado... no creo que tenga nada que ver.

Los vaqueros enfundan y quedan un tanto reticentes.

- Bueno, quiza pueda ayudar... ese malnacido esta aun dentro con la hija de O`Conner, junto a un sureño que llego hace horas y otro de los nuestros.

Los vaqueros os invitan a entrar en la edificacion mientras quedan mirando los alrededores, boquiabiertos ante como ha quedado todo alrededor... el rancho parece sacado de un pasaje del Apocalipsis bíblico.

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Parece que los vaqueros se calman, si es que es posible con lo que habrán tenido que vivir hace unos instantes. - Con su permiso - Y mis botas pisan el suelo arenoso en dirección a la casa donde se resguarda el resto  de supervivientes. El hombre ha citado además de locales, un mexicano y un sureño. Puede que sea el enigmático hombre que horas antes deambulaba como el mismo diablo por Dead town.

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El sonido de mis pasos cambia cuando piso las tablas del porche. Empujo la puerta al tiempo que emito un - Hola? - El silencio me recibe por ahora. No quisiera ser un objetivo fruto del miedo o los nervios, así que me muestro hablando de la forma más cordial que puedo - Ya ha pasado el peligro, sus compañeros están bien. Están asegurando las inmediaciones -

Le sigo en silencio y con la escopeta preparada.

Mientras uno de ellos os invita a pasar el otro queda fuera.

La estancia es un descontrol y esta destrozada, sin duda por el hecho de haber creado barricadas en las entradas. Tras un par de estancias mas llegais hasta donde se encuentra el ultimo de los vaqueros, apostado junto a Reimond, el sureño. Al otro lado de la estancia hay una puerta cerrada donde parece ser que se esconda el otro mexicano que han mencionado anteriormente con la hija de O´Conner.

- Ahi se esconde ese mejicano de satanas. Si le hacen salir de alli podremos rescatar a la hija del señor.

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Me acerco hasta la puerta donde otro mexicano tiene a la muchacha retenida, pero protegiéndome, pues una bala bien pudiera atravesar la madera y alcanzarme. Con marcado acento le digo: - Compadre, puede que nos conozcamos o puede que no. Pero en estos momentos debemos aliarnos todos y luchar contra un enemigo común. Yo mismo he perdido a mi amigo Juares hace unos minutos bajo el ataque de esas bestias. Por favor, si suelta a la muchacha pediré a estos caballeros que no tengan en cuenta su acción - Miro al resto esperando que tengan a bien mis palabras en estos momentos de supervivencia. Sobre todo al surista, quien cada vez tengo más seguro es un cazador de recompensas. Su presencia siempre está en el momento más oportuno, lo que le hace un serio posible oponente. Además, ha sobrevivido a la horda de bestias, lo que le convierte en un gran tirador.

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Trato de escuchar ruidos en el interior, pues quizá ahora tan sólo queden restos de sangre si han sido cazados por esos seres. - Qué decide compadre, le aseguro que mi propuesta es la más juiciosa ahora mismo -

Haga caso al señor Antonio (en castellano) y puede ser que viva para ver un amanecer más pero si se obstina en ser tan terco acabara en el al colina de las botas dentro de una caja de madera Miro al mejicano ye le sonrió.Convenzale, nos vendría bien un revolver más y en este momento me da bastante igual "todo lo demás".

- Ahh!! esa hija de puta me ha mordido!!

Salgo con mi mano agarrandome el cuello ensangrentado mientras miro hacia atras con mi revolver aun en mano. Al salir a la puerta donde estan los vaqueros y Antonio (y el resto, James, Reimond...) dejo mi revolver colgando de mi mano a modo de rendicion.

- Por amor de la santa virgen peguen un tiro a esa puta y salgamos de aqui... todo el mundo se ha vuelto loco joder!

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Al final, el compatriota parece entrar en razón y no sin esfuerzo ha sido convecido para que unamos enemigo y evitar el enfrentamiento en los supervivientes. La muchacha sale corriendo de su captor, no le culpo por ello, pero morderle en el cuello dista mucho del comportamiento de una señorita. Le quito el pañuelo a Fernando y lo uso para tapar la herida del mordisco.

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- Déjeme compadre, si no tapa esa herida pronto se le infectará - Pero en realidad lo que más me asusta que algo de pus es que el olor de la sangre haga un efecto de cebo para la pesadilla que acabamos de vivir hace unos veinte minutos.

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- Ahora cumplamos la palabra como hombres y unamos esfuerzos. Sheriff, deberíamos hacer un recuento de armas y salir en auxílio de Dead Town -