Partida Rol por web

VALLE DEL POLVO, COMEDERO.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: 31.

HORA: DESPUÉS DEL ALBA.

Volker seguía manipulando la cerradura, y Neftis comenzaba a ponerse nerviosa. Pero no pensaba moverse de ahí hasta que consiguieran abrir la jaula. Se lo había dicho y pensaba cumplirlo.

Miró a un lado, y luego al otro, en busca de alguna de esas asquerosas criaturas, pero esperando no toparse con ninguna. Sentía el mango de su cuchillo en la mano y eso al menos le daba cierta seguridad.

VALLE DEL POLVO, COMEDERO.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: 31.

HORA: DESPUÉS DEL ALBA.

Los enemigos parecen agruparse pero nosotros luchamos con todo lo que tenemos para detenerlos. Veo que uno de ellos está siendo desatendido y creo que es el mejor sitio donde puedo aportar, matando a aquella amenaza mientras el resto de mis compañeros se ocupan del resto de amenazas cercanas.

Me muevo rápidamente para flanquearlo y le lanzo un corte con mi desplegador, abriendo la carne del enemigo con fuerza. La criatura es más resistente de lo que pensaba y me responde con un garrazo que causa cierto dolor importante pero que soy capaz de ignorar.

Siento como otro de los devoradores se pone en mi flanco, poniéndome en una difícil situación pues recibiré ataques por lados contrarios y eso me vuelve un objetivo fácil. Debo pensar en un plan.

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AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: 31.

HORA: DESPUÉS DEL ALBA.

Phi comprobó con cierta satisfacción cómo Volker lograba abrir la última cerradura. Su rostro mostró cierto júbilo al ver a los cautivos escapar de esa prisión. Si Fedor y el resto lograban llegar de vuelta, con casi todos o todos los suyos vivos y a salvo... aquel día habrían logrado una victoria.

Pero entonces recordó qué le había motivado a él para ir allí, y sus ojos se dirigieron a la entrada de la base del Químico. Ahí dentro estaban las respuestas. Señaló la entrada para que Neftis y Volker comprendieran sus intenciones, y acto seguido echó a correr hacia la misma como si no hubiera un mañana. Estaba seguro de que dentro se encontraría más problemas, y algo en su interior le decía que estuviera preparado.

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AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: 31.

HORA: DESPUÉS DEL ALBA.

Neftis no pudo menos que admirar la habilidad de Volker con las cerraduras. Dudaba que ella hubiera logrado algo salvo intentar forcejear con el mecanismo empleando su cuchillo.

- Buen trabajo. - Comentó al tipo cuando éste logró abrir la jaula. Entonces se percató de las señas que el extraño hombre que decían que era un profesor les estaba haciendo. Miró a Volker y le indicó con la cabeza que ella iría con el maestro.

Y acto seguido, la anubiana empezó a correr. Probablemente en el interior de la gruta habría más de esas apestosas criaturas, y sus compañeros iban a necesitar ayuda.

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AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: 31.

HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

Se encienden luces rojas y resuena una estridente e inquietante alarma por toda la Guarida del Químico. Todo ha empezado justo después de que el Químico terminara de manipular en la consola de control principal.

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MES: ENERO.

DÍA: 31.

HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

Volker indica por señas a los prisioneros de la segunda jaula donde se encuentran los demás rescatados y los milicianos.

Añade un escueto mensaje a la pareja de ancianos.

-Me alegro de veros. Id con el resto, debo ayudar a mis compañeros.- 

Asiente a Phi y Neftis y aunque su primera idea es seguirlos corriendo, pronto cambia de idea con el sonido de alarma y centra su atención en los transportes que han usado los asaltantes del pueblo. Quizás haya alguno que no haya resultado inutilizado con el fuego.

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AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: 31.

HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

El estar flanqueado por dos devoradores no es un panorama en el que quiera mantenerme por ni un segundo más de lo necesario. Prácticamente puedo sentir como sus ojos se posan en las partes desprotegidas de mi cuerpo en busca de donde ensartar sus infectos dientes.

No lo permitiré.

Me giro hacia el devorador que acaba de llegar, dejando el otro para que mis compañeros se encarguen. Durante el movimiento, corto con mi arma a ese nuevo enemigo, rajando parte de su pecho con fuerza. Aprovecho la herida que acabo de hacer para ensartar en medio de su pecho la punta de mi arma y despliego sus cuchillas una vez dentro, rajando completamente su caja toráxica. El cadáver cae entre terribles estertores de sangre por la boca y la herida.

Solo quedan unos pocos enemigos antes de tener que preocuparse por el Químico, la real amenaza aquí.

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AÑO: 2595.
MES: ENERO.
DÍA: 31.
HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

Ahogo un grito cuando el devorador se lanza sobre mí, golpeándome salvajemente y rajándome con sus garras. No sabía que estos seres se podían mover tan rápidamente, de otra forma no habría intentado dispararles con el arco. Suelto el arma mientras desenfundo mi cuchillo, pero el Jehammedano acaba con la criatura antes de que tenga tiempo para atacarle.

Sólo le dedico un leve gesto con la cabeza al hombre, pues en seguida otro devorador se lanza sobre mí. Esta vez soy más rápido y le lanzo una cuchillada al abdomen, consiguiendo al menos que falle su ataque.

Intento recular, pero con la pared detrás, Joukahainen a un lado y las criaturas al otro, no tengo mucho espacio para moverme. Maldiciendo, no me queda más alternativa que atacar de nuevo al devorador con mi cuchillo, esperando poder llevármelo por delante antes de que él haga lo propio conmigo.

VALLE DEL POLVO, COMEDERO.

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MES: ENERO.

DÍA: 31.

HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

Los devoradores que nos recibieron en el interior de la guarida han sido prácticamente derrotados por completo. Un buen trabajo en equipo ha conseguido que no hayan sido muchos los daños que el equipo haya recibido, con ciertos casos preocupantes pero nada aún que lamentar.

Pero entonces veo el daño que Radek está recibiendo y entiendo, con solo una mirada, que pronto serán heridas más graves de las que soy capaz de tratar en un lugar como este.

Avanzo todo lo rápido que puedo hacia el devorador que le ataca y que es el último que queda. Le lanzo una estocada con mi desplegador y mi lanza le atraviesa la espalda, matándole finalmente. Ya no quedan más devoradores en nuestro radio inmediato. Es hora de ocuparse del Químico.

COMEDERO, INTERIOR DE LA GUARIA DEL QUÍMICO:

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: 31.

HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

No. No vas a escapar. Esto no va a volver a ocurrir.

Era, después de todo, su obligación. Y tal como había ocurrido todo, Alejandro estaba seguro que había hecho lo debido: no dejar que ese ser escapara era una necesidad. ¿Cómo era posible que hubiera causado tantos daños, tan fácilmente, un simple hombre? ¿cómo había logrado sintetizar el método para devolver a la vida a una amenaza como esos devoradores? A Alejandro no le importaba.

Lo único que importa es terminar con la amenaza.

El combate había sido de una brutalidad inusitada. Sólo a duras penas el juez había logrado parar numerosos ataques, haciendo, tras matar a uno de los devoradores, que varios de los restantes se centraran en intentar eliminarlo mientras que sus compañeros seguían actuando, procediendo a eliminar, una por una, a esas aberraciones. Urraca (y eso era lo esencial) no estaba herida. Saldría con vida de aquí. Alejandro sabía que eso, por sí solo, era el mayor éxito que podía lograr. Sonrió, y sacando su pistola de chispas, disparó al Químico mientras avanzaba hacia él.

No vas a escapar, hijo de puta. Este lugar será tu tumba.

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AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: 31.

HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

Gerik se revolvió contra varios de los devoradores que encontraron en la entrada. Por momentos no encontró la capacidad de abatirlos con la celeridad necesaria como para despejar el camino pero, finalmente, uno a uno fueron cayendo. Por su mano o por la de sus compañeros.

Repentinamente diversas luces rojas inundaron el lugar al igual que unas voces electrónicas avisaban de la inminente destrucción del lugar. Por encima de todo las carcajadas del Químico pavoneándose del fin del grupo eran lo más molesto.

- Que te crees tu eso - rezongó entre dientes el enfadado polen.

Si se da el caso, te vienes con nosotros, pensó el spitaliano, preparándose para ir a por el comensal.

VALLE DEL POLVO, COMEDERO.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: 3

HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

Volker decide que no quiere perder más tiempo buscando por el vehículo. Quizás podría encontrar algo útil, pero sus compañeros pueden estar corriendo un grave peligro y quizás deban salir corriendo de allí por lo que sea que ocurra con la alarma. Así pues se dispone a arrancar el vehículo y dirigirse a la entrada de la guarida con el mismo con animo de recoger a sus compañeros.

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MES: ENERO.

DÍA: 31.

HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

Phi observó los monitores durante un segundo que a él le parecieron minutos. Como si lo viera a cámara lenta, los números del monitor se cambiaron para mostrar un número inferior. Una cuenta atrás. Recordó los dispositivos antiguos de autodestrucción... así se denominaban. Y el Químico parecía tener uno de ellos allí. Seguramente, al acabarse la cuenta atrás todo explotaría... o se derrumbaría o algo peor.

De lo que sí estaba seguro era de que tenían poco tiempo, y que si el radio de acción era lo suficientemente amplio morirían incluso por mucho que corrieran. Alzó la voz:

- ¡Salid de aquí ya! ¡Dejadlo! ¡Esto va a explotar! -

Tras ello golpeó con suavidad el hombro de Cyrek para llamar su atención, hizo gestos con la mano hacia la entrada de la gruta a todo aquel que le mirara, se giró y corrió como nunca por su vida. El Químico seguramente tendría otra salida en el otro extremo, y sus compañeros no iban a poder llegar a ella a tiempo... menos si se quedaban a luchar con aquel hombre. El tiempo apremiaba y había pocas oportunidades de sobrevivir.

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DÍA: 31.

HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

Neftis notaba un gusanillo en la boca del estómago. Normalmente eran los nervios o la excitación previas a un combate, y la adrenalina durante el mismo. Ahora no era del todo así. Los gritos del hombre llamado Phi acapararon su atención. Le escuchó y miró las pantallas. Luego al llamado Químico. 

No sabía si creer a Phi, pero el hombre parecía saber de lo que hablaba... así que reaccionó. Por instinto, como muchas otra veces, como en cualquier otro combate. Trató de que los demás les hicieran caso y empezó a recular hacia la entrada de la cueva.

- ¡El profesor tiene razón! - Exclamó. - Retroceded... hay que ser sensatos y ponerse a salvo. - Dijo en un tono serio pero no el habitual en ella.

- No ganamos nada suicidándonos... si sobrevive... - dijo mirando al Químico - ya tendremos otra ocasión de lidiar con él. -

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DÍA: 31.

HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

El Químico se aleja rápidamente hacia lo que supongo es una salida de emergencias, una vía de escape secundario. El maldito no ha perdido su tiempo y estaba preparado para una situación en la que no pudiese derrotar a sus atacantes. De todas formas, estoy seguro de que no estaba preparado para la forma en que los devoradores parecen haberse vuelta contra sus creadores. Eso definitivamente ha jugado a nuestro favor.

Me muevo rápidamente persiguiéndolo para así intentar evitar que pueda huir y acabar de una vez por todas con la amenaza que sus actos y conocimientos significan.

Pero sus cartas bajo su manga no se han acabado y acciona lo que parece ser una cuenta regresiva. Sumando la visión de aquellos números y las palabras que menciona antes de huir, debe ser un explosivo que volará todo el lugar y todos los que estén en las cercanías.

Mi semblante permanece serio mientras veo eso y como uno de los devoradores, el único que no persigue al Químico, ataca a Alejandro. Huir o luchar antes. He ahí el dilema que puede costarme la vida y a muchos más.

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Recupero mi arco y la flecha del suelo y por un momento me siento tentado de disparar al Químico mientras profiere sus amenazas corriendo hacia el pasillo lateral. En vez de eso, me apoyo en el arma, tomándome un respiro. Las heridas causadas por las garras de los devoradores han empezado a hacerme mella y, aunque espero que ninguna de ellas sea grave, sé que no aguantaré mucho más.

Alguno de mis compañeros empieza a retirarse, instándonos a irnos de aquí. Miro la consola, preguntándome si podría hacer algo por desactivar lo que quiera que el Químico ha hecho, pero aún hay otra de esas criaturas por medio y no tengo la certeza de tener tiempo para poder deshacer su obra con un artefacto que no he visto en mi vida.

El instinto de supervivencia gana la batalla a la curiosidad científica y, rápidamente me doy la vuelta hacia la salida.

- ¡Hora de irse! - exclamo. Con un poco de suerte, la mezcla de drogas que cogí antes de uno de los Comensales nos podrá servir para entender de dónde están saliendo todos estos devoradores.

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DÍA: 31.
HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

- Son más rápidos que nosotros- dijo Alejandro tras detener el golpe del último de los Devoradores y cruzarle el pecho con un ataque de su hachuela. Desgraciadamente seguía en pie- Tan pronto acabe con éste, retrocederé.

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MES: ENERO.
DÍA: 31.
HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

Gerik se dispuso a correr detrás del Químico, pero la velocidad con la que se introdujo por un acceso, desapareciendo de vista, el que muchas voces amigas advirtieron de la imposibilidad de interceptarle antes de que sucediera la cuenta atrás, y el que algunos compañeros seguían siendo atacados por devoradores, hizo que el spitaliano apretara los dientes con frustración y se dirigiese a ayudar a los suyos. En ese caso un devorador atacando al juez.

Con un rápido movimiento de su desplegador destripó al ya herido devorador, cayendo casi partido por la mitad y dando un respiro a Alejandro.

- Ese patógeno de dos patas se ha escapado y esto amenaza con estallar, si realmente lo hace. Mejor vayamos evacuando el lugar - dijo resignado el polen.

VALLE DEL POLVO, COMEDERO.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: 3

HORA: POR LA MAÑANA TEMPRANO.

Volker empieza a ponerse nervioso. No cree que queden muchos enemigos dentro de la guarida, pero eso es solo una suposición pues con el fuego y el humo no pudo investigar todo lo que hubiese querido. Es mas, si hay otro campamento no muy lejos de allí, entre el fuego el humo y la alarma, de seguro que no tardaran en llegar refuerzos. 

Con todo esto en mente se acerca con el transporte que ha conseguido rescatar de la zona de incendio a la entrada de la guarida por si tiene que sacar a sus compañeros a toda prisa de ese lugar. No sin dejar de mirar a su alrededor tanto como a la entrada de la guarida.