Partida Rol por web

Degenesis I: En el Polvo.

Valle del Polvo: Norte.

Cargando editor
06/04/2018, 21:30
Famulante Gerik.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

Gerik no enunció palabra alguna. Hablar, en aquel momento y con Urraca y Cyrek presentes, no era su cometido. A la presentación del explorador, si es que se podía llamar presentación, el famulante contestó con una inclinación leve de cabeza. Pese a todo no se relajó un instante. Ese podía ser su guía, o tal vez no. Una dosis de suspicacia nunca estaba de más.

Sus ojos no se separaron del arrojador de arpones y calibró el arma como letal. Sin duda era preferible que realmente fuera su explorador y por tanto amigo. Entonces, el desconocido miró hacia un lado y en él otra silueta apareció detrás de unas rocas y una densa cortina de polvo.

El juez, pensó el spitaliano. Y como uno de ellos se presentó. Pero su nombre, para sorpresa de todos, lo supo gracias a su compañera y superiora. Se giró levemente hacia ella y la escrutó por unos instantes antes de hacer lo propio con el juez.

Alejandro, ¿eh? Así que lo conoce. Qué pequeño es el mundo, se dijo el polen. Pero es mejor así. Es preferible llamarlo por su nombre que no "eh, tú" como a un perro, pensó.

- Gerik - dijo de manera audible para los presentes, anulando la desventaja del juez e indirectamente anulando cualquier excusa de ignorancia por la cual pretendiesen dirigirse a él como a un perro.

Una vez presentado dejó la verborrea para los que debían ejercerla.

Cargando editor
07/04/2018, 00:16
Radek Skrabanec.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

Radek asintió de nuevo, sin apartar la vista de armas o posibles cosas que pudieran hacer daño. Esperaba. Mientras, y ya que de ello iba el tema, se presentó también. De alguna manera tendrían que llamarle. Radek, dijo. Seguía masticando pacientemente. ¿Quién es el jefe? añadió.

Cargando editor
07/04/2018, 06:07
Famulante Cyrek.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

La presentación del juez y la única palabra pronunciada por Urraca me hace saber que se conocen de antes. Solo espero que la relación que tengan sea positiva para la misión y no un estorbo que juegue en contra, poniendo en riesgo el desempeño de nuestro objetivo.

Pero no es un tema que deba importarme en este momento ni en el que sienta que tengo alguna clase de derecho, como para preguntar o intentar conocer los pormenores del asunto. Parece ser de índole personal y debo atenerme a mis atribuciones.

El guía se confirma como tal, e incluso pronuncia su nombre. Relajo mi postura, utilizando nuevamente mi desplegador como un bastón y le respondo:

 - "Entonces todo está en orden. Soy el Famulante Cyrek y estoy al mando del grupo de Spitalianos mas no tengo autoridad sobre usted y el juez que nos acompaña, por lo que sus obligaciones son las que cada uno de ustedes porte y su compromiso, el que sus superiores tenga con el Spital."

El polvo del lugar es desagradable y sé que deberíamos partir, pero no quiero interrumpir la escena entre Urraca y el tal Alejandro, por lo que espero en silencio a que esa situación se resuelva antes de instar a continuar con nuestra marcha.

Cargando editor
07/04/2018, 11:54
Radek Skrabanec.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

Radek asintió. Soy responsable de guiaros a Espinazo. Hacia el sur. No delatéis nuestra presencia con brillos. Miraba con un gesto de desagrado las gafas protectoras hechas de cristales brillantes, y los trozos de metal al descubierto. Embozaos, protegeos, tupid los metales y los cristales con polvo, para que no reflejen la luz, cubrid vuestras cabezas de manera que solo una ranura os permita ver. Si viene mucho polvo, humedeced el paño que cubre vuestra boca. Si nos detenemos, permaneced a la sombra. No recortéis vuestra silueta contra el cielo.

Partiremos en cuanto estéis preparados.

Había relajado la sujeción de su ballesta, y la desarmó con parsimonia: no era cosa de tener los materiales sometidos a tensión cuando ninguna falta hacía.

Con aire de quien muestra cómo se debe actuar, cubrió su cabeza, ensució con polvo el metal de su ballesta, de manera que quedó adherido a la grasa protectora, y la cubrió también, de manera que su capa parecía contener un par de alas deformes. Hizo ver cómo aislaba las partes metálicas de su impedimenta de manera que no se vieran y que no tintinearan al entrechocar entre si, cómo su cuchillo iba oculto tras las ropas, cómo la cuerda unida a la ballesta de arpones estaba cuidadosamente enrollada, lista para desplegarse si el arpón era disparado, cómo su pequeño arco y sus flechas apenas se notaban en su perfil, estorbando la posible exploración de un espía.

Tras el proceso, el hombrecillo parecía, más que nunca, un tipo informe, marrón, que se confundía con el entorno y no hacía ruidos innecesarios.

Seguramente su sesión de entrenamiento acelerado era completamente inútil, pensó: no obstante, estos tipos habían llegado aquí enteros. Pero no estaba de más pasarse de listo en estas cosas.

Yo digo cuándo se para, yo digo cuándo se camina y cuándo se corre, o cuándo se descansa. Si tengo dudas, preguntaré sin reparo. Si tu grupo debe hacer algo que no esté en el programa, me consultarás, y decidiremos entre los dos cómo se lleva a cabo de manera más segura. Si no estáis de acuerdo con las condiciones, no os preocupéis: habrá paz. Yo seguiré mi camino y vosotros el vuestro, pues si estamos en camino, la seguridad de uno es la de todos. Lo mismo reza para el Juez. ¿Alguna pregunta, Famulante? ¿Juez? ¿Hay algo más que yo deba saber?

Cargando editor
07/04/2018, 16:58
Alejandro de Burgos.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.


En un primer momento fue sorpresa. El polvo, el cansancio, los ropajes que ella portaba... No, no la reconoció, ¿cómo hubiera podido? Por el espacio de unos segundos para Alejandro, ella sólo fue una spitaliana que se acercaba a él demasiado, y que parecía confusa por algo.

O lo que era igual: por espacio de unos segundos su mundo se mantuvo incólume. Porque no sólo las tragedias cambiaban la vida de las personas. Llegaba un momento que el constante arrebatar del mundo, la suma inexorable de pérdidas, de dolores, insensibilizaba. Uno aprendía que siempre habría dolor, que nada bueno perduraba y que ningún cadáver resucitaba de entre los muertos.

Y era curioso pero, en todos esos trágicos debacles, encontraba el ser humano consuelo. ¿No éramos al fin y al cabo los seres más adaptables de la creación? ¿no demostraba eso el mero hecho de la supervivencia?

- Había un árbolillo en la entrada de la cueva, cerca del torrente al este de Villanueva-  acertó a murmurar Alejandro que, como la mujer de Lot, notaba que se había vuelto, no sal, algo más denso, pero igual de movedizo: quizás arena apelmazada. Notaba la garganta seca y se sorprendió al no notar ni una sola lágrima. Había pensado que lo milagroso sí lo haría llorar- pero se quemó. Durante nueve meses fue el lugar a donde volvía para buscarte. Pero estaba quemado. Y no había nadie. Y...

Y habían pasado ¿cuánto? ¿una década? Ya casi había olvidado los rasgos por completo, con la inmisericorde dureza con que el tiempo modifica nuestros mejores y peores momentos.

Estaba paralizado. Y todos eran extraños, menos ella. ¿Y cómo hacía uno para contar una década? ¿cómo se pedían explicaciones o justificaciones al milagro? ¿cómo se ponía nombre cuando ya uno frisaba la vejez a lo que nunca se había podido sentir? No era alegría (aunque había alegría), no era rabia (aunque había rabia), no era deseo (aunque había deseo), no era pena (aunque había pena).

No podía reaccionar. Ahí estaba, de pié, como un auténtico imbécil. Notó como había extendido la mano hacia ella pero era incapaz de vencer los escasos centímetros entre ambos. La mano de ella (a pesar de todo, siempre había sido más valiente que él) sí le alcanzó la cara, limpiándole los ojos sucios, que sintió se llenaban de ingrata humedad. Pensó que su piel debía estar ardiendo, o helada, donde ella la había rozado.

Quiso seguir hablando. Quiso pronunciar su nombre. Pero le fue imposible articular ninguna palabra más. Le fue imposible moverse. Alguien había dicho algo. Pero no era capaz de escuchar ni siquiera el viento o la arena. Alejandro.

Así se llamaba él.

- Estás viva. Te busqué durante años. Pensé que te habían matado o capturado y estás viva y...

Interrumpió sus palabras, cerrando con brusquedad la boca. Giró la cabeza, para tratar de salvar el vértigo que le invadía al observar aquellos rasgos tan parecidos y, ahora, tan lejanos.

- Tenemos mucho que contarnos- forzó a su corazón a endurecerse. No aquí, no así, no ahora. Estaba viva. Esa idea imposible tendría que bastar hasta que pudieran detenerse y hablar- Sí, mi nombre es Alejandro y soy uno de los vagantes del juez Munch. Mi misión es apoyar a la comitiva spitaliana y darle protección y escolta. Y eso haré.

Había mucho más que decir, claro. Pero no se sentía con fuerzas para eso. Ni para nada, en realidad. Sin darse cuenta notó como su mano había, por su cuenta y riesgo, terminado de superar esa frontera de centímetros, e, incrédula, había tomado la mano de Urraca, entrelazando los dedos de ella con los propios.

Cargando editor
08/04/2018, 15:45
Urraca Vargas.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

Sus primeras palabras fueron como rocío sobre un campo yermo quemado por el sol. La había buscado por años y la creía muerta. Una historia trasladable a la suya, salvo que a ella la familia de Alejandro le había confirmado su muerte. Pero él cerró la boca y giró la cabeza y el rocío se evaporó dejando tan solo una crujiente sequedad.

Tenemos mucho que contarnos.

Le miró parapetada tras la fortaleza de sus lentes, los ojos azules, más fríos, más duros. ¿Realmente había tanto que contar? Estaba vivo. Su esposo, Alejandro de Burgos, estaba vivo. Respiraba ante ella, que a punto había estado de arrancarse su respirador para besarlo, dejando de lado toda prevención, toda regla spitaliana, toda cordura para beber de sus labios. Él había matado aquella posibilidad relegándola y anteponiendo su labor como vagante. Fue la helada que cubrió el yermo y con ella llegó la duda como una bruma pegajosa que la envolvió. ¿Realmente la había buscado o simplemente había aprovechado aquel lejano ataque de los Azotadores para abandonarla y gozado de la ayuda de su familia en ello?

Miró los dedos que se habían entrelazado a los suyos, un nudo que deshizo lenta y desapasionadamente y se retiró un paso. Asintió. Si lo hizo para sí o lo hizo para él, solo ella lo sabía.

-Él es el famulante Cyrek, líder de nuestra comitiva. Él, el famulante Gerik. Él, nuestro guía como ya habrás escuchado  -presentó-. Famulante Cyrek, el vagante que nos va a acompañar es mi... difunto esposo. Lo comunico para ponerle en conocimiento de ello. No obstante, no supondrá inconveniente alguno en el cumplimiento de nuestro objetivo.

Cargando editor
09/04/2018, 03:10
Famulante Cyrek.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

La escena entre Urraca y Alejandro es más intensa de lo que esperaba y me mantengo al lado de Radek justamente para no invadir aquella intimidad. Pero ambos terminan con eso, dejando en claro que son más profesionales de lo que se podría pensar. Me alegra aquello y respondo a Urraca con una asentimiento solemne de cabeza. Le respondo a Alejandro con palabras:

 - "Es un placer conocerle, Alejandro. Agradezco su compromiso y disposición."

Entonces vuelvo a concentrarme en Radek. Escucho toda su exposición sin ninguna emoción en mi depilado rostro. Una vez ha concluido, le respondo con un tono serio pero amable:

 - "Entendido y de acuerdo, Radek. En el momento en que nuestro objetivo esté a la vista, os lo avisaremos y actuaremos en consenso. Como os lo mencioné, soy líder de esta misión de Spitalianos pero no tengo jurisdicción ni sobre usted, ni sobre el juez Alejandro. Estamos a su guía y esperamos su cooperación, tanto como estén dispuestos a brindarla."

Viendo que estamos, al parecer, listos para continuar, lo menciono:

 - "¿Estamos listos para partir, Radek?"

Espero su respuesta mientras ajusto las vestimentas de viajero que llevo sobre mi traje Spitaliano. Con ello puedo hacer algo del efecto de camuflaje que Radek menciona, sin estar ni cerca de lo que planea pero no siendo un farol demasiado vistoso en el camino. Cubro mi rostro, ya cubierto con mi máscara, para intentar pasar por un simple viajero. Claro, un simple viajero con un desplegador en la mano y un rifle fungicida colgando de la mochila.

Cargando editor
09/04/2018, 12:38
Alejandro de Burgos.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.


La urgente sensación de pesadumbre recorrió su espina dorsal, desagradable, cuando notó como Urraca evadía la mano que había tratado de entrelazar. No se giró, sin embargo, para mirarla. Estaba convencido que, de hacerlo, sería imposible dar un paso más. ¿La había ofendido? Probablemente. Saberlo no le hizo bien, pero a pesar de todo, poco a poco notaba como la felicidad iba llenándolo.

Estaba viva. Viva. Era un milagro con el que no contaba y que había dado por imposible casi hacia una década. ¿Qué importaba entonces si le odiaba, si consideraba erróneamente sus motivos? ¿Qué importaba si se sentía molesta?

No, no. Su cabeza era un hervidero, una olla a presión. Un retumbar de tambores. Estaba viva. Y lo que importaba ahora era que siguiera estando viva. Y lo que importaba era su felicidad. No iba a dejar que se enfureciera, pero tampoco iba a permitirse ahí, en mitad de ninguna parte, desnudar su alma delante de extraños. Ni ponerse indefenso, ni...

Viva. Pero, ¿cómo? ¿cómo? Sentía un nudo en la garganta y tuvo que esforzarse para no volver a estremecerse como un junco en mitad del temporal. Se las arregló para asentir a Cyrek, como buenamente pudo.

Cargando editor
09/04/2018, 13:09
Famulante Gerik.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

Qué pequeño es el mundo, volvió a pensar cuando supo que Urraca y el juez eran marido y mujer. El cómo habían terminado separados y uno de ellos engrosando las filas de los jueces y la otra la de los spitalianos era todo un misterio.

Advirtió la tensión entre ambos, allá, bajo la lluvia de polvo. Resultaba sorprendente reencontrarse en aquel lugar y en aquella tesitura. Ambos embarcados en una misión en la que, tal vez, no habría retorno. Gerik negó con la cabeza ante la cruel ironía y pensó si no hubiera sido mejor que no se encontraran. A pesar de las aseveraciones por parte de ambos sobre que aquello no incidiría en el curso de la misión, el famulante tuvo sus más que lógicas dudas. Solo había que mirarlos. Su rigidez, su temblor en la voz y su turbación.

¿Pero cómo no va a afectar esto a lo que nos traemos entre manos? Yo me encuentro con un ser querido dado por muerto hace tiempo y sentiría todo menos indiferencia, dedujo con evidencia. Pero es lo que había. El polen suspiró y caminó hacia el tal Radek, impositor de reglas.

Su guíar, sus normas, asintió conforme.

- Preparados - confirmó al guía.

Cargando editor
09/04/2018, 16:06
En el Polvo.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

Comienza a levantarse un viento más intenso que viene del Nordeste, una creciente nube de polvo se va formando por el norte y el este. Podría amenazar tormenta de polvo y por aquí no se ve refugio adecuado para un grupo de cinco.

Cargando editor
09/04/2018, 19:37
Urraca Vargas.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

El sol, apuntalado sobre sus cabezas, no arrojaba sombra alguna en derredor. Vistos desde la lejanía serían como cinco estacas clavadas en aquel páramo polvoriento. El viento, constante, convertía el polvo en un tapiz parduzco que filtraba la luz, cubriendo todo de un mortecino color beige sucio. Para Urraca era como pisar un inmenso harapo de tela de saco. Nada que realmente le afectara.

Su cabeza trabajaba inquieta, tratando de digerir no ya la presencia de Alejandro, sino su existencia. Sus andares eran los mismos, los pequeños y familiares gestos que podía reconocer y cuyo significado no se le escapaban eran también idénticos. Pero había cosas nuevas, fruto de años y experiencias no compartidas.

Avanzaba sin esfuerzo en compañía del resto de famulantes tras su guía, quien pese a su constitución, avanzaba con resolución y constancia. Sus ropas de viaje cubrían su uniforme spitaliano y la capucha ocultaba en parte su rostro. Un violento y repentino aleteo del faldón de su prenda, hizo que elevara la mirada del suelo y mirara en la dirección del viento. En la lejanía, el polvo había adquirido consistencia, densidad, elevándose hacia el cielo como un muro y opacando la luz.

-¡Radek! ¡Mira! -dijo señalando con un dedo en la dirección de aquella masa de polvo-. ¿Debemos preocuparnos?

Cargando editor
10/04/2018, 08:02
Alejandro de Burgos.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.


Es curioso como se descubren cosas sobre uno mismo. Alejandro, por ejemplo, hacía escasos minutos que había descubierto que una de las más graves verdades de su vida, que había motivado un cambio profundo en todo lo que era, era mentira. Urraca no había muerto, ni estaba esclavizada y moribunda en un lugar que no había podido encontrar. 

Esa verdad, de por sí maravillosa, como si fuera un gigantesco dominó en el que las piezas iban cayendo, una detrás de otra, llevaba a otras verdades: la primera era que nunca le había importado desde ese momento su muerte, ni la de ningún otro. Y esa, a su vez, a otra verdad, incómoda: probablemente no sobreviviría a perderla otra vez. 

Tenía todo su cuerpo en tensión, sometido al esforzoso trabajo de aparentar una normalidad que estaba a años luz de sentir. Casi dio un respingo al escuchar su voz. Miró en la dirección que señalaba, un instante, sin demasiada intensidad. Había un guía, y estaban los propios spitalianos. Con lo que esperó instrucciones de como proceder.

Cargando editor
10/04/2018, 11:34
Famulante Gerik.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

No pudo advertirse cómo, debajo de su máscara, Gerik fruncía el ceño ante la densa masa de arena que Urraca señaló y que se acercaba hacia ellos.

- Sí, debemos - respondió a su compañera.

Durante un instante miró a Radek que parecía pensar qué hacer. No obstante el polen lo tenía muy claro.

- Esa tormenta no augura nada bueno - dijo hablando extensamente por primera vez desde que el grupo se encontrara con su voz metalizada tras el filtro -. Aun falta unos minutos antes de que comience en su máximo apogeo y nos alcance. Si comenzamos a desplazarnos, de inmediato hacia... hacía allí, dirección sur... - señaló en una dirección tras meditarlo un instante -... tal vez escapemos de lo peor.

- Si nos quedamos aquí o vamos en otra dirección pronto seremos incapaces de ver nada. Además, los que no tenéis máscara respiratoria... - señaló al explorador y al juez -... pronto comenzaréis a asfixiaros - añadió mientras se giraba y escrutaba de nuevo a la enorme tormenta en ciernes.

- Vaya... es de las grandes. Si la tormenta dura horas, y parece que así va a ser, ni tan siquiera nuestros filtros aguantarán tanto tiempo - comentó a sus compañeros -. Hay que moverse. ¡Ahora! - exclamó señalando a una dirección.

Cargando editor
10/04/2018, 12:01
Urraca Vargas.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

Su pregunta había sido realmente retórica. Sabía que debían preocuparse. Ella y sus dos compañeros, con sus trajes y máscaras podrían sobrevivir durante horas en el vientre de la tormenta, pero incluso eso acabaría cuando los filtros se obturasen completamente. Por lo tanto, quedarse allí, inmóviles, con la esperanza de que la tormenta pasara solo acarrearía la muerte de todos. Unos antes y otros después, pero todos acabarían sepultados bajo el polvo. Igualmente, avanzar en una dirección que no fuera la contraria a la tormenta, haría que perdido el norte, avanzaran en cualquier dirección, envueltos en un polvo cegador que llevaría a que se perdieran entre sí.

- Con la trayectoria y velocidad de la tormenta, necesitaremos adentrarnos durante un par de horas por lo menos en el camino hacia el Sur, hacia el interior de El Polvo, y quizá así, consigamos ponernos a salvo -afirmó mirando a Gerik, como si fuera un diálogo entre ambos-. O al menos, dispondremos del suficiente tiempo como para buscar refugio para pasar la noche.

Cargando editor
10/04/2018, 16:41
Radek Skrabanec.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

Mantuvo la calma mientras pensaba.

Días. Puede durar días si tenemos mala suerte, manifestó por último. Levantó la mano, antes de que todo el mundo echara a correr. ¡Quietos ahí! Permaneceremos aquí tranquilos mientras se toma una decisión. Diez minutos no van a ayudarnos si los dedicamos a correr como gallinas sin cabeza.

¡Preparad bien vuestro equipo! Había que mantener ocupados a los nerviosos. Y examinaos unos a otros, para detectar errores. El cordón suelto de una bota puede ser la gota que colma el vaso, y producir vuestra muerte. Tengo que pensar bien la jugada. Si alguien tiene alguna sugerencia más, la escucharemos. Pero uno a uno. Al sur tenían que ir. Tomó buena nota de la sugerencia, que venía a ser de sentido común. Si no fuera porque, a veces, el sentido común necesitaba ser examinado para saber si era lo que parecía.

Cargando editor
11/04/2018, 00:59
Famulante Cyrek.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

La tormenta se acerca. Todos somos capaces de ver en ella la amenaza que significa. Los fenómenos climáticos son algo de temer en este lugar y no debemos menospreciar el hecho de que ese polvo, en la suspensión adecuada, es capaz de quitarnos la vida a pesar de nuestro equipamiento. No se debe subestimar a un enemigo así.

Todos hablan de lo que deberíamos hacer pero a la vez esperamos la aprobación de Radek, quien fue enfático en destacar que es él quien toma las decisiones con respecto a nuestra marcha.

Este por su parte, nos insta a conservar la calma y tomarnos un instante en pensar. Pide sugerencias si es que tenemos alguna y yo tengo una, aunque ya se ha comentado:

 - "Yo creo sin ser ningún experto, Radek, que debemos avanzar hacia el sur, adentrándonos en el valle. Creo que es la única manera de resguardarnos lo suficiente como para resistir la tormenta. Es usted quien tiene la decisión en sus manos. ¿Qué hacemos?"

Espero su decisión mientras ajusto mi equipo tal como indica. Amarro bien mi rifle fungicida a mi mochila y la aseguro bien para llevarla a la espalda a la vez que cubro bien mi cuerpo con mis vestimentas de viajero, sobre mi traje Spitaliano. Con eso, desplegador en mano, estoy listo para continuar en la dirección que sea que Radek decida.

Cargando editor
11/04/2018, 01:21
Famulante Gerik.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

Se preguntó si el hombrecillo a cargo de guiar al grupo hablaba con razonamiento o, sencillamente, el que otros dijeran lo obvio antes que él le había tocada la fibra sensible: la del orgullo. Si era él quien tenía que hacer los comentarios o sugerencias o de lo contrario no eran válidos. Si se tomaba muy a pecho lo de guiar y dar órdenes y no podía asumir que otros le quitaran su papel, reafirmando su autoridad.

Como toda respuesta a su exigencia de tenerlo todo preparado, Gerik echó una mirada somera a su correcto equipo, se arrebujó mejor en su capa y se ató más fuertemente su capucha para dejar contento al tal Radek. Llevaban horas caminando y tras alguna incidencia de ese tipo, con tiempo más benigno, ya habían tenido tiempo de corregir los desajustes en su equipo. Y si acontecía precisamente durante su huida de la tormenta que algo fallaba... pues sería mala suerte, probablemente más allá del alcance de una inspección de última hora mal llevada durante una tormenta de polvo que permite de todo, menos una correcta visibilidad.

¿Gallinas sin cabeza? ¿Quien ha hablado de desbandada?, se preguntó mientras fruncía el ceño bajo la máscara.

- Mi sugerencia es comenzar a caminar todos juntos hacia al sur procurando no separarnos. Ahora. Tal vez diez minutos no sean gran cosa para los que llevamos máscaras. Pero para aquellos que no, diez minutos puede significar la vida. Si a estas alturas del camino no estamos preparados, dudo que lo estemos para algo como eso - señaló con la barbilla la mole de arena que se acercaba, haciéndole ver que la principal prisa no venía para favorecer a los spitalianos sino a sus compañeros.

- Pero si insistes... - sentenció encogiéndose de hombros y comenzando a echar malamente un vistazo distraido al equipo de sus compañeros con la, cada vez más, nula visibilidad.

Cargando editor
11/04/2018, 11:42
Urraca Vargas.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

¿Correr como gallinas sin cabeza?

Urraca miró con gelidez a aquel hombrecillo capaz de verter insultantes afirmaciones de aquel tipo sin sonrojarse, en lo que quizá considerara un alarde de su saber hacer como guía. Eran spitalianos al margen de otras muchas cosas. Los spitalianos no corrían, salvo para luchar contra la enfermedad u otros enemigos, y nunca de forma arbitraria e inconsciente.

La tormenta no la asustaba y dudaba que sus compañeros famulantes sintieran algo distinto a lo que ella sentía. Pero ello no implicaba no respetar su fuerza devastadora y el deseo de protegerse. De protegerle, pensó de forma inesperada, un pensamiento que aplacó y apartó de su presente inmediato.

Lo que Radek no sabía era que, de no estar él allí, si Cyrek les hubiera dicho que permanecieran quietos como estatuas en medio de la tormenta, lo hubieran hecho. O que si les exigiera correr veinte kilómetros, lo hubieran hecho. Solo que Cyrek les hubiera dicho que debían avanzar hacia el sur, cosa que ya hubieran empezado a hacer en lugar de perder un tiempo demasiado preciado como para malgastarlo.

-Gracias, polen -dijo con una media sonrisa apreciable en su tono, cuando este revisó el equipo de ella, algo que ella hizo en correspondencia con el suyo. Después, miró a Alejandro, escudado en el silencio, mirándoles, dejando las discusiones y decisiones para ellos, en una clara demostración de una de sus grandes habilidades. Si de algo no sabía, no se entrometía.

Se acercó a él.

-Vayamos a donde vayamos, y por más violenta que sea la tormenta, no te separes de mí -dijo. No de nuevo pareció destilarse de su lenguaje corporal-.  Tengo una manta. Quizá te sirva para protegerte mejor del polvo. ¿La quieres?

Cargando editor
11/04/2018, 19:21
Alejandro de Burgos.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.


No iba a acostumbrarse, nunca, a verla. A verla tan cerca. Aún tenía la sensación de estar en una horrible pesadilla. La certeza persistente que cerraría los ojos y ella no iba a estar.

- Muerto. Sólo muerto podría separarme de ti- le respondió cuando nuevamente el expecto que no podía ser ella (y que sin embargo lo era) volvió a poner patas arriba toda una década de existencia. Las palabras, frías, casi monocordes, desmentían (¿o tal vez era todo lo contrario?) el sentimiento que parecía inspirarlas- Se me da bien resistir las inclemencias, pero si no va a usarla, me vendrá bien. Sí. No se de esas cosas, pero tiene pinta que será de las duras.- le volvió a mirar. ¿Cómo se podía simplemente decir gracias a...? - Gracias- dijo a pesar del pensamiento y de las dudas. Era mejor agradecer que no hacerlo. Aunque la frase con la que terminó el agradecimiento fue algo que, sencillamente, le salió solo - Por estar viva.

Cargando editor
11/04/2018, 21:50
Radek Skrabanec.

VALLE DEL POLVO, PARTE NORTE.

AÑO: 2595.

MES: ENERO.

DÍA: FINALES DE MES.

HORA: MEDIODÍA.

Pensó mientras movía los labios mirando aquí y allá: Roca del Trueno. No. Sed del Pájaro... No. Frunció el ceño.

No hay nada lo bastante cerca como para merecer el riesgo de desviarse. Al sur, entonces. Apenas había pasado un minuto, pero ahora había seguridad en su decisión.

Buscaremos refugio. Pero no cualquier refugio. ¿He dicho que esto puede durar algo más que unas horas? Podía durar días enteros. Necesitamos algo bueno y, por eso, ahora que el polvo todavía no es abundante, hay que trotar. ¡Trotar! No correr. Vamos. En fila india. No perdáis al compañero. Cuando el polvo sea más abundante, tendremos que bajar la marcha, porque respirar demasiado hondo será peligroso.

Se puso entonces a trotar. Un trote cochinero, lento pero seguro: pim, pam, pim, pam. Mirando por dónde pisaba, para no torcerse un tobillo justo ahora. Hacia el sur, por supuesto.